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Esplicación ?

2006-10-05 13:49:19 · 4 respuestas · pregunta de Humberto R 1 en Educación Pedagogía

4 respuestas

como te dijeron La explicacion seria muy larga, El amigo anterior es un maestro de copy & paste (no digo que lo haya copiado de alguien mas sino como lo vacio a este medio ) y te dio buenos puntos de inicio, quiza solo hace falta mencionar que habia varios tipos de calendarios, Los princiaples eran: El religioso y el agricola, pero habio otros de observaciones astronomicas y los gremiales.

basicamente podemos decir que el calendario se dividia en 18 meses de 20 dias, (lo cual nos da 360) por que en los 5 dias finales del anno se celebraban una fiestas especiales, sobre el fin del mundo. un punto interesante es la decicion de los 20 dias, normalmente los calendarios fueron lunares es decir de 28 dias, luego se hicieron los estacionarios usando a los solsticios y equinoxios para dividir al anno. luego arbitrarios (como el que usamos hoy en dia) habia una razon astronomica para los 18 meses pero no la tengo prescente. bueno con esto y la info anterior ya puedes hacer ina explicacion mejor.

Si quieres una historia sobre como se hizo, pues hay que recordar las leyendas. hay dos paginas que te pueden servir
http://mexico.udg.mx/historia/precolombinas/azteca/calendario.html
http://www.mexico-tenoch.com/enmarca.php?de=http://www.mexico-tenoch.com/calendario.html

(mejor que el copy and paste no crees?)

2006-10-05 14:11:50 · answer #1 · answered by Tlalticpac 3 · 0 0

El quinto sol



La historia del quinto sol está registrada en varios testimonios indígenas y españoles, entre ellos, los Anales de Cuauhtitlán y los relatos de Motolinia, Gomara y Sahagún.

Sin embargo, ningún lienzo, ningún poema, ningún relato de esta gestación, sea europeo o americano, tiene la poderosa y temible fuerza expresiva que el Calendario Azteca.



El nuevo astro que surge del círculo central de la piedra monumental brilló sobre el mundo el día en que el pueblo azteca, antes nómada y salvaje -procedente de la profunda y legendaria Aztlán- descubrió el lugar sagrado anunciado por la profecía para convertirse en el "corazón del universo".

Dicho lugar era un islote pedregoso acariciado por la brisa, en el que un águila con las alas extendidas devoraba una serpiente. Allí se encendió el fuego sagrado y se fundó la ciudad de México-Tenochtitlan.


Fundación de México. Códice Durán

Agua, viento, fuego y tierra, los viejos elementos de la naturaleza que acabaron con el hombre en el pasado, quedaron incorporados a la piedra, el nopal, la serpiente y el águila del mítico lugar, símbolos nuevos de la nueva historia universal.

Con los tres primeros soles habían concluido las grandes catástrofes que pusieran en peligro de perecer a la raza humana. Ya no había habido otra. Bajo este aspecto, ya no era posible hacer desaparecer al cuarto sol.

Pero ellos, los mexicanos, se convirtieron en los representantes de la nueva hecatombe, extinguieron el sol a golpes de voluntad política e hicieron brillar uno nuevo.

Ellos, en su orgullo, "tenían que inventarlo -dice Chavero- para poner un quinto nuevo que sólo a ellos les perteneciese. Ellos, que querían tener un dios solo suyo, un pueblo suyo, un lugar señalado por los dioses para ellos, quisieron también tener un sol propio. Y el día en que por primera vez pisaron la isleta del lago en que se asienta México, el día en que encontraron el águila posada sobre el nopal entre las corrientes de agua azul y transparente, sobre las cabezas de este grupo de héroes, el quinto sol derramó de lo alto de los cielos su lluvia de luz y oro".

México, pues, nació bajo el signo del destino para cumplir una alta misión universal. "Mientras exista el mundo -dice el poema náhuatl- existirá la grandeza de México Tenochtitlan".


Jeroglífico del templo mayor

Los aztecas compensaron el silencio sobre la extinción del cuarto sol con un extenso relato sobre el nacimiento del quinto. Según éste, los dioses de reunieron en Teotihuacan en el momento en que decidieron crearlo.

Todo eran tinieblas y soledad. Después de danzar alrededor de una hoguera, uno de los más hermosos dioses decidió sacrificarse para convertirse en el nuevo sol.

Subió a la plataforma con la intención de arrojarse al fuego sagrado, pero en los instantes supremos dudó. Otro dios cojo, viejo y débil, al observar el titubeo de su bello y fuerte hermano, avanzó lentamente -pero sin vacilación- y se echó a las llamas. El primero, avergonzado, lo siguió poco después.

En el oscuro horizonte estalló una mañana nueva y la naturaleza entonó un himno cuando surgió el sol resplandeciente.


Símbolo 13 caña
Fecha de nacimiento del quinto sol

El dios viejo y débil brilló en los azules cielos. Su rostro arrugado y sus cabellos rubios están grabados en el centro del Calendario Azteca.


Tonatiúh, el sol

Al poco rato, apareció un segundo sol; pero los dioses le arrojaron un conejo y lo apagaron de inmediato. La imagen del conejo quedó grabada en la faz del astro, que se convirtió en luna y quedó para siempre fuera del día -fuera de la historia- condenada a vagar para siempre durante la noche.

Sólo quedó un sol. Todo esto ocurrió en la fecha 13 caña. Pero el sol no se movía. El viejo que se había arrojado a la hoguera había consumido sus últimas energías y ya no tenía ninguna para moverse.

Para ayudarlo a avanzar en el firmamento, todos los dioses regaron gotas de su sangre al fuego sagrado. Brillaron en la noche las estrellas. Gracias a este sacrificio, el sol voló como un águila. El pueblo azteca es el pueblo del sol. Sus miembros más distinguidos son los caballeros-águila.


Caballero águila
Museo Nacional de Antropología e Historia

Para derrotar a la noche, el hombre debe y puede ayudar al movimiento diario del sol. Si los dioses se sacrificaron por ellos, justo es que ellos se sacrifiquen por los dioses.

Así, dar su sangre, su corazón, su vida, fue para el pueblo del sol no sólo una frase sentimental sino una realidad brutal, horrible, cruel y primitiva, si se quiere, pero no menos honesta y leal, fundada en el poema del esfuerzo.

Cuando los sabios descubrían que el sol estaba débil y el universo en peligro, como en invierno, el mejor hombre, la mujer más bella, el guerrero más valiente, la doncella más virtuosa, eran sacrificados.

En una ceremonia terrible, los jóvenes cuerpos eran colocados en la piedra de los sacrificios y se les arrancaba el corazón que, palpitante todavía, era inmediatamente ofrecido al sol.

A los lados del viejo rostro del sol que emerge del Calendario Azteca, hay dos garras de jaguar. Son también dos picos de águila que atrapan sendos corazones humanos. Gracias a este alimento continuaba el movimiento del sol. La vida renacía.



Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez



Sin embargo, cada fin de siglo, el cual duraba 52 años, se creía que el sol ya no saldría más. Se ayunaba, se apagaban los fuegos, se rezaba, se imploraba, se lloraba. "Todos tenían muy grande miedo -dice Sahagún- y estaban esperando con mucho temor lo que acontecería..."

Se tenía la creencia de que al final del invierno del último día del siglo el sol no volvería a aparecer, "que habría fin el linaje humano y que aquella noche y aquellas tinieblas serían perpetuas".

Entonces, no un individuo, no una familia numerosa, no una populosa ciudad, sino todo un pueblo -dice Chavero-, desde los reyes hasta los esclavos -sabios e ignorantes, vencedores y vencidos, hombres y mujeres, ancianos y niños- todo un imperio, mil ciudades, millones de almas, eran presa del dolor.

Cuando se hundía por última vez el sol en el horizonte, ¡qué espanto en la capital! ¡Qué temor en los campos! ¿Volvería a salir el sol esplendoroso? ¿Permanecería para siempre en la región de los muertos?

Las familias rompían las piedras del hogar. Los sacerdotes derribaban las estatuas de los dioses. Los seres humanos se abrazaban en la noche unos a otros.

Mientras en la tierra los sacerdotes se cubrían el cuerpo con blancas vestiduras, en los cielos la constelación de Las Pléyades se vestía de luz. Entonces, sacerdotes y estrellas marchaban juntos hacia las montañas del Oriente.

Empezaban a caminar poco a poco y muy despacio, con mucha gravedad y silencio, como los dioses. Su misión, encender la hoguera que debía atraer al sol.

Era la hora de hacer brotar el fuego nuevo. Los ojos de todos los habitantes del imperio estaban fijos en un solo punto. De pronto brillaba entre el cielo y la tierra -en la cima de las montañas- el fuego lejano, pequeño, como la luz de una estrella. Fiat lux.

Luego, todos hacían lo mismo. La luz crecía y se propagaba hacia los cuatro puntos cardinales como un incendio. Y toda la cuenca se convertía en un mar de luz, que subía y bajaba a lo largo de las montañas y se multiplicaba en el espejo de los lagos. Parecía ser de día. Un nuevo siglo acababa de nacer. Y entre nubes de púrpura y oro, brotaba del Oriente, inmenso y glorioso, el sol, el quinto sol.

Ahora bien, este sol no alumbrará al mundo para siempre. También desaparecerá. Tal es la profecía de la piedra azteca.

Aunque todavía brilla sobre nuestra humanidad, también se apagará definitivamente. Sólo que, a diferencia del último, que se desvaneció sin dejar rastros, y como los tres primeros, desaparecerá en medio de catástrofes a escala universal, en la fecha 4 terremoto. Es la fecha que significa el fin de los tiempos y el regreso a los orígenes. Al principio fue el caos. El caos será al final.

¿Cuándo llegará la temida fecha y se cerrará el ciclo final? ¿Cuál será esta vez la causa de la destrucción total? ¿Una catástrofe cósmica? ¿Una nueva convulsión de la tierra? ¿Una locura del hombre?

Preguntas sin respuesta. Ante la inquietud y curiosidad de la sala no encontré mejor medio para ilustrar estas preguntas que proyectar en la pantalla la dantesca explosión de un artefacto termonuclear y leer algunos versículos del Apocalipsis.

Pero antes del colapso final, es imperativo visitar playas, cielos y monumentos de México.

Así concluyó la conferencia.


Playa del Caribe mexicano


El sol de la tierra

La Piedra de los Soles

El Calendario Azteca ha sido también llamado Piedra de los Soles en atención a su carácter de libro sagrado o biblia de piedra, para leer la cual hay que partir del centro a la periferia.

En sus orígenes las piedra estaba pintada. Alrededor del primer círculo se encuentran dispuestos cuatro cuadros, a manera de aspas; dos hacia el lado superior y dos al inferior.


Símbolo del movimiento

Del corazón de la piedra emerge una figura que evoca a un ser humano, pero que es en realidad el rostro de un dios y el símbolo de una época.


Rostro de Tonatiuh, dios viejo y rubio, el quinto sol
Emerge del centro del símbolo del movimiento

Los signos contenidos en las cuatro aspas son los jeroglíficos de los cuatro soles, es decir, de las cuatro épocas, de las cuatro civilizaciones que existieron sucesivamente en otros tiempos, en otros mundos. La imagen del sol que nos alumbra, el quinto sol, brota del centro de la piedra.


De los cuatro cataclismos surge el quinto sol

El orden cronológico de los soles es distinto según los pueblos que los registran. Unos han mencionado la cadena ; otros, la de , y los últimos, la de .

No tiene importancia. Esta diversidad y confusión en la sucesión de las edades ya existía desde el tiempo de los aztecas, y aún antes. Como el mito hunde sus raíces en la noche de los tiempos, probablemente el orden de sucesión cambió en función de los intereses de los grupos dominantes del momento; pero siguieron siendo cuatro.

Lo importante es que todas las versiones hacen referencia a cuatro soles. Únicamente la azteca menciona al quinto sol.

En estas páginas se sigue la primera cadena, es decir, la de agua, viento, fuego y tierra.

Según ésta, la primera de las civilizaciones fue creada por hombres y gigantes. La Recopilación de Cuautitlán sitúa a dichos gigantes en la siguiente época, en el segundo sol. Esto significa que estos seres vivieron en ambas edades.

El sol primigenio fue apagado por el agua. Lluvias torrenciales, desbordamiento de mares, lagos y ríos, transformación del mundo en un caótico elemento líquido. El signo del diluvio universal se encuentra en el aspa inferior derecha.


Sol del agua
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

La segunda civilización, la segunda época, el segundo sol, fueron también súbitamente destruidos por el viento. Ráfagas huracanadas, tempestades, frío, glaciaciones, hielo y nieve. El jeroglífico de las glaciaciones se localiza en el aspa superior izquierda.


Sol del viento
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

La tercera civilización fue aniquilada por el fuego: erupciones volcánicas, lluvia de lava, cenizas ardientes. Su símbolo se encuentra reproducido en el aspa inferior izquierda.


Sol del fuego
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Finalmente, el cuarto sol fue borrado por la tierra. No por ella directamente sino por la tierra hecha hombre, incapaz de controlar su propio desarrollo. Su expresión gráfica está en el aspa superior derecha de la piedra.


Sol del jaguar
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Fue necesario que llegara un nuevo pueblo para que irguiese un nuevo sol. El nuevo pueblo fue el azteca, y su sol, el quinto sol. Nació en Teotihuacán para alumbrar el nacimiento del nuevo imperio así como el de su gloria y su destino.


13 ácatl: símbolo del nacimiento del quinto sol

La conflagración de la Conquista no fue suficiente para apagarlo. Todavía vivimos bajo su luz; pero también morirá...


Alfa y omega: fin del quinto sol
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Fuente(s):

entra aca porque los dibuos y fots son espectaculares!!!! y hay mas info!

saludos

http://jherrerapena.tripod.com/piedra/so...

2006-10-05 20:59:51 · answer #2 · answered by DIEGO 4 · 0 0

El pueblo azteca daba gran importancia al tiempo, que era registrado en dos calendarios: el de 365 dias, xihuitl, que era el solar y o agricola, compuesto por 18 meses de 20 dias, mas cinco dias "inutiles" o "aciagos"; y la cuenta de los destinos de 260 dias, llamada tonalpohualli, que tenia mas bien caracter adivinatorio.

Este esta divido en 13 meses de 20 dias cada uno. Cada dia tiene un nombre y se combina rotando con un nmero del 1 al 13, hasta completar los 260 dias (13 veces 20=260). Cada dia con su numeral tiene una carga energetica que lo conecta con la fuerza del cosmos, y esta bajo la proteccion de un dios, se relaciona a un rumbo del universo y a un color, y tiene un augurio asociado.

Los nombres de los dias en nahuatl son los siguientes: cipactli, ehécatl, calli, cuetzpallin, coatl, miquiztli, mazatl, tochtli, atl, itzcuintl, ozomatli, malinalli, acatl, ocelotl, cuauhtli, cozcauauhtli, ollin, tecpatl, quiauitl, xochitl. Los 18 meses del calendario solar de 365 dias, recibian los siguientes nombres: atlcahualo, tlacaxipehualiztli, tozoztontli, hueytozoztli, txcatl, etzalcualiztli, tecuilhuitontli, hueytecuilthuitli, tlaxochimaco, hueymiccailhuitl, ochpaniztli, pachtontli, hueypachtli, quecholli, panquetzaliztli, atemoztli, tititl, izcalli y nemontemi. Los méxicas creian que el calendario habia sido inventado por Oxomoco y Cipactonal.

Los aztecas dividian el calendario solar en 5 periodos de 73 dias, especie de estaciones a los que llamaban cocij: cocij cogaa, era el tiempo del agua y del viento simbolizado por el cocodrilo; cocij col lapa era el tiempo de las cosechas, representado por el maiz; cocij piye chij, era el tiempo santo o de fiesta, representado por el aguila o el guerrero; cocij piye cogaa, tiempo de secas e inicio del calendario; cocij yoocho, tiempo de las enfermedades y las miserias, representadas por el tigre.

Los Meses Nahuas y sus equivalentes gregorianos.

Atlcahualo

Equivalencia: febrero-marzo

Signo

Tacaxipehualiztli

Equivalencia: marzo

Signo

Tozoztontli

Equivalencia: abril

Signo

Hueytozoztli

Equivalencia: abril-mayo

Signo

Txcatl

Equivalencia: mayo-junio

Signo

Etzalcualiztli

Equivalencia: junio

Signo

Tecuilhuitontli

Equivalencia: junio-julio

Signo

Hueytecuilthuitli

Equivalencia: julio

Signo

Tlaxochimaco

Equivalencia: agosto

Signo

Hueymiccailhuitl

Equivalencia: agosto-septiembre

Signo

Ochpaniztli

Equivalencia: septiembre

Signo

Pachtontli

Equivalencia: octubre

Signo

Hueypachtli

Equivalencia: octubre-noviembre

Signo

Quecholli

Equivalencia: noviembre

Signo

Panquetzaliztli

Equivalencia: diciembre

Signo

Atemoztli

Equivalencia: diciembre-enero

Signo

Tititl

Equivalencia: enero

Signo

Izcalli

Equivalencia: febrero

Signo

Nemontemi

Equivalencia: febrero

Signo

2006-10-05 20:59:32 · answer #3 · answered by EL OSITO 4 · 0 0

explicacion?

no?

Obvio que te voy a decir que es precioso verdad!!!!
pero para mas info...mira:

El quinto sol



La historia del quinto sol está registrada en varios testimonios indígenas y españoles, entre ellos, los Anales de Cuauhtitlán y los relatos de Motolinia, Gomara y Sahagún.

Sin embargo, ningún lienzo, ningún poema, ningún relato de esta gestación, sea europeo o americano, tiene la poderosa y temible fuerza expresiva que el Calendario Azteca.



El nuevo astro que surge del círculo central de la piedra monumental brilló sobre el mundo el día en que el pueblo azteca, antes nómada y salvaje -procedente de la profunda y legendaria Aztlán- descubrió el lugar sagrado anunciado por la profecía para convertirse en el "corazón del universo".

Dicho lugar era un islote pedregoso acariciado por la brisa, en el que un águila con las alas extendidas devoraba una serpiente. Allí se encendió el fuego sagrado y se fundó la ciudad de México-Tenochtitlan.


Fundación de México. Códice Durán

Agua, viento, fuego y tierra, los viejos elementos de la naturaleza que acabaron con el hombre en el pasado, quedaron incorporados a la piedra, el nopal, la serpiente y el águila del mítico lugar, símbolos nuevos de la nueva historia universal.

Con los tres primeros soles habían concluido las grandes catástrofes que pusieran en peligro de perecer a la raza humana. Ya no había habido otra. Bajo este aspecto, ya no era posible hacer desaparecer al cuarto sol.

Pero ellos, los mexicanos, se convirtieron en los representantes de la nueva hecatombe, extinguieron el sol a golpes de voluntad política e hicieron brillar uno nuevo.

Ellos, en su orgullo, "tenían que inventarlo -dice Chavero- para poner un quinto nuevo que sólo a ellos les perteneciese. Ellos, que querían tener un dios solo suyo, un pueblo suyo, un lugar señalado por los dioses para ellos, quisieron también tener un sol propio. Y el día en que por primera vez pisaron la isleta del lago en que se asienta México, el día en que encontraron el águila posada sobre el nopal entre las corrientes de agua azul y transparente, sobre las cabezas de este grupo de héroes, el quinto sol derramó de lo alto de los cielos su lluvia de luz y oro".

México, pues, nació bajo el signo del destino para cumplir una alta misión universal. "Mientras exista el mundo -dice el poema náhuatl- existirá la grandeza de México Tenochtitlan".


Jeroglífico del templo mayor

Los aztecas compensaron el silencio sobre la extinción del cuarto sol con un extenso relato sobre el nacimiento del quinto. Según éste, los dioses de reunieron en Teotihuacan en el momento en que decidieron crearlo.

Todo eran tinieblas y soledad. Después de danzar alrededor de una hoguera, uno de los más hermosos dioses decidió sacrificarse para convertirse en el nuevo sol.

Subió a la plataforma con la intención de arrojarse al fuego sagrado, pero en los instantes supremos dudó. Otro dios cojo, viejo y débil, al observar el titubeo de su bello y fuerte hermano, avanzó lentamente -pero sin vacilación- y se echó a las llamas. El primero, avergonzado, lo siguió poco después.

En el oscuro horizonte estalló una mañana nueva y la naturaleza entonó un himno cuando surgió el sol resplandeciente.


Símbolo 13 caña
Fecha de nacimiento del quinto sol

El dios viejo y débil brilló en los azules cielos. Su rostro arrugado y sus cabellos rubios están grabados en el centro del Calendario Azteca.


Tonatiúh, el sol

Al poco rato, apareció un segundo sol; pero los dioses le arrojaron un conejo y lo apagaron de inmediato. La imagen del conejo quedó grabada en la faz del astro, que se convirtió en luna y quedó para siempre fuera del día -fuera de la historia- condenada a vagar para siempre durante la noche.

Sólo quedó un sol. Todo esto ocurrió en la fecha 13 caña. Pero el sol no se movía. El viejo que se había arrojado a la hoguera había consumido sus últimas energías y ya no tenía ninguna para moverse.

Para ayudarlo a avanzar en el firmamento, todos los dioses regaron gotas de su sangre al fuego sagrado. Brillaron en la noche las estrellas. Gracias a este sacrificio, el sol voló como un águila. El pueblo azteca es el pueblo del sol. Sus miembros más distinguidos son los caballeros-águila.


Caballero águila
Museo Nacional de Antropología e Historia

Para derrotar a la noche, el hombre debe y puede ayudar al movimiento diario del sol. Si los dioses se sacrificaron por ellos, justo es que ellos se sacrifiquen por los dioses.

Así, dar su sangre, su corazón, su vida, fue para el pueblo del sol no sólo una frase sentimental sino una realidad brutal, horrible, cruel y primitiva, si se quiere, pero no menos honesta y leal, fundada en el poema del esfuerzo.

Cuando los sabios descubrían que el sol estaba débil y el universo en peligro, como en invierno, el mejor hombre, la mujer más bella, el guerrero más valiente, la doncella más virtuosa, eran sacrificados.

En una ceremonia terrible, los jóvenes cuerpos eran colocados en la piedra de los sacrificios y se les arrancaba el corazón que, palpitante todavía, era inmediatamente ofrecido al sol.

A los lados del viejo rostro del sol que emerge del Calendario Azteca, hay dos garras de jaguar. Son también dos picos de águila que atrapan sendos corazones humanos. Gracias a este alimento continuaba el movimiento del sol. La vida renacía.



Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez



Sin embargo, cada fin de siglo, el cual duraba 52 años, se creía que el sol ya no saldría más. Se ayunaba, se apagaban los fuegos, se rezaba, se imploraba, se lloraba. "Todos tenían muy grande miedo -dice Sahagún- y estaban esperando con mucho temor lo que acontecería..."

Se tenía la creencia de que al final del invierno del último día del siglo el sol no volvería a aparecer, "que habría fin el linaje humano y que aquella noche y aquellas tinieblas serían perpetuas".

Entonces, no un individuo, no una familia numerosa, no una populosa ciudad, sino todo un pueblo -dice Chavero-, desde los reyes hasta los esclavos -sabios e ignorantes, vencedores y vencidos, hombres y mujeres, ancianos y niños- todo un imperio, mil ciudades, millones de almas, eran presa del dolor.

Cuando se hundía por última vez el sol en el horizonte, ¡qué espanto en la capital! ¡Qué temor en los campos! ¿Volvería a salir el sol esplendoroso? ¿Permanecería para siempre en la región de los muertos?

Las familias rompían las piedras del hogar. Los sacerdotes derribaban las estatuas de los dioses. Los seres humanos se abrazaban en la noche unos a otros.

Mientras en la tierra los sacerdotes se cubrían el cuerpo con blancas vestiduras, en los cielos la constelación de Las Pléyades se vestía de luz. Entonces, sacerdotes y estrellas marchaban juntos hacia las montañas del Oriente.

Empezaban a caminar poco a poco y muy despacio, con mucha gravedad y silencio, como los dioses. Su misión, encender la hoguera que debía atraer al sol.

Era la hora de hacer brotar el fuego nuevo. Los ojos de todos los habitantes del imperio estaban fijos en un solo punto. De pronto brillaba entre el cielo y la tierra -en la cima de las montañas- el fuego lejano, pequeño, como la luz de una estrella. Fiat lux.

Luego, todos hacían lo mismo. La luz crecía y se propagaba hacia los cuatro puntos cardinales como un incendio. Y toda la cuenca se convertía en un mar de luz, que subía y bajaba a lo largo de las montañas y se multiplicaba en el espejo de los lagos. Parecía ser de día. Un nuevo siglo acababa de nacer. Y entre nubes de púrpura y oro, brotaba del Oriente, inmenso y glorioso, el sol, el quinto sol.

Ahora bien, este sol no alumbrará al mundo para siempre. También desaparecerá. Tal es la profecía de la piedra azteca.

Aunque todavía brilla sobre nuestra humanidad, también se apagará definitivamente. Sólo que, a diferencia del último, que se desvaneció sin dejar rastros, y como los tres primeros, desaparecerá en medio de catástrofes a escala universal, en la fecha 4 terremoto. Es la fecha que significa el fin de los tiempos y el regreso a los orígenes. Al principio fue el caos. El caos será al final.

¿Cuándo llegará la temida fecha y se cerrará el ciclo final? ¿Cuál será esta vez la causa de la destrucción total? ¿Una catástrofe cósmica? ¿Una nueva convulsión de la tierra? ¿Una locura del hombre?

Preguntas sin respuesta. Ante la inquietud y curiosidad de la sala no encontré mejor medio para ilustrar estas preguntas que proyectar en la pantalla la dantesca explosión de un artefacto termonuclear y leer algunos versículos del Apocalipsis.

Pero antes del colapso final, es imperativo visitar playas, cielos y monumentos de México.

Así concluyó la conferencia.


Playa del Caribe mexicano


El sol de la tierra

La Piedra de los Soles

El Calendario Azteca ha sido también llamado Piedra de los Soles en atención a su carácter de libro sagrado o biblia de piedra, para leer la cual hay que partir del centro a la periferia.

En sus orígenes las piedra estaba pintada. Alrededor del primer círculo se encuentran dispuestos cuatro cuadros, a manera de aspas; dos hacia el lado superior y dos al inferior.


Símbolo del movimiento

Del corazón de la piedra emerge una figura que evoca a un ser humano, pero que es en realidad el rostro de un dios y el símbolo de una época.


Rostro de Tonatiuh, dios viejo y rubio, el quinto sol
Emerge del centro del símbolo del movimiento

Los signos contenidos en las cuatro aspas son los jeroglíficos de los cuatro soles, es decir, de las cuatro épocas, de las cuatro civilizaciones que existieron sucesivamente en otros tiempos, en otros mundos. La imagen del sol que nos alumbra, el quinto sol, brota del centro de la piedra.


De los cuatro cataclismos surge el quinto sol

El orden cronológico de los soles es distinto según los pueblos que los registran. Unos han mencionado la cadena ; otros, la de , y los últimos, la de .

No tiene importancia. Esta diversidad y confusión en la sucesión de las edades ya existía desde el tiempo de los aztecas, y aún antes. Como el mito hunde sus raíces en la noche de los tiempos, probablemente el orden de sucesión cambió en función de los intereses de los grupos dominantes del momento; pero siguieron siendo cuatro.

Lo importante es que todas las versiones hacen referencia a cuatro soles. Únicamente la azteca menciona al quinto sol.

En estas páginas se sigue la primera cadena, es decir, la de agua, viento, fuego y tierra.

Según ésta, la primera de las civilizaciones fue creada por hombres y gigantes. La Recopilación de Cuautitlán sitúa a dichos gigantes en la siguiente época, en el segundo sol. Esto significa que estos seres vivieron en ambas edades.

El sol primigenio fue apagado por el agua. Lluvias torrenciales, desbordamiento de mares, lagos y ríos, transformación del mundo en un caótico elemento líquido. El signo del diluvio universal se encuentra en el aspa inferior derecha.


Sol del agua
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

La segunda civilización, la segunda época, el segundo sol, fueron también súbitamente destruidos por el viento. Ráfagas huracanadas, tempestades, frío, glaciaciones, hielo y nieve. El jeroglífico de las glaciaciones se localiza en el aspa superior izquierda.


Sol del viento
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

La tercera civilización fue aniquilada por el fuego: erupciones volcánicas, lluvia de lava, cenizas ardientes. Su símbolo se encuentra reproducido en el aspa inferior izquierda.


Sol del fuego
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Finalmente, el cuarto sol fue borrado por la tierra. No por ella directamente sino por la tierra hecha hombre, incapaz de controlar su propio desarrollo. Su expresión gráfica está en el aspa superior derecha de la piedra.


Sol del jaguar
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Fue necesario que llegara un nuevo pueblo para que irguiese un nuevo sol. El nuevo pueblo fue el azteca, y su sol, el quinto sol. Nació en Teotihuacán para alumbrar el nacimiento del nuevo imperio así como el de su gloria y su destino.


13 ácatl: símbolo del nacimiento del quinto sol

La conflagración de la Conquista no fue suficiente para apagarlo. Todavía vivimos bajo su luz; pero también morirá...


Alfa y omega: fin del quinto sol
Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

2006-10-05 20:52:36 · answer #4 · answered by lucha1977 3 · 0 0

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