Corvas te lo explico muy bien,esa fuerza esta presente en todo.Cada persona tiene esta fuerza del mismo modo para tener un bance corporal,físico y espiritual ,el yin sube por un costado de la columna,el yang baja por el otro lado;uno sube al cielo,el otro baja a la tierra.Están representado por el Tigre y el Dragón y en forma gráfica con la circunferencia mitad blanca,mitad negra en un perfecto balance.Estas energías están presente en todo.-lo dulce,lo amargo; lindo,feo;claro,oscuro;amor,odio;blanco,negro;inteligencia,ignorancia.Todo,absolutamente todo tiene balance,hasta lo que nos comemos.
2006-10-05 13:10:28
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answer #2
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answered by alejandra 6
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yin - En el taoÃsmo, fuerza pasiva o femenina que se complementa con su opuesto, el yang, para constituir el Gran Principio del orden universal llamado Tao.
yang - En el taoÃsmo, fuerza activa o masculina que se complementa con su opuesto, el yin, para constituir el Gran Principio del orden universal llamado Tao.
El taoÃsmo y el Tao
Tradicionalmente se considera que la filosofÃa del taoÃsmo se originó en China con un hombre llamado Lao-tzu. Si bien la mayorÃa de los estudiosos dudan de su existencia como figura histórica, la tradición afirma que vivió entre 604 y 517 A.C. Según cuenta la historia, Lao-tzu, “entristecido porque su pueblo tenÃa poca disposición para cultivar la bondad natural que él proclamaba”, decidió dirigirse hacia el oeste y abandonar la civilización. En el momento de su partida, el guardián de la puerta le pidió que escribiera sus enseñanzas para el bien de la sociedad. Lao-tzu accedió, se aisló durante unos dÃas, y volvió con una breve obra llamada Tao-Te Ching, “El Clásico del Camino y su Poder”. Esta obra “contiene 81 capÃtulos cortos que describen el significado del Tao y la forma en que deberÃamos vivir según el Tao”. La palabra Tao generalmente se traduce como “camino”, pero también se puede interpretar como “senda”, “sendero” o “trayecto”.
El principal objetivo del taoÃsmo filosófico es “vivir intentando conservar el dinamismo de la vida, evitando derrocharla de maneras inútiles, agotadoras, representadas principalmente por la fricción y el conflicto”. Esto se logra viviendo en armonÃa con el Tao, o Camino, en todas las cosas: el camino de la naturaleza, de la sociedad, y de nosotros mismos. Los filósofos taoÃstas tienen un concepto particular que caracteriza la acción en armonÃa con el Tao. Lo llaman wu-wei. Literalmente, esto significa ‘falta de acción’, pero en la práctica implica no tomar ninguna acción que sea contraria a la naturaleza. AsÃ, “la acción en el modo de wu-wei es la acción donde la fricción en las relaciones interpersonales, en los conflictos interiores de la psiquis y con respecto a la naturaleza– se reduce al mÃnimo”.
Pero si hemos de vivir en armonÃa con el Tao, primero debemos tener alguna idea de lo que es. Y esto presenta alguna dificultad, ya que Tao-Te Ching comienza diciendo que no hay palabras adecuadas para explicar el Tao: “El Tao . . . del que podemos hablar no es el Tao eterno”. Pero si bien las palabras no pueden explicar plenamente el Tao, al menos lo pueden sugerir. En el capÃtulo 25 leemos:
“Algo no diferenciado, y sin embargo completo,
Que existÃa antes del cielo y la tierra.
Silencioso e informe, no depende de nada y no cambia.
Opera por doquier y está libre del peligro.
PodrÃa considerarse la madre del universo.
No conozco su nombre; lo llamo Tao”.
Este pasaje dice mucho acerca del Tao. Por ejemplo, es anterior al universo fÃsico. Es independiente y no cambia. Opera en todas partes. Y aparentemente dio a luz el universo. Si esto fuera asÃ, quizás podrÃamos pensar que el Tao es muy similar al Dios cristiano. Sin embargo, algunas de estas similitudes son más aparentes que reales, y existen además diferencias significativas.
Dios y el Tao
En el taoÃsmo filosófico, “Tao” es la palabra utilizada para señalar la realidad última. “Tao es esa realidad . . . que existÃa antes de todas las demás cosas y dio lugar a todas las demás cosas, incluyendo el Cielo y la Tierra, y todo lo que hay sobre o dentro de ellos”. Inicialmente se podrÃa pensar, entonces, que lo que representa el Tao para un taoÃsta es prácticamente igual a lo que representa Dios para el cristiano. ¿Pero es realmente asÃ?
Después de Lao-tzu, el representante más importante del taoÃsmo filosófico fue un hombre llamado Chuang-tzu, que aparentemente vivió entre 399 y 295 A.C. Es el autor de un texto denominado Chuang Tzu. Si bien el pensamiento de estos dos hombres es sin duda diferente, también existen importantes similitudes. Una de ellas radica en la relación del Tao con el universo fÃsico. Utilizando palabras que parecen hacer eco del Tao-Te Ching, el Chuang Tzu declara: “Antes de comenzar a existir el cielo y la tierra, el Tao existÃa por sà mismo, desde todos los tiempos . . . Creó el cielo y la tierra”.
La parte más importante de esta declaración es que el Tao creó el cielo y la tierra. ¿Cómo debemos entender esto? ¿Chuang-tzu considera que el Tao es el Creador en el mismo sentido en que los cristianos aplican esta palabra a Dios? Probablemente no. Al considerar estas cuestiones, un comentarista escribió: “Claramente ningún Dios personal . . . armoniza con la filosofÃa de Chuang Tzu”. Concretamente, los taoÃstas ven al Tao más como un principio que como una persona. De hecho, algunos estudiosos hablan del Tao como “una fuerza impersonal de existencia que está más allá de la diferenciación”. ¿Cómo se compara, entonces, el concepto del Tao con la perspectiva cristiana de Dios en la Biblia?
Tanto al Tao como a Dios se les atribuye haber creado el cielo y la tierra. Esta similitud puede ofrecer un punto inicial de contacto entre cristianos y taoÃstas, una forma de entablar un diálogo significativo sobre la naturaleza de la realidad última. Como cristianos, siempre debemos reconocer cualquier terreno en común que podamos compartir con personas con perspectivas religiosas diferentes. En Hechos 17 Pablo hace precisamente eso cuando habla en el Areópago, en Atenas. En el versÃculo 28 cita con aprobación a dos poetas paganos para ayudar a ilustrar un aspecto de la naturaleza de Dios.
Pero Pablo también hizo distinciones entre la doctrina cristiana de Dios y las creencias de los atenienses. Del mismo modo, nosotros también debemos percibir cómo difiere el Tao del concepto bÃblico de Dios. La mayor diferencia es que el Tao es impersonal mientras que Dios es personal. El Tao es como una fuerza, principio o energÃa; el Dios cristiano es un ser personal. Es crucial comprender que la realidad última no puede ser personal e impersonal al mismo tiempo y en el mismo sentido. Consideremos las razones que existen para creer que la realidad última es personal.
La moral y el Tao
El taoÃsmo filosófico enseña que el Tao, o la realidad última, es impersonal. Si esto es asÃ, ¿qué sucede entonces con la moralidad? ¿Una fuerza impersonal puede ser la fuente de valores morales objetivos aplicables para todos los hombres, en todo tiempo y lugar? ¿Una fuerza impersonal es capaz de distinguir entre el bien y el mal? ¿O son sólo los seres personales que pueden hacer ese tipo de distinción? ¿Qué pasa entonces con ese ineludible sentido de obligación que sentimos todos de hacer lo bueno y evitar lo malo? ¿Podemos estar moralmente obligados a obedecer una fuerza impersonal? ¿O acaso esa sensación constante de obligación moral que tenemos no parece presuponer la existencia de un Legislador Moral ante quien somos responsables moralmente?
Estas preguntas son importantes en la medida que cada uno de nosotros, si somos sinceros, reconoce que hay una distinción objetiva entre el bien y el mal moral. Las distinciones de este tipo no dependen en definitiva de nuestras preferencias o sentimientos; son esenciales para la naturaleza misma de la realidad. Pero el Tao no es capaz de hacer este tipo de distinciones, ni de servir de fuente de estos valores morales objetivos. Sólo un agente personal puede cumplir estas funciones. “La forma última del Tao está más allá de las distinciones morales”.
La doctrina del relativismo moral se enseña explÃcitamente en los escritos de Chuang-tzu. Escribe: “A su manera todas las cosas son buenas . . . la generosidad, la rareza, el engaño y la anormalidad. El Tao los identifica a todos como uno”. Esta aseveración ayuda a aclarar por qué la noción de un Dios personal no es consistente con la filosofÃa taoÃsta. Las personas establecen distinciones morales entre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal. Pero, según Chuang-tzu, el Tao impersonal los identifica a todos como uno.
Esto tiene serias implicancias para los taoÃstas filosóficos. Si la meta del sabio taoÃsta es vivir en armonÃa con el Tao, ¿no deberÃa abandonar las distinciones morales? Si el Tao no hace distinciones de esta Ãndole, ¿por qué habrÃan de hacerlo sus seguidores? Lo cierto es que Chuang-tzu menosprecia a los que aceptan estas distinciones declarando que ‘deben ser estúpidos o estar errados’”.
El cristianismo bÃblico, en cambio, enseña que existe tal cosa como los valores morales objetivos. La fuente de estos valores es el Dios eterno, santo y trascendente de la Biblia. A diferencia del Tao, el Dios cristiano no está más allá de las distinciones morales. Muy por lo contrario, Juan nos dice: “Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad” (1 Juan 1:5). Y Moisés lo describe asÃ: “Dios es fiel; no practica la injusticia” (Deuteronomio 32:4). Y al tiempo que el taoÃsmo proclama un principio impersonal que no juzga a nadie, el apóstol Pablo describe a un Dios personal ante quien todos somos moralmente responsables y que un dÃa juzgará al mundo con justicia (Hechos 17:31; Romanos 1:18-2:6). En pocas palabras, un Legislador Moral personal ofrece una mejor explicación de los valores morales objetivos que un principio impersonal.
Las personas y el Tao
Ya mencionamos que el taoÃsmo filosófico y el cristianismo bÃblico difieren con respecto a la naturaleza de la realidad última. Los taoÃstas consideran que la realidad última (o sea, el Tao) es una fuerza impersonal que dio existencia al universo. Los cristianos consideran que la realidad última (o sea, Dios) es el Creador personal del universo. La ley de la no contradicción dice que es imposible que la realidad última sea a la vez personal e impersonal, en el mismo sentido. Por ende, si una de estas creencias es verdad, la otra indudablemente debe ser falsa.
Mi argumento es que si los valores morales objetivos son reales (y todos vivimos como si lo fueran), entonces es más razonable creer que la fuente de esos valores es personal, y no impersonal. Ahora quisiera continuar con esta lÃnea de pensamiento argumentando que la existencia de las personas humanas se explica mejor apelando a un Creador personal y no a un principio impersonal como el Tao. Para ayudarnos a ver por qué esto es asÃ, consideremos brevemente algunas de las diferencias entre un ser personal y un principio impersonal.
En primer lugar, los seres personales (como los hombres y las mujeres) poseen atributos como el intelecto, las emociones y la voluntad. En otras palabras, tienen la capacidad de pensar, sentir y seguir una acción que ha evaluado. Un principio impersonal no puede hacer ninguna de estas cosas. Además, un ser personal tiene la capacidad de establecer y mantener relaciones con otras personas. Pero, de nuevo, esto es algo que una fuerza impersonal sencillamente no puede hacer. Si una causa debe ser siempre más grande que el efecto que produce, entonces ¿tiene más sentido creer que la causa última de las personas humanas es personal o impersonal?
La Biblia dice que los hombres y las mujeres fueron creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26, 27). Se describe a Dios como un ser que posee todos los atributos de un ser personal. Dios piensa, sabe y comprende (Salmos 139). Experimenta emociones como la tristeza (Génesis 6:6) y la alegrÃa (Mateo 25:21; Juan 15:11). La Biblia nos dice que “hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad” (Efesios 1:11). Finalmente, puede establecer y mantener relaciones con otras personas (JeremÃas 1:5; Gálatas 1:15). De hecho, esto era asà aun antes que Dios creara nada, pues desde la eternidad las tres distintas personas de la Deidad Padre, Hijo, y EspÃritu Santo– han disfrutado de una Ãntima relación y comunión mutua (Juan 14 al 17).
Es sumamente importante comprender que el Tao impersonal no posee ninguno de estos atributos personales. Pero si lo personal es superior a lo impersonal, entonces parece más razonable creer que la causa última de las personas humanas también debe ser personal. AsÃ, entonces, el Dios personal de la Biblia ofrece una mejor explicación de la existencia de las personas humanas que el Tao impersonal.
El evangelismo y el Tao
Señalé anteriormente que una de las diferencias fundamentales entre el taoÃsmo filosófico y el cristianismo bÃblico es la naturaleza de la realidad última. Los taoÃstas sostienen que el Tao es impersonal; los cristianos sostienen que Dios es personal. Argumenté que es más razonable creer que tanto los valores morales como las personas humanas provienen de una fuente que en definitiva es personal y no impersonal. Quisiera concluir presentando una lÃnea de razonamiento más para apoyar esta postura.
Al final del capÃtulo 67 del Tao Te Ching leemos lo siguiente: “Cuando el Cielo ha de salvar a una persona, el Cielo lo protegerá con un profundo amor”. ¿Cuál es el significado de una afirmación de este tipo? Si bien se puede argumentar que simplemente es una forma de decir, es interesante que el autor aparentemente haya sentido la necesidad de dotar de atributos personales a un Cielo supuestamente impersonal.
Por ejemplo la frase “Cuando el Cielo ha de salvar a una persona” parece implicar una acción meditada de parte del Cielo. Pero sólo las personas pueden tomar acciones meditadas; una fuerza impersonal no lo puede hacer. Además, la segunda mitad de la frase habla de que el Cielo protege a la persona con un “profundo amor”. Pero una fuerza impersonal es incapaz de amar. Este amor, una vez más, parece requerir un agente personal.
Otra declaración interesante del Tao Te Ching aparece al final del capÃtulo 62:
“¿Por qué los antiguos veneraban tanto a este DAO? ¿No es porque se dice de él: ‘Quien pida recibirá; quien peque será perdonado’? He aquà la razón por la que el DAO es lo más exquisito de la tierra”.
Este pasaje también dota de atributos personales al Tao impersonal. EspecÃficamente, dice que el Tao perdona a los pecadores. Esto nos enfrenta a dos dificultades. En primer lugar, “el perdonar2 implica que hay una norma moral que se quebrantó. ¡Pero el Tao está más allá de estas distinciones morales! En segundo lugar, sólo las personas pueden perdonar. Una fuerza impersonal no es capaz de hacerlo.
Son las declaraciones de este tipo que pueden servir de oportunidad para que los cristianos describan a sus amistades taoÃstas el inmenso amor y perdón de Dios revelado en la Biblia. Jesús habló del profundo amor de Dios cuando dijo: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Y el apóstol Juan habló de la constante voluntad de Dios de perdonar a sus hijos cuando escribió: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9). Puesto que solamente las personas son capaces de amar y perdonar, parece razonable creer que el Dios personal de la Biblia, y no el Tao impersonal del taoÃsmo, es la fuente última de tan preciosos dones.
2006-10-05 12:51:05
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answer #3
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answered by Nia Mia 5
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