es el conocimiento práctico, basado en la experiencia. requiere una técnica, un procedimiento (la práctica surge de aplicar un procedimiento a algo).
2006-10-03 07:37:11
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answer #3
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answered by guillermo 2
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CARACTERÍSTICAS EN LA CONVERSACIÓN DE NIÑOS CON DESORDEN SEMÁNTICO-PRAGMÁTICO (1)
I: Cambio de la estructura, cambio de turno, recomposición y cohesión.
C. Adams – Centro de Audiología, Educación del mudo y patologías del habla, Universidad de Manchester.
D.V.M. Bishop – Departamento de Psicología, Universidad de Manchester
http://www.mugsy.org/spd1.htm
Traducción. Profesor Gonzalo J. Bertot, M.T. Luisa Manzone y Equipo de CAITI Argentina
Resumen
Los ejemplos de conversación fueron obtenidos de 57 niños entre 8 y 12 años de edad, con dificultades específicas en el lenguaje, y 67 niños de control entre los 4 y 12 años de edad. Catorce de los niños con dificultad en el lenguaje, cumplimentaban la descripción clínica del desorden semántico-pragmático.
Se encontró que los cambios en la estructura, cambios de turno, recomposiciones en la conversación y uso de recursos cohesivos pueden mejorarse con adecuada confiabilidad inter-evaluador y test-retest. Los niños con desorden semántico-pragmático producen más inicios que otros niños. Algunos de estos niños también vulneran reglas de cambio interrumpiendo al interlocutor de la conversación hasta un grado inusual. El uso de la cohesión fue normal en los niños con desorden semántico-pragmático, pero limitado en otros niños con dificultades en el lenguaje. El análisis de las conversaciones puede ser más útil que las pruebas convencionales de lenguaje para la identificación de anormalidades lingüísticas en niños con desorden semántico-pragmático.
Palabras claves: niños, desorden del lenguaje, semánticos/pragmáticos, análisis del discurso.
INTRODUCCION
La mayoría de los procedimientos que contribuyen al lenguaje, disponibles para los terapeutas del habla, están referidos a la capacidad del niño para utilizar la gramática, vocabulario y fonología. En años recientes ha sido creciente el reconocimiento de que muchos niños que son razonablemente competentes en estas áreas pueden sin embargo tener problemas con la semántica y la pragmática. Así pues, aunque sus discursos pueden ser fluidos y gramaticalmente bien conformados, el contenido de lo que dicen tiene una cualidad extraña y la forma en la utilizan el lenguaje en las interacciones sociales puede ser inusual. Diversos autores han sugerido que esto constituye un subtipo específico del desorden del lenguaje, definido en formas diversas como "síndrome semántico-pragmático" (Rapin y Allen, 1983), "desorden semántico-pragmático" (Bishop y Rosenbloom, 1987) o "discapacidad discursiva" (Conti-Ramsden y Gunn, 1986). Rapin (1987) incluyó lo siguiente en su caracterización del síndrome semántico-pragmático: discurso fluído con articulación adecuada, verborragia, comprensión de falencias en el significado de mensajes verbales, preguntas notables, tendencia a interpretar mensajes casi literalmente, tendencia a la respuesta a una o dos palabras de una frase más que al mensaje en su totalidad, charla incesante, perseveración, utilización de circunloquios, parafasias semánticas y falta de especificidad semántica, dificultades en la capacidad de interlocución y de sostener un tema en el discurso.
Un problema para el investigador en este área es que carecemos de instrumentos adecuados para la evaluación objetiva de estos desordenes. La mayor parte de los procedimientos para analizar información discursiva están diseñados para manejar interacciones normales y también tienden a estar relacionados ya sea con niños muy pequeños (por ejemplo, Dore, 1974 – Blank y Pranklin, 1980) o, a tipos específicos de interacción discursiva tales como la enseñanza en clase (por ejemplo, Coulthard, 1985).
Los pocos procedimientos disponibles y adecuados para el análisis de la dificultad discursiva tienden a ser de dos clases. El primer tipo está ejemplificado por el trabajo de Prutting y Kirchner (1983, 1987), que describe un análisis en el que una contribución del individuo de unos 15 minutos de conversación es valuada como apropiada o inapropiada en una calificación de dimensiones del comportamiento pragmático, tales como introducción del tema, contingencia del cambio y cohesión. Este procedimiento tiene la ventaja de que la confiabilidad interevaluador es alta para observadores entrenados, pero la desventaja de que la medición de resultados es bastante grosera, con dificultades pragmáticas calificadas ya sea presentes o ausentes, en lugar de la existencia de alguna cuantificación del grado de dificultad. Esta clase de medición puede ser valiosa en estudios de investigación, pero brinda detalles insuficientes a los terapeutas con miras a analizar los problemas pragmáticos en detalle. El segundo tipo de aproximación tiene ventajas y desventajas inversas y está tipificado por los marcos analíticos descriptos por Damico (1985) y Mc Tear (1985). Estos procedimientos tienen la posibilidad de ser utilizados para un análisis mucho más fino, pero parecieran más adecuados para la descripción cualitativa de casos individuales, que para mensurar conductas discursivas con vistas a la comparación de diferentes grupos. Sus confiabilidades inter-evaluador y test-retest deben aún ser demostradas.
El objetivo de este estudio fue establecer hasta donde resulta posible cuantificar la conducta discursiva de una forma que sea confiable y válida pero también con el sentido de dar una detallada caracterización del desorden para los terapeutas que trabajan con niños con dificultades en el lenguaje.
2006-10-03 07:35:04
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answer #4
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answered by cacho 1435 4
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