English Deutsch Français Italiano Español Português 繁體中文 Bahasa Indonesia Tiếng Việt ภาษาไทย
Todas las categorías

2006-10-02 15:18:31 · 5 respuestas · pregunta de Ralf G 2 en Arte y humanidades Historia

5 respuestas

Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo y científico griego, considerado, junto a Platón y Sócrates, como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental.

OBRAS
Al igual que Platón en sus primeros años en la Academia, Aristóteles utilizó muy a menudo la forma dialogada de razonamiento, aunque, al carecer del talento imaginativo de Platón, esta modalidad de expresión no fue nunca de su pleno agrado. Si se exceptúan escasos fragmentos mencionados en las obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos se han perdido por completo. Aristóteles escribió además algunas notas técnicas, como es el caso de un diccionario de términos filosóficos y un resumen de las doctrinas de Pitágoras; de estos apuntes sólo han sobrevivido algunos breves extractos. Lo que sí ha llegado hasta nuestros días, sin embargo, son las notas de clase que Aristóteles elaboraba para sus cursos, delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los campos del saber y del arte. Los textos en los que descansa la reputación de Aristóteles se basan en gran parte en estas anotaciones, que fueron recopiladas y ordenadas por sus editores posteriores.

Entre sus textos existen tratados de lógica, llamados en conjunto Organon (‘instrumento’), ya que proporcionan los medios con los que se ha de alcanzar el conocimiento positivo. Entre las obras que tratan de las ciencias naturales está la Física, que recoge amplia información sobre astronomía, meteorología, botánica y zoología. Sus escritos sobre la naturaleza, el alcance y las propiedades del ser, que Aristóteles llamó “filosofía primera”, recibieron el nombre de Metafísica en la primera edición de sus obras (c. 60 a.C.), debido a que en dicha edición aparecían tras la Física. A su hijo Nicómaco dedicó su obra sobre la ética, llamada Ética a Nicómaco. Otros escritos aristotélicos fundamentales son Retórica, Poética (que se conserva incompleta) y Política (también incompleta).

MÉTODOS
Frente a la importancia que Platón concedió a las matemáticas, la filosofía de Aristóteles hizo hincapié en la biología, quizá debido a la influencia que sobre él ejerció la profesión de su padre. Para Aristóteles, el mundo estaba compuesto por individuos (sustancias) que se presentaban en tipos naturales fijos (especies). Cada individuo cuenta con un patrón innato específico de desarrollo y tiende en su crecimiento hacia la debida autorrealización como ejemplo de su clase. El crecimiento, la finalidad y la dirección son, pues, aspectos innatos a la naturaleza, y aunque la ciencia estudia los tipos generales, éstos, según Aristóteles, encuentran su existencia en individuos específicos. La ciencia y la filosofía deben, por consiguiente, no limitarse a escoger entre opciones de una u otra naturaleza, sino equilibrar las afirmaciones del empirismo (observación y experiencia sensorial) y el formalismo (deducción racional).

Una de las aportaciones características de la filosofía de Aristóteles fue la nueva noción de causalidad. Los primeros pensadores griegos habían tendido a asumir que sólo un único tipo de causa podía ser explicatoria; Aristóteles propuso cuatro. (El término que usa Aristóteles, aition, ‘factor responsable y explicatorio’, no es sinónimo de causa en el sentido moderno que posee esta palabra.)

Estas cuatro causas son: la causa material (materia de la que está compuesta una cosa), la causa eficiente o motriz (fuente de movimiento, generación o cambio), la causa formal (la especie, el tipo o la clase) y la causa final (objetivo o pleno desarrollo de un individuo, o la función planeada de una construcción o de un invento). Así pues, un león joven está compuesto de tejidos y órganos, lo que constituiría la causa material; la causa motriz o eficiente serían sus padres, que lo crearon; la causa formal es su especie (león); la causa final es su impulso innato por convertirse en un ejemplar maduro de su especie. En contextos diferentes, las mismas cuatro causas se aplican de forma análoga. Así, la causa material de una estatua es el mármol en que se ha esculpido; la causa eficiente, el escultor; la causa formal, la forma que el escultor ha dado a la estatua (Hermes o Afrodita, por ejemplo); y la causa final, su función (ser una obra de arte).

En todos los contextos, Aristóteles insiste en que algo puede entenderse mejor cuando se expresan sus causas en términos específicos y no en términos generales. Por este motivo, se obtiene más información si se conoce que un escultor realizó la estatua que si apenas se sabe que la esculpió un artista, y se obtendrá todavía más información si se sabe que fue Policleto el que la cinceló, que si tan sólo se conoce que fue un escultor no especificado.

Aristóteles creía que su noción de las causas era la clave ideal para organizar el conocimiento. Sus notas de clases son una impresionante prueba de la fuerza de dicho esquema.

DOCTRINAS
En la siguiente exposición se pueden apreciar algunos de los principales aspectos de las doctrinas o teorías del pensamiento aristotélico.

1 Física o filosofía natural

En astronomía, Aristóteles propuso la existencia de un Universo esférico y finito que tendría a la Tierra como centro. La parte central estaría compuesta por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. En su Física, cada uno de estos elementos tiene un lugar adecuado, determinado por su peso relativo o “gravedad específica”. Cada elemento se mueve, de forma natural, en línea recta —la tierra hacia abajo, el fuego hacia arriba— hacia el lugar que le corresponde, en el que se detendrá una vez alcanzado, de lo que resulta que el movimiento terrestre siempre es lineal y siempre acaba por detenerse. Los cielos, sin embargo, se mueven de forma natural e infinita siguiendo un complejo movimiento circular, por lo que deben, conforme con la lógica, estar compuestos por un quinto elemento, que él llamaba aither, elemento superior que no es susceptible de sufrir cualquier cambio que no sea el de lugar realizado por medio de un movimiento circular. La teoría aristotélica de que el movimiento lineal siempre se lleva a cabo a través de un medio de resistencia es, en realidad, válida para todos los movimientos terrestres observables. Aristóteles sostenía también que los cuerpos más pesados de una materia específica caen de forma más rápida que aquellos que son más ligeros cuando sus formas son iguales, concepto equivocado que se aceptó como norma hasta que el físico y astrónomo italiano Galileo llevó a cabo su experimento con pesos arrojados desde la torre inclinada de Pisa.

2 Biología

En zoología, Aristóteles propuso un conjunto fijo de tipos naturales (especies), que se reproducen de forma fiel a su clase. Pensó que la excepción a esta regla la constituía la aparición, por generación espontánea (concepto que acuñó), de algunas moscas y gusanos “muy inferiores” a partir de fruta en descomposición o estiércol. Los ciclos vitales típicos son epiciclos: se repite el mismo patrón, aunque a través de una sucesión lineal de individuos. Dichos procesos son, por lo tanto, un paso intermedio entre los círculos inmutables de los cielos y los simples movimientos lineales de los elementos terrestres. Las especies forman una escala que comprende desde lo simple (con gusanos y moscas en el plano inferior) hasta lo complejo (con los seres humanos en el plano superior), aunque la evolución no es posible.

3 Ética

Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y completo de las cuestiones humanas, con lo que las “ciencias prácticas”, como la política o la ética, se llamaban ciencias sólo por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las ciencias prácticas quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos, pero los hábitos formados por un individuo en concreto dependen de la cultura y de las opciones personales repetidas de ese individuo. Todos los seres humanos anhelan la “felicidad”, es decir, una realización activa y comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser alcanzado por muchos caminos.

La Ética a Nicómaco es un análisis de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de “virtud” o excelencia humana: moral e intelectual. La virtud moral es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas. Una virtud moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por ejemplo, es el punto intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad, por su parte, constituiría el punto intermedio entre el derroche y la tacañería. Las virtudes intelectuales, sin embargo, no están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética aristotélica es una ética elitista: para él, la plena excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y no por las mujeres, niños, “bárbaros” (no griegos) o “mecánicos” asalariados (trabajadores manuales, a los cuales negaba el derecho al voto).

Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación humana. Decidir cuál es la más idónea dependerá de las circunstancias, como, por ejemplo, los recursos naturales, la industria, las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles, la política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales. Así, aunque aprobaba la institución de la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no debían abusar de su autoridad, ya que los intereses de amo y esclavo son los mismos. La biblioteca del Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de estados griegos como extranjeros. El propio Aristóteles escribió la Constitución de Atenas como parte de la colección, obra que estuvo perdida hasta 1890, año en que fue recuperada. Los historiadores han encontrado en este texto muy valiosos datos para reconstruir algunas fases de la historia ateniense.

4 Lógica

En lógica, Aristóteles desarrolló reglas para establecer un razonamiento encadenado que, si se respetaban, no producirían nunca falsas conclusiones si la reflexión partía de premisas verdaderas (reglas de validez). En el razonamiento los nexos básicos eran los silogismos: proposiciones emparejadas que, en su conjunto, proporcionaban una nueva conclusión. En el ejemplo más famoso, “Todos los humanos son mortales” y “Todos los griegos son humanos”, se llega a la conclusión válida de que “Todos los griegos son mortales”. La ciencia es el resultado de construir sistemas de razonamiento más complejos. En su lógica, Aristóteles distinguía entre la dialéctica y la analítica; para él, la dialéctica sólo comprueba las opiniones por su consistencia lógica. La analítica, por su parte, trabaja de forma deductiva a partir de principios que descansan sobre la experiencia y una observación precisa. Esto supone una ruptura deliberada con la Academia de Platón, escuela donde la dialéctica era el único método lógico válido, y tan eficaz para aplicarse en la ciencia como en la filosofía.

5 Metafísica

En su Metafísica, Aristóteles abogaba por la existencia de un ser divino, al que se describe como “Primer Motor”, responsable de la unidad y significación de la naturaleza. Dios, en su calidad de ser perfecto, es por consiguiente el ejemplo al que aspiran todos los seres del mundo, ya que desean participar de la perfección. Existen además otros motores, como son los motores inteligentes de los planetas y las estrellas (Aristóteles sugería que el número de éstos era de “55 o 47”). No obstante, el “Primer Motor” o Dios, tal y como lo describe Aristóteles, no corresponde a finalidades religiosas, como han observado numerosos filósofos y teólogos posteriores. Al “Primer Motor”, por ejemplo, no le interesa lo que sucede en el mundo ni tampoco es su creador. Aristóteles limitó su teología, sin embargo, a lo que él creía que la ciencia necesita y puede establecer.

6 INFLUENCIA

Tras la caída del Imperio romano las obras de Aristóteles se perdieron en Occidente. Durante el siglo IX, los estudiosos musulmanes introdujeron su obra, traducida al árabe, en el ámbito del islam. De estos pensadores que examinaron y comentaron la obra aristotélica, el más famoso fue Averroes, filósofo hispanoárabe del siglo XII. En el siglo XIII el Occidente latino renovó su interés por la obra de Aristóteles y santo Tomás de Aquino halló en ella una base filosófica para orientar el pensamiento cristiano, aunque su interpretación de Aristóteles fuera cuestionada en un principio por las instancias eclesiásticas. En las primeras fases de este redescubrimiento, la filosofía de Aristóteles fue tomada con cierto recelo, en gran parte debido a la creencia de que sus enseñanzas conducían a una visión materialista del mundo. Sin embargo, la obra de santo Tomás acabaría siendo aceptada, continuando más tarde la filosofía del escolasticismo la tradición filosófica fundamentada en la adaptación que santo Tomás hacía del pensamiento aristotélico.

La influencia de la filosofía de Aristóteles ha sido general, contribuyendo incluso a determinar el lenguaje moderno y el denominado sentido común, y su concepto del “Primer Motor” como causa final ha tenido un importante papel dentro de la teología. Antes del siglo **, decir lógica significaba en exclusiva hacer referencia a la lógica aristotélica. Hasta el renacimiento, e incluso después, tanto poetas como astrónomos ensalzaron el concepto aristotélico del Universo. El estudio de la zoología estuvo basado en la obra de Aristóteles hasta que, en el siglo XIX, el científico británico Charles Darwin cuestionó la doctrina de la inmutabilidad de las especies. En el siglo ** se ha producido una nueva apreciación del método aristotélico y de su relevancia para la educación, el análisis de las acciones humanas, la crítica literaria y el análisis político.

No sólo la disciplina de la zoología, sino el mundo del saber en general, parece justificar el comentario realizado por Darwin, quien llegó a afirmar que los héroes intelectuales de su época “eran simples colegiales al lado del viejo Aristóteles”.

2006-10-02 15:29:57 · answer #1 · answered by Gonzalo 2 · 0 1

Aristrokrates no existio. Fue Aristoteles y Socrates, estos fueron filosofos griegos.

2006-10-02 22:23:16 · answer #2 · answered by rickart24 7 · 1 0

aristrokrates fue un gran filosofo griego, maestro del rey alejandro magno

2006-10-03 21:12:25 · answer #3 · answered by Anonymous · 0 0

Arconte de Atenas: Aristocrates. Los espartanos envían a un general, Herìpidas, junto con un ejèrcito a Grecia Central, movimientos espartanos por Lòcride y Tesalia, afianzamiento del poder lacedemonio en ese área de Grecia, guarnición espartana en Heraclea Tarquinia. Muerte de Agis II, rey de Esparta

Un problema particular plantea el discurso Contra Aristócrates (352 ó 351) que impugna la propuesta de conceder a Caridemo, mercenario ateniense al servicio del rey tracio Cersobleptes, ministro y a la vez concuñado suyo, una protección especial. Aunque la propuesta había sido ya desestimada por el Consejo, el orador insiste en la falta de merecimientos de Caridemo y en el carácter antidemocrático de la propuesta, un tanto sorprendentemente, cuando la proximidad de Filipo y la importancia estratégica del Quersoneso tracio hacían de interés nacional una Tracia unida y poderosa, y en buenas relaciones con Atenas. A finales de ese mismo año se iba a demostrar su error. Filipo, que había ya ocupado Anfípolis (357), Pidna, Metona (354) y Tesalia (352) con motivo de su intervención en la guerra sagrada en contra de los focidenses, irrumpe en Tracia, le obliga a Cersobleptes a expulsar a Caridemo y a aliarse con él y pone sitio a Heraion Teichos. Ese mismo año pronuncia D. su Primera Filípica, bien percatado de la gravedad de la situación. Propugna tomar la iniciativa de las operaciones militares para lo cual deben crearse dos cuerpos del ejército, uno de ciudadanos, en reserva y listo para el embarque, y otro de mercenarios para hostigar el territorio enemigo.

Aunque la cronología de la Primera Filípica, por mencionar una expedición de Filipo a Olinto (lo que nos llevaría al 349), no es segura y se haya dudado de la autenticidad del Sobre el nuevo ordenamiento, por coincidir muchos de sus pasajes con otros demosténicos, el contexto general de ambos discursos -las propuestas militares del primero y financieras del segundo, que se hubieron hecho en referencia directa al problema de Olinto en otro caso- permite situarlos antes del 350. El 349 Filipo inicia el cerco de las ciudades de la confederación de Olinto, y D. pronuncia sus tres Olintíacas. En la primera repite los argumentos y las propuestas de la primera Filípica, insistiendo en que la tyche (fortuna) le ha deparado a Atenas el kairos, es decir, la oportunidad única e irrepetible de actuación. No aprovecharla significa la ruina. En la segunda, trata de reducir a sus justos límites el poderío de Filipo: cualquier hombre sensato preferiría la tyche de la gloriosa Atenas a la de un advenedizo. Se impone, pues, la acción enérgica y atraerse a los demócratas de Tesalia en contra del enemigo común. En la tercera Olintíaca, D. rompe definitivamente con Eubulo al proponer destinar los fondos de la caja de espectáculos (theorikón) a fines militares sin temor a incurrir en la impopularidad. Desde este momento su figura se yergue por encima de las luchas de partido, en todo su excelso patriotismo. Por desgracia ninguna de sus propuestas prosperó.

Caído Olinto (348), D. participó en la embajada a Filipo que abocaría a la llamada paz de Filócrates. En ella tuvo lugar el penoso incidente referido por Esquines (11,34 ss.) de su azoramiento en presencia del rey. A su regreso, sin embargo, se negó a aceptar un tratado que permitía a Filipo intervenir a su guisa en la Grecia central. No obstante, la paz era una necesidad general y abogó por mantenerla en un discurso Sobre la paz. Su precariedad, empero, obligó a una nueva actividad diplomática. D. toma parte en una embajada a Argos y Mesenia que fracasa por la política filoespartana de Atenas. De su gestión informa en la Segunda Filípica (344), donde de nuevo pone en guardia a sus conciudadanos contra Filipo. Del año 342 es el discurso Sobre Haloneso con el que defiende los derechos de Atenas a esta pequeña isla situada al sur de Lemnos, y al 341 corresponden tres de sus piezas más apasionadas. El peligro de una invasión macedonia al Quersoneso aconsejó el envío de un grupo de colonos y un contingente militar al mando de Diopites, que aprovechando una ausencia de Filipo, realizó una incursión a territorio macedonio. Filipo protestó enérgicamente y exigió su relevo, a lo que se opuso D. haciendo ver el peligro que supondría esto para el Quersoneso y Bizancio. En la Tercera Filípica, la más vibrante pieza oratoria de Demóstenes, se esfuerza por demostrar que la guerra de Filipo es una realidad, cerniéndose por igual la amenaza de la servidumbre sobre todos los griegos. Al panhelenismo artificial y visionario de un Isócrates, basado de hecho en la sumisión a un poder extranjero, D. opone su ideal de acción mancomunada panhelénica frente al enemigo común. Que en la Cuarta Filípica D., en abierta oposición al romanticismo antipersa de Isócrates, expresara su confianza en la ayuda del Gran Rey, tan pronto se sintiera amenazado por Filipo, no indica traición alguna a los sentimientos del discurso anterior. Como lo demostró Alejandro pocos años después, Persia no constituía ya un verdadero peligro para los griegos: Macedonia, en cambio, sí.

En el 340 el prestigio de D. llega a su apogeo. Su actividad diplomática ha coaligado con Atenas gran número de estados griegos. Sólo queda al margen Tebas y sólo falta un pretexto para la ruptura de las hostilidades. Lo deparó una intervención desdichada de Esquines en la asamblea de la Anfictionía délfica. Los desmanes de los locrios, irritados por sus palabras, obligaron a la aprobación de medidas militares contra ellos, siendo Filipo llamado a ejecutarlas. Su rápida ocupación de Elatea con la amenaza de sus tropas sobre Tebas y Atenas, condujo al entendimiento de ambas ciudades y a su derrota frente al macedonio el 338 en Queronea. D., que allí luchó como un hoplita más, no buscó, sin embargo, la muerte en el campo del honor. Se sentía necesario todavía para su patria y se ocupó, con sacrificio de su hacienda, al apresto de la defensa. Todo hacía pensar que Atenas correría el mismo sino que Tebas, destruida brutalmente por Filipo, pero éste ofreció un tratado de paz magnánimo. Los atenienses, sin el menor resentimiento al líder que les empujó a la guerra, le encargaron de pronunciar el Discurso Fúnebre de los caídos, que se conserva, aunque por su frío academicismo se ha prestado a dudas sobre su autenticidad. Abrumado por el peso de los acontecimientos, quizá D. no estuviera en esa su vena oratoria, que fluyó desbordada años después (330) en el discurso Sobre la corona, que contiene la justificación retrospectiva de su actuación política. Sobre sus circunstancias y las del discurso Sobre la embajada infiel.

2006-10-02 23:30:17 · answer #4 · answered by Anonymous · 0 0

cjones cualquier otra pregunta hasla al tal gonzalo ese

2006-10-02 22:42:49 · answer #5 · answered by Anonymous · 0 1

fedest.com, questions and answers