PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE
Heisenberg habÃa presentado su propio modelo de átomo renunciando a todo intento de describir el átomo como un compuesto de partÃculas y ondas. Pensó que estaba condenado al fracaso cualquier intento de establecer analogÃas entre la estructura atómica y la estructura del mundo. Prefirió describir los niveles de energÃa u órbitas de electrones en términos numéricos puros, sin la menor traza de esquemas. Como quiera que usó un artificio matemático denominado "matriz" para manipular sus números, el sistema se denominó "mecánica de matriz".
Heisenberg recibió el premio Nobel de FÃsica en 1932 por sus aportaciones a la mecánica ondulatoria de Schrödinger, pues esta última pareció tan útil como las abstracciones de Heisenberg, y siempre es difÃcil, incluso para un fÃsico, desistir de representar gráficamente las propias ideas.
Una vez presentada la mecánica matriz (para dar otro salto atrás en el tiempo) Heisenberg pasó a considerar un segundo problema: cómo describir la posición de la partÃcula. ¿Cuál es el procedimiento indicado para determinar dónde está una partÃcula? La respuesta obvia es ésta: observarla. Pues bien, imaginemos un microscopio que pueda hacer visible un electrón. Si lo queremos ver debemos proyectar una luz o alguna especie de radiación apropiada sobre él. Pero un electrón es tan pequeño, que bastarÃa un solo fotón de luz para hacerle cambiar de posición apenas lo tocara. Y en el preciso instante de medir su posición, alterarÃamos ésta.
Aquà nuestro artificio medidor es por lo menos tan grande como el objeto que medimos; y no existe ningún agente medidor más pequeño que el electrón. En consecuencia, nuestra medición debe surtir, sin duda, un efecto nada desdeñable, un efecto más bien decisivo en el objeto medido. PodrÃamos detener el electrón y determinar asà su posición en un momento dado. Pero si lo hiciéramos, no sabrÃamos cuál es su movimiento ni su velocidad. Por otra parte, podrÃamos gobernar su velocidad, pero entonces no podrÃamos fijar su posición en un momento dado.
Heisenberg demostró que no nos será posible idear un método para localizar la posición de la partÃcula subatómica mientras no estemos dispuestos a aceptar la incertidumbre absoluta respecto a su posición exacta. Es un imposible calcular ambos datos con exactitud al mismo tiempo.
Siendo asÃ, no podrá haber una ausencia completa de energÃa ni en el cero absoluto siquiera. Si la energÃa alcanzara el punto cero y las partÃculas quedaran totalmente inmóviles, sólo serÃa necesario determinar su posición, puesto que la velocidad equivaldrÃa a cero. Por tanto, serÃa de esperar que subsistiera alguna "energÃa residual del punto cero", incluso en el cero absoluto, para mantener las partÃculas en movimiento y también, por asà decirlo, nuestra incertidumbre. Esa energÃa "punto cero" es lo que no se puede eliminar, lo que basta para mantener liquido el helio incluso en el cero absoluto.
En 1930, Einstein demostró que el principio de incertidumbre (donde se afirma la imposibilidad de reducir el error en la posición sin incrementar el error en el momento) implicaba también la imposibilidad de reducir el error en la medición de energÃa sin acrecentar la incertidumbre del tiempo durante el cual se toma la medida. Ãl creyó poder utilizar esta tesis como trampolÃn para refutar el principio de incertidumbre, pero Bohr procedió a demostrar que la refutación tentativa de Einstein era errónea.
A decir verdad, la versión de la incertidumbre, según Einstein, resultó ser muy útil, pues significó que en un proceso subatómico se podÃa violar durante breves lapsos la ley sobre conservación de energÃa siempre y cuando se hiciese volver todo al estado de conservación cuando concluyesen esos perÃodos: cuanto mayor sea la desviación de la conservación, tanto más breves serán los intervalos de tiempo tolerables. Yukawa aprovechó esta noción para elaborar su teorÃa de los piones. Incluso posibilitó la elucidación de ciertos fenómenos subatómicos presuponiendo que las partÃculas nacÃan de la nada como un reto a la energÃa de conservación, pero se extinguÃan antes del tiempo asignado a su detección, por lo cual eran sólo "partÃculas virtuales". Hacia fines de la década 1940-1950, tres hombres elaboraron la teorÃa sobre esas partÃculas virtuales: fueron los fÃsicos norteamericanos Julian Schwinger y Richard Phillips Feynman y el fÃsico japonés Sin-itiro Tomonaga. Para recompensar ese trabajo, se les concedió a los tres el premio Nobel de FÃsica en 1965.
A partir de 1976 se han producido especulaciones acerca de que el Universo comenzó con una pequeña pero muy masiva partÃcula virtual que se expandió con extrema rapidez y que aún sigue existiendo. Según este punto de vista, el Universo se formó de la Nada y podemos preguntarnos acerca de la posibilidad de que haya un número infinito de Universos que se formen (y llegado el momento acaben) en un volumen infinito de Nada.
El "principio de incertidumbre" afectó profundamente al pensamiento de los fÃsicos y los filósofos. Ejerció una influencia directa sobre la cuestión filosófica de "casualidad" (es decir, la relación de causa y efecto). Pero sus implicaciones para la ciencia no son las que se suponen por lo común. Se lee a menudo que el principio de incertidumbre anula toda certeza acerca de la naturaleza y muestra que, al fin y al cabo, la ciencia no sabe ni sabrá nunca hacia dónde se dirige, que el conocimiento cientÃfico está a merced de los caprichos imprevisibles de un Universo donde el efecto no sigue necesariamente a la causa. Tanto si esta interpretación es válida desde el ángulo visual filosófico como si no, el principio de incertidumbre no ha conmovido la actitud del cientÃfico ante la investigación. Si, por ejemplo, no se puede predecir con certeza el comportamiento de las moléculas individuales en un gas, también es cierto que las moléculas suelen acatar ciertas leyes, y su conducta es previsible sobre una base estadÃstica, tal como las compañÃas aseguradoras calculan con Ãndices de mortalidad fiables, aunque sea imposible predecir cuándo morirá un individuo determinado.
Ciertamente, en muchas observaciones cientÃficas, la incertidumbre es tan insignificante comparada con la escala correspondiente de medidas, que se la puede descartar para todos los propósitos prácticos. Uno puede determinar simultáneamente la posición y el movimiento de una estrella, o un planeta, o una bola de billar, e incluso un grano de arena con exactitud absolutamente satisfactoria.
Respecto a la incertidumbre entre las propias partÃculas subatómicas, cabe decir que no representa un obstáculo, sino una verdadera ayuda para los fÃsicos. Se la ha empleado para esclarecer hechos sobre la radiactividad, sobre la absorción de partÃculas subatómicas por los núcleos, asà como otros muchos acontecimientos subatómicos, con mucha más racionabilidad de lo que hubiera sido posible sin el principio de incertidumbre.
El principio de incertidumbre significa que el Universo es más complejo de lo que se suponÃa, pero no irracional.
En la búsqueda de una estructura que fuera compatible con la mecánica cuántica Werner Heisenberg descubrió, cuando intentaba hallarla, el «principio de incertidumbre», principio que revelaba una caracterÃstica distintiva de la mecánica cuántica que no existÃa en la mecánica newtoniana.
Según el principio de incertidumbre, ciertos pares de variables fÃsicas, como la posición y el momento (masa por velocidad) de una partÃcula, no pueden calcularse simultáneamente con la precisión que se quiera. AsÃ, si repetimos el cálculo de la posición y el momento de una partÃcula cuántica determinada (por ejemplo, un electrón), nos encontramos con que dichos cálculos fluctúan en torno a valores medÃos. Estas fluctuaciones reflejan, pues, nuestra incertidumbre en la determinación de la posición y el momento. Según el principio de incertidumbre, el producto de esas incertidumbres en los cálculos no puede reducirse a cero. Si el electrón obedeciese las leyes de la mecánica newtoniana, las incertidumbres podrÃan reducirse a cero y la posición y el momento del electrón podrÃan determinarse con toda precisión. Pero la mecánica cuántica, a diferencia de la newtoniana, sólo nos permite conocer una distribución de la probabilidad de esos cálculos, es decir, es intrÃnsecamente estadÃstica.
En sÃntesis, se puede describir que el principio de incertidumbre postula que en la mecánica cuántica es imposible conocer exactamente, en un instante dado, los valores de dos variables canónicas conjugadas (posición-impulso, energÃa-tiempo, …, etc.) de forma que una medición precisa de una de ellas implica una total indeterminación en el valor de la otra. Matemáticamente, se expresa para la posición y el impulso en la siguiente forma:
ïxï ïyï ï³ h/2
donde ïx, incertidumbre en la medida de la posición;ï ïp, incertidumbre en la medida del impulso; para la energÃa, E, y el tiempo, t, se tiene ïE ït ï³ h/2ï° ; en ambas relaciones el lÃmite de precisión posible viene dado por la constante de Planck, h.
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Una consecuencia ineludible del carácter dual de la materia es el principio de incertidumbre o de indeterminación propuesto por el fÃsico alemán Werner Heisenberg en 1927. Este principio se refiere a la exactitud con que podemos hacer mediciones.
Consideramos la pregunta: ¿no serÃa posible para un electrón y observarlo?. Vamos a suponer que disponemos de un aparato que puede " ver " a los electrones. Para " ver " un electrón necesitamos iluminarlo con " luz ". No podemos usar luz ordinaria porque su longitud de ondas es muchisimas veces mayor que el electrón y este no es dispersarÃa o reflejarÃa. Tendremos entonces que usar " luz " de una longitud de ondas muy pequeñas, o lo que es lo mismo, fotones de energÃa muy alta que al ser dispersados por electrones nos proporcionan una imagen de él. Pero he aquà que al hacer incidir un fotón muy energético sobre el electrón estamos comunicados a este un momento lineal muy grande, que lo perturba demasiado y lo hace cambiar del estado en que se encontraba. Nos enfrentamos como la imposibilidad de observar al electrón sin perturbarlo. Podemos reducir la magnitud de la perturbación disminuyendo la energÃa de fotones, pero entonces la longitud de onda de esto se hace mayor y tendremos paquetes de ondas menos localizadas; esto disminuye la precisión con la que puede conocerse la posición del electrón. RecÃprocamente, si queremos aumentar la precisión en la determinación de la posición del electrón, necesitamos más paquetes más <> (menores longitudes de ondas) lo cual implica fotones más energéticos y más perturbados para el electrón. Tenemos asà que no podemos determinar simultáneamente la posición y la velocidad (o momento lineal) del electrón con precisión tan buena como queramos. Y no hay forma de vencer esta dificultad que la naturaleza nos presenta. Razonamientos como este llevaron a heisenberg a enunciar su famoso principio <
Si (1) es decir, aumentar la precisión en el conocimiento de la posición aumenta la incertidumbre del momento o de la velocidad.
En tres dimensiones: (1)
Podemos determinar con precisión y ysimultáneamente, es decir, tener(1)y(1) arbitrariamente pequeños al mismo tiempo. Pero dos variables que se refieren al mismo eje. (x, (1)o bien y, (1) , etc.) deben satisfacer las relaciones de incertidumbre. Estas variables se llaman conjugadas.
Debido al valor tan pequeño de h la incertidumbre propia de las variables conjugadas no es importante en el mundo macroscópico. Sin embargo, el principio de la incertidumbre nos dice que la imposibilidad de medir con precisión absoluta no es imputable al observador, no se debe a su falta de habilidad para construir aparatos de medición más exactos, si no que esta en la naturaleza de las cosas el no poder ser medidas con exactitud.
Estos resultados de la FÃsica Moderna han tenido repercusiones importantes en nuestras concepciones del Universo y en general en nuestra filosofÃa.
Otra forma importante del principio de incertidumbre es la siguiente: (1)
que se obtiene de(1)simplemente recordando que (1)
y que(1)Sustituyendo: (1)
E y t son también variables conjugadas. Esta forma del principio nos dice que no podemos conocer simultáneamente la energÃa y el tiempo que dura un evento con precisión ARBITRARIA.
O bien, que no podemos hacer una medición precisa de la energÃa en un tiempo ARBITRARIAMENTE corto.
Hay otras propiedades de las partÃculas microscópicas que si pueden determinarse con precisión absoluta. Por ejemplo, el signo de su carga eléctrica.
Como ilustración vamos algunos ejemplos.
1.- Para una molécula de hidrógeno la incertidumbre con la que se conoce su posición en un cierto experimento es del orden del diámetro de dicha molécula, aproximadamente (1)
m. La incertidumbre en el momento lineal es entonces: (1)
Si su velocidad es 2000 m/seg (velocidad que tendrÃa a temperatura ambiente) y sabiendo que la masa es m= Kg, tenemos: (1)
La incertidumbre relativa es entonces: (1)
O sea que para esta molécula no puede determinarse el momento lineal con mejor exactitud que el 170% de su valor original.
En caso de una bala de 50 g. disparada a m/sec y cuya posición se conoce con un error de 1.0 mm:
(1)y resulta entonces: (1)
Este numero es tan pequeño que prácticamente no existe incertidumbre.
Nótese como ha influido la masa de la partÃcula en le resultado.
2.- Cuando un electrón en un átomo es excitado puede pasar a ocupar un nivel de mayor energÃa. Pero no pasa mucho tiempo antes que el electrón regrese a su estado inicial (o estado base). El tiempo que tarda el electrón en el estado excitado se llama tiempo de vida de ese estado excitado. Sea (1)
sec, el tiempo de vida de un estado excitado. La incertidumbre en la determinación de la energÃa de ese estado es:
(1)
Esto se llama <> del estado excitado.
2006-10-03 17:13:49
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answer #3
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answered by Zarina 6
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