Juana Ibarguren, una hermosa y regordeta joven descendiente de vascos, vivía en las afueras del pueblo. No era lo que podía llegar a llamarse un hogar; una habitación y un patio compartido con las gallinas, las cabras y cinco niños. Pero su amante, Juan Duarte, un pequeño propietario, ya tenía esposa y niños a quienes mantener en Chivilcoy, otra lacalidad de las pampas, un poco más grande que Los Toldos y no muy lejos de ella. Sin embargo, era un hombre de medianos recursos y era naturalmente aceptado que tuviera otra mujer en otro sitio. De hecho, sus amigos le hubieran considerado como un individuo raro si no hubiera sido así. El machismo (culto de la conquista sexual) era, y aún es, algo profundamente arraigado en el modo de vida argentino. Las mujeres, tanto en el aspecto legal como en el social, eran consideradas como parte de las posesiones materiales de un hombre, tanto las esposas, las hijas vírgenes y las amantes, las dos primeras para ser protegidas del deshonor, y la tercera, para ser perseguida y utilizada para procurar placer. Una esposa argentina no podía obtener el divorcio y, legalmente, tanto ella como sus hijos eran considerados como parte de la propiedad de un hombre. La mujer esperaba que el hombre le fuera infiel. Podía no gustarle, pero le toleraba siempre y cuando su marido no la desafiara cortejando a su amante dentro del mismo estrato social al que pertenecía el matrimonio. En el caso de una familia pudiente, el marido tendría su propia garçonière, refugio de soltero, en un discreto bloque de edificios de la ciudad. Y aquellos que no podían afrontar el gasto de tales lujos, siempre podían contar con los amoblados, hoteles expresamente utilizados para estos fines y que se pueden encontrar en todos los pueblos y ciudades de Argentina, y donde es posible alquilar habitaciones a tanto la hora. En el campo, en el hogar de los ricos estancieros, los hijos de tales terratenientes adquirían sus primeras experiencias sexuales con las mujeres de servicio o con las hijas de los trabajadores de la estancia. No podían, por supuesto, acostarse con una muchacha de su misma clase social. La virginidad de las niñas de sociedad era la más preciada de las posesiones familiares, y sólo podía ser cedida al precio de un muy buen matrimonio.
Eva María Ibarguren nació el 7 de mayo de 1919 en la Colonia Agrícola La Unión cerca del pequeño poblado de Los Toldos, situado a unos 300 kilómetros al oeste de Buenos Aires, en el seno de una familia compuesta por su madre Juana Ibarguren y cuatro hermanos: Blanca, Elisa, Juan y Erminda. Su padre, Juan Duarte, era un tipico ganadero que, como al parecer era tolerado en la época y lugar, tenía, además de una familia legítima con tres hijos en la ciudad de Chivilcoy, otra que se consideraba ilegítima, al no estar casado. Juana Ibarguren era pues la madre de los hijos nacidos dentro de esa segunda familia.
2006-10-02 13:16:38
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answer #1
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answered by Anonymous
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Maria Eva Duarte nació en Los Toldos, província de Buenos Aires, en 1919. Ella, su madre, Juana Ibarguren, y sus cuatro hermanos formaban la família irregular de Juan Duarte, que falleció cuando Evita tenía seis o siete años. En esa época, se mudaron para Junín, donde Eva permaneció hasta 1935.
Se sentía asfixiada por el ambiente pueblerino y entonces, con tan sólo 15 años, decide mudarse a Buenos Aires buscando convertirse en una actriz. Sola, sin recursos ni educación, se enfrenta con un mundo hostil y duro, cuyas reglas desconoce. Pero triunfa: llega a ser actriz de cierto nombre, pese a la falta de mayores talentos teatrales, y a encabezar un programa de rádio muy escuchado.
Pero su destino era otro. En enero de 1944, Eva Duarte conoce al coronel Juan Domingo Perón en un festival que la comunidad artística realizaba en benefício de las víctimas de un terremoto que había destruído la ciudad de San Juan pocos días antes.
En el mes siguiente, ya vivían juntos y dos años más tarde regularizan la relación, contrayendo matrimonio en una ceremonia íntima y que no trasciende al público.
En febrero de 1946, después de una campaña electoral en que la presencia de Evita fue marcante, Perón es electo presidente. La oposición le trasladó a ella la antipatia y el rechazo que sentian por Perón. La acensión vertiginosa "esa mujer" fue para esos argentinos un motivo más de repúdio.
En su rol de primera dama, Eva Perón desarrolló un trabajo intenso, tanto en el aspecto político como en el social. En cuanto a la política, trabajó intensamente para obtener el voto femenino y fue organizadora y fundadora de la rama femenina del peronismo. Esta organización se formó reclutando mujeres de distintas extracciones sociales por todo el país. Las dirigentes de la nueva agrupación recibieron el nombre de "delegadas censistas".
En el aspecto social su trabajo se desarrolló en la Fundación Eva Perón, mantenida por contribuciones de empresarios y por donaciones que los trabajadores hacian cuando tenian una mejora en sus sueldos. Creó hospitales, hogares para ancianos y madres solteras, dos policlínicos, escuelas, una Ciudad Infantil. Durante las fiestas distribuía sidra y pan dulce, socorría a los necesitados y organizaba torneos deportivos infantiles y juveniles.
El otro bastón y tal vez eje principal de su popularidad fue constituído en torno a los sindicalistas y a su facilidad y carisma para conectarse con las masas trabajadoras, a quienes ella llamaba sus "descamisados".
Eva Perón falleció el 26 de julio de 1952, aun muy joven, por ocasión de una leucemia. El dolor popular no la abandonó en un velatorio que duró 14 días y a partir de entonces no la abandonaría jamás.
Cuando elegí ser "Evita" sé que elegí el camino de mi pueblo. Ahora, a cuatro años de aquella elección, me resulta fácil demostrar que efectivamente fue así.
Nadie sino el pueblo me llama "Evita". Solamente aprendieron a llamarme así los "descamisados". Los hombres de gobierno, los dirigentes políticos, los embajadores, los hombres de empresa, profesionales, intelectuales, etc., que me visitan suelen llamarme "Señora"; y algunos incluso me dicen públicamente "Excelentísima o Dignísima Señora" y aún, a veces, "Señora Presidenta". Ellos no ven en mí más que a Eva Perón.
Los descamisados, en cambio, no me conocen sino como "Evita". Yo me les presenté así, por otra parte, el día que salí al encuentro de los humildes de mi tierra diciéndoles "que prefería ser "Evita" a ser la esposa del Presidente si ese "Evita" servía para mitigar algún dolor o enjugar una lágrima.
Y, cosa rara, si los hombres de gobierno, los dirigentes, los políticos, los embajadores, los que me llaman "Señora" me llamasen "Evita" me resultaría tal vez tan raro y fuera de lugar como que un "pibe", un obrero o una persona humilde del pueblo me llamase "Señora". Pero creo que aún más raro e ineficaz habría de parecerles a ellos mismos.
Ahora si me preguntasen qué prefiero, mi respuesta no tardaría en salir de mí: me gusta más mi nombre de pueblo. Cuando un pibe me nombra "Evita" me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama "Evita" me siento con gusto "compañera" de todos los hombres
espero que te sirva
2006-10-02 13:35:11
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answer #2
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answered by Golosina 5
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Fue la madre de Eva Peron presidenta de Peru en el año de 1946
2006-10-02 13:10:16
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answer #3
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answered by Kyara 7
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La madre de Eva Perón. Esa señora murió mucho después que su hija Eva. Había nacido en Los Toldos, Pcia. de Buenos Aires, y no sé mucho más.
2006-10-02 13:07:02
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answer #4
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answered by moratorres3 6
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