No son exclusivamente del coco, pero menciona un poco de él....
ODA PARA OTRO IDIOMA (por Manuel del Cabral)
Hombre que hablas inglés,
tu sonrisa
viene cuando hace ratos que han llegado
tus pies.
Hombre que estás callado no callando,
dímelo, tú, no hablando:
¿Con qué metal acuñas
este brillo que hoy juega en tu sonrisa:
la que nos llega tarde, más tarde que tus uñas?
Pero aún en la espuma de tu sonrisa hay olas,
hay un pez educado que a su hora es cuchilla.
La geografía misma no quiere ser sencilla,
y parece que a ratos hasta piensa tu roca:
¡no ves que ante el Caribe, como si nos buscara,
la Florida es un diente que le crece a tu boca!
Pero no, que no es
el cocotero simple que gotea su coco
lo más duro que ves:
si la isla que tiembla en este poco
de sudor de pupila, se le rueda a los negros,
con esa gota lavan algo más que la piel...
Esto el aire lo sabe, mientras tanto
el ron escribe equis con tus pies de turista,
y la isla, la isla, me la pisa tu vista.
Se ve que por aquí,
tú vienes blanco, pero tus negocios...
como la piel de Haití.
Mas ya pisando el blanco silencio del mulato,
con sus ruidos redondos ... tu barato
volumen anatómico pasa fragante a pipa,
y así, sobando perlas para cuidar tus tripas,
llegas oliendo a superficie cuando,
el hombre es por aquí
duro por fuera, mas por dentro, blando:
es como el coco que lo parten y...
para aquel que lo pica,
le da blancas entrañas, como cuando sufriendo
se parte en dos la cara, riendo la Martinica.
Sí, esto también lo sé, sí,
cubriendo el horizonte sólo veo
tu corpulento instinto de civil jabalí.
Y también todavía mi casa es grande, pero...
siento ahora que pesan, más que ayer, tus zapatos.
A fuerza de tu sombra, se hace el sol más mulato,
Del tamaño del mapa se te ponen los pies.
Es que de pronto suelta tu sonoro amarillo
un huracán que viene del bolsillo,
huracán que a la vez
juega con las Antillas,
y como la sotana cuando pasa,
pone de rodillas
los de casa...
Ya ves,
hombre que hablas inglés.
Tu sonrisa
viene cuando hace ratos que han llegado tus manos
y tus pies...
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TIO JUANCHO (por Ruben Villalobos)
Cánteme, tío,
enseñeme las canciones de los pájaros
que nunca he visto volar,
enséñeme las canciones que ya no puedo recordar.
Dígame, tío,
como me dijo cuando le pregunté hace tantos años:
¿por qué duermen algunas plantas al tocarlas?
¿por qué dan algunas hierbas una leche calmante
que puedo untarme a la piel
para aliviar las picadas de los mosquitos
que en todo caso a Ud. no le molestan?
¿Por qué al cortar el tallo del banano
el mismo crece al instante delante mis ojos?
Y ¿por qué crecen unos guineos pequeños, marrones y dulces
mientras otros crecen grandes y no tan dulces
pero ricos, cuando Mamacita o
Yaya o Mercedes
(pero nunca un hombre)
los fríe y les echa sal?
Dígame tio,
¿cómo puede hacer cocada todo el día
(todos estos años),
romper la cáscara del coco
con un solo machetazo y
darme el dulce limo mantecoso del coco
que resbala por mi lengua
(todos estos años)
rallar el coco, mezclar la miel
sobre el fuego candente
que cuece la cocada y le quema a Ud.
(todos estos años),
embolar la cocada aun caliente
y dajarla enfriar mientrars qu Ud. limpia la paila
y el batidor
y el machete
para que estén listos para la próxima vez,
entonces llamarme para que pruebe el dulce recien hecho
¡Rubén, vén acá!
El sudor cae de su frente
cuando me da el pedazo más grande
y una bolsa de cocada para llevar a Estados Unidos.
Entonces se quita la camisa sudada y el antiguo sombrero
y se pone la ropa limpia tan bien cuidada,
y llena la carreta y sale a la calle a vender:
¡Cocada! ¡Cocada!
tan digno,
(todos estos años).
Cánteme tío, y
lléveme a su tierra,
lléveme a nuestra tierra,
lléveme a mi tierra.
Enséneñeme a trabajar la tierra que trabajaba abuelo,
enséñeme a apreciar la tierra
que se acumula en mis uñas.
Enséñeme la choza que hizo el abuelo,
donde abuela tuvo nueve hijos.
Enséñema la tierra que ella quería,
la tierra que dejó,
el hombre que dejó
para educar a sus hijas,
para darles una oportunidad que en el campo no tenían.
Cánteme tío,
cánteme las canciones que me explican porque
las dormideras,
las hierbas de leche,
los bananos,
y mis sueños panameños
no crecen en esta estéril tierra noreteamericana.
Lléveme de la mano como me guió hace tantos años
al lecho agonizante de mi abuelo,
como me guió después a su tumba
al lugar donde abuela por fin podría acompañarlo;
cerca, pero todavía aparte,
en la muerte como en la vida.
Lléveme tío,
enseñema cada planta,
cada montaña,
cada pájaro,
cada quebrada, fuente de la vida.
Pero también enséñeme
el dólar sucio,
la miseria sin fin,
fruta amarga del traicionado sueño panamericano.
Cánteme tío,
enséñeme las canciones de los pájaros
que nunca he visto volar,
enséñeme las caniones
que ya no puedo recordar,
o que quizá nunca supe.
2006-10-01 09:39:01
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answer #1
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answered by LANUIT 6
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cada vez que te veo me sofoco,
te veo tan solo un poco,
mientras bebo agua de coco,
de pronto me aloco,
si te pudiera tener como a este coco,
te beberia lentamente poco a poco,
y tu blanca piel como este coco,
comeria despacio aunque de amor me vuelva loco.
2006-10-01 16:41:53
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answer #2
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answered by Anonymous
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