El hilo de plata en la contracultura gótica, es una apreciación por la dicotomía de la vida; el contraste entre la luz y la oscuridad, del bien y del mal, con la conciencia de que no existe una sin la otra. La idea de que los juicios y valores asignados comúnmente a lo distinto, a la otredad, no son necesariamente ciertos.
Los góticos, por lo general, tienden a tener un sentido del humor oscuro, perverso, irónico. El amor a la literatura, a la historia, a la música, a la poesía, a la belleza y a la fealdad, a lo viejo, a lo raro, a lo arcano, lo profano, lo distinto, lo pálido, a la muerte, al amor, a la vida, a la tristeza, a las lágrimas, a la melancolía, llega a conjuntarse con una serie de atavíos físicos: los ojos delineados, las negras, la tendencia vampirezca. Al fin y al cabo, seres humanos.
Tratar de clasificar lo gótico es inútil, tal como intentar demarcar el áura de sentimientos que existen en torno a él, el espectro de intereses, estilos y actividades. Como todo, cada aspecto toma un matiz diferente entre cada persona y algunas veces aunque el aspecto exterior puede ser similar, así como un gusto compartido por la oscuridad, esto no resulta suficiente incluso para relacionarnos con personas con aparentes gustos afines.
La literatura gótica, visitada con rapidez y de modo exteriorista, viene a ser un conjunto de convenciones acerca del lado oscuro de la vida. Se trata casi de una actitud propia del romanticismo, actitud que se transforma en una corriente imaginativa cuya cristalización ocurre en la llamada novela gótica y, en general, en la narrativa que posee ese carácter. Se dice que surgió en Inglaterra durante la segunda mitad del siglo XVIII como especie de resistencia al racionalismo y al clasicismo. Sus mayores ejemplos se dieron a conocer a lo largo de casi todo el siglo XIX, y sus planteamientos estéticos fueron retomados poco tiempo después por el cine.
Los relatos góticos, llenos de violencia física y sicológica, están ambientados en escenarios pavorosos y desolados, por lo general un castillo o una abadía en ruinas. Dominados por el misterio y una constante sensación ominosa que nos lleva al terror, abundan en los relatos góticos las habitaciones encantadas, los objetos significativos y extraños, los pasajes subterráneos, los ruidos desconocidos y temibles, los secretos que no se pueden revelar sin que ocurra una desgracia, las tumbas profanadas, las escaleras secretas y los fantasmas.
Pero también, y esto es muy importante, el relato gótico es el triunfo de la muerte dentro de la vida, o el triunfo de la vida como circunstancia posible de la muerte, y es aquí donde, entre tinieblas, surgen pasiones encontradas en las que aflora un singular erotismo, casi un tipo de deseo (una especie de hambre) que combina la fogosidad del amor sentimental o cortesano con el apetito de posesión presente en el mito de la sangre (o el despojamiento de la vida) en tanto ansia de ser, de existencia que se prolonga.
La novela gótica (también denominada negra) es sensacionalista, melodramática, exagera los personajes y las situaciones, se mueve en un marco sobrenatural que facilita el terror, el misterio y el horror. Abundan los vastos bosques oscuros de vegetación excesiva, las ruinas, los ambientes considerados exóticos para el inglés como España o Italia, los monasterios, los personajes y paisajes melancólicos, los lugares solitarios y espantosos que subrayan así los aspectos más grotescos y macabros, reflejo de un subconsciente convulso y desasosegado. Los precursores del espíritu gótico los encontramos en los poetas de la “escuela del cementerio” (Graveyard School), quienes expresaron su desagrado hacia la razón, el orden y el sentido común en una mórbida efusión de oscuros versos. Las obras de Thomas Parnell, Edward Young, Robert Blair y Thomas Gray no sólo anticiparon los estados de ánimo y pasiones góticos, sino que reflexionando grandilocuentemente sobre la muerte en medio de las más lóbregas de las localizaciones, redescubrieron la relación escatológica entre terror y éxtasis. Esta fascinación se extendería al embellecimiento de la muerte propio de la época victoriana, además de a una atracción hacia la muerte como recargada complacencia en el dolor.
Desde sus comienzos, el gótico se impuso como una literatura de estructuras que se derrumban, de recintos horribles, de sentimientos prohibidos y caos sobrenatural. Deleitándose en lo maligno sobrenatural, el gótico trataba de subvertir las normas del racionalismo y del autocontrol apelando a la eterna necesidad humana de elementos inhumanos, una necesidad no satisfecha por el sensato y decoroso arte de la Edad de la Razón. Walpole abrió la puerta a un universo alternativo de terror, de confusión psíquica y social cuya mera existencia había sido negada por el sistema de valores neoclásico. Esplendor en ruinas, hermoso caos, atractiva decadencia, espectáculo espantoso y extravagancia sobrenatural se convirtieron en los rasgos definitorios de una nueva estética gótica que tenía en el alivio de la inanición emocional su meta artística. El recinto fatal, metáfora central de toda la ficción gótica, sirvió al objetivo implícito del gótico como una respuesta a la inseguridad política y religiosa de una época agitada.
En los relatos góticos se advierte un erotismo larvado y un amor por lo decadente y ruinoso. La depresión profunda, la angustia, la soledad, el amor enfermizo, aparecen en estos textos vinculados con lo oculto y lo sobrenatural. Algunos autores sostienen que el gótico ha sido el padre del género de terror, que con posterioridad explotó el fenómeno del miedo con menor énfasis en los sentimientos de depresión, decadencia y exaltación de lo ruinoso y macabro que fueron el sello de la literatura romántica goticista.
Vampiros, bandidos infernales, monstruos como el hombre lobo, fantasmas ensangrentados, seres sobrenaturales como la criatura del doctor Frankenstein, presagios indecibles, horribles secretos de familia muy bien guardados, paisajes de belleza salvaje y arquitecturas monumentales y decadentes: he aquí la sintomatología de un género que después, en el siglo veinte, se recobra por medio de mutaciones en sus nupcias con la literatura policial, la ciencia ficción y la novela de aventuras.
2006-09-29 07:24:42
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