Haber si con esto interpretas un poco lo que paso, sus causas, las responsabilidades
Crónica de una tragedia ¿anunciada?
La desgracia sucedida en República Cromañón durante el recital de Callejeros el 30 de diciembre de 2004 deja abiertas muchas heridas y muchos interrogantes sin respuesta.
- Villancico del horror
Las copas estaban casi listas para el brindis de fin de año. Callejeros, la banda que más notoriedad habÃa alcanzado en los últimos doce meses, decidió cerrar su año con un triple Cromañón. Uno por cada disco. Una fiesta completa, y a esperar los festivales de verano. Una agenda bien cargada para concretar ese futuro promisorio que algunos equiparaban con Los Redondos.
Enfundados en sus remeras insignias, sus infaltables zapatillas (las mismas que ahora son un sÃmbolo de muchas ausencias) y riguroso corte stone, chicos y chicas de diversa procedencia, establecieron en Bartolomé Mitre al 3000, una auténtica República Callejera. Se apropiaron de un territorio con leyes propias donde los trapos, el pogo y las bengalas eran parte del patrimonio cultural. Pasadas las fechas del 28 y 29 de diciembre, todo estaba listo para celebrar el último recital de la serie.
Ojos Locos fue la banda soporte que preparó el ambiente para que, algunos minutos después, los de Villa Celina se adueñaran del escenario. Apenas comenzado el recital de Callejeros, la pirotecnia hizo estragos. La bengala, o el tres tiros, fue a dar justo en la media sombra del techo provocando su incendio y desmoronamiento, la liberación de humo tóxico, el corte de luz, y la desesperación. De repente, la trampa mortal dejó al descubierto puertas de emergencia clau-suradas, sobreventa de entradas y condiciones de seguridad inexistentes.
El saldo de esta catástrofe todavÃa no se puede visualizar en su totalidad. 191 son las vÃctimas fatales hasta el momento, heridos que continúan internados. Un único detenido. Indescriptible el dolor de cientos de familias. Innumerables los controles que nunca se hicieron y que ahora, tarde, buscan reparar el error. Un rock que ya no será el mismo. Un santuario espontáneo surgido de las entrañas del horror. Miles las zapatillas que marchan reclamando justicia por otras miles de zapatillas que no alcanzaron a correr.
"No, no da refugio el cielo, en una noche como hoy, de fuego, vaga tu alma en celo, en su trampa el cazador, sereno va a estar esperándote" (La Renga).
- El dolor después del dolor
Escasos minutos después de desencadenada la tragedia, la televisión ya mostraba las primeras imágenes desesperadas. Como un Gran Hermano, las cámaras lo vieron todo, y lo mostraron todo. El constante ir y venir de ambulancias, policÃas, bomberos, y a los mismos asistentes al recital tra-tando de ayudar a otros a escapar de las garras de la muerte.
La información, al principio era confusa, urgente y desorganizada. Luego, el Centro de Gestión y Participación, ubicado en la calle JunÃn al 500, pasó a ser la central de informaciones. No sirvió de mucho. Los familiares igual debieron deambular de un hospital al otro, de allà hasta la morgue y como último recurso, el lugar de la tragedia.
Las historias se multiplicaron por incontable cantidad de casos. Padres, madres, hermanos, tÃos y amigos foto en mano repetÃan las señas particulares de sus seres queridos a cuanto medio le prestara un micrófono.
El dolor se hizo más fuerte cuando para casi doscientas familias, llegó la confirmación de la muerte. Fue el turno de la vigilia en la puerta de la morgue judicial, previo paso por la morgue de Chacarita. ¿El sufrimiento podÃa ser más grande? SÃ. Una morgue con su capacidad sobrepasada, con un calor insoportable castigando a cuerpos de vivos y muertos, una autopsia obligatoria que irrespetuosamente parecÃa burlar todo padecimiento, tanto como los fuegos artificiales que explotaron en los cielos con la llegada del año nuevo. Cuando parece que nada más queda, todavÃa hay margen para el dolor después del dolor.
"Como el fuego sobre la superficie del mar, como el viento caliente del desierto, me arde, me quema saber que no vas a volver" (Andres Calamaro).
- Himno de mi corazón
Un ramo de flores fue el primer sÃmbolo que apareció sobre el pavimento ardiente de Bartolomé Mitre y Ecuador. Después, fueron sumándose más flores, velas, banderas, trapos, zapatillas, imágenes religiosas, fotos de las vÃctimas y mensajes que más o menos legibles, con faltas de ortografÃa o con errores de sintaxis, buscaban expresar la más profunda tristeza.
Las vallas, los muros del ferrocarril, la calle, la vereda, todo pasó a formar parte del "santuario" surgido espontáneamente para rendirle tributo a los afectados por la tragedia. Los fragmentos de canciones de rock fueron el lenguaje elegido para ma-nifestar el sentimiento que la tragedia despertó en los más jóvenes.
La piel se estremece ante las emociones desatadas. Es amor lo que sangra. Es el lugar donde los callejeros y callejeras siguen gritando. Porque no es cierto que ya nadie va a escuchar sus remeras. Gritan muy fuerte, y gritan justicia.
"Yo no quiero ya verte tan triste, yo no quiero saber lo que hiciste, yo no quiero esta pena en mi corazón", (Charly GarcÃa).
- Cuánto vale ser la banda nueva
Callejeros está acariciando lo áspero. Cuando allá por 1997 se formaron, en el barrio de Villa Celina, no imaginaron nunca que la peor tragedia del rock nacional iba a caer sobre ellos.
Patricio "Pato" Santos Fontanet (cantante), Elio Delgado (guitarrista), Maximiliano Djerfy (guitarrista), Eduardo Vazquez (baterÃa) y Christian Torrejón (bajo), comenzaron haciendo temas de Pink Floyd, Creedence, Chuck Berry y Rolling Stones. Aunque ellos decÃan que el barrio no habÃa apoyado al grupo sino hasta que comenzó a tener notoriedad, su música pronto se encuadró en la categorÃa de "rock barrial" que caracterizó a los ´90s. El mote no les agradaba demasiado, pero nunca pudieron despegarse de él. Con más ganas que virtuosismo, con letras que reflejan las vivencias cotidianas con más crudeza que poesÃa, melodÃas simples, estribillos pegadizos aptos para todo pogo, con la estética del antiesteticismo, el quinteto mostró su carisma en los escenarios under y los seguidores, las banderas y las bengalas empezaron a formar parte del ritual de sus shows.
En siete años, pasaron de tocar en boliches con capacidad reducida, a subir la escalera propuesta por Marquee, Hangar, Cemento, Atlanta, Cromañón, Obras y Excursionistas. En 2001 grabaron Sed, la placa debut. Dos años más tarde, dieron a conocer Presión. Ambos discos editados independientes. Lue-go firmaron contrato con Pelo Music, que lanzó una reedición del segundo material y el año pasado publicó su más reciente álbum, Rocanroles sin destino.
La imagen simple, el perfil bajo, el cuidado en la organización de los shows (a pesar de Cromañón), fueron aspectos que tomaron como referencia de La Renga, un trÃo que siempre los apoyó y a quienes los une no sólo la música, sino también la amistad.
El 2004 habÃa sido el año de Callejeros. Como si se tratara de un hechizo, antes de la llegada del nuevo año, la magia desapareció. El sueño se convirtió en una pesadilla. Acaso Cenicienta haya sentido la misma desolación cuando cumplido el plazo, la carroza nuevamente fue una calabaza. Pero mientras que el cuento llegaba a un final feliz, poco es lo que se puede conjeturar acerca de lo que sucederá con el grupo de rock que cuando estaba listo para tocar el cielo con las manos, pasó a sentir el fuego más intenso del infierno.
"Creo que nosotros vamos a ser una gran banda argentina. No sé si más grande que otras, pero vamos a ser parte del rock nacional. Estamos seguros de lo que hacemos y nos gusta mucho. Yo me pongo re orgulloso. Hablo de la banda y hablo de mi vida", aseguraba el baterista con inocultable emoción cuando en 2003 estaban a punto de conquistar Atlanta. Estaban en eso cuando los sorprendió la tragedia.
"Remontar un barrilete en esta tempestad, sólo hará entender que ayer, no es hoy, que hoy es hoy, y que no soy actor de lo que fui" (Divididos)
- Fuegos de diciembre
Los dedos acusadores ponen al rock barrial en el banquillo. Suplantar la falencia musical con la riqueza visual que aportan los fuegos de artificio, darle al público el protagonismo del espectáculo, alimentar el concepto de "fiesta" tanto arriba como abajo del escenario, son los cargos que se le imputan, y que hablan de la responsabilidad del estilo en el desencadenamiento de la tragedia.
Es cierto que hoy por hoy, como en el fútbol, la pirotecnia es parte del folclore del rock. Pero también es cierto que en algunos estilos, está más presente que en otros y que el denominado rock barrial, chabon o stone, es el que más uso, y abuso ha hecho del artificio. Tanto, que a los Callejeros les ha valido el tÃtulo de ser la banda en cuyos shows más bengalas se encendÃan.
Jorge Castro, más conocido como Killing, manager de Divididos, hacÃa su apreciación acerca del fenómeno del rock barrial, y la reflexión a la que obliga el desencadenamiento de la tragedia. En su análisis, decÃa al suplemento jóven del diario Página/12, en su edición del jueves 6 de enero de 2005. “Los pibes tienen que tomar conciencia, los ma-nagers y los que tocan, porque no tienen idea de lo que están manejando. Tienen que hacerse cargo de las condiciones en las que tocan, no sólo de la fiesta. Se sabe que hay bandas que meten las bengalas en el flete, para hacerles el aguante a los que están abajo”. Más adelante agregaba: “...El rock chabón se parece cada vez más al fútbol y se pierde la verdadera fiesta, que es la que propone el músico. Hay un montón de bandas con las que la fiesta pasa por lo de abajo, porque arriba tienen poco para ofrecer...”
Muchos son los músicos que hacen un mea culpa, y reconocen que no está bien arengar en pro de las bengalas, tres tiros, candelas, o cualquier otro recurso pirotécnico. Porque ahora sÃ, puede suceder una desgracia. Un sector del público también se muestra más consciente de los peligros latentes. Pero aún son muchos los que sacan a las bengalas de toda discusión y la eximen de culpa y cargo.
En la relación bengalas y rock, es inevitable hablar de educación. Las carencias en ese sentido, son un reflejo de la sociedad en la que vivimos, donde la pérdida de valores como el respeto para con uno mismo y para con el otro, es moneda corriente. La decadencia cultural, afianzada durante la segunda década infame, fue la cuna del surgimiento del rock barrial. La división entre el chabón con aguante y el careta, se hizo más evidente. Las masas que ya no querÃan pensar, sino agitar, comenzaron a crecer rápidamente y le dieron un marco perfecto para el impacto visual. Todo entra más rápido por los ojos que por los oÃdos. Muchos grupos se sumaron a esa nueva sensación, y desde el escenario, desde las letras, desde la postura, desde el discurso, alimentaron ese fenómeno que estaba naciendo.
"Ni la bengala, ni el rock n roll, a nuestros pibes los mató la corrupción", fue el cantito que más se escuchó durante las marchas. Probable traición del inconsciente colectivo, pero lo cierto, es que a estos pibes no los mató sólo la corrupción. Un cortocircuito podrÃa haber provocado el mismo resultado, es verdad, pero en este caso, la combinación letal se produjo entre la bengala, la imprevisión y la corrupción.
"En esta **** ciudad, todo se incendia y se va, matan a pobres corazones". (Fito Páez)
- Maldito rock
Los ambientes polÃticamente convulsionados que reinaron desde fines de los años ´60s, la década de los ´70s y comienzos de los ´80s, hicieron difÃcil el desarrollo del rock en el ámbito local. Las persecuciones, las razias, las golpizas y los dÃas de encierro eran frecuentes. La violencia venÃa de afuera. Luego, se incrustó en el seno mismo del recital. A comienzos de los ´80s, los shows de Riff mostraron la cara violenta de los conciertos de rock.
La llegada de la democracia, poco a poco fue aquietando las aguas. No obstante, la muerte cobrarÃa sus primeras vÃctimas al rock. CorrÃa el año 1987. En el mes de mayo, Soda Stereo realizaba un show en la ciudad de San Nicolás. Una tribuna se vino abajo y el resultado fue de 5 muertos y más de 90 heridos.
Los Redondos cargaron con el estigma de la violencia entre los fanáticos, y con la policÃa, cuando murieron dos jóvenes en River, y la represión policial causó la muerte de Walter Bulacio.
Otros dos chicos murieron electrocutados en un recital de Divididos al aire libre organizado por el Gobierno de la Ciudad.
Lo sucedido en Cromañón es la peor tragedia de la Argentina provocada por causas no naturales.
"Chicos y chicas bailan en el funeral del rock" (Babasónicos)
- Sigue girando
La desgracia de Cromañón permitió advertir que Cemento y el mismo boliche de Once, no eran más que espejismos en medio del desierto. Muchas veces las bandas under anhelaron llegar a los locales gerenciados por Chabán, porque, aunque hoy cueste creerlo, eso daba "chapa", significaba el crecimiento en convocatoria de una banda. De ahà a soñar secretamente con los estadios, un solo paso.
Parados sobre la muralla que divide lo que fue de lo que será, los músicos analizan cuál será su rol en el nuevo escenario que propone la era post Cromañón.
Sebastián Busto, de Zumbadores: "Mientras otro continente sufre las consecuencias de una catástrofe climática, en Argentina todavÃa sufrimos por negligencias humanas. Una vez más la ambición le pasó por arriba a la vida humana. ¿Responsables? Esta palabra la escuché muchas veces en los últimos dÃas, y creo que todos los conscientes que estábamos ahà presentes aceptamos las condiciones en las que nos encontrábamos. El rock está de duelo, pero el tiempo cura las heridas y nos hace más fuertes".
Fernando Blanco, de los Super Ratones: "Esto nos afecta como músicos, como argentinos y como personas. No hay un culpable, hay varios, unos más y otros menos, pero todos somos algo responsables. Afecta a todos, rock, bailanta, música electrónica, a todo lo que es entretenimiento en general. Una vez más en el paÃs de los irresponsables vamos a salir a cubrir la fachada y se van a cerrar boliches, pubs, bares, teatros y mucha gente sufrirá pérdida de trabajo, cuando en realidad la solución es hacer las cosas bien desde el vamos.
Los músicos podemos seguir peleando por lo que creemos, en mi caso, seguir insistiendo para que haya una ley que impida la tenencia de armas para uso civil y ahora insistir porque no se permita el uso de pirotecnia en ningún caso. No sólo se debe prohibir en lugares cerrados, si no recordemos el incidente de Boca-Racing de 1983 o el del chico muerto en Mundo Marino. Los dos casos, con una bengala".
El Bordo: "Una serie de imprudencias e irres ponsabilidades compartidas, marca un an-tes y un después en la manera de hacer re-citales a nivel under y no under, una especie de bisagra. De una buena vez se van a hacer controles acerca de los aspectos de seguridad, y muchos lugares van a tener que hacer cambios para poder seguir funcionando. Por otro lado, el promedio de edad de los chicos que van a ver recitales es relativamente bajo, y es probable y lógico que los padres de estos chicos pongan más restricciones con respecto a la concurrencia de sus hijos a estos lugares. Está en nosotros, ahora, garantizarle y demostrarle con hechos que sus hijos están seguros en nuestros recitales".
Las Manos de Filippi: "Es muy difÃcil en medio de una situación tan trágica, evaluar frÃamente las distintas fallas que existieron para llegar a esta situación. Lo que sà queda claro, que no es solo a partir de Cromañón, si no que hubo muchos antes y no se tomaron las medidas de seguridad necesarias para evitar esta tragedia. Desde la inconsciencia colectiva, de la cual todos somos parte, hasta la inescrupulosa irresponsabilidad que viene desde las cúpulas más altas del Estado, hasta los empresarios, socios de la corruptela existente, en cualquier emprendimiento don-de se maneja mucho dinero... y el rock es un movimiento más que importante... donde el músico y la gente es la menos bien atendida en ese reparto de ganancias, pero que no se la tomen ahora con que el rock es el culpable de todo. Cuidado con los justicieros de turno, los censores que con medidas rápidas y estrictas tratan de saldar y concretar cambios como si fuera tan sencillo, y asà subirse al carro del dolor.
Los músicos desde nuestro lugar, debemos unirnos y luchar en búsquedas de cambios serios y reales, que hagan que las convocatorias en lugares de asistencia pública sean decentes y seguros; no olvidar este aconteci-miento que truncó la vida de tantos jóvenes, que el costo que se pagó injustamente no quede impune; exigir responsables desde la memoria y en memoria de todos ellos. No sólo en este ámbito, sino en tantos otros afectados hoy dÃa, sólo es necesario caminar y mirar al prójimo. Que no quede como tantas veces el dolor encajonado por las promesas de turno".
Juani, voz de Andando Descalzo: "Es una situación muy difÃcil, muy dolorosa. Todos tenemos un amigo o algún conocido que estuvo esa noche. No existen palabras para calmar el dolor de todas las familias que perdieron a un ser querido. Debe empezar a existir una conciencia social, y todos tenemos que ocupar el lugar que nos corresponde, desde los funcionarios y dueños de boliches hasta los músicos y chicos que asisten a los shows. No sé cómo afectará en el rock esto, pero espero que sirva para que aprendamos a cuidarnos nosotros, porque nadie nos cuida y no sólo en un recital, en todo momento. Nuestras más sentidas condolencias a Callejeros y a sus familias, como a todas las vÃctimas y familiares de esta tragedia".
Charly Alberti, ex-baterista de Soda Stereo: "Mi sensación ante lo ocurrido es de absoluta impotencia. Era una tragedia en un 90% evitable. Esto demuestra lo que uno ve a diario en la Argentina: administraciones de polÃticos incompetentes, que no tienen la capacidad de realizar su trabajo mÃnimamente bien. Con el correr del tiempo, se ha generado una polÃtica del "no control", han desaparecido los castigos civiles a problemas cotidianos. Cada uno hace lo que quiere donde quiere, sin importarle a quien afecta con sus actos. Los argentinos no nos respetamos, no nos cuidamos y esto pasa en gran parte porque nadie pone los lÃmites. Desde el pelotudo que tira un papel desde la ventanilla de su auto, al tipo que deja que su perro cague en tu vereda. Esto, llevado al extremo, es lo mismo. En principio, porque el Estado no controla como corresponde. Por ende, no castiga y no pone los lÃmites, lo cual no es ser "buchón", es simplemente generar una lÃnea de conducta, para que todos podamos convivir. Si los empresarios que generan los espectáculos tuvieran un control permanente, nunca se arriesgarÃan a cerrar una puerta con un candado o a dejar entrar más gente que la que corresponde por ley. Al mismo tiempo, ningún idiota llevarÃa una bengala a un lugar donde es obvio que no se puede llevar.
Con Soda nos pasaron varias cosas lamentables, desde el robo de todo nuestro equi-pamiento, hasta la muerte de unos chicos en un local de San Nicolás. Eso, más allá del dolor y la bronca, sirvió para que nosotros, otros músicos de nuestra generación y empresarios, tomen recaudos a partir de esos hechos para que no se repitan en un futuro. Hay que ser más cuidadosos y profesionalizarse. No todas las bandas entienden esto y, por eso, sin querer, a veces sus organizaciones son deficientes. Más policÃa y más control en los espectáculos no es ser más "careta", es cui-dar más tu público”.
Diego, bajista de Smitten: "Todos apuntan a Ibarra, Chaban, etc... y obvio que tienen gran parte de culpa... pero como siempre eso pasa porque necesitamos chivos expiatorios a quien cargar todo el peso. Pero como público, ¿qué responsabilidad tenemos? Toda la responsabilidad. Desde el idiota que tiró la bengala hasta los que miran y festejan esas actitudes futboleras que nada tienen que ver con la música. Más allá de habilitaciones truchas, coimas, más entradas vendidas que las permitidas, está nuestra responsabilidad y respeto por el que tenemos al lado. Pero en este paÃs nunca nadie se hace cargo. "Borrarnos" y culpar a otros de nuestras propias cagadas es parte de nuestra cultura. Todo esto va a afectar mucho al rock, desde los padres que ya no van a dejar que sus hijos vayan a recitales (al menos una gran parte) hasta la paranoia de las autoridades que se van a poner ultra sensibles al respecto y van a clausurar muchos lugares.
En particular, siempre dijimos que si en un reci nuestro se prende una bengala, paramos hasta que la apaguen. Igualmente, nuestro público jamás encendió bengalas. Cuando nos enteramos de lo sucedido en Cromañón nos querÃamos matar, era terrible todo lo que se veÃa en televisión, asà que más terrible habrá sido ahà en el lugar. Es todo muy reciente y bastantes pavadas ya se dijeron en TV, sólo podemos decir que algo que acá en la Argentina estaba olvidado podrÃa haber servido: Respeto a los demás. Eso se perdió, estarÃa bueno que esta ****** que pasó sirva de quiebre. El público respetando al público, las bandas que dejen de "festejar" esto de las bengalas (parte de la "fiesta" del rock), los organizadores que por unos pesos más dejen de meter gente hasta por donde no entra y las autoridades dejen de hacer todo como el culo".
Cadena Perpetua: “No estamos de acuerdo con los que dicen "la culpa es de todos". Mentira, si la culpa es de todos, no es de nadie, y asà sigue girando la rueda. Sinceramente no creemos que este incidente pueda haber ocurrido en un show de Cadena, todos sabemos qué tipo de público tenemos y hasta dón-de son capaces de llegar. No decimos que na-die en especial haya querido conscientemente matar a casi 200 personas, pero si prendés 5 bengalas por tema en un recital cerrado y los que te-nés al lado, en lugar de hacértela apagar, te festejan, hay complicidad y hay inconsciencia generalizada. Eso mata, la ignorancia, el pensar "a mà no me va a pasar", el callarse para no desentonar. No queremos que se mal interprete, pero tampoco nos comemos esas gacetillas que llueven diciendo "pudo haber pasado tranquilamente en un show cualquiera", y no es asÃ, eso, la hipo-cresÃa, también mata.
Todo esto va a afectar a la movida del rock porque cerrando lugares o habilitándolos para la mitad de la gente que podrÃa entrar, matando el circuito que ya de por sà era bastante corto, ahora se va a abrir más la brecha entre las bandas "grandes", "medianas" y "pequeñas". Las grandes van a sobrevivir pase lo que pase, porque ni les llega. Las medianas se van a ir adaptando, juntándose para llegar a reunir más gente y a las chicas, lamentablemente no les vemos mucho futuro. Acá hace falta educar a la gente, que vaya a ver bandas, pero a ver, a disfrutar, no a querer ser más protagonistas que los protagonistas. Los músicos debemos saber que cualquier cosa que se diga, desde el escenario, tiene relación directa con los que están abajo, entonces hay que ser muy cuidadoso, no crear fanatismos. Sobre todo, tratar de no perder nunca la cabeza, porque con decir esto es una fiesta, no ayudamos a nada, y la verdad, hace mucho que esto no es ninguna fiesta".
En todo el paÃs se sintió el cimbronazo producido por Cromañón. Además del dolor por la tragedia, también se sintieron los coletazos de las inspecciones y clausuras. El rock vive su hora más difÃcil, y algunas bandas de distintos puntos del paÃs, comentan su visión de la tragedia.
Lucas, integrante de la banda cordobesa, 250 centavos: "Debemos dejar de decir que la culpa la tienen solamente los irresponsables que encendieron la bengala y tenemos que empezar a comprender que hay una cadena nefasta de responsabilidades que va del imbécil que no tuvo en cuenta las consecuencias, hasta el ************ que se cagó en la vida de los jóvenes ya sea recibiendo una coima o transgrediendo las normas de seguridad. El hecho de que haya sido en Buenos Aires (donde Dios tiene su mos-trador) y que haya estado involucrada la banda del momento, son sólo condimentos anecdóticos, pero, sin ninguna duda, facilitaron que esta tragedia se propagara de manera masiva a mucha mayor velocidad. Igualmente, la verdad es que no sé si una tragedia de tamañas magnitudes hubiese pasado desapercibida en ningún lado. No hay que dejar que esto que pasó se cubra con un manto de olvido, ni dejar que se sigan cometiendo todas estas irresponsabilidades de una manera tan anónima. Hay que dejar de ser cómplices silenciosos".
Carmina Burana: "Somos de Firmat que es una comarca agraria del sur de Santa Fe, a 450 km de capital. Acá la mayorÃa de la gente que no conoce el ambiente, escucha hablar de "Cromagnon" o "Madisson Square Garden" y es casi es lo mismo, pero (aun-que no con la intensidad de la gente de Capital) se conmocionó mucho por lo que pasó. Nadie puede ser ajeno a este episodio tan trágico. Esperamos que se tome conciencia porque los que mandan tal vez piensan "estos negros se tienen que quemar todos" y nosotros se la facilitamos, nos encerramos, nos robamos, nos cagamos a trompadas o peor, nos prendemos fuego; y eso es locura por locura misma, y encima cuando pasa algo asÃ, vamos y les reclamamos a ellos por no habernos cuidado lo suficiente. A veces no somos consecuentes con lo que predicamos. Este tipo de cosas se van a evitar si se produce un cambio en nuestras conciencias y aprendemos a cuidarnos nosotros mismos. Ninguna banda tiene suficiente peso como para generar ese cambio de conciencia en la gente, pero al menos se puede no seguir alimentando la estupidez. El tema de Chabán es algo parecido, todos sabÃamos que metÃa gente en su boliche hasta que reventaba, pero todos sostuvimos eso. A veces estas horribles y terribles situaciones hacen que las conciencias se movilicen y lo primero que se plantee sea "por qué ****** no hicimos algo antes de todo esto?" Tal vez todos somos un poco responsables de lo que pasó.
Quisiéramos que de parte de Carmina, les llegue, tanto a los chicos de Callejeros (a quienes no conocemos demasiado) como a la gente que ha perdido a sus amados seres y amigos, no un "aguante" porque a-guante es sufrimiento, pero sà nuestro pensamiento claro para sobrellevar tan dolorosa pena, y por supuesto, que los responsables comiencen a pagar justicieramente".
Ramiro, vocalista de Acólitos Anónimos, Paraná Entre RÃos: Lo que pasó en Once hubiera podido pasar en cualquier lugar del Gran Buenos Aires o del interior del paÃs. La falta de control de los sistemas de seguridad, la corrupción y la irresponsabilidad generalizada desencadenan las catástrofes humanas. Lo que pasó en Cromañón no tiene que ver con un estilo de música determinado; podrÃamos decir inclusive que el rock es anecdótico... la cuestión pasa por la irresponsabilidad, la impunidad y la corrupción. Debemos rebelarnos contra la corrupción, la viveza criolla y la irresponsabilidad de los que arman los espectáculos sin garantÃas para la integridad humana".
Producción y textos: Verónica Lun
2006-09-28 15:18:30
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answer #9
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answered by Anonymous
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