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12 respuestas

en las alas bay

2006-09-27 02:17:18 · answer #1 · answered by Anonymous · 0 1

Los tanques estan repartidos en pequeños tanquesitos cada uno debajo de cada asiento de los pasajeros, en las alas esta el aceite, el liquido de freno y el gato, a! y creo que tienen el saca bujias ahi tambien

2006-09-27 09:42:21 · answer #2 · answered by Anonymous · 0 0

Si el avión va volando, los tanques están en el aire, al igual que el resto del avión

2006-09-27 09:36:47 · answer #3 · answered by Anonymous · 0 0

En los aviones grandes de pasaje se encuentran en las alas

2006-09-27 09:28:37 · answer #4 · answered by blacKSun is John Locke 3 · 0 0

te cuento que soy tecnico aeronautico, y te puedo decir con total seguridad que depende el aviòn, en los grandes(de muchos pasajeros) en las alas, y en los chicos en el grupo de cola los tanques principales y en las alas los auxiliares(algunos hasta en la caja de torsión

2006-09-27 09:26:18 · answer #5 · answered by Pablo D.C. 2 · 0 0

Depende del tipo de avión. En los aviones comerciales ( Boeing 747, Airbus, etc.), los tanques están ubicados en el interior de las alas. Hay tanques adicionales en otras partes del avión.

2006-09-27 09:25:41 · answer #6 · answered by Danny 4 · 0 0

Los tanques de combustible de los aviones se encuentran en el interior de las semialas, es decir, dentro de la superficie alar del aparato. Saludos.

2006-09-27 09:24:22 · answer #7 · answered by Jerry Lee 2 · 0 0

Como ir a Marte y no hacerse viejo en el intento
OTRO ARTICULO INTERESANTE
Abril de 2003
¿Por qué un avión no puede simplemente salir volando por el espacio? ¿Para qué necesitamos los cohetes?

¡Hola! Gracias por llamar al Dr. Marc en The Space Place para saber lo que estoy pensando durante el mes de abril. Algunos de nuestros amigos que son miembros del Back Bay Astronomy Club en Virginia Beach, Virginia, con frecuencia escuchan la pregunta "¿Por qué un avión no puede simplemente salir volando por el espacio? ¿Para qué necesitamos los cohetes?"
Pues bien, la mayor parte del tiempo el aire podría no parecer una sustancia muy real, como el agua o la madera o el metal. Pero cuando el viento sopla tan fuerte que te puede hacer caer, el aire parece indudablemente real. Si pensamos al respecto, podemos comenzar a comprender lo necesario que es este concepto al funcionamiento de los aviones.

Los aviones pueden volar porque el aire que se mueve debajo de sus alas tiene la fuerza suficiente como para mantenerlos a flote. Si pudieras cortar una rebanada del ala de un avión, podrías ver que es redonda en la parte delantera, curvada por arriba, puntiaguda hacia atrás y plana en su parte inferior. A medida que los motores del avión empujan el ala hacia adelante, el aire se mueve por encima y por debajo del ala. Dado que la parte superior del ala está curvada y la parte inferior es plana, el aire que pasa por la parte superior tiene que viajar un poco más que el aire que pasa por debajo. Las moléculas de aire en la parte superior por lo tanto están separadas una distancia algo mayor, haciendo que el aire en la parte de arriba sea un poco más delgado y la presión en la parte superior del ala un poco menor que la presión en su parte inferior. ¿Y entonces, qué es lo que sucede? El ala es empujada hacia arriba por el aire que se encuentra debajo del ala.
Los aviones grandes de pasajeros no pueden volar a alturas mucho mayores que unos 12 kilómetros (7.5 miles). Por encima de esa altitud, el aire es demasiado delgado como para brindar una fuerza ascensional suficiente. Algunos aviones especiales y muy rápidos pueden volar quizás al doble de esa altitud, aunque el aire sea sólo aproximadamente 1/50 de denso que en la superficie de la Tierra. Y un avión especial muy lento, denominado Helios, voló a más de 96,000 pies, que es mucho más alto que la altura a la que ha llegado cualquier otro avión. A 96,000 pies, el aire es sólo 1/100 tan denso como a nivel del mar. El aire se hace más y más delgado cuanto más alto se llegue, hasta que casi no queda nada de aire. En otras palabras, ahí arriba prácticamente hay un vacío.
Incluso la nave espacial más baja que está en órbita alrededor de la Tierra se encuentra a unos 200 kilómetros (125 millas) por encima de la superficie de la Tierra, mucho más arriba que el aire espeso al cual estamos acostumbrados. Sin embargo, la mayoría de los satélites en órbita alrededor de la Tierra se encuentran a altitudes mucho más altas para hacer sus trabajos. Algunos de estos trabajos incluyen transmitir señales de teléfono y TV de una parte de la Tierra a otra, observar el clima de la Tierra y los cambios climáticos a largo plazo, tomar fotografías de la superficie cambiante de la Tierra, y estudiar la contaminación en la atmósfera.

Para lograr que una nave espacial llegue incluso a la órbita más baja de la Tierra se requiere utilizar un cohete. Entonces, ¿en qué difiere un cohete de un avión?

Los cohetes no dependen del aire, ni siquiera para quemar su combustible. Los cohetes aprovechan dos de las tres leyes básicas de la naturaleza que fueron descubiertas por el gran científico, Isaac Newton, a fines del siglo 17. Una de estas leyes, denominada la tercera ley de Newton, dice que por cada acción existe una reacción igual y opuesta. Esta ley explica lo que está sucediendo cuando inflas un globo, y luego lo sueltas sin atar un nudo. El aire sale expulsado de la boca del globo y eso empuja al globo en la dirección opuesta. Esta ley también nos dice que, para construir un cohete poderoso, necesitamos expulsar mucho material a alta velocidad en la dirección opuesta a la que deseamos que se desplace el cohete. Eso es exactamente lo que cumple el diseño del motor de un cohete. La mayoría de los cohetes utilizan gases de escape a alta velocidad producidos al quemar el combustible del cohete para impulsarse hacia arriba y alejarse de la superficie de la Tierra.


Como todo lo demás que se quema, el combustible de un cohete no puede quemarse sin oxígeno. Entonces, ¿cómo se quema el combustible del cohete en el vacío del espacio? El cohete transporta su propio oxígeno en tanques y lo mezcla con el combustible inmediatamente antes de quemarlo.
Los cohetes no sólo permiten que sea posible la exploración del espacio, sino también nos permiten explorar nuestro propio planeta de maneras que nunca hubiéramos podido hacer, ni siquiera desde un avión. Visita The Space Place y haz clic en "Hacer cosas espaciales" para hacer un crucigrama sobre un "observador terrestre de nueve ojos" en órbita alrededor de la Tierra que estudia la contaminación en la atmósfera. Además, para hacer y lanzar tu propio cohete impulsado con burbujas, haz clic en "Hacer cosas espaciales". Y puedes aprender todo con respecto al sorprendente avión Helios [en inglיs solamente} haciendo clic en "Los hechos asombrosos del Dr.










Como ir a Marte y no hacerse viejo en el intento

Por Diego Alonso Ávarez

Todos hemos oído hablar en las noticias o en los periódicos sobre las sondas que se envían a Marte o Venus con el fin de estudiarlos, y sobre cuándo se espera que la sonda en cuestión llegue a su destino y empiece a trabajar. A menudo, dichos tiempos son de varios meses, y en el caso de planetas más alejados como Júpiter, pueden llegar a ser años. Naturalmente cabe preguntarse si no se puede llegar antes.

Desde luego que se puede. De hecho en tan solo una o dos semanas podríamos plantarnos en el Planeta Rojo y en algo menos de un mes en el gigante gaseoso Júpiter. Sin embargo, no lo hacemos, ¿por qué? Pues la respuesta es bien sencilla, por el combustible.

El espacio tiene una curiosa propiedad que es tanto una bendición como un martirio, que se encuentra vacío. Quitando unas cuantas decenas de átomos de hidrógeno y un puñado de polvo, en realidad, una vez que salimos de la atmósfera no hay nada de nada. La ventaja que tiene esto es que no hace falta que los transportes que usemos para desplazarnos sean aerodinámicos, no hay rozamiento y por lo tanto se reduce mucho la energía que hay que aportar para que las cosas se muevan. Sin embargo, tenemos el problema de que no hay donde "apoyarse" para ***** impulso y desplazarse. Así es como funcionan los aviones. Cogen aire y lo lanzan hacia atrás, saliendo a su vez despedidos hacia delante. En el espacio también podemos hacer eso, de hecho es la única manera de moverse, pero el asunto es que el material que se lanza hay que llevarlo consigo.

Como podréis comprender, llevar el material propulsor al espacio (es el combustible, pero tiene que quedar claro que su función es distinta al combustible que usan los coches o los aviones) añade una cantidad tremenda de peso. Mas peso implica que hace falta más combustible y así sucesivamente. Al final se llega a un compromiso, el cual depende de dónde queramos ir y de cómo queramos hacerlo. Este compromiso, en la mayoría de los casos consiste en gastar la mínima energía posible, aunque ello signifique tardar más en hacer las tareas.

Supongamos que queremos mandar un satélite a Marte en una semana. En ese caso, habría que poner en órbita el propio satélite y dos tanques de combustible de tamaño similar al que usan los transbordadores. El satélite aceleraría en línea recta hacia el punto en el que queremos que se encuentre con Marte durante la mitad del camino, gastando en el proceso un tanque de combustible. Puesto que queremos que se ponga a orbitar el planeta y que no se estrelle contra el (como ha pasado en alguna ocasión) debemos frenar y acoplarnos a la órbita marciana usando para ello el segundo tanque. Si los sistemas del satélite han aguantado la monstruosa aceleración proporcionada por los motores durante una semana, entonces lo tendremos listo para realizar sus tareas.

Quizá dentro de unos cuantos años se pueda hacer, pero por el momento no hay manera de subir tanto combustible de golpe al espacio. Se puede hacer en varios pasos, pero ello implica hacer varios lanzamientos con todo el riesgo y gasto que eso lleva consigo.

La órbita de transferencia u órbita de Hohmann


Por lo tanto, como no podemos minimizar el tiempo de viaje, lo que se hace es reducir al máximo el gasto de energía, aunque ello implique pasar meses y meses de vuelo. El siglo pasado Hohmann descubrió que la forma de hacer esto era mediante una trayectoria elíptica cuyo semieje mayor fuese la mitad de la suma de los radios de la órbita de la Tierra y el planeta al que se quisiera ir, en este caso Marte.

Usando esta órbita, tan solo hay que encender los motores del satélite (o nave tripulada, desde luego) en dos lugares, y solo durante un breve espacio de tiempo. Al principio hay que encenderlos para acoplar el satélite desde la órbita de la Tierra a la de transferencia. Se empieza entonces a describir una trayectoria que se curva debido a la atracción solar y que resulta ser una elipse. Si se ha calculado bien el momento del lanzamiento, se llegará a la órbita de Marte exactamente cuando Marte pase por allí. Entonces se encienden nuevamente los motores de manera que se alcance la velocidad que lleva el planeta. Para volver de regreso a la Tierra se seguiría el mismo camino. Para ello es necesario que ambos planetas estén en las posiciones relativas correctas.

En conjunto apenas se gasta energía, en todo caso menos que haciendo el viaje de cualquier otra manera. Pero como se ha dicho, el precio de este ahorro es el tiempo. Haciendo algunos números se encuentra que el viaje de ida dura 259 días, lo mismo que el de vuelta, y que habría que esperar en Marte durante 460 días más para que los planetas se situasen correctamente. En total, un viaje de ida y vuelta duraría alrededor de 2,7 años, tiempo que un hipotético astronauta pasaría en su mayoría metido en un pequeño cubículo con dos o tres individuos más y, con un poco de suerte paseándose por la superficie marciana, en el caso de tratarse de misiones tripuladas.

De momento no hay solución a esto ya que no disponemos de una tecnología que nos permita movernos con rapidez y de forma económica por el espacio. Realmente este será el obstáculo a derribar (o esquivar, según se mire) si queremos convertir a Marte en una colonia, o siquiera una base científica, y no los posibles problemas de mantenimiento o supervivencia una vez en la superficie. No sería mucho más complicado que vivir en la Antartida, y eso ya lo hemos hecho.

Hasta entonces habrá que esperar. Solo espero no ser demasiado viejo cuando se llegue a Marte como para poder verlo.

Si teneis algún comentario, por favor escribidme

2006-09-27 09:21:32 · answer #8 · answered by silvio c 5 · 0 0

Normalmente los tanques de combustible están en las alas...

Saludos

2006-09-27 09:20:33 · answer #9 · answered by namukwoki 5 · 0 0

en las alas.pero el piloto tiene un vidoncito de 5 L.
guardado por las dudas.jajajajajaaa

2006-09-27 09:20:31 · answer #10 · answered by Samuel L 3 · 0 0

no se encuentran,
se buscan

2006-09-27 09:19:41 · answer #11 · answered by Anonymous · 0 0

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