Citando: Edgar Soto Massey
Un saludo y que El Señor te bendiga. El Señor claramente cuando se refiere a los niños dice "Dejad que los niños vengan a mí, por que de ellos ES el reino de los cielos", en algún momento hace referencia a aquel que lo dañe o indusca a pecar,como alguién que no tendrá perdón, por lo que lo mas importante es que El establece el lugar de los niños.
El pasaje y contexto no define una edad específica y aunque se quiera establecer una cierta capacidad intelectual para atender a Dios y sus preceptos, cuando el Señor habla con Nicodemo le dice que debe ser como un niño, poniendo dicha condición por encima de la de Nicodemo para poder entender y someterse a El,personalmente me habla de pureza, sin pecado, aunque su herencia es de pecado y solo por medio de Yeshua podrá variar esa condición, y quién les impide ir a Yeshua en ese corto tiempo de vida.
Concluyo este aporte diciendo que venimos de Dios como creación de El desde que somos gestados en el vientre el tiene cuidado de nosotros, "Mi embrión vieron tus ojos" le pertenecemos a El aunque seamos alimentados por medio de nuestra madre y todo lo que Dios previamente formo en su cuerpo para este fin. Si puedes notar en lo que menciono es inebitable mencionar a Dios, por cada cosa y momento que depende de El y su intervención.
Si la vida termina entre el vientre y tres años de vida a quién iré?, al SEñor por que no esta un niño en esa edad ejerciendo su libertad de decidir, ya que está bajo la cobertura y protección de sus padres, no quebranta ningún madamiento por que no ha sido instruido para entender cuales son sus responsabilidades.
La instrucción es la que nos permite entender cuando trangredimos o quebrantamos lo establecido por Dios, pero que transgrede o quebranta un bebe, nada. Solamente es mi apresiación y aunque muchos van a mencionar la herencia de pegado y los que nacen bajo pecado, a ciencia cierta quién sabe lo entre bebe y Dios sucede, nadie.
2006-09-18 22:40:27
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answer #1
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answered by Dj_Pepetony 3
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¿Qué les sucede a nuestros difuntos?
“SE SUFRE cuando muere un ser querido, porque su pérdida deja un vacío inexplicable.” Así se expresó un hijo cuando murió su padre y, poco después, su madre. El dolor y la sensación de inmensa pérdida le produjeron la impresión de estar “ahogándose emocionalmente”. Es posible que usted haya pasado por una situación parecida, y quizás se haya preguntado dónde se encuentran sus difuntos y si algún día volverá a verlos.
2 A veces, cuando los padres lloran la pérdida de un hijo, se les dice que “Dios escoge las flores más bellas para llevárselas al cielo”. ¿Es cierto eso? ¿Han ido nuestros amados difuntos a una región habitada por espíritus? ¿Se trata de lo que algunos llaman Nirvana, es decir, un estado de dicha ajeno a todo dolor y deseo? ¿Han pasado a otra vida, a una existencia inmortal en un lugar paradisíaco? O, como también se afirma, ¿desemboca en tormento eterno la muerte de los que ofenden a Dios? ¿Pueden los muertos influir en nuestra vida? Para obtener respuestas verídicas a estas preguntas, tenemos que consultar la Palabra de Dios, la Biblia.
¿QUÉ ES EL “ESPÍRITU” DEL HOMBRE?
3 Sócrates y Platón, filósofos de la Grecia antigua, creían que dentro del ser humano tenía que haber algo inherentemente inmortal, un alma que sobreviviera a la muerte del cuerpo y que en realidad nunca muriera. Hoy, millones de personas de todo el mundo comparten esta creencia. Debido a ella, muchos temen a los muertos o se preocupan por su bienestar. Pero la Biblia nos enseña algo muy diferente respecto a los muertos.
4 Al analizar el estado en que se encuentran los muertos, debemos recordar que Adán, nuestro primer padre, no tenía un alma, era un alma. En un impresionante acto de creación, Dios formó al hombre, el alma, a partir de los elementos básicos de la Tierra y luego le insufló “el aliento de vida”. Génesis 2:7 nos dice: “Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente”. Adán se mantenía vivo mediante la respiración. Ahora bien, al insuflarle el aliento de vida, Dios no solo introdujo aire en los pulmones de Adán; la Biblia dice que en las criaturas vivientes de la Tierra hay activa una “fuerza de vida”. (Génesis 7:22.)
5 ¿Qué es “la fuerza de vida”? Es la chispa vivificante que Dios infundió en el cuerpo inerte de Adán, una fuerza que luego se sostuvo mediante la respiración. Ahora bien, ¿qué es el “espíritu” al que se hace referencia en Salmo 146:4? En dicho versículo se dice lo siguiente respecto al individuo que muere: “Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos”. Cuando los escritores de la Biblia utilizaban la palabra “espíritu” en estos contextos, no pensaban en un alma incorpórea que continuara viviendo después de la muerte del cuerpo.
6 El “espíritu” que sale de la persona al morir es la fuerza de vida procedente del Creador. (Salmo 36:9; Hechos 17:28.) Dicha fuerza no posee ninguna característica de la criatura a la que anima, tal como la electricidad no adopta las funciones del aparato que acciona. Cuando alguien muere, el espíritu (la fuerza de vida) deja de animar las células corporales, tal como una bombilla se apaga una vez que se desconecta la electricidad. Cuando la fuerza de vida deja de sostener el cuerpo humano, el hombre, el alma, muere. (Salmo 104:29; Eclesiastés 12:1, 7.)
“A POLVO VOLVERÁS”
7 Jehová explicó claramente lo que significaría la muerte para el pecador Adán. Dijo: “Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás”. (Génesis 3:19.) ¿Adónde volvería Adán? Al suelo, al polvo del cual había sido creado. Cuando muriera, Adán simplemente dejaría de existir.
8 En este aspecto, la muerte humana no difiere de la de los animales. Ellos también son almas, y los activa el mismo espíritu o fuerza de vida. (Génesis 1:24.) En Eclesiastés 3:19, 20 el sabio Salomón nos dice: “Como muere el uno, así muere la otra; y todos tienen un solo espíritu, de modo que [en lo que respecta a la muerte] no hay superioridad del hombre sobre la bestia [...]. Del polvo han llegado a ser todos, y todos vuelven al polvo”. El hombre era superior a los animales porque había sido creado a la imagen de Dios y, por lo tanto, reflejaba las cualidades de Jehová. (Génesis 1:26, 27.) Sin embargo, cuando mueren, tanto los seres humanos como los animales vuelven al polvo.
9 Salomón aclaró aún más el significado de la muerte cuando escribió: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”. En efecto, los muertos no saben absolutamente nada. De ahí que Salomón aconsejase: “Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol, el lugar adonde vas”. (Eclesiastés 9:5, 10.) ¿Adónde van los muertos? Al Seol (hebreo, sche´óhl), la sepultura común de la humanidad. Nuestros difuntos no tienen conciencia de nada. No están sufriendo ni tampoco pueden ejercer influencia alguna en nosotros.
10 ¿Es forzoso que tanto nosotros como nuestros seres queridos vivamos solo unos cuantos años y luego dejemos de existir para siempre? Según la Biblia, no. Cuando Adán se rebeló, Jehová Dios dispuso inmediatamente el medio para eliminar las terribles consecuencias del pecado humano. La muerte no entraba en el propósito de Dios para la humanidad. (Ezequiel 33:11; 2 Pedro 3:9.) De modo que esta no tiene por qué ser irreversible para nosotros ni para nuestros seres queridos.
“ESTÁ DESCANSANDO”
11 Jehová se propone rescatarnos a nosotros y a nuestros difuntos de la muerte adánica. Por este motivo, la Palabra de Dios compara la muerte con un sueño. Por ejemplo, al enterarse de que su amigo Lázaro había muerto, Jesucristo dijo a Sus discípulos: “Nuestro amigo Lázaro está descansando, pero yo me voy allá para despertarlo del sueño”. En vista de que los discípulos no captaron enseguida el sentido de aquellas palabras, Jesús especificó: “Lázaro ha muerto”. (Juan 11:11, 14.) Luego se dirigió al pueblo de Betania, donde Marta y María lloraban la muerte de su hermano Lázaro. Cuando Jesús le dijo a Marta: “Tu hermano se levantará”, ella expresó su fe en el propósito de Dios de eliminar los efectos de la muerte en la familia humana, pues respondió: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”. (Juan 11:23, 24.)
12 Marta no hizo referencia a un alma inmortal que siguiera viviendo en otro lugar después de la muerte. No creía que Lázaro hubiera ido a alguna región espiritual donde continuara existiendo. Marta tenía fe en la maravillosa esperanza de la resurrección. No creía que del cuerpo de Lázaro hubiera salido un alma inmortal, sino que su difunto hermano había dejado de existir. El único remedio para la muerte de su hermano era la resurrección.
13 Jehová Dios ha facultado a Jesucristo para que redima a la humanidad. (Oseas 13:14.) Por consiguiente, tras las palabras de Marta, Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir”. (Juan 11:25.) Luego fue a la tumba de Lázaro, que llevaba muerto cuatro días, y lo resucitó, demostrando así el poder que Dios le había concedido. (Juan 11:38-44.) Imagínese la alegría de los que presenciaron esta resurrección o cualquier otra de las que ejecutó Jesucristo. (Marcos 5:35-42; Lucas 7:12-16.)
14 Deténgase ahora un momento y piense: si el hombre tuviera un alma inmortal que sobreviviera a la muerte, nadie necesitaría que se le resucitara, que se le hiciera volver a la vida. En realidad, no sería bondadoso resucitar a alguien como Lázaro para que volviera a llevar una vida imperfecta en la Tierra si ya hubiera estado disfrutando de la dicha celestial. Lo cierto es que en la Biblia ni siquiera aparece la expresión “alma inmortal”. Al contrario, las Escrituras dicen que el alma humana que peca, muere. (Ezequiel 18:4, 20.) Así pues, según indica la Biblia, el único remedio para la muerte es la resurrección.
“TODOS LOS QUE ESTÁN EN LAS TUMBAS CONMEMORATIVAS”
15 La palabra que los discípulos de Jesús utilizaron para “resurrección” significa literalmente “levantamiento; alzamiento”. Es un levantamiento del estado inerte en que se encuentra el difunto, un alzamiento de la sepultura común de la humanidad. Para Jehová Dios es sencillo resucitar a alguien. ¿Por qué? Porque Jehová es la Fuente de la vida. Actualmente el hombre puede grabar las voces e imágenes de hombres y mujeres, y reproducir esas grabaciones después de muertos los protagonistas. Entonces, con mayor razón, nuestro Creador todopoderoso puede grabar en su memoria los detalles de la existencia de cualquier ser humano y resucitar a la misma persona, proporcionándole un nuevo cuerpo.
16 Jesucristo dijo: “Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán [la] voz [de Jesús] y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio”. (Juan 5:28, 29.) Todos los que están en la memoria de Jehová resucitarán, y se les enseñarán Sus caminos. La resurrección resultará ser de vida para los que obren en conformidad con el conocimiento de Dios, y de condenación, para aquellos que rechacen las enseñanzas y la gobernación de Dios.
17 Naturalmente, todas aquellas personas que hayan procurado llevar una vida recta como siervos de Jehová resucitarán. De hecho, la esperanza de la resurrección ayudó a muchos a afrontar la muerte, aun en casos de persecución violenta. Sabían que Dios podía devolverles la vida. (Mateo 10:28.) Pero hay millones de personas que han muerto sin la oportunidad de demostrar si obedecerían o no las normas justas de Dios. Estas también recibirán una resurrección. El apóstol Pablo confiaba en el propósito de Jehová al respecto, pues dijo: “Tengo esperanza en cuanto a Dios [...] de que va a haber resurrección así de justos como de injustos”. (Hechos 24:15.)
18 El apóstol Juan recibió una emocionante visión de personas resucitadas que estaban de pie ante el trono de Dios, y escribió: “El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego”. (Revelación 20:12-14.) ¡Imagínese! Todos los muertos que estén en la memoria de Dios tienen la perspectiva de ser liberados del Hades (griego, hái·des), o Seol, la sepultura común de la humanidad. (Salmo 16:10; Hechos 2:31.) Tendrán la oportunidad de demostrar mediante sus hechos si quieren servir a Dios o no. Luego, “la muerte y el Hades” serán arrojados al llamado “lago de fuego”, un símbolo de destrucción completa, igual que el término “Gehena”. (Lucas 12:5.) Cuando termine la resurrección, la sepultura común de la humanidad quedará vacía y, por lo tanto, dejará de existir. ¡Cuánto consuela aprender en la Biblia que Dios no tortura a nadie! (Jeremías 7:30, 31.)
¿DÓNDE VIVIRÁN LOS RESUCITADOS?
19 Un número limitado de hombres y mujeres serán resucitados para vivir en el cielo. En calidad de reyes y sacerdotes con Jesús, colaborarán en eliminar todos los efectos de la muerte que la humanidad heredó del primer hombre, Adán. (Romanos 5:12; Revelación 5:9, 10.) ¿A cuántos llevará Dios al cielo para gobernar con Cristo? La Biblia dice que solo a 144.000. (Revelación 7:4; 14:1.) Jehová dará a estos resucitados un cuerpo espiritual para que puedan vivir en el cielo. (1 Corintios 15:35, 38, 42-45; 1 Pedro 3:18.)
20 Pero la inmensa mayoría resucitará para vivir en una Tierra paradisíaca. (Salmo 37:11, 29; Mateo 6:10.) En parte la razón por la que algunas personas reciben una resurrección celestial es llevar a término el propósito de Dios para la Tierra. Desde el cielo, Jesucristo y los 144.000 irán ayudando a la humanidad obediente a recobrar la perfección que desecharon nuestros primeros padres. Entre esas personas estarán los resucitados, tal como indicó Jesús cuando dijo al moribundo clavado a un madero junto a él: “Estarás conmigo en el Paraíso”. (Lucas 23:42, 43.)
21 En la Tierra paradisíaca, la muerte, que hoy provoca un fuerte sentimiento de futilidad, será eliminada. (Romanos 8:19-21.) El profeta Isaías dijo que Jehová Dios “realmente se tragará a la muerte para siempre”. (Isaías 25:8.) El apóstol Juan recibió una visión del tiempo en que los seres humanos obedientes se verán libres del dolor y la muerte. Sí, “Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:1-4.)
22 Lo que la Biblia enseña está muy claro y acaba con toda posible confusión sobre lo que les sucede a los muertos. Las Escrituras dicen explícitamente que la muerte es “el último enemigo” que será eliminado. (1 Corintios 15:26.) Podemos obtener gran consuelo y fortaleza de la esperanza de la resurrección. ¡Y qué alegría nos da saber que, si Dios los tiene en su memoria, nuestros difuntos despertarán del sueño de la muerte para disfrutar de todo lo bueno que él tiene preparado para los que le aman! (Salmo 145:16.) Tales bendiciones se conseguirán mediante el Reino de Dios.
2006-09-19 07:03:45
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answer #5
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answered by !!!@!!! 2
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