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Los terribles dos años

Berrinches, terquedad, desafío, son algunas de las conductas que se asocian a los dos años de edad del bebé, y que le han valido a esta etapa el nombre de “los terribles dos”. Este término, sin embargo, es injusto: además de ser muy negativo, ignora las delicias de esta etapa.
Ahora la comunicación es más fácil, y el niño busca mayor independencia para aprender acerca de sí mismo y su mundo. Entender los procesos que desencadenan la conducta desafiante, aprender a manejarla, y aprovechar al máximo los momentos de dulzura, comunicación y sorpresa son la mejor forma de tener un viaje placentero (aunque con garantizadas turbulencias).
“Yo solito”
El niño intentará alimentarse, vestirse, meter la pieza del rompecabezas –sin ayuda-, y precisamente cuando más prisa tienes. Pero en vez de contemplar esta búsqueda de independencia de manera negativa, tómalo como una oportunidad para inculcar la responsabilidad y autonomía.

Llegará una etapa en que la autonomía será deseable, y no podrás esperar que el niño mágicamente se vista, bañe o alimente por sí solo, cuando nunca lo has fomentado. El truco es fijar ciertos límites.

Puedes permitir que el niño intente por sí mismo ponerse los zapatos, y después ofrecerle tu ayuda, enseñándole la manera de hacerlo correctamente. Programa tus horarios con tiempo suficiente para no apresurarlo, pero cuando realmente tengas prisa, simplemente anuncia que esta vez tú lo vestirás.

Berrinches
La mayoría de los berrinches son provocados por dos emociones: frustración e ira. El niño en esta etapa tiene una intensa curiosidad y deseos de hacer algo, pero frecuentemente, no cuenta con la suficiente habilidad para realizar lo que quiere (por ejemplo, acomodar una pieza del rompecabezas).

El berrinche es una forma de librarse de la intensa frustración que siente. Otro detonador común es encontrarse con una negativa cuando él desea hacer algo. La falta de desarrollo en el área del lenguaje le impide expresar sus deseos o su ira, aumentando su frustración.

El berrinche funciona como un mecanismo para “dejar escapar el vapor”, ventilar las emociones que el niño todavía no puede manejar racionalmente. Trata de comprender las emociones detrás del berrinche, y de utilizar tu intuición.

Si sospechas que se trata de una conducta manipulativa, es mejor ignorarlo. Pero en ocasiones el niño realmente necesita el apoyo de un adulto para recuperar el control de sí mismo y tranquilizarse, por lo que es mejor mantenerse cerca y disponible: en estos casos, un abrazo es una buena forma de dar por terminado el berrinche.

Berrinches en público
Uno de los episodios más embarazosos para los padres es el berrinche en un restaurante, tienda o supermercado. Las miradas intolerantes de los extraños y la noción de que nuestras habilidades de crianza están siendo juzgadas empeoran la situación.

Recuerda también que los lugares con mucha gente, tentaciones y estímulos pueden sobrecargar emocionalmente a los niños. He aquí como lidiar con esta situación:

Prevención: Programa tus viajes a la tienda para un momento del día en que el niño no esté cansado ni hambriento, y también tú te encuentres en una buena disposición de ánimo.

Expresa tus expectativas de antemano: “No voy a comprar dulces, puedes escoger unas galletas antes de pasar a pagar”.

No te sientas avergonzada: No importa lo que la demás gente piense. En un intento por mantener la apariencia de control frente a extraños, algunos padres humillan o incluso golpean a sus hijos. El niño no está intentando ponerte en ridículo, concéntrate en mantenerte firme y tranquila.

Dale una oportunidad: Llévalo a una esquina y explícale –serenamente y viéndole a los ojos- que esperarás hasta que se tranquilice para proseguir con lo que estaban haciendo.

Ve preparada para suspender el viaje: Si el berrinche escala a un nivel incontrolable, saca al niño de la tienda y llévalo al carro. Dile: “Entiendo que estés enojado. Nos vamos a quedar aquí, hasta que te calmes”. Si no se tranquiliza después de un periodo razonable, tendrás que marcharte.

Grandes adelantos

Las conductas asociadas con los 2 años pueden comenzar alrededor de los 18 meses y extenderse hasta bien entrados los 3 años. Aunque los 2 años tienen mala reputación, los padres cuentan en ese momento con una valiosísima herramienta de disciplina: el lenguaje.

El niño a los 2 años tiene una comprensión general bastante amplia de lo que escucha, y su lenguaje expresivo crece. Esto hace que podamos transmitir nuestras expectativas con mayor facilidad, y que comprendamos en mayor medida las necesidades o deseos del niño.

Existirán momentos de frustración, tanto para padres como para el niño, cuando éste no pueda expresar o hacernos entender lo que tiene en mente. Sigue estas ideas de los expertos para manejar algunas conductas y situaciones típicas de esta etapa:

Testarudez: Alrededor de los 2 años, el niño ya tiene en su mente una imagen clara de lo que quiere, y no acepta otras opciones con facilidad. A esta edad, los bebés dependen de rutinas y rituales para entender el mundo que les rodea y el orden de las cosas (“después del baño viene la hora de dormir”), por lo que el cambio en la rutina es recibido con resistencia.

El niño parecerá testarudo e irracional para los estándares de los adultos, pero contar con una rutina bien estructurada les ayuda a comportarse mejor.


Resistencia a cambiar de actividad: “Vámonos, Carlitos”, dice la mamá, esperando que el pequeño deje el trenecito con el que ha estado jugando y se levante alegremente. La respuesta, sin embargo, es un “no” terminante, o quizá hostil.

Involucrarse profundamente en el juego y las actividades son características de desarrollo adecuadas a esta edad. Facilita la transición dándole avisos previos: “Nene, en cinco minutos nos vamos...”.


Peleas por juguetes: “¡Mío!”, grita el niño con inusitada ferocidad, mientras arrebata a otro niño un carrito y su mamá se mortifica pensando que el pequeño (y ella) nunca brillarán en sociedad.

Cuando se juntan niños y juguetes las peleas son inevitables. La etapa de posesividad de los juguetes es normal y pasajera. Frecuentemente tendrás que intervenir para demostrar la manera adecuada de jugar (“No tires arena con la pala. Úsala así”, por ejemplo), o estableciendo turnos para jugar con los juguetes más disputados.

2006-09-09 15:02:03 · answer #1 · answered by guxrex 4 · 0 0

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