El tulipán, originario de Turquía, fue cultivado durante años en los jardines de
los palacios otomanos y usado como motivo floral para la decoración de elementos
cerámicos. Pero incluso antes de que el primer europeo encontrara esta flor en el
jardín privado de un sultán, ya había sido profusamente cultivada en Irán, Siria y
Asia.
Su nombre es la versión latinizada de la palabra turca “tulipam”, que deriva por
su parte del término otomano “tülbent”, que significa turbante. El tulipán, debido
a la espectacularidad de su floración y de los numerosos colores en que puede
encontrarse, fue una de las flores favoritas de los pintores del barroco para sus
cuadros de bodegones florales, especialmente en la pintura francesa, holandesa y
española de los siglos XVI a XVIII. En concreto durante el siglo XVII fue tal la
demanda de pinturas que representasen bodegones florales que algunos artistas
españoles se especializaron en esta temática, como fue el caso de Antonio Ponce,
Juan de Arellano, Bartolomé Pérez, Juan Sánchez Cotán o Juan van der Hamen, cuyos
cuadros puedes disfrutar en el Museo del Prado. Basta observarlos para entender la
pasión que estas pinturas, auténticos y espectaculares ramos de flores, despertaron
en la sociedad española y europea.
El tulipán llegó a Europa a mediados del siglo XVI. En 1554, durante el reinado
de Solimán el Magnífico, el embajador del Imperio Austriaco ante la corte otomana,
Augier de Busbecq, envió por primera vez a Europa, a la corte de Viena, bulbos de
tulipanes. Algunas de estas enormes semillas fueron remitidas a su vez a Holanda
por el botánico Charles de l’Ecluse y otro médico e investigador, Carolas Clusius,
fue quien primero cultivó un bulbo de tulipán en el Hortus Botanicus de Leiden
(Holanda) en 1593.
Si bien en su origen no era una flor que llamara especialmente la atención, a
pesar de ser una especie bonita, el tulipán sufrió un virus que generó una nueva
variedad que con los cultivos adecuados permitía una enorme variedad de colores,
lo que desató una pasión desaforada por esta nueva especie entre las clases más
pudientes de la Europa barroca. A partir de entonces, se propagó por todo el
continente la tulipmanía y su comercialización provocó la primera burbuja
especulativa de la historia económica.
Durante la tercera década del siglo XVII la gente se volvió loca por los tulipanes
y los precios crecieron sin parar, alcanzando cifras desproporcionadas: En 1635 se
pagaron 100.000 florines por 40 bulbos y una especie rara y poco conocida llegó
a costar 5.500 florines. En 1637, tres bulbos de tulipanes llegaron a costar lo
mismo que una casa en Ámsterdam. Un marinero, que desconocía el valor de los
tulipanes, fue encarcelado por comerse un bulbo por error. Se pagaron hasta 400
libras de la época (el equivalente a casi seis millones de euros de hoy en día)
por tulipanes que ni siquiera habían sido todavía plantados, por compradores que
en su vida habían visto esta flor.
Como toda burbuja, el final no fue agradable. De repente a comienzos de 1637 se
empezó a notar cansancio en el mercado del tulipán y muchos inversores decidieron
dejar de poner su dinero en tulipanes, lo que hizo que el pánico se apoderara
del mercado. La situación alcanzó tales proporciones que el gobierno holandés tuvo
que intervenir, declarando nulos los contratos de compra de tulipanes a futuro
realizados a partir de finales de 1636. La explosión de la burbuja dejó ganadores,
los que salieron justo antes del estallido, y perdedores, los que se endeudaron
para comprar tulipanes en el último momento, pensando que obtendrían grandes
ganancias y que a cambio solo se quedaron con deudas. Y perdieron los Países Bajos,
que durante años sufrieron una profunda recesión económica.
El tulipán no representa lo mismo en todos los países y en cada área tiene un
significado distinto. En la antigua Persia los tulipanes eran el símbolo de los
amantes perfectos, mientras que en Europa se vinculaban al amor apasionado (era
una de las flores preferidas para los amantes fogosos o los que vivían aún la
pasión de los inicios), aunque también representaban la inconstancia. En todo
caso, el tulipán ha sido siempre valorado como una muestra de magnificencia:
regalar tulipanes es un detalle de estilo y elegancia y sobre todo buen gusto.
El tulipán tiene la característica peculiar de que su tallo sigue creciendo tras
ser cortado. Por eso no te extrañes si ves que cada día están más altos y se van
curvando poco a poco. Para evitar que el tallo ceda y se doble por el peso del
capullo, es importante que te acuerdes de recortar los tallos cada dos días. En
caso contrario corres el riesgo de encontrar todo el ramo caído.
2006-09-07 15:11:21
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answer #2
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answered by ? 5
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los tulipanes se hicieron famosos en Holanda, pero provienen de Asis. Los persas t turcos cultivaban tulipanes hace mil años. hace 400 años fue introducida a Europa por el botánico Carolus Clasius, que logro que un colega austríaco le enviara los primeros bulbos desde el imperio Ontomano. resulta que después al feliz Clasius le robaron algunos bulbos, y la planta se propagó con locura por todo el continente, donde se pagaba fortuna para tenerla.
2006-09-07 15:25:40
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answer #5
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answered by Hugostar 2
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Son originarios del sur de Europa y de las regiones de Pamir e Hindukush de Asia Central, fue cultivada por vez primera hacia el año 1000 por los turcos. Es la flor nacional de este país, así como de Irán, siendo un tema destacado en la artesanía de estos pueblos.
2006-09-07 15:14:17
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answer #9
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answered by GDL Darkness 3
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