La arroba, este símbolo que hoy se asocia a Internet, está tan de moda como la propia red. No solo se le utiliza para evocar la modernidad y la era digital, también se le dan otros usos más literarios. Por ejemplo es bastante frecuente que algunos internautas lo utilicen para identificar a colectivos humanos de ambos sexos, tratando de evitar la terminología clásica que es más explícita hacia uno solo de esos sexos. Es esta intención igualitaria la que ha inspirado el slogan utilizado por la izquierda española en una de sus últimas campañas: "Somos necesari @ s".
La apariencia de que puedan estar superpuestas una "a" y una "o" puede, efectivamente, resultar placentera para algunas personas del sexo femenino, pues implica un reconocimiento concreto de que se ha pensado "explícitamente" en esa mitad de la población que antaño estuvo relegada a un segundo plano. El símbolo arroba se está convirtiendo así en un representante de la dualidad sexual, pero no está exento de problemas. Para empezar, no parece haber una forma razonable de leer palabras como "necesari @ s".
Los más puristas defensores del idioma tradicional ven esto como un snobismo inadecuado, pero aún así es usado por quienes quieren realzar la igualdad entre hombres y mujeres (o realizar un gesto que parezca ir en esa dirección). Esta ambigüedad sexual también ha hecho que la arroba sea estupendamente acogida por los sectores de gays, lesbianas, transexuales y otras personas que no tienen una identidad sexual clásica. Si ya vimos incluso que un cantante famoso reniegue de su nombre y lo sustituya por un signo impronunciable (los medios de comunicación lo citan como "el cantante anteriormente llamado Prince"), tampoco va a sorprendernos ahora que un travesti se haga llamar " @ ". Vale.
Y toda esta arrobamanía o arrobitis viene por Internet y las direcciones de correo electrónico. Para esas direcciones de correo había que buscar alguna fórmula que combinase el identificativo de usuario con el identificativo del servidor que alojaba la cuenta de ese usuario. Para separar y distinguir ambas partes, Ray Tomlinson -creador del sistema de correo electrónico, en 1971- usó este carácter ya en su primera dirección "tomlinson @ bbn-tenexa", que en inglés se lee habitualmente como "tomlinson AT bbn-tenexa". Efectivamente algunas tipografías representan la arroba como dos pequeñas letras "a" y "t" muy juntas, en un solo carácter "at" (lo cual es bastante incompatible con la ambigüedad en "somos necesariats").
Haciendo una traducción literal, en español podríamos decir "tomlinson EN bbn-tenexa", cosa totalmente adecuada porque indica la cuenta y el servidor en que esa cuenta está alojada (la palabra inglesa AT también puede traducirse por A, DE, POR, SOBRE, e incluso con algún otro adverbio). Pero en nuestra cultura hemos preferido mantener la palabra arroba, aunque perdamos el singificado original.
Dicho todo esto, ya puede entenderse fácilmente que la arroba también se utilice para indicar quien es el autor o propietario intelectual de un documento.
@ Antonio Caravantes (DE Antonio Caravantes)
Tomlinson eligió este carácter concreto porque estaba infrautilizado: daba lugar a pocas confusiones puesto que no podía formar parte del nombre de usuario ni del nombre del servidor, y era poco utilizado en otros aspectos. Si se hubiera elegido otro carácter para las direcciones de correo, ahora no estaríamos hablando de la arroba, y no habría transexuales que eligiesen ese carácter como identificativo artístico. Por el año 1971 Tomlinson no podía calcular las consecuencias sociales de aquella elección que a él le parecía tan trivial en ese momento.
Pero el símbolo de la arroba esconde otras curiosidades: ¿Por qué estaba en el teclado si realmente no se usaba con frecuencia? ¿Qué había representado antes ese carácter? Para responder a estas preguntas hemos de remontarnos algunos siglos atrás.
Gráficamente, el símbolo de la arroba también procede del latín, y más concretamente de contraer las letras de la palabra AD, que significa "hacia" (también "en", "hasta", "a", "sobre" o "cerca", según los autores). En la edad media estaba muy de moda ligar (adherir o incluso solapar) las letras contiguas de la misma palabra. Las letras A y D (minúsculas) solían representarse con sus partes principales solapadas, y el rabito inferior derecho de la "a" terminaba levantándose verticalmente, para recordar también a la letra "d". Con el tiempo, este último rasgo vertical fue volcándose hacia la izquierda, de forma similar a lo que sería el número 6 visto en un espejo. Luego, el rasgo final fue tumbándose sobre la parte central del carácter, para terminar casi rodeándola y envolviéndola en una especie de "látigo espiral". Todavía, puede reconocerse parcialmente esta evolución, puesto que algunas fuentes tipográficas representan mayores o menores curvaturas en el trazo final. Por cierto, la palabra latina AD se traduce al inglés como AT, lo que aporta la relación entre esta arroba latina y la arroba informática que comentábamos antes: son la misma cosa.
La arroba fue una popular medida de peso y volumen que tuvo su origen en la Andalucía previa al siglo XVI, cuando esta región española estaba influenciada por igualmente por la cultura latina y la musulmana. De hecho, la palabra viene del árabe "AR-ROUB" o "AR-RUBA", que significa cuatro (o cuarta parte) porque cuatro arrobas formaban otra unidad mayor (el "quintal"). Aunque se supone que esa medida pudo estar en uso desde muchos años antes, parece que la primera documentación escrita sobre la arroba hace referencia a la medición de las mercancías que eran transportadas en los viajes trasatlánticos que hacían ruta entre América y Sevilla (ahora la arroba vuelve a recuperar su vocación navegante, pero en el ciberespacio). Ya en aquella época se usaba el símbolo @ como "abreviatura" o suficiente expresión escrita de la medida. De igual manera, el símbolo era usado también para indicar el precio unitario, y así se usaba la arroba para referenciar el precio de cada medida ("arroba") de mercancía.
Luego, en casi toda Europa siguió utilizándose la arroba como medida, aunque en diferentes zonas implicaba una cantidad o medición distinta, y un sistema de divisiones también diferente. Todas estas medidas comenzaron a decaer a mediados del siglo XIX, cuando fue aprobado el sistema métrico, aunque los ambientes rurales siguieron usando sus respectivas arrobas tradicionales por muchos años más. El diccionario todavía reconoce la expresión "por arrobas" que significa "a montones".
A pesar del sistema métrico, el entorno comercial norteamericano siguió usando el signo de la arroba para indicar el precio unitario, independientemente del tipo de mercancía, de forma similar a como lo habían hecho originalmente los andaluces. Para indicar que se vendían 3 caballos a 5 dólares cada uno, los comerciantes yankies escribían (en inglés) "3 caballos @ 5,00$". Ese es el motivo de que los teclados de las máquinas de escribir mecánicas -inventadas en EEUU, en el siglo XIX- incluyeran el símbolo de la arroba casi desde su aparición. En este sentido, el símbolo @ se vocalizaba como "a comercial", aunque también se usaba "en signo" (at sing) o -abreviado- "en" (at, como ya se ha dicho), o incluso "arroba".
Durante el siglo XX, el uso de este símbolo fue decayendo, y eso podía haber provocado que también hubiera desaparecido de las máquinas de escribir. Los fabricantes de estas máquinas necesitaban añadir caracteres nuevos que iban sustituyendo a los menos usados del teclado. Seguramente la arroba no fue suprimida por el simple hecho de que resultaba bastante difícil de escribir algo parecido utilizando cualquier otra tecla o combinación de caracteres. El caso es que la arroba permaneció en las máquinas de escribir, como una rareza y también en cierto modo como una tradición.
Y así se explica que ese símbolo haya sido heredado por los teclados de ordenador, que inicialmente fueron copias bastante fieles de los utilizados en las máquinas de escribir de la época: el primer juego de caracteres ASCII (que no añadía vocales acentuadas ni otros símbolos especiales) ya incluía el carácter de la arroba. Como ya se ha dicho, que fuera un carácter "devaluado" fue el principal motivo de que Tomlinson lo eligiera para conformar las direcciones de correo-e. Pero ni siquiera eso fue algo muy original. La arroba ya había sido utilizada previamente por otros informáticos, y e incluso había sido usada en lenguajes de programación.
En español se dice "arroba", pero otros idiomas utilizan expresiones mucho más descriptivas, que hacen referencia a la espiral final o a su supuesta semejanza con el rabo de algún animal: así, en Sueco se dice "alfa-manguera" (alfaslang); en danés, "a-con-rama" (snabel-a); en holandés "cola-de-mono" (apestaartje); en francés, "caracol" (scargot); en italiano, "caracola" (chiocciola); en noruego, "bollo espiral" (kanel-bolle), etc... En España también hay quien usa la palabra "ensaimada" que igualmente designa un bollo espiral típico de Mallorca. Y también he oído, en entornos muy informales, que se la llama "oreja" u "orejilla" por su similitud con este órgano humano.
SALUDOS!!!!
2006-09-05 14:42:08
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answer #1
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answered by BarbieNorteña 3
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