Salpicada de una leyenda negra que no tiene respaldo alguno, ni en los propios textos evangélicos, la imagen de MarÃa Magdalena siempre ha permanecido en la sombra del Nuevo Testamento. Siendo asÃ, nadie puede explicarse su fulminante despertar en los albores del siglo XI, cuando, de la mano de las herejÃas medievales más importantes, consiguió hacerse con un puesto de honor en el apretado mundo de las creencias.
Si tuviéramos que citar la información que aparece en el Nuevo Testamento sobre MarÃa Magdalena, no tendrÃamos demasiados apuros ya que se cuentan con los dedos de una mano sus menciones. Los evangelios señalan que en la predicación y evangelización de Jesús de Nazaret le acompañaban los doce apóstoles y varias mujeres que habÃan sido curadas de espÃritus malignos y de enfermedades (Marcos 16, 8; Lucas 8, 2). Concretamente, de MarÃa Magdalena se cuenta que salieron hasta siete demonios. Más adelante se dice de ella que fue una de las mujeres que permanecieron al pie de la cruz en la muerte de Jesús (Mateo 27, 56; Marcos 15, 40; Juan 19, 25). Finalmente, los cuatro evangelistas coinciden en señalarla como la primera persona que se acercó al sepulcro vacÃo con las primeras luces del dÃa de Pascua (Mateo 28, 1; Marcos 16, 1; Lucas 24, 10; Juan 20, 1).
Con tan pobres apariciones y un papel aparentemente secundario, ¿cómo puede entenderse la importancia de esta mujer en la historia del cristianismo y su papel preponderante en las herejÃas más corrosivas que ha sufrido la Iglesia durante la Edad Media?
El santoral de la Iglesia Católica identifica a MarÃa Magdalena con MarÃa de Betania, la hermana de Lázaro y Marta. Nacida precisamente en Betania, hija de Syr y Eucaria, la tradición la hace heredera del castillo de Magdala a la muerte de sus padres, lugar de donde tomarÃa su segundo nombre. Tal y como han citado algunos estudiosos “a pesar de los consejos de sus hermanos, se dejó llevar por sus inclinaciones mundanas y se entregó a un género de vida que hizo poca merced a su reputación”.
Tras la muerte de Jesús, la Magdalena, acompañada de sus hermanos Lázaro y Marta, tomó un barco que la dejó junto a las costas de Marsella. AllÃ, tras consagrar algunos años a la evangelización de los gentiles, dedicó sus últimos dÃas a la penitencia y a la oración. En Marsella se conserva todavÃa la cabeza de la santa en el interior de un relicario de oro.
Sin embargo, poco o nada real es lo que se puede sonsacar de esta tradición. Es difÃcil conocer en qué momento de la historia aparece la leyenda negra que rodeará para el resto de los dÃas la vida de la Magdalena, toda vez que ni en el Nuevo Testamento ni en los evangelios apócrifos se menciona en una sola ocasión que fuera en algún momento de su vida una prostituta.
Quizás sea uno de los aspectos más áridos del estudio de la vida de Jesús, todo lo que concierne a su vida privada, aspectos de los que sólo poseemos referencias tangenciales en el Nuevo Testamento. Más de un autor se ha planteado muy seriamente el hecho de que Jesús estuviera casado, y es precisamente la Magdalena -MarÃa de Betania- la mujer a la que muchos teólogos señalan como la hipotética esposa del Nazareno. Pruebas no faltan a los que se inclinan por esta sugerente y herética opción.
Las menciones a la Magdalena como la esposa de Cristo en los primeros autores cristianos, y los recelos que hacia ella poseÃan algunos apóstoles ya que se sentÃan en un claro segundo plano, según nos relatan los evangelios apócrifos, parece disipar las dudas a este respecto. El famoso pasaje que describe las Bodas de Caná ha sido interpretado como la propia unión de Jesús con la Magdalena. Quizás sea un argumento definitivo el hecho de que en el Nuevo Testamento, en seis de las siete menciones a las mujeres que acompañaban a Jesús, la Magdalena aparece en primer lugar, por delante, incluso, de MarÃa, la madre de Cristo.
Esta nueva visión de la vida de Jesús debió de calar profundamente en el sur de Francia tras conocer que hasta allà se habÃa trasladado la Magdalena acompañada de su familia. Precisamente la zona de Provenza sufrÃa profundamente la corrupción de la Iglesia Católica. Tras abandonar descaradamente el mensaje del evangelio, el clero se dedicó a la vida mundana y despótica, explotando a las capas más bajas de la sociedad.
En este marco histórico no es de extrañar que surgieran multitud de sectas y grupos heréticos contrarios a las leyes establecidas por la Iglesia, y que pregonaran un nuevo cristianismo, más igualitario, en el que curiosamente el factor femenino, quizás por ese reflejo de la Magdalena, tuvo una marcada importancia. Por ejemplo entre los cátaros estaba permitido que la mujer evangelizara, al igual que siglos atrás hiciera MarÃa Magdalena. Como si se tratara de un puzzle histórico gigantesco, hay algunas pruebas que parecen señalar que la vida de la Magdalena en el sur de Francia y todas sus consecuencias, están más cerca de la realidad que de la leyenda.
Varias tradiciones medievales, por supuesto heréticas, afirman que tras la muerte de Jesús en la cruz, MarÃa Magdalena y José de Arimatea huyeron hasta Egipto para instalarse en la ciudad de AlejandrÃa. Tras pasar allà unos años, la Magdalena acompañada de nuevo por José de Arimatea, tomó un nuevo barco que la llevarÃa aún más lejos de las costas de Palestina, el sur de Francia.
Margaret Starbird señala varios estudios realizados por arqueólogos y lingüistas sobre topónimos y algunas leyendas de diferentes partes del sur de Francia. Quizás el más sorprendente descubrimiento de todos sea la fiesta que se realiza cada año entre el 23 y el 25 de mayo en la pequeña ciudad de Saint-Maries-de-la-Mer. Allà se venera en una de las capillas de la iglesia la imagen de santa Sara la egipcia, denominada también Sara Kali, la reina “negra”, color que viene de la policromÃa de la figura.
El origen de tan curiosa celebración se encuentra más allá de la imagen de Sara la egipcia. Indagando en el trasfondo de la tradición se comprobó que realmente a quien se adoraba era un niño “egipcio”, que acompañaba a MarÃa Magdalena, a Marta y a Lázaro cuando llegaron en el año 42 a las costas de Francia.
La interpretación que han formulado los especialistas se presenta a todas luces estremecedora. Al parecer, la razón de la huida de la Magdalena hacia Egipto era su estado de buena esperanza, fruto de su relación con Jesús. Doce años después de nacer en AlejandrÃa, la criatura se trasladó hasta Francia acompañada de su familia. Más tarde la tradición identificó la imagen de un niño egipcio con el color negro, color que fue empleado en la decoración de la imagen de Sara la egipcia.
Ya perteneciera a la Iglesia tradicional o a cualquier herejÃa del momento, la búsqueda del santo Grial ha sido una de las grandes metas de la Edad Media. Para unos la copa empleada por Cristo en la última cena, para otros el recipiente en el que José de Arimatea recogió la sangre de Jesús cuando aún estaba en la cruz, el misterio que ha rodeado al Grial ha superado la barrera del tiempo y es, todavÃa hoy, el sentido de la existencia para muchas sociedades secretas.
Los autores del libro El enigma sagrado, Michael Baignet, Richard Leigh y Henry Lincoln proponen una vez más una teorÃa alucinante. Tras indagar los pasos dejados por la figura de MarÃa Magdalena a lo largo de la historia y su influencia en las herejÃas más importantes de la época, llegaron a la conclusión de que el santo Grial no tenÃa nada que ver con el concepto tradicional que se tiene de un recipiente de oro o madera. Dando por sentado que la Magdalena estuvo casada con Jesús y que ambos tuvieron descendencia, el santo Grial serÃa el “Sang Raal”, es decir la “sangre verdadera” o “real”, y a la vez el receptáculo o vasija que recibió y contuvo la sangre de Jesús. En otras palabras, la propia MarÃa Magdalena.
Para estos autores ésta serÃa la razón que explica la sorprendente proliferación del culto a la Magdalena por toda Francia y su continua confusión en la Edad Media con MarÃa, la madre de Jesús.
En la década de los años setenta el productor británico Henry Lincoln decidió desplazarse hasta el Languedoc, en el sudeste de Francia, para realizar una serie de documentales sobre el misterio de Rennes-le-Château. En la realización de los mismos Lincoln descubrió la posible relación de François Berenguer Saunière, párroco de esta pequeña aldea francesa, con algunas sociedades secretas. Previendo que detrás de todo el misterio de Rennes-le-Château podÃa encontrar algo realmente sorprendente, Lincoln, junto a Michael Baignet y Richard Leigh, comenzó una exhaustiva investigación, que se vio coronada en 1982 con la publicación del mencionado libro.
El desarrollo de la investigación llevó a estos tres autores británicos a olvidar el motivo principal de su trabajo, el misterio de Rennes-le-Château, y a volcarse paulatinamente en las pruebas vertidas en unos extraños documentos aparecidos en la Biblioteca Nacional de ParÃs. Estos manuscritos, que recibÃan el nombre de “documentos Prieurè”, señalaban la existencia de una misteriosa sociedad secreta denominada el Priorato de Sión que ya vimos anteriormente al hablar de La Ãltima Cena de Leonardo. Como ya vimos este grupo habÃa permanecido oculto desde el siglo XI, teniendo como finalidad casi exclusiva sostener la lÃnea descendente de Jesús de Nazaret y MarÃa Magdalena, quienes, para ellos, habÃan estado casados. Recordemos que el Priorato de Sión también defendÃa que Jesús no murió en la cruz sino que lo hizo mucho tiempo después. Por su parte, MarÃa Magdalena habÃa huido de Palestina hacia el sur de Francia, acompañada de los hijos fruto de su matrimonio con Jesús.
Pero lo más llamativo de todo es que, según el Priorato de Sión, la descendencia de Jesús y la Magdalena llegó a formar la dinastÃa merovingia de los reyes francos, cuyo descendiente moderno permanece oculto en espera de una confabulación polÃtica para recuperar la corona de Francia.
Sin embargo, otros especialistas como Ian Wilson o Gérard de Sède han criticado duramente los trabajos de Lincoln, Baignet y Leigh. Y es que, si nadie niega la existencia actual del Priorato de Sión, todo parece indicar que su formación no va más allá de los comienzos del siglo XX y que los documentos Prieurè son una burda falsificación introducidos en la biblioteca de ParÃs por algún miembro de la propia sociedad “secreta”.
2006-09-05 12:02:43
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answer #6
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answered by Anonymous
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