Expresión acuñada por Isaac Asimov con la que describe el miedo que los hombres tienen a los robots, siendo más terror a la rebelión de la máquina contra el hombre, que el temor que puede producir el desequilibrio del mercado laboral por la introducción de trabajadores automáticos.
Tomando como referencia el modelo del FRANKENSTEIN de Mary W. Shelley, en el que el monstruo se vuelve contra su creador, Asimov lo considera un arquetipo grabado a fuego en el inconsciente colectivo, de tal modo que, en muchos de sus relatos, los robots no pueden permanecer legalmente en la Tierra, siendo además, por supuesto, la idea generadora de las leyes de la robótica implementadas en sus robots desde el momento de su fabricación.
El concepto del Complejo de Frankenstein, no es exclusivo de los relatos de robots de Asimov, ni una invención del escritor ruso-americano. Desde los primeros tiempos de la humanidad, el hombre ha tenido una relación tortuosa con sus invenciones. La aparente autonomía de los mecanismos tiene para el ser humano algo de inquietante, por cuanto las fuerzas que los impulsan escapan en cierto modo a su comprensión y control, y cuando se ve amenazado por la máquina en algo tan fundamental como es la consecución del sustento, se deja llevar por el pánico, produciéndose episodios como la destrucción de los primeros telares movidos por vapor o las máquinas de coser de Barthélemy Thimonnier en 1829 por los sastres parisinos, y más recientemente, la psicosis vivida a costa del llamado Efecto 2000.
El complejo de Frankenstein ha supuesto una inacabable fuente de inspiración para la ciencia-ficción, en la que las leyes de la robótica de Asimov ha sido una excepción, ilustrándose sobre todo la rebelión de la máquina contra el hombre. El ejemplo más claro, además de propio FRANKENSTEIN, es 2001, UNA ODISEA ESPACIAL, de Arthur C. Clarke, en la que el ordenador de una nave espacial, confundido por una serie de instrucciones contradictorias, intenta asesinar a la tripulación para garantizar su propia supervivencia. El escritor polaco Stanislaw Lem también ha reflexionado profundamente en la relación entre hombres y robots, tanto de forma dramática (como el relato La Cacería, incluido en el libro MÁS RELATOS DEL PILOTO PIRX) como en clave de humor (CIBERIADA) pero liberando a sus ingenios mecánicos de la pesada losa de las leyes asimovianas, de modo que los resultados son más clarificadores... e inquietantes, aunque no tanto como en la novela TIK-TOK de John Sladek, en la que un robot doméstico, a la vez que descubre su habilidad como artista plástico, también comprende que el asesinato es una bella arte.
2006-09-01 05:55:31
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answer #1
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answered by azzya14 7
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