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2006-08-29 19:46:23 · 11 respuestas · pregunta de YODA 7 en Ciencias sociales Psicología

11 respuestas

Enfrentandolas una y otra vez hasta q ya no es mas una fobia.

2006-08-29 20:01:19 · answer #1 · answered by Alan21URSS 2 · 0 0

Cómo superar
el trastorno
de estrés postraumático


En esta serie:
Víctimas del terror
¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?
El fin del trastorno
Los síntomas del TEPT

Temas relacionados:
¿Se amarán algún día todas las personas?
¿Qué esperanza hay para los seres queridos que han muerto?

Víctimas del terror

“¡Tengo una navaja! ¡Si abres la boca, te mato!”

ERA una bonita tarde de verano, y Jane,* testigo de Jehová de 17 años, patinaba en un parque público de Virginia (E.U.A). De pronto se dio cuenta de que no quedaba nadie y decidió marcharse. Estaba quitándose los patines cerca de la furgoneta de su familia cuando se le acercó un extraño. Junto con la escalofriante amenaza mencionada arriba, le exigió relaciones sexuales, y agarrándola, trató de meterla en el vehículo. Jane gritó a voz en cuello, pero no consiguió detener la agresión.

“Me sentí totalmente impotente —recordaba después—. Como una hormiga ante un gigante. Aun así, no paré de gritar y forcejear. Al final, clamé a Dios diciendo: ‘Jehová, por favor, no permitas que me suceda esto’.” Por lo visto, aquellas palabras desconcertaron al agresor, quien la soltó de repente y se dio a la fuga tras el fallido intento.

Mientras el violador montaba en su vehículo, Jane, temblando, se encerró en el suyo. Acto seguido procuró relajarse, tomó el teléfono móvil y llamó a la policía. Dio la matrícula y una descripción exacta del automóvil del atacante, lo que permitió que lo detuvieran a los pocos minutos.
¿Un final feliz?

Sí, pero no enseguida. La pesadilla de Jane acababa de empezar. Aunque la policía y la prensa elogiaron su rapidez mental y su lúcida reacción ante la acometida, Jane se sintió muy turbada tras disiparse el susto inicial. “Al cabo de unas semanas me vine abajo —cuenta—. Vivía en un continuo estado de angustia y no dormía. Después de varias semanas así, era incapaz de estudiar o concentrarme. Además, sufrí varias crisis de ansiedad. En la escuela, un compañero de clase que tenía cierto parecido con el agresor me tocó en el hombro para preguntarme la hora, y me puse histérica.

”Estaba muy deprimida —dice Jane—. Dejé de relacionarme con mis amigos, y la soledad me hundió más en la depresión. Me culpaba a mí misma del incidente y lloraba porque ya no era la persona feliz y confiada de antes. Me sentí como si esa parte de mí hubiera muerto.”

Jane experimentaba algunos de los típicos síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT). ¿Qué es este trastorno y cómo ayudar a quien padece sus terribles síntomas? Analizaremos tales cuestiones en el próximo artículo.


* Se ha cambiado el nombre.




¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?

AÑOS atrás solía llamársele “fatiga de combate”, y los estudios realizados se centraban casi siempre en los veteranos de guerra.* En la actualidad la situación es muy diferente: no hay que ser soldados para que se nos diagnostique tal enfermedad, sino simplemente supervivientes de un suceso traumático.

Entre los detonantes figuran desde una guerra hasta un accidente automovilístico, pasando por un intento de violación. Un informe del National Center for PTSD (Centro Nacional del Trastorno de Estrés Postraumático) de Estados Unidos lo expresa así: “Para que se emita un diagnóstico de esta índole, la persona tiene que haber sufrido una situación traumática” que haya “puesto en peligro real o potencial su integridad FÍSICA”.

Jane, mencionada en el artículo anterior, relata: “Ahora sé que el terror repentino hace que ciertas hormonas se disparen, lo que ocasiona un estado de hipervigilancia. Los niveles hormonales suelen volver a la normalidad cuando ya no hay peligro, pero se mantienen altos en los que padecen el trastorno”. Aunque el incidente pasó, todo indicaba que el pavor de aquellos momentos se resistía a abandonar la mente de Jane, como un inquilino indeseable que no hace caso de una orden de desahucio.

Si usted ha sufrido un trauma y experimenta secuelas similares, es importante que entienda que no es el único. Linda E. Ledray, autora de un libro sobre los efectos de las violaciones, aclara en él que este desorden “es una reacción frecuente observada en personas normales que han vivido una situación aterradora sobre la que no tenían control”.

Sin embargo, el hecho de que sea frecuente no significa que todos los supervivientes de una tragedia reaccionen así. Ledray señala: “Un estudio realizado en 1992 indicó que, una semana después de ser violadas, el 94% de las víctimas presentaban los síntomas del trastorno de estrés postraumático, y a las doce semanas, el 47%. La mitad de las mujeres atendidas en 1993 en el Sexual Assault Resource Service de Minneapolis [un centro de asesoramiento] sufrían el síndrome un año después de la violación”.

Según tales estadísticas, la enfermedad es mucho más común de lo que imagina la mayoría de la gente y afecta a toda clase de personas que pasan por trances de diversos tipos. Los escritores Alexander C. McFarlane y Lars Weisaeth dicen: “Las últimas investigaciones demuestran que los sucesos traumáticos afectan a menudo tanto a civiles en tiempo de paz como a soldados y víctimas de la guerra, y muchos de ellos desarrollan el mal”. Hasta operaciones quirúrgicas o infartos han sido el desencadenante en algunos casos.

“Se ha convertido en un trastorno común”, dicen los escritores citados, y añaden: “Una encuesta realizada al azar entre 1.245 adolescentes estadounidenses indicó que el 23% había sido víctima de agresiones físicas o sexuales, además de presenciar actos violentos contra otras personas. De estos, a 1 de cada 5 se le diagnosticó el TEPT, lo que pone de manifiesto que cerca de un millón setenta mil jóvenes lo padecen”.

Si los cálculos son exactos, implicaría que existe un sinfín de adolescentes afectados en un solo país. ¿Cómo ayudar a estos jóvenes y a los muchos millones de otras víctimas de todo el mundo?


Existen varios detonantes del trastorno de estrés postraumático

¿Qué puede hacerse?

Si cree que usted o algún conocido suyo sufre del trastorno de estrés postraumático, le ofrecemos varias sugerencias:

Trate de mantener un programa espiritual. “Siempre acudía a las reuniones del Salón del Reino —cuenta Jane—. Aun cuando no podía concentrarme en lo que se hablaba, sabía que Jehová Dios quería que estuviera presente. Los hermanos de la congregación fueron sumamente amables y animadores, y el amor e interés que me demostraron significó mucho para mí a lo largo de todo el suplicio. También me ayudó leer los salmos. Era como si las oraciones de los afligidos expresaran mi sentir. Cuando no lograba decir lo que quería en mis ruegos, simplemente añadía ‘amén’.”

No se retenga de animar al paciente. Si algún ser querido está lidiando con los horribles recuerdos de un suceso traumático, tenga presente que no está reaccionando de forma exagerada ni siendo difícil adrede. El embotamiento emocional, la ansiedad o la ira tal vez impidan que responda a su apoyo como a usted le gustaría. Pero no se dé por vencido, pues la Biblia dice: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia” (Proverbios 17:17).

El paciente ha de reconocer y eludir remedios que causen mayor perjuicio. Entre ellos figuran el uso de drogas ilegales y el abuso de las bebidas alcohólicas. Aunque quizás el alcohol y las drogas aporten cierto alivio transitorio, al poco tiempo empeoran la situación, pues suelen fomentar aislamiento social, rechazo a los que desean ayudar, adicción al trabajo, ataques de ira descontrolados, desequilibrios en la ingestión de alimentos u otras conductas autodestructivas.

Consulte a un médico competente. Quizá no sufra el trastorno de estrés postraumático, pero en caso afirmativo, existen terapias eficaces.# Si recibe atención de un profesional, sea sincero con él y pídale asistencia para superar cualquiera de los comportamientos mencionados.

Recuerde: las lesiones físicas son a menudo las primeras en sanar, pero quienes padecen esta enfermedad quizá tengan diferentes clases de heridas físicas, mentales y emocionales. En el próximo artículo se analizará qué más pueden hacer los enfermos en pro de su recuperación y cómo pueden colaborar las personas que los rodean. También se hablará de la esperanza que hay para las víctimas.


* Véanse los artículos “¿Son los mismos cuando regresan?” y “Regresó hecho un extraño”, publicados en ¡Despertad! del 22 de diciembre de 1982.

# Los testigos de Jehová no promueven ni recomiendan oficialmente ninguna terapia concreta, sea médica o psiquiátrica.


Publicado en ¡Despertad! del 22 de agosto de 2001 ArribaArtículo anteriorArtículo siguiente

I

2006-08-30 03:59:15 · answer #2 · answered by Anonymous · 0 0

AUN NO LAS HE SUPERADO PERO AL MENOS APRENDI A MANEJARLAS... HACIENDO MEDITACION! ES MUY BUENOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ESOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO LO RECOMIENDO! BESOS!

2006-08-30 03:17:09 · answer #3 · answered by ☆patricia de rosario☆ 7 · 0 0

Tengo Agorafobia, y no la he podido superar me cuesta mucho, estar en plazas abiertas y muy concurridas, siento que no puedo respirar, la peor crisis que he tenido fue en un día de campo, a la orilla de el lago de Chapala Jalisco, Mex. el 24 de Junio (Día de San Juan) toda la población se reune a orillas del lago realizan carreras a caballo, y las familias hacen días de campo, el problema empezó por que solo había una calle para ingresar a el muelle, un auto se atasco y ya no pudieron ni entrar ni salir autos, para la gente no fue problema pues dejaron sus vehículos tapando la calle y siguieron a pie formando tal congestionamiento, en ese momento me empecé a poner muy mal, no podía respirar, y entre en estado de shock.
Tube que salir de ahí dejamos nuestro auto, y regresamos a pie, y en transporte publico.
Desde entoces evito todos los eventos socio-organizativos (peregrinaciones-conciertos-ni pensar en ir al estadio).
Nada mas de estarte platicando ya siento que me estoy mareando.

2006-08-30 03:11:48 · answer #4 · answered by Anonymous · 0 0

Cuando era muy chico, desde una enredadera brincó una araña en mi hombro y desde allí me han causado un impacto fuerte el verlas de cerca, con el tiempo y el tener que enfrentar a menudo estos arácnidos, ya que vivo en el campo y hay de todos los tamaños,lo he ido superando, no crean que las tomo en mi mano y las acaricio, pero no siento que se me ericen los vellos de la nuca como antes. Tampoco las persigo para exterminarlas, se que cumplen un papel en la naturaleza y respeto eso. Pero mi casa es mía y si entran chau arañas.

2006-08-30 03:10:59 · answer #5 · answered by gabytur 4 · 0 0

El egocentrismo puede contra cualquier fobia.

2006-08-30 03:02:20 · answer #6 · answered by ecamperos80 2 · 0 0

con mucho esfuerzo, dedicación y perseverancia

2006-08-30 02:56:37 · answer #7 · answered by anderson 2 · 0 0

tengo aracnofobia y no la he podido superar a pesar de terapias, me paralizan las arañas a metros de distancia y del tamaño que sean

2006-08-30 02:53:58 · answer #8 · answered by BREKA 3 · 0 0

Igual Que Madame Labeu Tengo Aracnofobia y no consigo kitarmela =S

2006-08-30 02:53:08 · answer #9 · answered by BiG-OzzY 1 · 0 0

aún no supero mi aracnofobia....

2006-08-30 02:51:35 · answer #10 · answered by Mónica 3 · 0 0

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