Los deportistas han creído desde hace mucho tiempo que “cada uno es lo que come”. La nutrición es uno de los elementos más importantes para mejorar el rendimiento deportivo, aun cuando esta relación se ha llevado frecuentemente hasta extremos absurdos. Muchos son susceptibles de falsas soluciones rápidas para sus problemas dietéticos y no existe otro colectivo más atraido por el curanderismo o la charlatanería nutricional que el de los deportistas. Siempre están buscando atajos para mejorar su rendimiento de todas las maneras posibles y, por ello, hay mucha gente dispuesta a aprovecharse de ese anhelo.
Las necesidades nutricionales y alimenticias del deportista son casi idénticas a las de las personas sedentarias. Necesitan carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas, minerales y agua en cantidades determinadas por la edad, estructura corporal y nivel de actividad. Estos requerimientos pueden satisfacerse suficientemente con una dieta básica y equilibrada y no mediante comidas mágicas, dietas maravillosas o suplementos dietéticos que pueden resultar, incluso, perjudiciales.
Es cierto que, cuantitativamente, los deportistas pueden tener unas mayores necesidades nutricionales que los sedentarios. Quienes se ejercitan regularmente imponen grandes demandas a sus reservas corporales de fluidos y energía y, para asegurar un rendimiento óptimo, deben incrementar su dieta ordinaria con el fin de mantener estas reservas. La mayoría de los deportistas de alto nivel son conscientes de la importancia que tiene la nutrición y por ello buscan consejo profesional en esta parcela, mientras que los deportistas de ocio normalmente no tienen acceso a este lujo; aun cuando éstos pueden tener un especial interés -especialmente en lo que afecta a sus rendimientos deportivos- , es dificil dar sentido a todo el material que abrumadoramente les llega en cascada a través de las pantallas de televisión, páginas de revistas y estanterías de los supermercados.
Hay avances en ciernes sobre los cambios en los malos hábito dietéticos de la población americana. La mayor parte de los consejos sobre nutrición han sido sintetizados por el U.S. Departement of Agriculture y el Departement of Health and Human Services. Éstas son sus normas:
Comer alimentos variados para obtener enrgía, proteínas, vitaminas, minerales y fibras necesarias para una buena salud.
Mantener un peso adecuado para reducir la posibilidad de hipertensión arterial, enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular, ciertos cánceres y el tipo más común de diabetes.
Seguir una dieta baja en grasas, grasas saturadas y colesterol para reducir el riesgo de ataques cardiacos y ciertos tipos de cánceres; y debido a que las grasas contienen el doble de calorías que la misma cantidad de hidratos de carbono o proteínas, una dieta baja en grasas ayudará a mantener un peso saludable.
Comer gran cantidad de vegetales, frutas y cereales, los cuales satisfacen las necesidades de vitaminas, minerales, fibra e hidratos de carbono complejos y favorecen la disminución de la ingesta de grasas.
Connsumir azúcares con moderación. Una dieta con mucho azúcar contiene demasiadas calorías y escasos nutrientes para la mayor parte de las personas y contribuye al deterioro de la dentadura.
Consumir sal y sodio con moderación para disminuir el riesgo de presión arterial elevada.
Consumir bebidas alcohólicas sólo con moderación. Las bebidas alcohólicas proporcionan calorías, pero pocos o ningún nutriente. El consumo de alcohol es también causa de muchos problemas para la salud y accidentes, además de que puede conducir a una adicción.
PROGRAMAS
Se estima que entre 60 y 70 millones de americanos adultos y al menos 10 millones de jóvenes transportan demasiada grasa en sus cuerpos. Cada año millones de ellos se embarcan en programas de pérdida de peso por razones estéticas, sin supervisión médica.
La reducción de peso está recomendada médicamente por razones de salud. Es sobradamente conocido que la obesidad se asocia a múltiples problemas sanitarios como sobrecarga del corazón, hipertensión arterial o diabetes.
Debido ha que hay tantos afectados por el problema de la obesidad, el American College of Sports Medicine ha establecido unas normas necesarias para un programa de pérdida de peso seguro y con éxito.
En resumen, un programa deseable de pérdida de peso debe:
proporcionar una ingesta calórica de, al menos, 1.200 kilocalorías por día para adultos sanos, en orden de satisfacer sus requerimientos
proporcionar una ingesta calórica de, al menos, 1.200 kilocalorías por día para adultos sanos, en orden de satisfacer sus requerimientos nutricionales básicos.
incluir comidas aceptables según los antecedentes socioculturales, hábitos, sabor, coste y facilidad de preparación y adquisición.
proporcionar un balance calórico negativo (pero no mayor de 500 a 1.000 kilocalorías por día inferior a la ingesta normal recomendada)
resultando en una pérdida de peso gradual sin alteraciones metabólicas. La pérdida de peso máxima será de 1 kilo por semana.
incluir técnicas de modificación de conducta para identificar y eliminar hábitos dietéticos que soporten la nutrición inadecuada.
incluir técnicas de modificación de conducta para identificar y eliminar hábitos dietéticos que soporten la nutrición inadecuada.
incluir un programa de ejercicios de resistencia de, almenos, 3 días por semana, de 20 a 30 minutos por sesión, a un mínimo de 60% del latido cardiaco máximo.
proporcionar nuevos hábitos de comida y actividad física que puedan continuarse de por vida para mantener la pérdida de peso lograda.
GANAR PESO
Para los deportistas que desean ganar peso para mejorar su rendimiento, o simplemente para cambiar su aspecto exterior ( no deben intentarse ganancias superiores a ½ kilogramo por semana), la nutrióloga deportiva y autora Nancy Clark ofrece estas normas prácticas:
Comer sin variación. Hacer cada día 3 comidas abundantes además de 1 o 2 tentempiés. No omitir ninguna comida.
Comer raciones superiores a las habituales. En lugar de un sandwich para comer, tomar dos. Ingerir un vaso de leche mayor, un bol de cereales más grande, o una pieza de fruta de mayor tamaño.
Seleccionar comidas de alto contenido calórico. Informarse de los niveles calóricos de los alimentos para determinar cuales son los que tienen más calorías. Por ejemplo, 225 gramos de zumo de arándanos- manzana tienen más calorías (170) que 225 gramos de zumo de naranja (110); una taza de crema de guisantes tiene más calorías (130) que una crema de verduras (80).
Beber mucho zumo y leche. Las bebidas son un modo sencillo de incrementar la ingesta calórica. En lugar de beber agua, apagar la sed con líquidos portadores de calorías. Un jugador de fútbol universitario ganará 6 kilos durante el invierno simplemente añadiendo 6 vasos de zumo de arándanos y manzanas (cerca de 1.000 kilocalorías) a su dieta cotidiana estándar.
Hacer ejercicios de resistencia. El levantamiento de pesos libres y con máquinas tipo Nautilius estimula el desarrollo muscular, de tal modo que el deportista aumentará de peso pero no engordará. Los deportistas que realizan sete tipo de actividades deben recordar que el jercicio vigoroso tiende a estimular el apetito, por lo que comerán más y, por sete motivo, subirán de peso.
Ejercicio extra, y no proteína extra, es la clave para incrementar el desarrollo muscular. Las bebidas proteicas caras son efectivas tan sólo porque contienen calorías adicionales. Éstas pueden obtenerse de modo mucho más barato simplemente substituyéndolas por alimentos convencionales de alto contenido calórico.
NUTRICIÓN DEPORTIVA BÁSICA
Comer bien ayuda a todo el mundo a mejorar la salud, resistencia y energía. La buena nutrición es especialmente importante para los deportistas que desean optimizar sus rendimientos; esto es aplicable no sólo a los deportistas profesionales y de élite, sino también a los deportistas de ocio.
Incluso con una correcta combinación de genética, preparación física y entrenamiento, los deportistas mal alimentadso son incapaces de desarrollar por completo su potencial, tanto si es para acabar el quinto set de un partido de tenis un fin de semana, como para correr 5 millas durante la hora de la comida, o hacer una clase de aerobic después del trabajo.
Los deportistas, tanto en deportes de intensidades cortas como en deportes de resistencia, obtienen mejores rendimientos con una dieta rica en carbohidratos y baja en proteínas.
Una dieta equilibrada basada en carbohidratos (entre 55 y 65% de la ingesta calórica diaria) incluyendo carne u otro alimento rico en proteínas como “suplemento” (10-15 %), y grasa para las calorías restantes (alrededor de 25-30 %) es apropiada para todos los deportistas. Esta dieta debe incluir alimentos de todos los grupos principales (al menos de 6-11 raciones de pan, cereales arroces y pastas; 3-5 raciones de verduras; 2-4 raciones de fruta; 2-3 raciones de carne, aves, pescado, judías secas, huevos y el grupo de frutos secos; y 2-3 raciones de leche, yogur y el grupo de los quesos), que son altos en nutrientes y fáciles de digerir.
Los hidratos de carbono son la fuente más importante de energía durante la actividad física intensa. Los carbohidratos se presentan en dos formas: simples y complejos. Los simples se encuentran en las frutas, zumos, leche, yogures y dulces, mientras que los complejos se encuentran en los granos completos, verduras, pastas, arroz y pan. El cuerpo metaboliza ambas formas en glucosa para las necesidades energéticas inmediatas. Los excesos de glucosa se almacenan como glucógeno fundamentalmente en los músculos y, en un grado menor, en el hígado, para carburante del ejercicio. A pesar de ser los nutrientes más importantes, son los que menos se almacenan en el cuerpo. Tras 2 horas de ejercicio u 8 horas de paso rápido se pueden vaciar significativamente sus almacenamientos. En los deportistas, este vaciamiento puede ocasionar fatiga y descenso del rendimiento.
Los nutriólogos del deporte generalmente recomiendan una ingesta de hidratos de carbono de unos 6-8 gramos por kilo de peso corporal y día, o un mínimo de 500 gramos por día, especialmente para deportistas de resistencia. Por ejemplo, un deportista de 80 kilos puede necesitar alrededor de 600 gramos de hidratos de carbono por día (2.400 calorías). Esto significa comer una gran cantidad de pastas y verduras: una patata cocida proporciona 21 gramos, una manzana alrededor de 18, y un bol de cereales cerca de 20 gramos de carbohidratos.
Además, para seguir una dieta rica en hidratos de carbono como parte del régimen de salud, consumir carbohidratos después del entrenamiento maximiza la recuperación.
Las proteínas son necesarias para construir y reparar los músculos, ligamentos, tendones y otros tejidos. No se utiliza como fuente especial de energía. Menos del 10% de la energía utilizada durante el entrenamiento deriva del metabolismo proteico. Los deportistas necesitan solamente entre 1 y 2 gramos de proteínas por kilo de peso corporal al día. Sólo una cantidad limitada de proteínas es necesaria para la reconstrucción tisular. Su exceso se convierte en grasa.
Si la ingestión total de hidratos de carbono es insuficiente, el cuerpo utiliza las proteínas para producir energía. En tales casos el cuerpo comenzará a perder masa muscular.
Una pequeña ración de alimentos ricos en proteínas en cada comida es suficiente para mantener una actividad deportiva vigorosa y cumplir con los requerimientos corporales básicos. Los suplementos proteicos no son necesarios para los deportistas que satisfacen sus necesidades calóricas diarias.
La grasa es la fuente de energía más concentrada de los nutrientes diarios. Se clasifican en saturadas y no saturadas(poliinsaturadas y monoinsaturadas ). Los ácidos grasos saturados (grasa de la carne de vaca, cerdo, cordero y aves, productos lácteos, aceite de coco, de palma hidrogenado y chocolate) tienden a aumentar los niveles de colesterol en la sangre. Las grasas saturadas deben representar no más del 10% de la ingesta calórica diaria. Las grasas poliinsaturadas derivan principalmente de los aceites vegetales (trigo, semilla de algodón, ártamo, soja y girasol) y de los aceites de pescado. Las grasas monoinsaturadas se encuentran en el aguacate, y en los aceites de oliva, cacahuete y frutos secos.
La mayoría de los occidentales tiene grasa suficiente y sólo necesitan consumir cantidades mínimas. Una persona promedio tiene energía en forma de grasa suficiente como para corre 1.500 kilómetros. Además de proveer energía, la grasa proporciona aislamiento y protección contra los impactos, transporta ciertas vitaminas y proprciona ácidos grasos esenciales. La grasa de la dieta debe representar del 10 al 30% de la ingesta calórica diaria, lo cual significa una reducción en la dieta típica occidental.
Consumir una cantidad insuficiente de grasas crea otros problemas para el deportista, en particular la inadecuada ingesta calórica. Es apropiada una cierta cantidad de grasa en cada comida, pero evitando excesivas cantidades de fritos, comidas grasientas, aceitossa o con mantequillas, las cuales llenarán el estómago pero dejarán a los músculos sin carburante.
Las vitaminas y minerales son importantes para muchas reacciones metabólicas, pero no proporcionan energía. Es un error muy difundido entre los deportistas que los suplementos vitamínicos mejorarán los rendimientos deportivos.
Muchos de ellos consumen grandes cantidades de suplementaciones vitamínico-minerales en la creencia de que estas dosis mejorarán su rendimiento; sin embargo, la ciencia médica no ofrece evidencia alguna de que éste mejore con el consumo de tales suplementos. El hombre o mujer sanos no requieren suplementos vitamínico-minerales en tanto que setén digeriendo una dieta variada.
Los estudios más recientes revelan que, debido a los cambios de los hábitos dietéticos de la población (el incremento del consumo de comidas procesadas y “comidas rápidas”), puede haber mucha gente cuya ingesta vitamínico-mineral sea insuficiente. Sin embargo, se insta a estos individuos a mejorar su dieta en lugar de recurrir a suplementos.
Cuando los deportistas utilizan suplementos nunca deben exceder del 150% de la dosis diaria recomendada. Aun cuando la mayor parte de los nutriólogos aseveran que no se producirá ningún daño por tomar setas cantidades, también establecen que no existen evidencias de que seta práctica sea beneficiosa.
Los estudios establecen que los suplementos contienen de 2 a 10 veces la dosis diaria recomendada de cualquier vitamina y deben ser tomadas exclusivamente bajo supervisión médica en los casos de que un individuo tenga una enfermedad específica para que se prescriban vitaminas.
Consumir grandes dosis de vitaminas, una táctica popular en aumento entre los deportistas, es costoso y genera falsas expectativas. Una de las mayores preocupaciones de los profesionales médicos es la evidencia de que el consumo masivo de vitaminas y minerales puede ser tóxico y/o interferir en la delicada relación metabólica entre los nutrientes vitales. En resumen: los suplementos de vitaminas o minerales no mejoran el rendimiento de los deportistas bien nutridos.
Los fluidos necesitan ser destacados como una parte de la dieta saludable, especialmente para los deportistas. La hidratación adecuada es la ayuda que más frecuentemente se ignora para el rendimiento deportivo. Los fluidos son necesarios para regular la temperatura corporal y prevenir el sobrecalentamiento. Por ejemplo, si un deportista pierde 1,5-2 kilos durante la práctica deportiva o el entrenamiento, tendrá menor capacidad para reducir la temperatura corporal. Este desequilibrio en la regulación de la temperatura recorta drásticamente el rendimiento y puede causar problemas médicos. Los líquidos también transportan energía, vitaminas y minerales a través del sistema circulatorio y son necesarios para todas las funciones orgánicas. Todo el mundo debe beber entre 6 y 8 vasos de agua diariamente, o hasta que la orina sea de un color claro. Los deportistas también deben beber cantidades copiosas de fluidos antes, durante y después del ejercicio. La micción frecuentemente se un signo positivo de que se ha consumido líquido suficiente. Una forma simple de determinar cuánto líquido ha de beberse se comprobar el peso antes o después del entrenamiento o competición; le peso perdido corresponde, casi por completo, a los fluidos y debe de ser reemplazado en consecuencia (0,5 kilogramos de pérdida de sudor = 2 vasos de líquido). Beber más líquido que menos puede ayudar a prevenir las deshidrataciones y el sobrecalentamiento. Los fluido incluye agua, zumos, o bebidas para el deporte
Para los deportistas ocasionales, el agua es suficiente como fluido de reemplazamiento. Si el ejercicio dura más de 30 minutos (especialmente en alta temperatura o humedad), el participante debe beber un vaso de agua fría cada 15-20 minutos. Los deportistas no deben esperar a beber hasta que tengan sed, ya que esta sensación aparece posteriormente a las necesidades reales.
Para actividades de resistencia que duran más de 2 horas, el rendimiento deportivo no sólo depende del balance hídrico, sino también de los niveles de glucosa en sangre. Para estos casos, muchas bebidas deportivas proporcionan agua y un suplemento de pequeñas cantidades de azúcar y sodio. Estudios actuales sugieren que los deportistas de deportes de resistencia se benefician cuando consumen esta clase de bebidas comparadas con agua sola. Muchos tipos de azúcar se hallan contenidos en las bebidas de suplementación. Todas tienen propiedades similares excepto la fructosa, la cual puede impedir la absorción del agua e irritar el estómago cuando se utiliza como la principal fuente de energía.
Algunas bebidas deportivas utilizan polímeros de glucosa para aumentar su contenido de azúcar sin afectar la absorción del agua. Éstas ofrecen cerca del 20% de azúcar en su solución, proporcionando un aumento significativo de este nutriente lo cual puede ser muy beneficioso durante los eventos de ultraduración en los que los depósitos de glucógeno muscular y hepático se vacian.
Después del ejercicio, la rehidratación se produce con mayor rapidez cuando el líquido que se ingiere contiene pequeñas cantidades de sodio. Las bebidas para el deporte proporcionan una pequeña cantidad de este mineral con este propósito.
2006-08-28 10:35:32
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answer #1
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answered by Anonymous
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