Es amigo de Madonna y de Susana Giménez. Entrevistó a casi toda la farándula nacional y se codea con las celebrities internacionales. En su pasaporte sumó más de un millón de millas: sólo a Los Angeles fue 130 veces, pero no se privó del Polo Norte, China o la Antártida: dio la vuelta al mundo ¡seis veces! Encima, ninguno de los programas que conduce y/o produce (como "Por el mundo", que va por su séptima temporada) baja de los 25 puntos. Si esto fuera una adivinanza, sería una obviedad saber de quién se trata. Alejandro Wiebe (36), o Marley, como le puso Nicolás Repetto cuando debutó tímidamente en "Fax" (en el 91), es mucho más que el conductor simpático y un poco torpe que se esmera en mostrar.
De chico, en su Villa Adelina natal, sus sueños ya tenían que ver con los artistas y los viajes. "Me encantaba todo lo relacionado con el cine. Con mi hermano, Ricardo, íbamos al Instituto Ballester, y mis padres hacían un gran esfuerzo por darnos una buena educación. No sobraba nada", cuenta Marley, mientras convida una rica pizza en el jardín de su casa de Zona Norte. Y sigue: "Una vez salió una colección de cine y, con la plata que me daban para almorzar, la fui comprando. El kiosquero me la guardó hasta que la completé, entonces me la llevé en carretilla y le dije a mamá que me la había dado un amigo porque su papá no la quería. Pero se dio cuenta de la verdad cuando la maestra le dijo que había bajado mi rendimiento por falta de alimentación".
-¿Había antecedentes artísticos en tu familia?
-No, pero mamá fue como una "novicia rebelde". Nació en el campo, en un pueblo que se llama Margarita (en Buenos Aires) y, cuando vino a la Capital, la contrató la familia Anchorena, que tenía mucha plata, para cuidar a los chicos. Se la pasaba viajando por el mundo. Papá, en cambio, vino de Alemania con la Segunda Guerra Mundial. Era el mayor de un montón de hermanos y, muerto su padre, metió a su familia en un barco para venir a Sudamérica. Eran alemanes católicos, pero querían huir de la guerra y de la pobreza. El me contaba que a veces sólo tenían una papa para todos, por eso se mataba trabajando. Acá, en una fiesta, la conoció a mamá y nunca más se separaron. Estuvieron juntos casi 40 años, hasta que él murió (el año pasado).
-¿Y te dan ganas de repetir ese modelo familiar?
-Claro que sí. Siempre imaginé que a los 35 ya iba a ser padre. Es una materia pendiente, pero imposible de compatibilizar con tanto trabajo y tanto ir y venir. Todo llega.
-¿A dónde fue tu primer viaje?
-A Canadá. Tenía 15 años, y una hermana de papá, que vivía ahí, se ganó la lotería. En agradecimiento a todo lo que él había hecho por ella, nos regaló los pasajes y fuimos por dos meses. En el avión, yo estaba fascinado, no dormí en toda la noche porque no me quería perder ni un solo detalle. En Canadá, reforcé mucho mi inglés, que fue fundamental para mi trabajo.
-Además de las entrevistas, también tendrás situaciones más relajadas con los famosos.
-Claro. Un día estaba comiendo en un restaurante de Los Angeles y enfrente, solo, estaba Keanu Reeves y se pasó a mi mesa. En este último viaje, subí al avion y estaba Kiefer Sutherland, y yo soy fanático de "24", la serie que protagoniza. Lo saludé, obvio. Trato de moverme naturalmente, porque a ellos les gusta que los trates así. Una vez, me habían invitado a través de una compañía de cine, a una fiesta que daba Tom Cruise. Cuando me iba, Shirley Mac Laine le pegó en la cabeza a Kathy Bates y se escondió detrás de mí. Y empezaron a hablar, conmigo de intermediario, porque una estaba ofendida con la otra porque no le había respondido un llamado. Otro día, en una premiere , me tocó tenerla al lado a Jodie Foster, que le tiraba pochoclo en la cabeza a Cruise. Fue muy loco. Hablé casi toda la noche con Cameron Diaz. Es muy linda y simpatiquísima.
-¿Y de qué hablás con ellos?
-Van surgiendo los temas. Por ejemplo, lo que estás comiendo en una fiesta siempre es una excusa. Y si decís que sos argentino, saben de Maradona, Evita y la Patagonia.
-¿Quién te maneja la casa o las cosas cuando no estás?
-Mi hermano, que es mi contador y se ocupa, además, de cuidar a mi perro. Los viajes son por tres días y grabamos de la mañana a la noche. Siempre me llevo mi computadora (es mini), con algunas series y música. Eso sí: "Lost", "Alias" y "24", mis preferidas, sólo las veo en tele.
-¿Qué extrañás?
-Estar en casa. Son vidas muy distintas. Cuando estoy acá soy medio larva, no me gusta tanto moverme de casa, aunque ahora, que tengo un grupo nuevo de amigos, me están convenciendo de salir un poco más. Soy bastante ermitaño.
-¿Por qué un grupo nuevo?
-Es gente que fui conociendo por intereses comunes, como ir a alguna fiesta electrónica. Me divierte porque me arman como un escudo, si no se te viene la gente encima. No me quejo de que se acerquen, pero a veces es como no dejar de trabajar nunca. Todos quieren saber cómo es Susana, Luis Miguel'
-¿Y qué hacés en tu casa?
-Chateo, miro películas, bajo series de Estados Unidos en la computadora, grabo la música que después llevo en los viajes. También me gusta cocinar, ir al supermercado, estoy entrenando bastante con un personal trainer. Y ahora, en esta etapa sociable, hasta voy al gimnasio.
-¿Con qué tiene que ver estar más sociable?
-Me relajé. Sólo en casa me alejo y descanso. También escribo. Voy a empezar mi tercer libro de ficción.
-¿Desde cuándo escribís?
-Desde chico. Tal vez alguna vez los edite. Ahora me armé una oficina sin tele ni computadora, para no distraerme. Cuando vuelva del Mundial (se fue el lunes y mañana, a las 22, debuta con "Por el Mundial", en Telefé, una cobertura con famosos), lo voy a escribir.
-Tu debut en la tele fue en "Fax", con Nicolás Repetto. ¿Qué experiencia tenías?
-Sólo un poco de radio. Un día, viajaba en el 60 y escucho que en la FM de Del Plata buscaban columnistas. Fui, me eligieron y empecé a ir gratis a hablar de música al programa de Bebe Sanzo. Después, con mi hermano y unos amigos viajamos con pasajes baratos a Londres. Me encargaron comprar una filmadora y aproveché para usarla. Fue como el germen de "Por el mundo", porque hacía foco en cosas raras del lugar. Tenía 18 años y lo hice con una gran ilusión de que, a la vuelta, alguien me diera bolilla. Nadie me tuvo en cuenta, sólo Nicolás.
-Le encantó lo que grabaste.
-No, me dijo que no le servía pero que le caía simpático. Me preguntó qué sabía hacer y le dije que hablar de cine. Y ahí mismo me hizo improvisar. Aproveché todo lo que había leído de chico y le conté anécdotas de Humphrey Bogart, Marilyn Monroe y James Dean. Salí al aire a la semana, con mi traje del colegio, que era lo mejor que tenía. Creo que llamé la atención del publico más por la buena onda que me tiraba Nico, que por mis comentarios de cine.
-Enseguida te metiste en la producción.
-A los dos meses, Nico nos pidió a mí y a Alejandro Santagada, hoy editor general de posproducción de Promofilm, que nos hiciéramos cargo de la edición total del programa. Fue muy fuerte, con 19 años, editar hasta las notas políticas que hacía María Laura Santillán. Eso me dio soltura y conocimiento del detrás de cámara. Y me animó, al tiempo, a viajar a Los Angeles a ver qué conseguíamos. Hicimos a Marcello Mastroianni, Jodie Foster, Richard Gere. De chico soñaba con la tele, armaba grillas de programación, jugaba a Mónica y César, a la radio. Siempre supe a qué me iba a dedicar.
-¿Cuánta gente trabaja para vos en Nanuk, tu productora?
-Diez. Soy un jefe bastante permisivo porque me gusta trabajar con amigos. No grito y no me gusta el maltrato. Pero no puedo estar mal ni peleado con nadie. No sé si será una necesidad de cariño o qué. A partir de mediados de año, vamos a grabar una versión agrandada de "Odisea" (la competencia con famosos que buscan un tesoro), teniendo en cuenta los cuatro puntos cardinales del país, y ya vendimos el formato a TV Azteca, de México. Además, voy a conducir un gran show para Telefé. Estoy buscando compañera.
-¿Por qué todas quieren viajar con vos?
-Porque me llevo muy bien y busco que se luzcan. A Susana la adoro, nos reímos mucho juntos, se integra enseguida, es copadísima. Ya arreglamos que nos vamos a encontrar en Alemania.
-¿Exigen cosas para aceptar?
-No, todos aceptan las condiciones que les damos. Por ahí, algunos pueden decir que viajan en business y se ve de acuerdo con el presupuesto del programa y con lo que dé el auspiciante. La convivencia es buenísima. Termina siendo como un viaje de egresados. Nadie cobra, pero van con una energía repositiva.
-¿Con qué criterios los elegís?
-Es gente que me cae bien. Me gustaría viajar con Mariana Fabbiani o Araceli González, que nos llevamos bárbaro, pero nunca se dio.
-Hace poco, en un reportaje, Rocío Marengo te llenó de elogios. ¿Qué fue esa relación que tanta promoción tuvo?
-(Se ríe) Hace mil años, salimos dos o tres veces en dos semanas. Y cada vez que salíamos de un lugar, aparecían fotógrafos. Pareció una cosa muy publicitada, pero yo no estaba buscando nada de eso.
-Entonces ella quería prensa...
-Yo no voy a decirlo (se ríe). Ella en ese momento se hizo famosa, y el rumor siguió creciendo. Yo me fui de viaje y ahí quedó la cosa. Tengo buena onda con ella, nada más.
-¿Siempre estás de buen humor?
-Sí, y le encuentro el lado positivo a todo lo que me pasa, por eso me río hasta de cuando me caigo.
-Esa faceta tuya que tanto fomentás, la del torpe, si es un personaje, da muy buenos resultados...
-No es un personaje, soy así. Pero separo las cosas. Por ejemplo, no soy chistoso a la hora de negociar.
- ¿Te afecta que te critiquen o se burlen de vos?
-Nada (dice sin dudar). Pueden hablar pestes de mí. Siempre está aquél que le molesta que hagas 25 puntos de rating o que tengas tres programas entre los diez más vistos, como me pasó el año pasado. No puedo ser querido por todo el mundo. Pero no reacciono jamás, es más, a los que me critican me cuido de tratarlos bien: creo en el efecto boomerang .
2006-08-24 04:13:50
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answer #1
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answered by LAURA V 5
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