A continuación te dejo material sobre Palestina y la región y luego te agrego estudios sobre el Líbano en particular.
El gobierno y los medios masivos de comunicación han tergiversado y ocultado las raíces del conflicto entre el estado de Israel y el pueblo palestino. Afirman que es un conflicto religioso o dicen que los que se oponen a Israel son antisemitas. Estados Unidos se las da de "mediador honesto" entre dos partes que deben "hacer las paces" y "vivir juntas en la misma tierra". Les echa la culpa a los palestinos por los choques actuales, pasando por alto el hecho de que estos han sufrido la abrumadora mayoría de las bajas en una lucha desigual contra fuerzas israelíes armadas hasta los dientes.
La historia demuestra que los sionistas despojaron, expulsaron y reprimieron al pueblo que vivía en Palestina. El estado de Israel se nutre de la opresión de los palestinos y de la ocupación de su tierra, respaldado por grandes potencias imperialistas, sobre todo Estados Unidos, y al servicio de ellas.
A continuación esbozamos la historia del estado de Israel.
Los primeros asentamientos sionistas
Israel es un estado sionista (un estado que se fundamenta en la ideología conocida como sionismo) fundado por judíos sionistas de Europa, que empezaron a colonizar Palestina (lo que hoy es Israel, Gaza y Cisjordania) a fines de la década de 1880. Si bien existían algunos asentamientos judíos antiguos en el Medio Oriente en aquel tiempo, eran un sector pequeño de la población de Palestina desde hacía dos mil años, pues emigraron a otras partes del mundo a partir del año 70 d.C., cuando el imperio romano conquistó el último reino judío de Palestina. A finales del siglo 19, la mayoría de los judíos vivían en Europa; eran un grupo muy diverso (debido a siglos de migraciones, persecuciones religiosas, matrimonios con otras nacionalidades y religiones) que abarcaba muchas nacionalidades, y tenía distintos puntos de vista políticos y religiosos.
Los sionistas sostenían que los judíos eran el "pueblo elegido" por dios y que Palestina era su tierra prometida; afirmaban que no podían asimilarse a otras sociedades y que necesitaban su propio estado para contrarrestar el antisemitismo. Pero el sionismo no correspondía al sentir de muchos judíos (quienes estaban integrados a la vida y las luchas de los países donde vivían) sino a los intereses de un puñado de judíos burgueses, y desde un principio se alió con el imperialismo contra las masas del Medio Oriente. El fundador del sionismo, Theodor Herzl, señaló que Israel "sería una avanzada de la civilización contra la barbarie". (Rodinson)
Los sionistas difundieron el mito de que Palestina, un territorio del tamaño de El Salvador, era un desierto deshabitado e improductivo: "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra". En realidad, Palestina fue cuna de antiguas sociedades urbanas y los palestinos laboraron esas tierras durante siglos. En 1947, muchas familias palestinas eran dueñas de las mismas tierras desde hacía mil años. (Guyatt, p.1)
Desde el principio, los sionistas se empeñaron en expulsar a los palestinos y conquistar su tierra. R. Weitz, jefe del departamento de colonización de la Agencia Judía (una importante organización sionista), escribió a sus colegas: "Entre nosotros debe quedar claro que no hay espacio para ambos pueblos en este país... La única solución es trasladar a los árabes a los países vecinos, trasladarlos a todos; no deberá dejarse ni una aldea, ni una tribu". (Said & Hitchens, p. 239)
Hacia 1918, unos 680,000 palestinos y 56,000 judíos habitaban Palestina, y los primeros eran dueños del 97% de las tierras. ( Basic Facts,boletín cuáquero) Pero las potencias imperialistas tenían sus propios planes para la región. Después de la I Guerra Mundial, se repartieron Palestina y los demás territorios del derrotado imperio otomano en medio de una encarnizada competencia por el petróleo, un producto económico y militar muy codiciado. Gran Bretaña vio que un estado colono sionista, semejante a Sudáfrica, afianzaría su dominio de la región y distraería el apoyo de los judíos a la nueva Unión Soviética (en aquel entonces un país socialista revolucionario). En 1917, el secretario del Exterior británico, el señor Balfour, declaró: "Las cuatro grandes potencias están comprometidas con el sionismo, y el sionismo... tiene raíces en una tradición de siglos, en las necesidades presentes y en expectativas sobre el futuro que tienen una importancia mucho más profunda que los deseos y prejuicios de los 700,000 árabes que hoy habitan esa antigua tierra". (Sin, p. 10)
Durante la I Guerra Mundial, Gran Bretaña prometió independencia a Palestina y otros países árabes, pero no cumplió. En 1922, logró que la Liga de Naciones le otorgara un "mandato" para gobernar a Palestina como una colonia y se dedicó a "crear una patria para la nación judía": facilitó la inmigración de judíos, permitió que la Agencia Judía participara en el gobierno y reprimió la resistencia palestina. (Said & Hitchens, p. 242, cita documentos del Parlamento británico)
De 1933 a 1945, en medio de la II Guerra Mundial y el holocausto en Europa, Gran Bretaña y su aliado imperialista Estados Unidos restringieron la inmigración de los judíos a sus países para que emigraran a Palestina. (Es más, esas dos potencias no quisieron bombardear las vías ferroviarias que conducían a los campos de concentración nazis). Asimismo, los líderes sionistas suscribieron acuerdos con los nazis, como el Acuerdo de Havara, que socavaron la resistencia judía en las zonas ocupadas por los nazis y facilitaron la huida de judíos acomodados a Palestina.
La resistencia palestina a los colonos sionistas se remonta a principios del siglo 20. En 1936, los palestinos se alzaron en armas contra las autoridades británicas y los colonos sionistas. En 1939, Gran Bretaña aplastó el levantamiento sin piedad y promulgó leyes de emergencia que imponían la pena de muerte a todo palestino que tuviera un arma. ( Roots,p. 68)
El líder sionista David Ben Gurion escribió: "En nuestro discurso político en el extranjero desestimamos la oposición árabe a nuestro proyecto... [pero] entre nosotros debemos reconocer la verdad... Políticamente, somos los agresores y ellos se defienden... El país les pertenece porque lo habitan; por nuestra parte, queremos asentarnos aquí; desde su perspectiva, queremos despojarlos de su patria...". (Chomsky, p. 90-91)
La fundación de Israel
Tras la II Guerra Mundial, Estados Unidos surgió como la primera potencia imperialista y ansiaba imponer su hegemonía en el Medio Oriente. En noviembre de 1947, abogó por una resolución de la ONU que dividió a Palestina en dos estados, un estado sionista y otro árabe. En aquel momento, los palestinos tenían el 92% de la tierra y el doble de la población de los sionistas, pero la división les arrebató el 54% de la tierra para dársela a Israel.
Los palestinos y los países árabes rechazaron la división de Palestina; no obstante, el 14 de mayo de 1948 los sionistas establecieron el estado de Israel y se lanzaron a la guerra contra los palestinos. Masacraron a 250 aldeanos indefensos, 100 de ellos mujeres y niños, en Deir Yassin con el fin de sembrar terror. Muchos palestinos huyeron de sus tierras. En enero de 1949, cuando terminó la guerra, casi 800,000 palestinos —los dos tercios de la población— estaban exilados en Líbano, Jordania, Siria, Gaza y Cisjordania, e Israel confiscó el 77% de la tierra. (Chomsky, p. 95)
El apoyo de los países árabes a los palestinos sirvió de pretexto a los sionistas para la guerra; afirmaron que eran víctimas de un ataque sin provocación. Pero David Ben Gurion, en ese entonces un importante líder israelí, admitió: "La cuestión por resolver es la conquista, no la autodefensa. El asunto de las fronteras aún no está resuelto... En cada ataque debe asestarse un golpe decisivo que cause la destrucción de hogares y la expulsión de la población". (Sin, p. 16)
Guerras de agresión y ocupación violenta
Tras la guerra de 1948, Israel se dedicó a destruir la sociedad palestina, sus pueblos y aldeas, sus lugares históricos y culturales, su infraestructura social. De 1948 a 1988, destruyó 385 de las 475 aldeas palestinas. ( Middle East Reports,6/5/88) El líder israelí Moshe Dayan admitió: "No existe una sola aldea judía que no haya sido construida sobre viviendas árabes". (Sin, p. 15)
En 1967, Israel lanzó la "guerra de Seis Días" con el fin de acaparar más tierras y establecerse como potencia regional. Se apoderó de lo que le faltaba de la Palestina histórica (el 23% restante del territorio de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental), además de la península de Sinai (de Egipto) y Golán (de Siria).
Israel repitió el pretexto de defenderse de la agresión árabe, pero el líder israelí Menachem Begin admitió: "En junio de 1967, nos encontramos nuevamente ante una disyuntiva. Las concentraciones del ejército egipcio en las cercanías del Sinaí no comprobaban que Nasser [líder de Egipto] iba a lanzarse al ataque. Seamos francos. Nosotros tomamos la decisión de atacarlo a él". (Chomsky, p. 100)
En los años 60, en Palestina se dio un auge de lucha revolucionaria, en el que tuvieron gran eco la guerra de liberación del pueblo vietnamita contra los yanquis y las enseñanzas de Mao Tsetung sobre la guerra popular. En 1965, varias organizaciones guerrilleras emprendieron la lucha armada con el fin de crear un estado democrático y secular (no religioso) en todo el territorio palestino. En marzo de 1968, los combatientes palestinos repelieron un ataque israelí de gran envergadura en la batalla de Karameh, Jordania, la cual subrayó la posibilidad de librar una guerra popular contra Israel. ( Roots,p. 9) En esa fase de la lucha armada, Yasir Arafat y Al Fatah, su organización armada, surgieron como dirigentes respetados.
Después de la guerra de 1967, la Resolución 242 de la ONU recomendó que Israel se retirara de las tierras ocupadas y que los países árabes lo reconocieran, pero Israel no acató la resolución. Con el respaldo de Estados Unidos, empezó a construir asentamientos fortificados en esas tierras.
Los palestinos de Cisjordania y Gaza han vivido bajo ocupación militar desde 1967. Su economía está sitiada y no cuentan con las mínimas garantías. En 1988, el ejército y los colonos de Israel acaparaban más del 52% de Cisjordania y el 30% de Gaza, tras destruir miles de hogares palestinos. El ejército responde a protestas con salvajismo y la fuerza de las armas, como se ha visto en el caso de la "intifada" (levantamiento) de finales de los años 80, y en los choques actuales.
Israel es el perro de ataque del imperialismo yanqui en el Medio Oriente y defiende su hegemonía en esa región estratégica de vastas reservas petrolíferas, que es la puerta a Europa, Asia y África. Por décadas ha recibido de $2 a $3 mil millones anuales de ayuda militar yanqui para guerras de agresión y represión de la resistencia palestina. Si no fuera por esa ayuda, Israel no existiría.
Desde su fundación en 1948, Israel ha agredido constantemente a las masas del Medio Oriente y del mundo entero. En 1956, respaldó a Estados Unidos en la guerra por el control del canal de Suez. En 1976, invadió Líbano para evitar que el gobierno cayera en manos de fuerzas contrarias a Estados Unidos; en 1982, mató a más de 20,000 libaneses y palestinos en una nueva invasión, se apoderó de la parte sur de Líbano y la ocupó hasta el año 2000; en 1982, bombardeó un reactor nuclear de Irak y en 1991 apoyó a Estados Unidos en la guerra del Golfo. Los agentes israelíes han entrenado a torturadores de Guatemala, Sudáfrica y muchos otros países, y venden armas a gobiernos reaccionarios pro yanquis en todo el planeta. ("Fort Apache", Chomsky)
El "proceso de paz" de Oslo y la Autoridad Palestina
Los ataques israelíes y estadounidenses a los palestinos y otros pueblos árabes han prendido una profunda ira popular, y desatado contradicciones muy agudas. Para controlar la situación, afianzar su dominación y fortalecer a Israel, Estados Unidos ha negociado varios acuerdos de "paz" a lo largo de los años.
En 1978, orquestó los "Acuerdos de Camp David" entre Israel y Egipto, el primer país árabe que reconoció oficialmente al estado sionista.
Un elemento clave de la estrategia estadounidense es el plan de "dos estados": que los palestinos reconozcan al estado de Israel (y paren su lucha) a cambio de un "miniestado" en Cisjordania y Gaza. Hacia finales de los años 80, el líder de la Organización de Liberación Palestina (OLP), Yasir Arafat, básicamente aceptó esa propuesta.
Estados Unidos y Israel no tienen la menor intención de permitir la creación de un estado palestino independiente. Según el Acuerdo de "Paz" de Oslo de 1993 (y el Acuerdo Wye de 1998), con el tiempo Israel transferiría el 40% de la Cisjordania ocupada al control total o parcial de la Autoridad Palestina. En 1994, Arafat y la dirección de la Organización de Liberación Palestina regresaron a Gaza de Túnez.
Pero la Autoridad Palestina solo controlaba una pequeña parte del territorio histórico de Palestina. En los años 1990, a los palestinos les ofrecieron el 10% de ese territorio poco a poco en pequeñas parcelas desconectadas. Por su parte, Israel controla el 90% de Palestina (Guyatt, p. xii) y todos los puntos estratégicos, como el Golán, las principales carreteras de Cisjordania, las fuentes de agua, las fronteras con países vecinos y el acceso al mar.
En ese período, Israel estableció centenares de colonias (campamentos armados de religiosos derechistas fanáticos y expansionistas) por toda Palestina. Se apoderaron de las colinas estratégicas, las fuentes de agua y los mejores caminos, e Israel despachó tropas para protegerlas.
A la Autoridad Palestina le mandaron dejar de luchar contra Israel y aplastar la lucha popular contra el robo del territorio palestino y la dominación armada. No le permitieron crear un ejército nacional y la sometieron a casi constantes ataques. A cada paso, Israel amenazó con atacar a los palestinos, acorralarlos y quitarles las tierras y los huertos. Tildó a la Autoridad Palestina de "socio inaceptable" para negociar la paz.
~ El acuerdo de Oslo no dijo nada sobre el regreso de los cuatro millones de refugiados palestinos que viven fuera de lo que hoy es Israel, Cisjordania o Gaza, ni sobre su indemnización. Esos palestinos son "la mayor población de refugiados del mundo".
A fin de cuentas, el proceso de negociaciones fracasó durante la cumbre de Camp David de julio de 2000 (entre el presidente Bill Clinton, el primer ministro israelí Ehud Barak y Yasir Arafat de la Autoridad Palestina) porque Estados Unidos e Israel no querían darle a los palestinos el control de Jerusalén ni el derecho de regresar a Palestina.
La segunda intifada: Provocación, amenaza y resistencia
En septiembre de 2000, Ariel Sharon (notorio general asesino y derechista) dirigió a mil soldados y policías israelíes a apoderarse de la mezquita Al-Aqsa, prominente símbolo islámico en Jerusalén. Con esa provocación armada, Sharon buscaba humillar a los palestinos y establecer la irrevocable supremacía israelí en Jerusalén. Fue una arrogante declaración de que los sionistas nunca iban a compartir la ciudad con los palestinos, a pesar de que tanto los palestinos como todo el mundo árabe la consideran la capital de Palestina.
Esa provocación suscitó dos respuestas. Los palestinos, y especialmente la juventud, iniciaron la segunda intifada, una gran ola de lucha contra la dominación israelí. Y en febrero de 2001, Israel instaló a Sharon como primer ministro.
La opresión de los palestinos empeoró enormemente y, en respuesta, los palestinos redoblaron la lucha. Israel inició una campaña de ataques militares para aplastar la infraestructura política y civil palestina. Sus helicópteros y escuadrones de la muerte cazan y asesinan a dirigentes de los grupos palestinos.
En marzo de 2001, el ejército israelí rodeó la ciudad de Ramallah con trincheras y aisló la capital de la Autoridad Palestina. El servicio noticioso AFP informó sobre el aislamiento de otra ciudad palestina: "La ciudad de Jericó, famosa por la historia bíblica del sitio y de las murallas que se vinieron abajo, lleva dos meses rodeada de una zanja de dos metros que bloquea la llegada y salida de productos y materias primas y ha paralizado la economía". Las zanjas son parte de una cruel política de aislar a los palestinos y aplastar la resistencia. Por un lado matan a los manifestantes en la calle y, por el otro, estrangulan las comunidades con bloqueos, retenes, toques de queda y trincheras.
Los retenes militares impiden que los palestinos vayan de un pueblo a otro en Cisjordania y Gaza. El ejército incluso impide que los palestinos que tengan emergencias médicas pasen por los retenes para llegar al hospital, y no pocos han muerto por eso.
Más de 130,000 trabajadores palestinos no han podido cruzar la frontera a Israel para trabajar y no tienen con qué subsistir. La tasa de desempleo es del 50%. Hace poco el Programa Mundial de Alimentación de la ONU anunció que los palestinos son de los pueblos más pobres del mundo y que el nivel de pobreza se ha duplicado.
Ataques militares contra Cisjordania y Gaza
En febrero de 2002, el ejército israelí invadió los pueblos palestinos de Gaza y amenazó con atacar a la población con artillería y tanques. Mandó bulldozers blindados a destruir centenares de casas y centenares de hectáreas de olivares y árboles frutales.
También atacó desde el aire con aviones F-16 y helicópteros Apache (de Estados Unidos) y destruyó zonas residenciales y edificios gubernamentales, entre ellos las oficinas de un alto funcionario de la ONU. La ONU condenó el bombardeo de zonas residenciales.
En marzo de 2002, Israel inició la mayor ofensiva militar contra los palestinos desde la guerra de 1967. Invadió las zonas palestinas con tanques e infantería y llevó a cabo una campaña de castigo colectivo con gran salvajismo.
El 29 de marzo, 150 tanques israelíes invadieron Ramallah (Cisjordania), la capital de la Autoridad Palestina. Destruyeron casas, tiendas y oficinas gubernamentales. Arrestaron y les vendaron los ojos a hombres y mujeres; a miles los interrogaron y se los llevaron a penales militares en el desierto Negev.
En el Ministerio de Educación, destruyeron un sinnúmero de documentos y archivos esenciales para la sociedad palestina. En la Dirección General de Correos destruyeron las cartas.
Un blanco especial y específico de los ataques fue la Autoridad Palestina. Entraron al complejo de edificios de la Autoridad y abrieron boquetes con tanques y ametralladoras. Aislaron a Arafat en el segundo piso. Como cortaron la electricidad, solo podía comunicar con un teléfono celular.
Arafat estuvo preso en Ramallah, rodeado por tanques y soldados, hasta que salió para ir al hospital de París. El gobierno israelí debatía si asesinarlo o exiliarlo.
En el campo de refugiados de Jenin, donde viven 15,000 palestinos, las fuerzas de ocupación tropezaron con una fuerte resistencia. Doce soldados murieron en una emboscada. Por venganza, el ejército destruyó el centro del campo con misiles, tanques y bulldozers blindados.
El muro de apartheid
En junio de 2002, el gobierno israelí empezó a construir un siniestro muro fortificado para separar Israel de las zonas palestinas de Cisjordania y robarles más terrenos a los palestinos. Israel lo llama una "cerca de seguridad", pero los palestinos lo llaman "el muro de apartheid", porque divide su territorio en sociedades dispares bajo el control de un estado racista.
Siguen construyendo el muro con barreras de concreto, cercas electrificadas, sensores electrónicos y torres de vigilancia. Los guardias tienen órdenes de matar a cualquier palestino que se acerque sin permiso.
El muro se extenderá 400 millas. Aislará más a los pueblos palestinos, separará a muchos granjeros de sus tierras, anexará más tierra palestina y les quitará a más palestinos sus negocios. Convertirá a toda Cisjordania en una especie de prisión.
Israel ya ha rodeado Gaza con un muro militar y la ha convertido en un enorme campo de concentración para un millón de palestinos.
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Sobre el Líbano.
Perros rabiosos asuelan Líbano
James Petras
Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
“Israel debe ser como un perro rabioso, demasiado peligroso para molestarlo”, (General Moshe Dayan, ex- ministro de Defensa israelí).
“El jefe del ejército Dan Halutz ha dado orden a la fuerza aérea de destruir diez edificios de varias plantas en el distrito Dahaya (de Beirut) como respuesta a cada misil lanzado sobre Haifa”, (Radio del ejército israelí, 24 de julio de 2006).
“Creo que es importante que no caigamos aquí en la trampa de la equivalencia moral. Lo que Hezbola ha hecho es secuestrar soldados israelíes y disparar misiles y proyectiles de mortero sobre civiles israelíes. Lo que Israel ha hecho es responder actuando en defensa propia”, (Embajador estadounidense ante Naciones Unidas, John Bolton)
“Los dirigentes israelíes deberían ser acusado de crímenes de guerra.” (Louise Arbour, Alta Comisionada de Naciones Unidas de Derechos Humanos, julio 2006).
“La Tercera Guerra Mundial… ya ha empezado. Lo que ahora estamos viendo en Oriente Medio es un capítulo de ella.”, (Daniel Gillerman, embajador israelí ante Naciones Unidas, julio de 2006)
“Para la mayoría de los europeos Israel es la mayor amenaza para la paz”, (Encuesta realizada por la Unión Europea a principios de 2006)
El Kristalnacht, el asalto nazi de 1939 a las casas de los judíos en ‘represalia’ por el asesinato de un funcionario de la embajada alemana por un judío, fue fiesta de jardín en comparación con la actual destrucción de Líbano por parte del ejército israelí. La ‘represalia’ nazi llevó al asesinato de varios judíos y daños por valor de millones de dólares. La cuota de asesinato y la destrucción de Israel incluye actualmente a más de 400 civiles libaneses muertos, miles de heridos, 750.000 (algunos afirman que 900.000) refugiados, la destrucción de cientos de edificios de apartamentos, de miles de casas, escuelas, fábricas, acueductos, plantas de tratamiento de agua y de potabilización, iglesias y mezquitas, estaciones de radio y de televisión, todos los principales puentes y carreteras del país, los aeropuertos y puertos -de hecho, cualquier cosa y cualquier persona que estuviera en pie, se escondiera o huyera para salvarse.
El deliberado ‘bloqueo total’ de Israel, además de su bombardeo masivo, ha provocado una catástrofe humanitaria para dos millones y medio de libaneses, incluyendo los 750.000 refugiados. Según el Financial Times “la situación humanitaria se ha visto empeorada por el bloqueo israelí por tierra y mar, y los ataques a puentes y carreteras que dificultan la distribución de ayuda, tanto a los refugiados como a quienes han quedado atrás”, (Financial Times 25 de julio de 2006, p.3). Los refugiados hablan de días de bombardeos israelíes, falta de agua y comida, apagones y cortes en las líneas telefónicas. Más siniestro aún, muchos refugiados afirman “que primero Israel les dijo que se fueran solo para ser atacados por un bombardeo israelí cuando ya estaban en la carrera para poder salvarse” (Financial Times, ibid.)
Todas las principales organizaciones judías de Estados Unidos, Europa y Canadá son fieles al Estado de Israel y aprueban sus crímenes contra la humanidad como hacen todos los medios de comunicación; ellos influencian o controlan el Congreso estadounidense, la rama ejecutiva y las confederaciones de sindicatos en Estados Unidos. La ‘Gran Mentira’ de las ‘represalias’ israelíes ha sido repetida tan a menudo en los círculos mediáticos y oficiales que se ha tomado como un hecho aceptado. Si volvemos a al hecho ‘pasado a la historia’ del 12 de julio de 2006, descubrimos que Hezbola atacó un puesto del ejército israelí en la frontera con Líbano – un objetivo militar sin significado civil. Inmediatamente después de este incidente militar localizado, el primer ministro Olmert ordenó el bombardeo masivo Beirut y de objetivos civiles por todo Líbano. Después del bombardeo masivo por parte de Israel de civiles e infraestructuras por todo Líbano, Hezbola respondió el 14 de julio de 2006 ‘declarando la guerra ’ Israel, concretamente, bombardeando ciudades israelíes. El 14 de julio de 2006 la propaganda y la máquina de poder del lobby judío entró en acción criticando a Bush por mostrar preocupación por el régimen cliente libanés, que con tanto trabajo había puesto en pie la Casa Blanca. (Forward , 14 de julio de 2006).
Abraham Foxman, Director Nacional de la Liga Anti-Difamación atacó duramente a Bush por pedir a Tel Aviv que mostrara contención y no minara al primer ministro libanés Siniora. La Conferencia de la Principales Asociaciones Judías Estadounidenses puso a sus 52 grupos en acción. Bush dio marcha atrás rápidamente y se olvidó de su cliente libanés. Israel y los ’52 grupos’ empujaron a Estados Unidos a suministrar más bombas de cinco toneladas para que sus bombarderos las lanzaran sobre un país indefenso que no tiene una fuerza aérea en funcionamiento. Los ideólogos dirigentes de lobby judío empujaron a Estados Unidos a bombardear Irán y Siria, la ‘mano que está tras Hezbola’ – con la esperanza de empezar la Tercera Guerra Mundial del embajador israelí Gillerman.
El apoyo unánime de las principales organizaciones judías al etnocidio israelí se extiende a las organizaciones pacifistas israelíes de ‘tiempo de paz’ y progresistas como Amos Oz, que hizo un llamamiento a las organizaciones pacifistas israelíes a cerrar filas tras los carniceros de Beirut en nombre de la ‘defensa’ de Israel.
Mientras Washington se apresura a enviar su nuevo suministro de bombas de cinco toneladas y ‘misiles de precisión’, no hay la menor duda de que la destrucción por parte de los dirigentes israelíes de los hogares de civiles, apartamentos e infraestructuras es un objetivo calculado con precisión (BBC News, 23 de Julio de 2006). Mientras los misiles dirigidos de forma precisa está desempeñando un papel fundamental en la estrategia militar de Israel, es evidente que el repetido bombardeo de caravanas de refugiados y ambulancias en las carreteras, de hospitales, mezquitas y de los sectores musulmán y cristiano de Beirut y de otras ciudades forman parte de esta estrategia.
El profesor Juan Cole arguye de forma persuasiva que la guerra contra Líbano fue planificada hace al menos un año y cita las presentaciones hechas por altos oficiales del ejército israelí a los think tanks, diplomáticos y periodistas de Washington para esbozar la futura invasión (www.juancole.com , 23 de julio de 2006).
El pretexto israelí de rescatar a los dos soldados capturados es ridículo dada la masiva e instantánea ofensiva y la prolongada destrucción de todo el Líbano, incluyendo amplias zonas del centro y norte de Líbano donde hay poco, si no nada, Hezbola.
La ignorancia del contexto histórico reciente del bombardeo israelí del Líbano y de su asesinato gratuito de libaneses es general. Durante varios años el lobby judío ha estado presionando a la Casa Blanca y al Congreso para desarmar y destruir a Hezbola; para ello era necesario cambiar la correlación de fuerzas en Líbano obligando a los sirios a salir [de él]– lo que se consiguió con el asesinato de un prominente político libanés (Hariri) y cargando después la culpa a los servicios de inteligencia sirios -- a pesar de que nunca se presentó prueba alguna, más que un testimonio perjuro del que su autor se retractó posteriormente. Después de salir Siria [de Líbano] un asesino libanés a sueldo de los servicios secretos israelíes, el Mossad, fue capturado por la anti-Siria policía libanesa, que admitió haber cometido numerosos asesinatos con bomba de ciudadanos libaneses que eran objetivo de los israelíes.
Con la salida de Siria de Líbano Washington consiguió una resolución unilateral de Naciones Unidas llamando al desarme de Hezbola, sin concesión militar o territorial alguna por parte de Israel, como su devolución a Líbano de las ocupadas Granjas de Chaaba o la vuelta de los prisioneros libaneses o de Hezbola que desde hace diez años languidecen en las cárceles israelíes. La resolución de Naciones Unidas, probablemente la única acatada por Israel por razones obvias, proporcionó subsiguientemente parte de la cobertura para la invasión de Israel mientras éste bombardeaba Líbano hasta reducirlo a un estado miserable más parecido al de Afganistán que al de la vibrante república mediterránea . La estrategia de Israel era transparente: trataba de aislar a Hezbola en el mundo, asegurarse el apoyo de Naciones Unidas vía Washington y la presión del lobby sobre el gobierno Bush, y promover un conflicto interno en Líbano entre Hezbola y el gobierno libanés, en el que Estados Unidos/Naciones Unidas intervendría a favor de sus clientes favoritos de Beirut.
Al fallar en ambos cálculos, Israel decidió, consultando con Washington, lanzar un mortífero ataque frontal contra Líbano con el pretexto de los soldados capturados y atacar a Hezbola. Aparte de destruir a la anti-imperialista Hezbola, Washington vio en el ataque militar israelí varias posibilidades favorables. Una era aislar y crear un pretexto para atacar a Siria e Irán si estos hacía el menor esfuerzo en favor de los libaneses. En segundo lugar, Washington vio en la invasión israelí una manera de distraer a la horrorizada opinión publica mundial de la genocida ocupación estadounidense de Iraq. En tercer lugar, el gobierno Bush trataba de asegurar la continua y poderosa influencia mediática del lobby judío en apoyo de la ocupación estadounidense de Iraq en un momento en que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses eran cada vez más hostiles a ella. Por ultimo, al suministrar a Israel armas de destrucción masiva, como las bombas de cinco toneladas, los republicanos y demócratas buscaban asegurarse fondos para sus campañas [electorales] procedentes de los millonarios y multimillonarios partidarios políticos judíos.
Para Israel el ataque militar tenía el objetivo de destruir todo el Líbano, convertirlo en una vasta tierra baldía, con la idea de que por medio de la limpieza étnica de los civiles libaneses del sur de Líbano, les resultaría más fácil declarar el país una zona ‘libre de fuego’– para ser bobardeda a voluntad y matar a cualquier simpatizante de Hezbola, activista, trabajador social, medico y combatiente. La estrategia era ‘vaciar el estanque (el sur de Líbano y el sur de Beirut- quizá el 40% de la población del país) para pescar al pez (Hezbola)’. (Hezbola es un movimiento social y político de masas que tiene unas bases formadas por un millón de libaneses). En el proceso, Israel busca crear un régimen cliente en Líbano y cortar la ayuda moral y material que Hezbola da al democráticamente elegido gobierno de Hamas en Palestina.
Los razonamientos de Israel y Estados Unidos fallaron el curso de los hechos. Los terroríficos bombardeos masivos de Israel minaron al pro-estadounidense régimen de Beirut e hicieron que la gran mayoría de la población libanesa se volviera a favor de Hezbola. En la total ausencia del gobierno libanés, fue Hezbola quien se apresuró a llevar a los heridos a los hospitales, suministró comida, convoyes de evacuación y un mínimo alivio a todos los libaneses sin tener en cuenta su afiliación. Las advertencias de Washington a los israelíes de que respetaran a los civiles (libaneses) y las infraestructuras civiles fueron ignoradas descaradamente por el Estado judío desde el principio, perfectamente conscientes de que el lobby judío en Estados Unidos aseguraría la complicidad de Washington en el asesinato masivo y en la destrucción del su propio régimen cliente.
Nunca se puso en duda que si la Casa Blanca se enfrentara a la elección entre defender un régimen conservador y recién instalado en Líbano o apoyar la guerra total de Israel, apoyaría al lobby y a Tel Aviv sin la menor duda.
Si Estados Unidos calculó mal la ‘intervención de precisión’ de Israel, el Estado judío sobreestimó su capacidad de someter a Hezbola a base de bombardeos. El régimen israelí emprendió una guerra por tierra, lo que es extremadamente costoso en las zonas montañosas del sur de Líbano. Por primera vez hubo bajas militares israelíes a gran escala, que fueron en aumento; los muertos no fueron únicamente las familias libanesas inocentes y desarmadas asesinadas por los aviones y helicópteros israelíes. La acción de Hezbola al atacar y capturar a dos soldados israelíes fue para ayudar humanitariamente a los palestinos asediados de Gaza que sufrían los mazazos de la invasión israelí y asesinatos diarios. Ni Siria ni Irán tuvieron influencia alguna en la decisión de Hezbola de quitar la presión israelí sobre los palestinos. Según varios expertos en Irán, “Irán ha adoptado una postura pragmática en su política exterior y no quiere ninguna confrontación seria con Israel,” (Financial Times , 18 de Julio de 2006, p 3). Otro experto argumentaba que “Irán no buscaba una crisis en Líbano en un momento crítico en la diplomacia nuclear”, (FT ibid). Un experto en Hezbola señaló que “era inconcebible que Irán hubiera ordenado a Hezbola tomar prisioneros a los soldados israelíes. Los dirigentes de Hezbola no son del tipo de los que aceptan órdenes de otra parte ” (FT ibid). Además, Israel tenía muchos prisioneros políticos libaneses, algunos desde hace más de una década, y Hezbola buscaba asegurar un intercambio de prisioneros, así como liberara territorio libanés que está aún bajo ocupación israelí.
Al atacar Líbano y tener como objetivo a Hezbola, Israel trataba de aislar más al gobierno palestino y continuar su política de bombardear a su pueblo hasta su éxodo ‘voluntario’. Durante las dos primeras semanas de los bombardeos sobre Líbano, Israel continuó con su campaña de bombardeos y de asesinatos en Gaza y Cisjordania, y mató e hirió a decenas de civiles, niños y combatientes de la resistencia. De manera perversa, al aumentar el número de muertos (cerca de 500), la destrucción (calculada en dos mil millones de dólares) y el éxodo forzado de al menos 750.000 civiles en Líbano, Israel ha distraído la atención de los medios de comunicación filo-israelíes de las decenas de palestinos asesinados y heridos diariamente. La cobertura de los medios sobre el genocidio israelí Líbano es de lo peor: las televisiones (CBS, NBC, ABC, CNN), la Radio Pública Nacional y la prensa respetable no solo repiten la propaganda israelí acerca ‘misiles de precisión…que destruyen los búnqueres de Hezbola”, sino que se centran en el puñado de muertos y heridos israelíes en contraposición con los miles de libaneses muertos y heridos, y el millón de ellos que se han quedado sin hogar, sin electricidad o agua, y están sometidos a bombas de cinco toneladas que buscan ‘búnqueres’ pero localizan edificios de varios pisos de viviendas. Según afirmó el miembro de Naciones Unidas Jan Egeland después de una inspección sobre el terreno, “al menos un tercio de las víctimas libanesas son niños”. Menos de uno de cada diez son combatientes Hezbola. Al tenerse que enfrentar con los bombardeos masivos sobre civiles, la secretaria de Estado estadounidenses Rice se refirió a ellos como ‘los dolores de parto’ de un nuevo orden, igual que su predecesor en el Tercer Reich justificó el bombardeo de Londres durante la Segunda Guerra Mundial.
El 24 de Julio de 2006 el Daily Alert, el boletín de noticias de los presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses, publico y reeditó artículos de escritos por defensores de la sangrienta invasión de Israel. Ni una sola crítica de la huida de al menos 750.000 refugiados, ni una palabra de la destrucción de casas, ni siquiera una mención de pasada a la muerte de más de cien niños. Citas del presidente Bush oponiéndose al alto el fuego, del ultra-derechista y ‘archi-defensor de Israel’ embajador Bolton (embajador estadounidense ante Naciones Unidas) defendiendo el terrorista bombardeo de Israel argumentado que la destrucción de Líbano es menos trascendente que unos pocos misiles pequeños caídos en Israel con muertos pero sin efectos en las infraestructuras…Los artículos de opinión del Washington Post, Los Angeles Times, Wall Street Journal y New Republic apoyan el baño de sangre de Israel. Los editoriales del Washington Post, Wall Street Journal y Miami Herald siguen a pies juntillas la postura del lobby.
Toda la masiva máquinaria de propaganda judía y pro-Israel ha llenado los medios estadounidenses con mensajes de apoyo incondicional al asesino Israeli, con la negación del sufrimiento libanés y la justificación de la destrucción sin sentido, presentada como un acto de defensa heroica … por parte de los ‘perros rabiosos ’ (Moshe Dayan) de Israel. Se hace caso omiso a las voces de los estadounidenses horrorizados por las atrocidades israelíes o que, simplemente, sienten simpatía por sus víctimas o, peor, son atacados o ridiculizados (la veterana octogenaria corresponsal de la Casa Blanca, Helen Thomas, de origen libanés, fue calificada burlonamente de ‘la voz de Hezbola’ por el secretario de prensa del presidente [Bush], Tony Snow). El movimiento pacifista estadounidense al que sus judíos progresistas prohíben expresar indignación hacia Israel y, mucho menos, hacia el lobby, está moribundo. Una vez más, Israel sale impune del crimen: su correa de transmisión política al otro lado del océano domina los medios de comunicación. El Congreso estadounidenses se postra de rodillas ante los dictados del lobby. Todo el personal de la Casa Blanca actúa como mensajeros para el ministerio de Asuntos Exteriores israelí:
“¿Necesita dos semanas para más bombardeos? ¡Oh, no se preocupe, no habrá tiempo límite…! ¡Sí, señor, encauzaremos la opinión pública estadounidense, europea y mundial -les diremos que no habrá ‘alto el fuego’!”
“Destruir todo un país como represalia por dos prisioneros israelíes…creemos que Israel tiene derecho a defenderse”.
La sumisión y complicidad de Estados Unidos con el etnocidio de Gaza y ahora con la destrucción de Líbano sin un debate interno en el Congreso, en los medios o siquiera en los denominados ‘movimientos pacifistas’muestra muy claramente la fuerza del poder israelí dentro de Estados Unidos y el enorme y continuo daño a nuestras libertades democráticas básicas. Estar en contra del terrorismo totalitario y la complicidad de Estados Unidos debería se un común acto reflexivo de decencia. Hoy, bajo el persuasivo dominio del lobby, es un acto de valentía, aunque solo llegue a unas pocas decenas de miles a través de los medios alternativos.
La idea de Israel de un ‘alto el fuego’ repetida como un loro por lobby israelí y regurgitada por la secretaria de Estado Condoleeza Rice a los dirigentes libaneses es, en primer lugar, para permitir a Israel continuar con el bombardeo masivo de Líbano gracias a las recién enviadas bombas de cinco toneladas estadounidenses, rechazando así la petición del primer ministro libanés de un alto el fuego inmediato (FT , 25 de julio de 2006). Una vez que Israel haya devastado completamente el país, Washington propondrá una ‘fuerza internacional’ (elegida por Israel) junto con el ejército libanés para ocupar el sur de Líbano (actualmente bajo ocupación israelí con el remanente de una batería desarmada de soldados de Naciones Unidas para mantener la paz). Entonces se supone que la ‘fuerza internacional’ procederá a desarmar totalmente y a desplazar por la fuerza a todos los combatientes de Hezbola y al medio millón de personas que los apoyan en el sur [de Líbano]. En ese momento Israel podría considerara un alto el fuego. Por lo que se ve, la enfermedad de los perros rabiosos de Israel es contagiosa y ha afectado a la poca materia gris que queda en la Casa Blanca. Según el New York Times, no hay compromiso para la propuesta de ‘fuerza internacional’: “Estados Unidos ha desechado la participación de sus soldados, la OTAN dice que sus recursos no dan más de sí, los británicos sienten que su ejercito ya está excesivamente comprometido y los alemanes afirman que desearía participar solo en el caso de que Hezbola esté de acuerdo”, (NYTimes , 24 de julio de 2006). En segundo lugar, desde la política de tierra quemada israelí, y la firme resistencia de Hezbola, pocos, si no ninguno, soldados libaneses tomarán las armas para implementar las condiciones de Israel, ya que hasta los dirigentes conservadores libaneses rechazan una ocupación extranjera. En tercer, y más importante, lugar, Hezbola está preparado y es capaz de emprender una larga guerra de guerrilla popular de resistencia como a la que nunca antes se había enfrentado Israel, en términos de organización y capacidad moral y militar. Según el analista de Jane’s Defense Weekly, Nicholas Blandford, “los miembros de Hezbola son veteranos combatientes de los noventa bien armadas y bien motivados. Es la vieja estrategia de guerrilla de Mao Tsetung de retirarse cuando el enemigo avanza y avanzar cuando el enemigo se retira”.
Según otro experto en Hezbola: “Operan en pequeñas células aisladas. Una célula no sabe lo que está haciendo otra…Esta estructura descentralizada es parte de la potencia militar del grupo”, (Saad-Ghoreyeb citado en Aljazeera , 25 de julio de 2006). La fuerza militar de Hezbola, compuesta por hasta 7.500 combatientes, ha estado preparando tuneles a través del sur de Líbano ,como los primeros vietnamitas, y ha reunido un bien surtido arsenal moderno. A diferencia de anteriores ejércitos árabes, que estaban muy infiltrados y lucharon en ‘guerras fijas’ bajo mandos muy centralizados, Hezbola trabaja en grupos pequeños y descentralizados que se mueven rápidamente y han tomado medidas efectivas contra los soldados israelíes. Hezbola está esperando a una invasión terrestre a gran escala para luchar una guerra de guerrillas en las montañas y en su terreno. Según el secretario general de Hezbola, el general Hassan Nasrallah, “cuando entren los israelíes se lo haremos pagar caro en tanques, oficiales y soldados”, (Al Jazeera, 25 de Julio de 2006). Claramente, Israel no va ganar una ‘guerra de siete días’. Incluso en los primeros diez días, Alon Ben-David, un corresponsal del Janes Defense Weekly, escribió que el ejército israelí ha sufrido “considerables víctimas” en su avance hacia en norte de Líbano.
Epilogo
Gracias al poder del lobby judío-estadounidense y al alcance de sus afiliados internacionales, el gobierno estadounidense consiguió el acuerdo de la reunión de las potencies mundiales en Roma celebrada el 26 de Julio de 2006 de dar rienda suelta a los ‘perros rabiosos’ de Israel para continuar sus políticas genocidas en Líbano y Gaza, una decisión aplaudida por el portavoz de los presidentes de las principales organizaciones judías [de EEUU] (Daily Alert , 27 de Julio de 2006). Dados los supremos esfuerzos del lobby por reprimir a los disidentes del genocidio, es especialmente importante el hecho de que la votación de Roma tuviera lugar menos de 24 horas después de que Israel asesinara (decapitara) deliberadamente a cuatro observadores de Naciones Unidas al atacar directamente su sede y tras haber recibido más de una docena de desesperadas llamadas telefónicas de los asediados observadores antes, durante y después del ataque israelí con misiles y tanques (Noticias de la BBC , 25 de julio de 2006). Ni siquiera el Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annam pudo aceptar la justificación israelí de que fue un error. Sus declaraciones de que los israelíes atacaron deliberadamente a los observadores de Naciones Unidas en su puesto de avanzada claramente señalizado provocó ataques de indignación en Israel y entre sus defensores en Estados Unidos. No es necesario decir que el lobby judío en Estados Unidos automáticamente apoyó la carnicería de los observadores de Naciones Unidas y publicó la exigencia del embajador israelí al de Estados Unidos de que el Secretario General Annam ‘pidiera disculpas’ por sus acusaciones ‘infundadas’. (Daily Alert , 26 de julio de 2006). Mientras, la prensa respetable, encabezada por el ultra-sionista Washington Post, siguió proporcionando a los defensores del genocidio israelí en Líbano espacio para noticias y editoriales. David Rivkin, Jr. y Lee A. Casey arguyeron que los masivos bombardeos terroristas sobre Líbano (y con la misma lógica, sobre Gaza) están “dentro del derecho (de Israel)” y dieron los más enrevesados argumentos pseudo-legales que hubieran hecho enrojecer a Goebbels. (Washington Post , 25 de julio de 2006). No hay ni que decir que es sabido que ambos autores desempeñaron cargos en el departamento de Justicia de Reagan; al parecer iniciaron su carrera haciendo versiones asépticas de los campos de la muerte de América central.
Los crímenes de Israel y la impunidad que le concedió el ‘encuentro de Roma’ es vista como una licencia para cometer cada uno de los crímenes atroces prohibidos por la Carta de Naciones Unidas bajo la rúbrica de “Crímenes contra la Humanidad”. El periódico británico The Guardian informó el 25 de julio de 2006: “Las luces delanteras de la ambulancia estaban encendidas, la luz azul de encima del techo estaba centelleando y otra luz iluminaba la cruz roja cuando cayó el primer misil israelí y destrozó la pierna derecha del hombre que iba en la camilla. Mientras yacía gritando en medio de del fuego y del humo, los pacientes y los trabajadores de la ambulancia trataron de protegerse rápidamente, arrastrándose en la oscuridad. Entonces cayó otro misil sobre la segunda ambulancia”, (The Guardian, 25 de julio de 2006).
Mientras la atención del mundo se volvía hacia el genocidio en Líbano, la maquinaria militar israelí continuaba masacrando niños y civiles palestinos…Reuters (26 de Julio de 2006) informó de que 19 palestinos, más de la mitad de ellos civiles, incluyendo tres niños menores de cuatro años, fueron asesinados y 60 personas resultaron heridas. La cifra de palestinos muertos y heridos en el ataque de un mes de duración por parte del Estado judío asciende a más de mil.
Los pacifistas oficiales israelíes se han unido a la fiesta de guerra, lo mismo que la mayoría de sus seguidores. Una encuesta publicada por el diario israelí Maariv muestra que el 82% apoya la continua ofensiva y el 95% afirma que la acción de Israel está justificada. (Noticias de la BBC , 27 de julio de 2006). Puesto que Israel es considerado generalmente como una democracia limitada a sus ciudadanos judíos, podemos afirmar con seguridad que la aplastante mayoría de los judíos israelíes son cómplices voluntarios de los crímenes israelíes contra la humanidad. (¿Tuvo alguna vez Goldhagen un consenso del 95% de los alemanes a favor de la limpieza étnica de los nazis?). De la misma manera, la gran mayoría de las organizaciones sionistas y sus activistas en Estados Unidos y Europa son extremadamente activos para asegurar el apoyo de Estados Unidos al genocidio israelí. El horror y las voces ocultos de disidencia de muchos ciudadanos estadounidenses están sofocados por el autoritario dominio de el monopolio por parte del lobby judío de los medios de comunicación. Es como si la invasión de Iraq promovida por el lobby judío fuera un simulacro del respaldo de la invasión israelí del Oriente Medio, cuyo objetivo es provocar guerras más importantes contra Irán y Siria. Esto es un panorama promovido activamente por la mayoría de los ideólogos judíos neoconservadores, como William Kristol del Daily Standard.
2006-08-23 16:44:45
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answer #1
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answered by Satana23 3
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