mira podemos hablar de dos tipos de energia.
la primera es la gravitacional, el sol al tener esa gran cantidad de masa, origina que la materia se comprima intensamente hacia el interior.
Esto origina un proceso de fusion termonuclear del hidrogeno, que es el elemento primigenio de una estrella, cuando el hidrogreno entra en fusion se origina una tremenda energia y se tiene por desecho de la fusion al helio, es decir el hidrogeno que se fusiona se convierte en helio, es por eso que las estrellas no son eternas.
influye tanto la gravedad en hacer que nazca una estrella, que el planeta jupiter si hubiera tenido mas masa planetaria, quizas se hubiera convertido en una estrella, mediante el proceso antes descrito.
en el caso del sol cuando convierta todo su hidrogeno en helio se convertira en una enana blanca y morira.
para estrellas de mayor masa que el sol, estas logran aprovechar el helio y hacen que entre en fusion convirtiendolo en otro elemento.
saluc!
2006-08-12 00:21:29
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answer #4
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answered by Socotroco 2
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es facil ...SEGÃN las creencias antiguas, el Sol era perfecto e inmutable; incluso las primeras mediciones indicaban que emitÃa siempre la misma cantidad de radiación (compuesta por luz, calor y otras cosas), a la cual se llamó constante solar (CS). Sin embargo, esto no resultó completamente cierto; por ejemplo, sabemos que en lapsos que van de minutos a horas varÃa 0.05%, y que de dÃas a meses la variación es diez veces mayor. Además, entre 1967 y 1980 aumentó 0.03% cada año y durante los ochenta disminuyó en 0.02% anual.
En cuanto a su perfección, también fue "decepcionante" encontrar que el Sol tiene manchas, cuyo número aumenta y disminuye siguiendo un ciclo que en promedio dura aproximadamente 11 años, acoplado con el de inversión de la polaridad magnética del astro, el cual tiene un periodo promedio de 22 años. La polaridad del Sol se invierte aproximadamente cada 11 años y este cambio ocurre durante el máximo de actividad solar. Por cierto que las variaciones de la luminosidad o CS parecen estar asociadas con este ciclo, aunque todavÃa no se dispone de suficientes datos para demostrarlo.
Se han encontrado ciertas relaciones, tanto estadÃsticas como fÃsicas, entre el clima terrestre y la actividad solar, de la cual las manchas son un indicador. Sin embargo, algunos investigadores, sobre todo del clima, consideran insuficiente la causalidad (no casualidad) fÃsica.
En promedio, el Sol presenta varias decenas de manchas, pero entre los años 1645 y 1715 sólo se registraron unas cuantas esporádicamente. Esta virtual ausencia de manchas solares se conoce como el mÃnimo de Maunder (en honor a su descubridor, el inglés Walter Maunder). Durante esos 70 años en que el Sol estuvo excepcionalmente quieto, no se observó ninguna aurora boreal y las primeras, acaecidas después de 1715, alarmaron enormemente a los nórdicos, pues nadie habÃa visto una en su vida. Junto con el mÃnimo de Maunder se presentó una alteración del clima, la llamada Pequeña Era Glacial, documentada principalmente en Europa. Durante esas siete décadas las heladas y nevadas invernales se iniciaban con varias semanas de anticipación y persistÃan más de lo habitual, y en varios inviernos se congelaron rÃos como el Támesis, lo que no se habÃa registrado antes (ni después).
Por otra parte, las variaciones de la CS ciertamente afectan el clima, pero son tan pequeñas que su efecto se pierde entre muchos otros. Adicionalmente, la inercia térmica del sistema climático (compuesto por la atmósfera, el océano y los continentes) ocasiona que éste responda con retraso; sólo una alteración de la CS que persistiera durante varios lustros producirÃa un efecto palpable.
SOL Y SOMBRA
Aparte de la condiciones intrÃnsecas del Sol, la radiación recibida depende de otros factores. Uno de ellos es la distancia; por ejemplo, Venus —que está más cerca del Sol— recibe mayor radiación y por tanto es mucho más caliente que la Tierra; con Marte pasa lo contrario.
Puesto que la órbita de la Tierra es una elipse, en uno de cuyos focos se ubica el Sol (conforme a la primera ley de Kepler), la distancia entre este y aquélla depende de la época del año; el dÃa que estamos más cerca del Sol es el 3 de enero.* De esto podrÃa deducirse que ese dÃa debiera ser uno de los más calurosos del año, conclusión evidentemente falsa: es uno de los más frÃos. La explicación es que la dirección con que llegan los rayos solares varÃa a lo largo del año, por la inclinación del eje de rotación de la Tierra respecto al plano de su órbita (véase la figura III.1). En invierno (enero en el HN, donde vivimos), los rayos del Sol vienen muy tendidos y calientan poco. Este efecto es mucho más fuerte que el debido a la relativa proximidad del Sol, lo que da como resultado neto bajas temperaturas.
De lo anterior, parecerÃa que el hemisferio sur (HS) recibe en el año más radiación que el HN, pero esto no es asÃ. A consecuencia de la segunda ley de Kepler, la Tierra se mueve en su órbita más rápido cuando está cerca del Sol que cuando está lejos. En realidad, la temperatura global aumenta casi 1.5°C de enero a julio, justamente la época en que el Sol se está alejando. La causa principal de esto es que el HN tiene más continente (de hecho, lo doble) que el HS.
En general, en las latitudes bajas (cerca del ecuador) se recibe más Sol que en las altas (cerca de los polos). No obstante, en verano el polo recibe más radiación que el ecuador, principalmente porque no hay noche y el Sol está todo el tiempo sobre el horizonte.
De este hecho pudiera inferirse que en verano el polo tiene mayor temperatura que el ecuador, lo cual de nuevo es falso; una vez más, otro efecto sobrepuesto actúa al contrario y se impone: se trata del gran albedo. El polo está cubierto de hielo y nieve, que tienen albedo muy grande, lo cual hace que la radiación sea reflejada en su mayor parte y, por tanto, casi no caliente, pues una superficie se calienta por la radiación que absorbe. Además, en las latitudes altas el océano sin hielo también posee alto albedo, porque los rayos llegan muy tendidos y rebotan casi en su totalidad.
Resulta entonces que el albedo depende de la naturaleza de la superficie (v. gr., de menos a más: océano, selva, estepa, desierto, tundra, nieve y hielo) y también de la inclinación con que los rayos inciden sobre ella. P. ej., el océano observado desde un satélite es negro y visto durante una puesta de Sol en la playa es espectacularmente plateado.
A PLENO SOL
Quizá los fenómenos climáticos más evidentes y periódicos que percibimos son los cambios de estación; éstos se deben a la manera como se orienta la Tierra respecto al Sol durante el año, lo cual se muestra en la figura III.1.
Imagine el lector un plano que contenga el ecuador terrestre, al cual llamamos ecuatorial; por otro lado, la Tierra describe un movimiento de traslación alrededor del Sol en una trayectoria que se denomina órbita y tiene forma de elipse; al plano que la contiene se le designa como eclÃptica. El plano ecuatorial y la eclÃptica forman entre sà un ángulo de 23.5°, esta inclinación se conoce como oblicuidad y es la misma todo el tiempo y hacia el mismo lado; o sea, respecto de las estrellas, el eje de rotación de la Tierra (que va de polo a polo, perpendicular al ecuador) siempre está en la misma dirección y su extremo norte apunta a la Estrella Polar.
2006-08-09 15:47:26
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answer #8
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answered by jesy 2
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