fue un lider nazis
INTRODUCCIÓN
Tema de la línea del tiempo
Adolf Hitler
Adolf Hitler (1889-1945), político alemán de origen austriaco, uno de los dictadores más poderosos del siglo XX, que transformó Alemania militarizando completamente su sociedad y llevó al país así como al resto del mundo a la II Guerra Mundial. Utilizó el antisemitismo como piedra angular de su propaganda y su política para hacer del partido nazi un movimiento de masas. La mayor parte de Europa y el norte de África estuvieron bajo su dominio durante algún tiempo. Fue el responsable de la ejecución de millones de judíos y de miembros de otros pueblos a los que consideraba seres inferiores.
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Adolf Hitler y Benito Mussolini Adolf Hitler (a la derecha) es considerado como uno de los dictadores más brutales de la historia. Tras eliminar a sus posibles rivales políticos, transformó a Alemania en una moderna máquina de guerra. Benito Mussolini (a la izquierda) y él se aliaron en 1936. Aquí aparecen ambos en Munich en 1937. Hulton Deutsch
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2 SU JUVENTUD Y SUS COMIENZOS EN LA POLÍTICA
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La Segunda Guerra Mundial
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Hitler nació en Braunau am Inn (Austria) el 20 de abril de 1889 y era hijo de un modesto funcionario de aduanas y de una campesina. Fue un estudiante mediocre y jamás llegó a finalizar la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero no fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913, donde vivió gracias a una pensión de orfandad, y más tarde comenzó a obtener algunos ingresos de los cuadros que pintaba. Leía con voracidad obras que alimentaban tanto sus convicciones antisemitas y antidemocráticas como su admiración por el individualismo y el desprecio por las masas.
Hitler se encontraba en Munich cuando comenzó la I Guerra Mundial y se alistó como voluntario en el Ejército bávaro. Demostró ser un soldado entregado y valiente, pero la más alta graduación que consiguió fue la de cabo, debido a que sus superiores consideraban que carecía de dotes de mando. Tras la derrota de Alemania en 1918, regresó a Munich y permaneció en el Ejército hasta 1920. Fue nombrado oficial de instrucción y se le asignó la tarea de inmunizar a los soldados a su cargo contra las ideas pacifistas y democráticas. Se unió al Partido Obrero Alemán, de signo nacionalista, en septiembre de 1919, y en abril de 1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido nazi) y Hitler fue elegido en 1921 su presidente (Führer) con poderes dictatoriales.
3 EL ASCENSO AL PODER
Hitler difundió su doctrina de odio racial y desprecio por la democracia en los numerosos mítines que organizó y, mientras tanto, las organizaciones paramilitares del partido aterrorizaban a sus enemigos políticos. No tardó en convertirse en una figura clave de la política de Baviera gracias a la colaboración de oficiales de alta graduación y empresarios adinerados. En noviembre de 1923, un momento de caos político y económico, encabezó una rebelión (putsch) en Munich contra la República de Weimar, en la cual se autoproclamó canciller de un nuevo régimen autoritario. No obstante, el conocido como putsch de Munich fracasó por falta de apoyo militar.
Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento de golpe de Estado, y dedicó los ocho meses de condena que cumplió a redactar su autobiografía: Mein Kampf (Mi lucha). Fue liberado como consecuencia de una amnistía general en diciembre de 1924, y reconstruyó su partido sin que ninguno de los representantes del gobierno al que había intentado derrocar pretendiera impedirlo. Durante la crisis económica de 1929, muchos alemanes aceptaron su teoría que la explicaba como una conspiración de judíos y comunistas. Hitler consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos prometiendo reconstruir una Alemania fuerte, crear más puestos de trabajo y devolver la gloria nacional. La representación del partido nazi en el Reichstag (Parlamento) pasó de 12 diputados en 1928 a 107 en 1930.
El partido continuó creciendo durante los dos años siguientes, aprovechando la situación creada por el aumento del desempleo, el temor al comunismo y la falta de decisión de los rivales políticos del Führer frente a su confianza en sí mismo. Sin embargo, cuando Hitler fue nombrado canciller en enero de 1933, los grandes empresarios esperaban poder controlarle con facilidad.
4 EL DICTADOR DE ALEMANIA
Hitler en Nuremberg Adolf Hitler pronunció un discurso en Nuremberg ante soldados alemanes y seguidores del partido nazi en el que les inculcó que ellos eran una raza superior que merecía un Lebensraum ('espacio vital') adicional y un mejor nivel de vida, y el medio para lograrlo era la conquista. Hitler era un exaltado orador que solía cautivar a su auditorio. Su Ejército era el mejor equipado y entrenado del mundo en 1938.THE BETTMANN ARCHIVE
Pese a lo previsto por el poder económico, una vez que Hitler accedió a la jefatura del gobierno, no tardó en autoproclamarse dictador de la nación, acumulando la presidencia del Reich y de la cancillería con el título de Reichsführer. Miles de ciudadanos contrarios al partido nazi fueron enviados a campos de concentración y se eliminó cualquier asomo de oposición. Su mayoría parlamentaria le permitió aprobar una ley que transfería al partido nazi el control de la burocracia y del sistema judicial, reemplazaba los sindicatos por un Frente del Trabajo alemán dirigido también por los nazis y prohibía todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los medios de comunicación y todas las actividades culturales haciendo depender los puestos de trabajo de la lealtad a su ideología.
Hitler contaba con su policía secreta, la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo. El avance de la industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se vieron atraídos por un ambicioso programa de ocio y los éxitos alcanzados en política exterior impresionaron a la nación. De este modo, Hitler consiguió moldear al pueblo alemán hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba para establecer el dominio de Alemania sobre Europa y otras partes del mundo. El dictador impuso su propio y brutal código moral tras desacreditar el poder de las autoridades eclesiásticas, acusándolas de corrupción e inmoralidad. Ridiculizó el concepto de igualdad entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de los alemanes. Puesto que se consideraban miembros de una raza superior, creían tener derecho a dominar a todas las naciones a las que habían sometido. La creciente e implacable persecución contra los judíos tenía como objetivo familiarizar a los alemanes con esta tarea.
Hitler, resuelto a emprender la creación de su imperio, inició el rearme de Alemania en 1935 (en contra de lo acordado en el Tratado de Versalles que había puesto fin a la I Guerra Mundial en lo referente a la derrotada Alemania), envió tropas a la región desmilitarizada de Renania en 1936, y anexionó Austria y los Sudetes en 1938. El resto del territorio checoslovaco quedó bajo control alemán en marzo de 1939. También acudió en ayuda de las tropas rebeldes de la Guerra Civil española (1936-1939), encabezadas por Francisco Franco. Ninguno de los líderes de otros países se opusieron a estas acciones, desconcertados ante la estrategia de Hitler y ante el temor de que se produjera una nueva guerra.
5 LA II GUERRA MUNDIAL
Entrevista de Hendaya Francisco Franco declaró la neutralidad española cuando dio comienzo la II Guerra Mundial, en septiembre de 1939, pocos meses después de haber obtenido la victoria en la Guerra Civil. Cambió su vinculación con el conflicto cuando, en junio de 1940, pasó a defender la condición de “no beligerante” del Estado español. El 23 de octubre de ese año se produjo una entrevista histórica entre el dictador español y su homónimo alemán, Adolf Hitler, que tuvo lugar en la ciudad de Hendaya, situada en el suroeste de Francia, dentro del territorio ocupado por el III Reich, junto a la frontera española. El objeto del encuentro, que se produjo en el interior de un tren blindado estacionado en la terminal de ferrocariles de Hendaya, era negociar la participación de España en la II Guerra Mundial junto a las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokio. El régimen franquista había solicitado previamente la obtención de Gibraltar y todo el territorio de Marruecos, a cambio de su beligerancia. No obstante, Franco arguyó durante la reunión las dificultades económicas que impedían la intervención española en el conflicto, razón por la cual ambas partes no llegaron a acuerdos de importancia. La fotografía ilustra un momento de aquella conversación.Corbis/Hulton-Deutsch Collection
Hitler era consciente de que cualquier otra acción podría provocar un conflicto europeo, y no vaciló en preparar a Alemania para una lucha que, a su juicio, fortalecería la moral del país. Firmó el pacto de neutralidad Germano-soviético con la promesa de que cedería a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) una parte del territorio de Polonia cuando esta nación fuera derrotada, para lo cual la atacó en septiembre de 1939. Los polacos fueron sometidos con rapidez y sus aliados, los británicos y los franceses, que habían declarado la guerra a Alemania, no pudieron hacer nada para ayudarles. Las fuerzas de Hitler invadieron Dinamarca y Noruega en la primavera de 1940 y, pocas semanas después, vencieron a las tropas de los Países Bajos, Bélgica y Francia. La derrota de Gran Bretaña pudo evitarse gracias a la intervención de las Fuerzas Aéreas Reales (RAF), que rechazaron a la Luftwaffe (fuerzas aéreas alemanas).
Hitler tras el atentado de julio de 1944 El 20 de julio de 1944, el dictador alemán Adolf Hitler sufrió un atentado planeado por un grupo de oficiales cuando se encontraba en su cuartel general de Rastenburg (Prusia Oriental). Esta fotografía reproduce un instante inmediatamente posterior al fracasado intento de magnicidio del que Hitler salió prácticamente ileso, aunque aquí se le puede apreciar dolido por las heridas provocadas por el artefacto explosivo. De izquierda a derecha, en primer plano, aparecen Wilhelm Keitel, Hermann Wilhelm Goering, Hitler y Martin Bormann.Corbis
Hitler, dejándose llevar por su ambición y su odio al comunismo, volvió su atención hacia la Unión Soviética. Su primer paso fue conquistar la península Balcánica para proteger este flanco. La invasión de la URSS, que comenzó en junio de 1941, no tardó en llevar a los ejércitos alemanes a las puertas de Moscú pero los rusos les obligaron a retroceder en diciembre, precisamente cuando Estados Unidos decidió intervenir en el conflicto. Fue en ese momento cuando Hitler se dio cuenta de que la guerra estaba perdida desde el punto de vista militar, pero decidió continuar con la esperanza de que alguna nueva arma invencible o alguna maniobra política milagrosa pudiera salvar la situación.
A medida que transcurría el tiempo, la derrota se hacía más inevitable, pero Hitler continuaba negándose a capitular ante la creencia de que Alemania no merecía sobrevivir por no haber conseguido cumplir su misión. Por otro lado, el plan destinado a exterminar a los judíos seguía su marcha durante todo este periodo, y los innumerables trenes que transportaban a los millones de prisioneros a los campos de concentración representaban una lacra para el esfuerzo económico de la guerra. En julio de 1944, un grupo de oficiales organizó una conspiración para asesinar a Hitler y poner fin a la contienda, pero el plan fracasó. Finalmente, dejando tras de sí a una Alemania invadida y derrotada, Hitler se suicidó en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945, junto con la que había sido durante largo tiempo su compañera, Eva Braun, con la que había contraído matrimonio el día anterior.
2006-08-06 07:10:39
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Adolf Hitler fue un político alemán de origen austriaco, uno de los dictadores más poderosos del siglo XX, que transformó Alemania militarizando completamente su sociedad y llevó al país así como al resto del mundo a la II Guerra Mundial. Utilizó el antisemitismo como piedra angular de su propaganda y su política para hacer del partido nazi un movimiento de masas. La mayor parte de Europa y el norte de África estuvieron bajo su dominio durante algún tiempo. Fue el responsable de la ejecución de millones de judíos y de miembros de otros pueblos a los que consideraba seres inferiores.
Como podemos observar, para poder comprender todo lo que Hitler significa, la explicación sería difícil, porque el análisis debería desenvolverse sobre niveles muy diferentes. En el presente trabajo sólo nos limitaremos a desarrollar un aspecto de esta parte de la historia de la humanidad, un aspecto solamente que quizás sea el más crudo, el más doloroso, el más cruel: el holocausto nazi.
Hitler nació en Braunau am Inn (Austria) el 20 de abril de 1889 y era hijo de un modesto funcionario de aduanas y de una campesina. Fue un estudiante mediocre y jamás llegó a finalizar la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero no fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913. Leía con voracidad obras que alimentaban tanto sus convicciones antisemitas y antidemocráticas como su admiración por el individualismo y el desprecio por las masas.
Al comenzar la Primera Guerra Mundial, quiso alistarse voluntario en el ejército de Austria, pero fue rechazado a causa de un defecto físico. Fue aceptado, en cambio, por el ejército alemán. Demostró ser un soldado entregado y valiente, pero la más alta graduación que consiguió fue la de cabo, debido a que sus superiores consideraban que carecía de dotes de mando. Tras la derrota de Alemania en 1918, regresó a Munich y permaneció en el Ejército hasta 1920. Se unió al Partido Obrero Alemán, de signo nacionalista, en septiembre de 1919, y en abril de 1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido nazi) y Hitler fue elegido en 1921 su presidente (Führer) con poderes dictatoriales.
Hitler difundió su doctrina de odio racial y desprecio por la democracia en los numerosos mítines que organizó y, mientras tanto, las organizaciones paramilitares del partido aterrorizaban a sus enemigos políticos. No tardó en convertirse en una figura clave de la política de Baviera gracias a la colaboración de oficiales de alta graduación y empresarios adinerados. En noviembre de 1923, un momento de caos político y económico, encabezó una rebelión en Munich contra la República de Weimar, en la cual se autoproclamó canciller de un nuevo régimen autoritario. No obstante, fracasó por falta de apoyo militar.
Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento de golpe de Estado, y dedicó los ocho meses de condena que cumplió a redactar su autobiografía: Mein Kampf (Mi lucha). En aquel libro desarrolló sus planes para el futuro de Alemania. Fue liberado como consecuencia de una amnistía general en diciembre de 1924, y reconstruyó su partido sin que ninguno de los representantes del gobierno al que había intentado derrocar pretendiera impedirlo. En 1929 la depresión económica mundial estremeció a Alemania. Los problemas se añadieron al peso financiero de los pagos de compensación por los daños causados durante la Primera Guerra Mundial. Hitler anunció que Alemania no iba a seguir pagando las deudas, reclamando que los judíos y comunistas tuvieron la culpa de haber perdido la guerra anterior. Prometió vaciar el país de judíos y comunistas y unificar la parte germanohablante de Europa. Hitler consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos prometiendo reconstruir una Alemania fuerte, crear más puestos de trabajo y devolver la gloria nacional.
Una vez que Hitler accedió a la jefatura del gobierno, no tardó en autoproclamarse dictador de la nación, acumulando la presidencia del Reich y de la cancillería con el título de Reichsführer. Miles de ciudadanos contrarios al partido nazi fueron enviados a campos de concentración y se eliminó cualquier asomo de oposición. Su mayoría parlamentaria le permitió aprobar una ley que transfería al partido nazi el control de la burocracia y del sistema judicial, reemplazaba los sindicatos por un Frente del Trabajo alemán dirigido también por los nazis y prohibía todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los medios de comunicación y todas las actividades culturales haciendo depender los puestos de trabajo de la lealtad a su ideología. Bajo el gobierno de Hitler no hubo espacios para libertades: el gobierno controló todas las partes de la vida alemana. Hitler utilizó una propaganda extensiva lavando los cerebros de la gente hasta convencerlos de la validez de su teoría de crear una raza humana nórdica y perfecta: los arios. Su objetivo final consistió en deshacerse por completo de los judíos, gitanos, de raza de color, y de minusválidos. El plan se denominó “Endlösung”, solución final.
Hitler contaba con su policía secreta, la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo. El avance de la industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se vieron atraídos por un ambicioso programa de ocio y los éxitos alcanzados en política exterior impresionaron a la nación. De este modo, Hitler consiguió moldear al pueblo alemán hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba para establecer el dominio de Alemania sobre Europa y otras partes del mundo. El dictador impuso su propio y brutal código moral tras desacreditar el poder de las autoridades eclesiásticas, acusándolas de corrupción e inmoralidad. Ridiculizó el concepto de igualdad entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de los alemanes. Puesto que se consideraban miembros de una raza superior, creían tener derecho a dominar a todas las naciones a las que habían sometido. La creciente e implacable persecución contra los judíos tenía como objetivo familiarizar a los alemanes con esta tarea (ver Anexo 1)
La ley de la “raza superior”. La concepción del mundo racista reconoce la importancia de la humanidad en los elementos originales de las razas (...). No cree en absoluto en la igualdad de aquéllas; pero reconoce, en su diversidad, los valores superiores e inferiores, y se siente obligada por esta toma de conciencia a conformarse con la voluntad eterna que domina este universo, es decir, a favorecer la victoria del mejor, del más fuerte; a desear la subordinación dl peor, del más débil (...). Sólo quien nació débil puede considerar este hecho como cruel.
La fuerza, fuente del derecho. El instinto de conservación es, siempre, lo que triunfa. La pretendida humanidad, expresión de la tontería, de la cobardía y de una pretenciosa suficiencia, se derrite ante aquél como la nieve bajo el sol da mayo. La humanidad ha crecido en una eterna lucha; se pierde en una eterna paz. No se puede ganar el alma de un pueblo (...) si no es aniquilando al adversario.
El Holocausto Nazi fue la aniquilación sistemática y burocrática de seis millones de judíos por parte del régimen nazi y sus colaboradores como un acto de estado central durante la Segunda Guerra Mundial (ver Anexo 2). En 1933, aproximadamente nueve millones de Judíos vivían en los 21 países de Europa que serían ocupados por Alemania durante la guerra. Para 1945 dos de cada tres judíos europeos habían sido asesinados. Aunque los Judíos eran las víctimas principales, más de 250,000 Gitanos también resultaron víctimas del genocidio nazi. Cuando la tiranía nazi comenzó a extenderse por Europa, de 1933 a 1945, millones de personas inocentes fueron perseguidas y asesinadas. Más de tres millones de prisioneros de guerra soviéticos fueron también asesinados debido a su nacionalidad. Los polacos fueron enviados a realizar trabajos forzados, y como resultado, casi dos millones perecieron.
Los campos de concentración están estrechamente relacionados con el Holocausto Nazi y permanecen como el símbolo del régimen nazi. Los primeros campos de concentración fueron creados poco después de que los nazis llegaran al poder en enero de 1933; estos continuaron como una base del régimen nazi hasta el 8 de mayo de 1945, cuando la guerra, y el régimen nazi, terminaron.
Los eventos del Holocausto ocurrieron en dos fases principales:
De 1933 a 1939 y de 1939 a 1945 -
Desde 1933 a 1939
El 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado Canciller, la posición de más poder dentro del gobierno Alemán, por el presidente Hindenburg, quien esperaba que Hitler pudiera guiar a la nación fuera de la gran crisis económica y política en la que Alemania se encontraba hundida. Hitler era el líder del fuerte Partido Obrero Alemán Nacional Socialista (conocido también como el partido nazi); en 1933 era uno de los partidos políticos más fuertes en Alemania, y a pesar del sistema multi-partidista del país, el Partido Nazi obtuvo una pluralidad del 33% de los votos en las elecciones de 1932 para el parlamento alemán.
Una vez en el poder, Hitler se movilizó rápidamente para poner fin a la democracia alemana. Convenció a su Gabinete para convocar a la realización de unas cláusulas de emergencia sobre la Constitución que permitieran la suspensión de las libertades individuales de la prensa, de expresión y de asamblea. Fuerzas de seguridad especiales, tales como la Policía Especial del Estado (la Gestapo), los Storm Troopers (S.A.), y la Policía de Seguridad (S.S.) asesinaron o arrestaron a los líderes de los partidos políticos opositores (comunistas, socialistas y liberales).
También en 1933, los nazis comenzaron a poner en práctica su ideología racial. Comenzaron a surgir ideas que eran populares en Alemania así como en otras naciones occidentales antes de los 30s, y los nazis comenzaron a creer en la "superioridad racial" de los alemanes, y comenzaron a sugerir que habría una lucha por sobrevivir entre ellos y las "razas inferiores". Ellos veían en los judíos, gitanos y en los impedidos una amenaza biológica seria en contra de la pureza de la "raza (aria) germana", que ellos llamaban "la raza maestra".
Los judíos, cerca de 500,000 en Alemania (menos del 1 por ciento de la población total en 1933), eran el blanco principal del odio nazi. Los nazis identificaron erróneamente a los judíos como una raza, y definieron esta raza como "inferior". Ellos también financiaron una enorme propaganda que culpaba a los judíos por la depresión económica en Alemania, así como también por la derrota del país durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
En 1933, nuevas leyes alemanas forzaron a los judíos a renunciar a sus trabajos, a sus estudios en las universidades y a retirarse de toda actividad en otras áreas de la vida pública. quitaron a los judíos alemanes su ciudadanía, a pesar de que conservaban sus derechos limitados. Esta leyes definían a los judíos no por su religión o por como ellos se identificaban a sí mismos, sino por la sangre de sus abuelos. Entre 1937 y 1939, nuevas regulaciones antisemitas segregaron a los judíos aún más y les hizo la vida diaria muy difícil: los judíos no podían ir a las escuelas públicas, ni a los teatros ni a los lugares de descanso, ni podían decidir ni aún caminar en ciertas secciones de las ciudades alemanas.
También entre 1937 y 1939, los judíos fueron forzados por la vida económica de Alemania: los nazis arraigaron los negocios y propiedades judías por sus propios medios, u obligaron a los judíos a venderlas a precios injustos. En noviembre de 1938, este ataque económico contra los judíos alemanes y austriacos se transformó en la destrucción física de las Sinagogas y de las tiendas pertenecientes a los judíos, así como también el arresto de hombres judíos, la destrucción de sus hogares e intensos asesinatos. Esta furia organizada fue conocida como Kristallnacht ("La noche de los cristales rotos").
Cabe recordar que el 11 de marzo de 1938, Hitler envió a su ejército hacia Austria y el 13 de marzo fue proclamada en Vienna la incorporación de Austria al Imperio Alemán (Reich). La mayoría de la población aceptó felizmente la adhesión al Imperio Alemán y expresaron su fervor con fuertes ataques de rabia en contra de los Judíos Austriacos, que eran cerca de 180,000 (90% de los cuales vivían en la misma Viena).
Aunque los Judíos eran el principal objetivo del odio Alemán, los Nazis también persiguieron otros grupos que ellos identificaban como racial o genéticamente "inferiores". La ideología racial Nazi era impulsada por científicos que impulsaban "la crianza selectiva" (eugénicos) para "mejorar" la raza humana. Las leyes aprobadas entre 1933 y 1935 estaban enfocadas hacia la reducción del futuro número de "inferiores" genéticos mediante la creación de programas de esterilización involuntaria: cerca de 500 niños Afro-Germanos, (llamados "los bastardos de Rhineland", fueron el resultado del encuentro entre mujeres alemanas y soldados africanos de las colonias Francesas que estaban estacionados en 1920 en Rhineland, una zona desmilitarizada que los Aliados establecieron después de la Primera Guerra Mundial como un hueco entre Alemania y la Europa Occidental), así como 350,000 individuos juzgados física o mentalmente impedidos fueron objeto de procedimientos quirúrgicos o radiactivos enfocados hacia la esterilización. Aquellos que apoyaban la esterilización también argumentaban que los impedidos perjudicaban a las comunidades debido al costo que suponía sus cuidados. Muchos de los 30,000 Gitanos Alemanes fueron también esterilizados y prohibidos, junto con los Negros, de contraer matrimonio con Alemanes. Reflejando estos prejuicios tradicionales, nuevas leyes combinaron estos prejuicios tradicionales y el nuevo racismo Nazi que definía a los Judíos, por su raza, como "criminales y antisociales".
Otra consecuencia del régimen dictatorial de Hitler en los 30s fue el arresto de oponentes políticos y comerciantes unionistas y muchos otros que los Nazis etiquetaban "indeseables" o "enemigos del estado". Muchos homosexuales, la mayoría hombres, fueron arrestados y llevados a los campos de concentración; bajo el código criminal nazi revisado en 1935, la sola denuncia de un individuo como "homosexual" podía llegar al arresto, al juicio y la condena. Los Testigos de Jehová fueron prohibidos como organización en abril de 1933, desde que las creencias de este grupo religioso les prohibían jurar cualquier promesa al estado o al servicio militar alemán. Su literatura fue confiscada, y perdieron sus trabajos, los beneficios de su desempleo, sus pensiones, y todos los beneficios de carácter social. Muchos Testigos de Jehová fueron enviados a prisión y a los campos de concentración en la Alemania Nazi y sus hijos fueron enviados a las casas de detención juvenil o a orfanatos.
Entre 1933 y 1936, miles de personas, en su mayoría prisioneros políticos y Testigos de Jehová fueron llevados a los campos de concentración mientras que varios miles de Gitanos Alemanes fueron confinados en campos municipales especiales. El primer ataque sistemático hacia los Judíos Alemanes y Austriacos se llevó a cabo después del Kristallnacht, cuando aproximadamente 30,000 hombres Judíos fueron deportados a Dachau y a otros campos de concentración y varios cientos de mujeres Judías fueron enviadas a cárceles locales. Al final de 1938, la ola de arrestos también incluían varios miles de Gitanos Alemanes y Austriacos.
Entre 1933 y 1939, casi la mitad de la población Judía Alemana y más de dos tercios de la población Judía Austriaca huyeron de la persecución Nazi. Ellos emigraron a Palestina, los Estados Unidos, América Latina, China (donde no requerían visa para entrar) y hacia la Europa oriental y occidental (donde muchos fueron capturados de nuevo por los Nazis durante la guerra). Los Judíos que quedaron bajo el régimen Nazi estaban impedidos económicamente para huir, o no podían obtener visas, patrocinadores en países huéspedes o fondos para su migración. Muchos de los países extranjeros, incluyendo los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Francia, se rehusaron a admitir grandes números de refugiados.
Desde 1939 a 1945
El 1ero. De septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia y la Segunda Guerra Mundial comenzó. En menos de un mes, el Ejército Polaco fue derrotado y los Nazis iniciaron su campaña de destrucción hacia la cultura Polaca y de esclavización de la población Polaca, a quienes ellos veían como "subhumanos". El asesinato de los líderes Polacos fue el primer paso: los soldados Alemanes llevaron a cabo masacres contra profesores universitarios, artistas, escritores, políticos y muchos sacerdotes Católicos. Para crear nuevos espacios para la vida diaria de "la raza superior Germana", grandes segmentos de la población Polaca fueron reestablecidos, y las familias Alemanas fueron movilizadas hacia las tierras que habían sido abandonadas. Miles de Polacos, incluyendo Judíos, fueron enviados a los campos de concentración. Los Nazis también "secuestraron" a más de 50,000 niños Polacos de "aspecto ario" y los alejaron de sus padres llevándolos a Alemania para ser adoptados por familias Alemanas. Muchos de estos niños fueron después rechazados y fueron considerados incapaces de la Germanización, por lo que fueron enviados a campos de concentración especiales para niños, donde muchos murieron de hambre, inyecciones letales y enfermedades.
Cuando la guerra empezó en 1939, Hitler dio la orden de asesinar a todos los pacientes incapacitados institucionalizados, considerados "incurables". Comisiones especiales revisaron cuestionarios llenados por los hospitales del estado, y luego decidían si un paciente debía de ser asesinado. Los condenados fueron entonces transferidos a seis instituciones en Alemania y Austria, donde fueron utilizadas cámaras de gas especialmente construidas para matarlos. Después de algunas protestas públicas en 1941, el liderazgo Nazi continuaba su programa "eutanasia" en secreto. Los bebes, niños pequeños y otras víctimas fueron asesinados por inyecciones letales y píldoras, o muertos de hambre.
El programa "eutanasia" contenía todos los elementos requeridos para la aniquilación en masa de los Judíos y Gitanos Europeos en los campos de muerte Nazi: la decisión articulada para matar, un personal especialmente entrenado, la muerte por medio del gas, y el uso de un lenguaje eufemístico como el término "eutanasia", que psicológicamente alejaba los asesinatos de sus víctimas y escondía el carácter criminal de estos asesinatos hacia la gente.
En 1940, las fuerzas Alemanas continuaron su conquista en gran parte de Europa, derrotando fácilmente a Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia. El 22 de junio de 1941, el Ejército Alemán invadió la Unión Soviética y para septiembre, se acercaba a Moscú. Durante ese tiempo, Italia, Rumania y Hungría se habían unido a los poderes liderados por Alemania, y se oponían a los Poderes Aliados (La Comunidad Británica, la Francia Libre, los Estados Unidos y la Unión Soviética).
En los meses que siguieron a la invasión Alemana en la Unión Soviética, muchos Judíos, líderes políticos, comunistas y Gitanos fueron asesinados en ejecuciones masivas. La mayoría de estos asesinados eran Judíos. Estos asesinatos eran llevados a cabo en lugares improvisados a través de la Unión Soviética por miembros de escuadrones asesinos móviles (Einsatzgruppen), que seguían las rutas abiertas por el Ejército Alemán invasor. El más famoso de estos sitios fue Babi Yar, cerca de Kiev, donde un estimado de 33,000 personas, la mayoría judíos, fueron asesinados. El terror Alemán se extendió hacia pacientes impedidos institucionalizados y pacientes psiquiátricos en la Unión Soviética; también dio como resultado el asesinato en masa de más de tres millones de prisioneros de guerra Soviéticos.
La Segunda Guerra Mundial trajo grandes cambios al sistema de los campos de concentración. Enormes números de prisioneros nuevos, deportados de todos los países ocupados por Alemania, ahora inundaban estos campos. Muy seguido, grupos enteros eran enviados a los campos, tales como los miembros de las organizaciones de resistencia subterráneos que fueron capturados en toda la Europa occidental en 1941 bajo el decreto de "Noche y Niebla". Para acomodar el incremento masivo en el número de prisioneros, se establecieron cientos de nuevos campos en territorios ocupados de la Europa oriental y occidental.
Durante la guerra, los ghettos, campos de tránsito, y campos de trabajos forzados fueron creados por los Alemanes en adición a los campos de concentración para capturar Judíos, Gitanos y otras víctimas del odio racial y étnico, así como también oponentes políticos y miembros de la resistencia. Después de la invasión de Polonia, tres millones de Judíos Polacos fueron forzados a vivir en mas de 400 nuevos ghettos donde fueron segregados del resto de la población. Grandes números de Judíos también fueron deportados de otras ciudades y países, incluyendo Alemania, hacia los ghettos en Polonia y en otros territorios del este ocupados por Alemania.
En las ciudades Polacas que se encontraban bajo la ocupación Nazi, como Warsaw y Lodz, los judíos fueron confinados en ghettos sellados donde el hambre, la sobrepoblación, el frío y las enfermedades contagiosas dieron muerte a decenas de miles de personas. En Warsaw y otras poblaciones, los Judíos que se encontraban en los ghettos hicieron un gran esfuerzo, bajo un gran riesgo, por mantener sus vidas religiosas, culturales y en comunidad. Los ghettos también proveían a gran fuerza de trabajo para los Alemanes y muchos de estos trabajadores (que construían vías de tren y otro tipo de infraestructuras militares alemanas) murieron de cansancio y mal trato.
Entre 1942 y 1944, los Alemanes iniciaron la eliminación de los ghettos en la Polonia ocupada y otros territorios, deportando a los residentes de los ghettos hacia los "campos de exterminio", centros de exterminio facilitados con equipos para el manejo del gas, localizados en Polonia. Después de la reunión de los oficiales mayores del estado Alemán a finales de enero de 1942, la decisión de implementar "la solución final a la cuestión judía" se volvió una política formal de estado y los Judíos de la Europa occidental también fueron enviados a los centros de exterminio en el Este.
Los métodos de asesinato fueron los mismos en todos los centros de exterminio, que fueron operados por la S.S. Las víctimas llegaban en vagones de tren, la mayoría de ghettos y de campos de la Polonia ocupada, pero también de casi todos los países Europeos. A su llegada, los hombres eran separados de las mujeres y los niños. Los prisioneros eran forzados a desvestirse y a entregar todos sus valores. Ellos eran llevados desnudos hacia las cámaras de gases, que estaban disfrazadas como regaderas, y dentro de ellas era utilizado el monóxido de carbono o Zyklon B (una forma de ácido cristalino, también utilizado como insecticida). La minoría seleccionada para trabajos forzados quedaban, después de largas cuarentenas, vulnerables a la malnutrición, y expuestos a epidemias, experimentos médicos y a la brutalidad; muchos perecieron como resultado.
Los Alemanes llevaron a cabo sus actividades de exterminio sistemáticas con la ayuda activa de colaboradores locales en muchos países, y con la indeferencia de millones de personas que no les importaba la situación judía. Los movimientos de resistencia existieron en casi todos los campos de concentración y ghettos de Europa. Además de las revueltas armadas en Sobibor y Treblinka, la resistencia Judía en el ghetto Warsaw, llevó a una valiente lucha entre abril y mayo de 1943, a pesar de la predecible derrota debido a la superioridad de las fuerzas Alemanas. En general, el rescate o la ayuda hacia las víctimas del Holocausto no era una prioridad para las resistencias organizadas, cuyo objetivo principal era el pelear la guerra contra los Alemanes.
Después de que la guerra se tornó contra Alemania y los ejércitos Aliados se acercaban a Alemania en 1944, la S.S. decidió evacuar algunos campos de concentración. Los alemanes trataron de ocultar las evidencias del genocidio y deportaron prisioneros hacia campos dentro de Alemania para prevenir su liberación. Muchos prisioneros murieron durante esas largas jornadas a pie conocidas como "marchas de la muerte". Durante los días finales, en la primavera de 1945, las condiciones de los campos de concentración que aún quedaban convirtieron a estos cambios en centros de exterminio masivos. Aún los campos de concentración que nunca fueron diseñados para la exterminación, como el de Bergen-Belsen, se volvieron trampas mortales para miles (incluyendo Ana Frank que murió allí de tifo en marzo de 1945).
En mayo de 1945, la Alemania Nazi quedó colapsada, la S.S. fue dispersada y destruida, y los campos dejaron de existir como de exterminación, trabajos forzados o campos de concentración. El Legado Nazi fue un vasto imperio de exterminios, pillaje y explotación que afectó a cada país de la Europa ocupada. La gran magnitud, así como las implicaciones morales y éticas de esta era trágica están ahora siendo comprendidas (ver Anexo 3).
Bajo el código secreto de Aktion T4, el programa de eutanasia diseñado a eliminar la “vida indigna de vivir”, se concentró en los recién nacidos y niños muy jóvenes. Los médicos y comadronas se obligaron a registrar a los niños hasta los tres años de edad que tuvieran síntomas de retardación mental, deformaciones físicas u otros síntomas incluidos en un cuestionario del Ministerio de Salud.
Las decisiones de si un niño se consideraba digno de seguir vivo se hicieron por tres médicos solamente a base de los cuestionarios rellenados. Ni se llevaron a cabo exámenes ni se consultaron las historias clínicas. Cada uno de los médicos puso el símbolo “+” en color rojo o el símbolo “-” en color azul en un formulario especial en la categoría denominada “tratamiento”. El +rojo significaba la decisión de matar al niño, el -azul votaba a favor de dejarlo vivir. Con tres símbolos +rojos acumulados se tomaba la decisión a favor de la eutanasia. La muerte era en “El Departamento Especial de Niños” por inyección tóxica o por inanición gradual.
Rápidamente el programa de eutanasia incluyó a niños y mayores minusválidos. Los cuestionarios se distribuyeron en hospitales e instituciones encargados del tratamiento de los crónicamente enfermos. Se indicaron los pacientes con esquizofrenia, epilepsia, demencia senil, parálisis, encefalitis u otras condiciones neurológicas. También se apuntaron los que habían llevado más de cinco años en hospitales o instituciones mentales o los que no disponían de nacionalidad alemana o de sangre alemana, incluyendo los judíos, negros y gitanos.
Un total de seis centros de matanzas se estableció, entre ellos la más conocida clínica psiquiátrica de Hadamar. En el estado de Brandeburgo una antigua prisión fue convertida en un centro de matanzas, donde los primeros gaseamientos nazi se experimentaron. Las cámaras de gas se camuflaron de duchas públicas. En realidad fueron cámaras herméticamente selladas, conectadas a cilindros de monóxido de carbono.
El programa de eutanasia fue considerado como uno de los más crueles de los actos nazi.
Adolf Hitler fue un dirigente poderoso, con una personalidad carismática y arrolladora energía, y una magnífica habilidad para decirle a su gente justo lo que ellos querían escuchar. Llegó a ser uno de los dirigentes más poderosos del siglo xx, transformó completamente a Alemania y la levantó.
Buscaba la reunificación de la raza aria, sin importarle los medios que debía emplear para ello. Siempre demostró su amor a la guerra, por eso causó uno de los más grandes trastornos culturales y sociales de la humanidad. Su legado fue solamente un rastro de destrucción total; y como dijo Valtour: “Dos cosas hay igualmente terribles, un cuchillo en manos de un loco, y una gran inteligencia en la cabeza de un malvado”.
2006-08-06 07:16:18
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answer #5
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answered by Gabriel S 3
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