Mahahual: el edén perdido
Érase una vez un pequeño pueblo a la orilla del Mar Caribe, ese quieto espejo de agua turquesa flanqueado por arena blanquísima con la frondosa selva como intrigante trasfondo. Paraíso es el término con el que lo definen casi todos los libros de viajes. Las docenas de kilómetros de playa bajo la sombra de palmeras inclinadas por el viento están pobladas de cabañas para hospedarse, desde el estilo rústico hasta pequeños hoteles boutique, que ofrecen paseos en kayak o lancha y buceo. Hacia el horizonte las olas lamen el borde filoso del banco Chinchorro, que forma parte del segundo arrecife de coral más grande del mundo, con todo y cementerio de barcos. Se trata de un atolón de cerca de 45 kilómetros de largo y 14 de ancho, circundado por una barrera de coral. Es el atolón coralino más grande de México, una reserva natural de 360 kilómetros cuadrados. Como parte del “megaproyecto” turístico (todo lo que trae aquel prefijo despierta temor) que emprendió Fonatur para atraer inversión y turismo a los lugares menos “explotados” de México, Mahahual es ahora la nueva terminal de cruceros del Caribe mexicano. Si llega a Mahahual en uno de los dos días de la semana en que atracan los cruceros, se les vislumbra por arriba de la selva como rascacielos de acero. Muchos de los terrenos, y por lo tanto hoteles, restaurantes y servicios en general, están en manos de extranjeros, por lo que, antes de encontrar una playa virgen y de acceso público, uno pasa por muchas propiedades. Eso sí, hay bastantes opciones para hospedarse o comer; más que depender de algún criterio personal a la hora de tomar esta elección, se trata de una cuestión de precio o de dónde los letreros están escritos en español.
Xcalak: LA PUNTA del Caribe mexicano
Sesenta kilómetros hacia el sur, por un camino de terracería, se llega a Xcalak, un pequeño pueblo langostero. Cuenta con un muelle para lanchas, dos pequeños hoteles, un puesto naval y dos antiguos y deteriorados faros. Frente a la cancha de futbol un pequeño letrero señala la “zona hotelera”. Hay seis o siete establecimientos (complejos de cabañas o chalets), todos con playas privadas; alguno que otro ofrece paseos de pesca (fly-fishing), ecotours (otro de esos temibles prefijos) en kayak por el mar o el río y buceo en el banco Chinchorro. Aunque los guías son mexicanos, los extranjeros son quienes cobran por estos servicios (en dólares, por supuesto). Es recomendable llevar una bicicleta para recorrer bien la zona: la belleza y la tranquilidad de esta región justifica el pedaleo. Hay muchos senderos que conducen a playas que serían de las más gratificantes del mundo si el gobierno hiciera algo por conservarlas un poco más limpias.
2006-08-02 07:57:28
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answer #1
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answered by carlosgarcia956 7
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Los criceros solo llegan a Cozumenl, Cancun y Playa del Carmen, pero te llevan por tierra a tioda esa zona.
2006-08-02 05:09:29
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answer #3
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answered by diseno.total 3
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