Se entiende por existencialismo un movimiento filosófico y humanístico europeo de carácter fundamentalmente pesimista, muy preocupado por los problemas más propiamente inherentes a la condición humana como el absurdo de vivir, el tema del tiempo, la libertad, la relación Dios-hombre, etc. El existencialismo encuentra su antecedente más claro en el filósofo danés Søren Kierkegaard (1813-1855), llamado el "padre del existencialismo". Ya avanzado el siglo XX, fue desarrollado -nunca de manera sistemática por encuadrarse dentro del llamado irracionalismo filosófico- por pensadores y novelistas de tanto renombre como los franceses Jean Paul Sartre y Albert Camus y el alemán Martin Heidegger.
El tema central de su reflexión es precisamente la existencia del ser humano, en términos de inmanencia, de vivencia, y en especial de pathos o padecimientos. En expresión de Heidegger: «el-ser-en-el-mundo». Heidegger, en efecto, se caracteriza por su acendrado pesimismo. Considera al ser humano como yecto (arrojado) en el mundo. Sartre, en cambio, aunque diste de caracterizarse por un estilo y discurso optimistas, plantea al ser humano no tan sólo como yecto, sino como pro-yecto: un proyecto.
"El existencialismo ateo que yo represento (...) declara que si Dios no existe hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto, que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser. Pues lo que entendemos ordinariamente por querer es una decisión consciente, que para la mayoría de nosotros es posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Yo puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de una elección más original, más espontánea que lo que se llama voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es" — Jean-Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo
Con bastante acierto se considera que, ya en el siglo XIX, el ruso Fedor Dostoievski y los alemanes Schopenhauer, Max Stirner y Nietzsche son existencialistas avant la lettre. E irrecusablemente existencialista (aun cuando la palabra «existencialismo» no hubiera sido acuñada en su época), es, como decimos, el pesimista Søren Kierkegaard, quien inaugura lo que se denomina existencialismo cristiano (en este sentido, incluso Blaise Pascal ha de considerarse precedente).
En términos de la existencia e importancia de Dios, hay tres escuelas de pensamiento existencialista: el existencialismo ateo (representado por Sartre), el existencialismo cristiano (Kierkegaard) y el agnóstico, cuya propuesta es que la existencia o no de Dios es cuestión irrelevante para la existencia humana: Dios puede o no existir (Heidegger).
Heidegger, para distanciarse de Sartre, llamó a su doxología «Filosofía de la Existencia». Buytendijk, psicólogo cercano a Heidegger, admite ser existencialista. Merleau-Ponty es gran representante de la corriente, aunque manteniendo más nexos con la fenomenología de Husserl. Martin Buber, por su parte, representa a una corriente de existencialismo judío muy influida por el hasidismo. Mientras que Gabriel Marcel y Jacques Maritain son encuadrables dentro de un "existencialismo cristiano".
Otros destacados pensadores adscribibles al existencialismo, en mayor o menor grado, serían: Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset, Edith Stein, Nicola Abbagnano, Nicolai Berdyaev, Emmanuel Levinas, Peter Wessel Zapfe, Karl Jaspers, Max Scheler, e incluso Paul Ricoeur y Hans-Georg Gadamer.
Frecuentemente se ha adscrito a esta corriente al gran cineasta sueco Ingmar Bergman.
2006-08-01 01:09:32
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answer #1
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answered by JodeteWR 3
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