Conciencia
Conciencia, en el uso moderno, término que denota varios factores esenciales en la experiencia moral. Así, el reconocimiento y aceptación de un principio de conducta obligada se denomina conciencia. En teología y ética, el término hace referencia al sentido inherente de lo bueno y lo malo en las elecciones morales, al igual que a la satisfacción que sigue a la acción considerada como buena y a la insatisfacción y remordimiento que resulta de una conducta que se considera mala. En las teorías éticas antiguas, la conciencia se consideraba como una facultad mental autónoma que tenía jurisdicción moral, bien absoluta o como reflejo de Dios en el alma humana.
Conciencia moral
Conciencia moral, la propia conciencia de libertad que tiene el ser humano determina que sus actos sean susceptibles de recibir una calificación moral, es decir, que puedan ser juzgados como buenos o malos. De acuerdo con la práctica tradicional en la teología cristiana son tres las fuentes de la moralidad: el objeto elegido, el fin perseguido y las circunstancias. Aunque éstas no puedan cambiar por sí mismas la calidad moral de un acto, sí pueden aumentar o disminuir la bondad o malicia del mismo.
Todas las religiones han desarrollado, de un modo u otro, un código de comportamiento respecto a sus fieles. Ello no impide que en la actualidad se reconozca de forma genérica que existe una autonomía de la moral, elemento que establece qué valores concretos, como la dignidad del individuo, su igualdad ante la ley o la igualdad de los sexos, no requieran una sanción especial por un precepto de naturaleza religiosa.
Estados de conciencia
1 INTRODUCCIÓN
Estados de conciencia, no hay una definición simple y consensuada de la conciencia. Ciertas definiciones tienen una orientación tautológica (por ejemplo, identificar la conciencia con el estado de vigilia) o puramente descriptiva (la conciencia como conjunto de percepciones, pensamientos o sentimientos). Además del problema de su definición, el concepto de conciencia ha tenido una historia accidentada. Aunque fue el principal tema de estudio de la psicología durante bastante tiempo, cayó luego en el olvido para resurgir en la actualidad como un área en constante debate.
2 ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Las principales disertaciones filosóficas sobre la conciencia partieron de la dicotomía cerebro-mente planteada por el filósofo y matemático francés René Descartes en el siglo XVII. Descartes se preguntaba si la mente, o la conciencia, son entidades independientes de la materia, si la conciencia tiene o no una realidad física, y si es autónoma o por el contrario está predeterminada. Filósofos ingleses como John Locke la identificaron con las sensaciones físicas y la información percibida a través de éstas, mientras que otros filósofos como Gottfried Wilhelm Leibniz e Immanuel Kant otorgaron un papel más activo a la conciencia.
El filósofo con influencia más notable en el ulterior estudio y exploración de la conciencia fue el profesor alemán Johann Friedrich Herbart, quien en el siglo XIX planteaba que las ideas tienen propiedades cualitativas y de intensidad, que se pueden potenciar o debilitar. De este modo, las ideas pueden existir como estados de realidad (estado consciente) o estados de tendencia (estado inconsciente). La frontera entre ambas sería el umbral de la conciencia. Este planteamiento de Herbart es el precedente del desarrollo, por parte del psicólogo y fisiólogo alemán Gustav Theodor Fechner, de la medición psicofísica de los umbrales perceptivos y del desarrollo posterior del concepto de subconsciente por parte de Sigmund Freud.
3 DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN
El análisis experimental de la conciencia tiene su origen en 1876, año en que el psicólogo alemán Wilhelm Wundt puso en funcionamiento su laboratorio de investigación. Para Wundt, la tarea principal de la psicología era el estudio de la estructura de la conciencia, que abarca no sólo el campo de las sensaciones sino también el de los sentimientos, las imágenes, la memoria, la atención, la percepción del tiempo y el movimiento. Debido a que el estudio se centraba en los contenidos y la dinámica de la conciencia, no es extraño que la principal herramienta de estudio fuera la introspección: el propio sujeto refiere o analiza el contenido de su conciencia. Este enfoque introspectivo tuvo su apogeo con el psicólogo estadounidense Edward Bradford Titchener en la Universidad de Cornell. Con el objetivo de describir la estructura de la mente, Titchener se preocupó por individualizar los elementos de la conciencia a través de la exploración introspectiva de su propia conciencia. Por ejemplo, el sabor era el resultado de la interacción de cuatro categorías básicas: dulce, amargo, salado y agrio. Este enfoque fue conocido como estructuralismo.
En la década de 1920, se produjo un brusco cambio de orientación en el campo de la psicología que relegó el interés en la exploración de la conciencia a un segundo plano durante unos cincuenta años, centrándose en otra área: el conductismo. El principal responsable de este movimiento fue el psicólogo estadounidense John Broadus Watson. En un artículo de 1913, escribió: “Creo que se puede escribir un tratado de psicología sin utilizar nunca los términos conciencia, estado mental, mente u otros de la misma categoría”. La psicología centró así su atención en el comportamiento, descrito en términos de estímulo y respuesta, dejando a un lado el estudio de la conciencia. Una revisión de ocho importantes tratados de introducción a la psicología publicados entre 1930 y 1960 reveló que en cinco de ellos no se mencionaba el concepto de conciencia, mientras en dos sólo se hacía referencia como curiosidad histórica.
4 INTERÉS EN LOS ESTADOS ALTERADOS
Sin embargo, desde finales de la década de 1950, reapareció el interés por el estudio de la conciencia, y de una manera concreta por los aspectos y técnicas relacionados con los estados alterados de la conciencia: los sueños, la meditación, los mecanismos de realimentación (o bio-feed-back), la hipnosis y los estados inducidos por drogas. El impulso en la investigación del sueño y la actividad onírica estuvo influido por un hallazgo relacionado con la naturaleza de la conciencia, al descubrirse un indicador fisiológico del estado de ensoñación: a intervalos de unos 90 minutos, aparece una fase de movimientos oculares rápidos (Rapid Eye Movement: REM) que coinciden con unas ondas cerebrales encefalográficas similares a las que se observan en el estado de vigilia. Si se despierta al sujeto durante esta fase REM, casi siempre es capaz de recordar sueños, lo que no ocurre cuando es despertado en otras fases. Éste, y otros descubrimientos, demostraban con claridad que el sueño debía considerarse como un estado activo, y no pasivo, de conciencia.
En la década de 1960, la búsqueda de un estado más elevado de conciencia a través de la meditación se tradujo en un interés creciente en la práctica del budismo zen y el yoga procedentes de culturas orientales. En Estados Unidos se extendió la práctica de programas de entrenamiento autodirigidos, basados en la relajación física y la atención dirigida, como la meditación trascendental. Las técnicas de bio-feed-back también se popularizaron. En ellas, el sujeto trata de someter a un control voluntario ciertos sistemas orgánicos involucrados en el control de la presión arterial o la temperatura corporal para de este modo controlar ciertas respuestas. Por ejemplo, se descubrió que este entrenamiento permite controlar hasta cierto punto el patrón de las ondas cerebrales, sobre todo en los llamados ‘ritmos alfa’, relacionados con estados de relajación y meditación. Este hecho fue relevante para las personas interesadas en la meditación y el estudio de la conciencia, y promovió muchos programas de ‘entrenamiento alfa’.
Durante la década de 1960 mucha gente tuvo contacto con los psicofármacos conocidos como alucinógenos, que inducen alteraciones de la conciencia. Los fármacos más conocidos de este grupo son la dietilamida del ácido lisérgico, o LSD, la mescalina (o peyote), y la psilocibina (alucinógeno aislado de hongos del género Psilocybe). Estos últimos se conocen también por su asociación con determinadas ceremonias religiosas de ciertas culturas. El LSD, debido a su capacidad de alterar el funcionamiento mental, llamó la atención porque se le atribuía la propiedad de optimizar el funcionamiento de la mente, y por sus efectos psicomiméticos (capacidad de producir cuadros semejantes a las psicosis). Sin embargo no se ha demostrado ningún uso práctico de estas drogas, y su utilización es muy restringida.
Otro foco de interés en relación con los estados alterados de conciencia es la hipnosis, que implica la transmisión de contenidos de conciencia de un individuo a otro al que se pretende influir. El hipnotismo ha tenido una historia larga y tortuosa tanto en medicina como en el folclore popular y se ha estudiado mucho en psicología. Se conocen muchos aspectos del estado hipnótico relativos a la personalidad del individuo y la tendencia a la sugestión, lo que ha permitido su desmitificación y puesto en evidencia las limitaciones de este método. En cualquier caso, y a pesar de la utilización creciente del hipnotismo, todavía queda mucho por saber sobre este peculiar estado de conciencia.
5 TEORÍA ACTUAL DE LA CONCIENCIA
Mientras los estudios sobre la relación entre el entorno y el comportamiento han ido perdiendo fuerza en estas últimas décadas, el interés reciente en los estados alterados de conciencia puede considerarse como un signo de la revitalización del estudio sobre la conciencia. Ha quedado demostrado que los individuos son responsables directos de sus acciones y de su comportamiento. El entorno, los castigos y las recompensas no se definen únicamente en un contexto físico. La memoria y los recuerdos son almacenados de una manera organizada, y no al azar. Toda una rama reciente de la psicología, la psicología cognitiva, estudia estos aspectos. La psicología infantil estudia, en profundidad, cómo se percibe o interpreta el mundo en las distintas etapas del desarrollo. En el comportamiento animal se estudian las diferentes características que han moldeado a cada especie animal para responder de manera adaptativa al medio. Los psicólogos de corte humanístico han resurgido después de un prolongado silencio. Con la aparición de la psicología clínica e industrial se ha otorgado una gran importancia al estado de conciencia del individuo en función de sus pensamientos y de sus sentimientos cotidianos. Aunque el papel de la conciencia ha sido relegado con frecuencia en favor de las motivaciones y pulsos del subconsciente, la línea actual de investigación plantea el estudio y la comprensión de la naturaleza de los distintos estados de conciencia.
Objeción de conciencia
Objeción de conciencia, posibilidad de que el sujeto se niegue a cumplir un mandato legal apelando al imperativo de conciencia. Como consecuencia de la libertad de pensamiento y de creencias, algunas constituciones prevén la posibilidad de que el sujeto pueda adecuar su conducta personal respecto a esas convicciones que es libre de tener.
La objeción de conciencia tiene su elemento más relevante en la negativa de la persona a prestar el servicio militar obligatorio. Ello puede deberse a motivos religiosos, pero también puede tratarse de razones éticas, ideológicas, intelectuales, humanitarias y de otra índole. El objetor, después de que la administración verifique las razones alegadas, podrá ser dispensado del deber general de prestación del servicio, pero habrá de realizar una asistencia social sustitutoria. Si también se negara a asumirla, esta actitud de insumisión es susceptible de ser considerada como constitutiva de un delito, que, además de la pena correspondiente, lleva aparejada por lo general la inhabilitación para desempeñar cargos públicos.
Existe asimismo la objeción de conciencia a practicar abortos. Se da cuando el equipo médico o sanitario no interviene en la operación por razones morales o religiosas, al entender que el feto goza de vida propia desde la concepción, aunque la legislación del país obligue a su participación.
2006-07-31 07:13:16
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answer #8
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answered by Prof. Eddie Peniche Cuevas. 2
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