Es un palíndromo
Palíndromo, término derivado del verbo griego palindroméo, que significa ‘desandar lo andado’ y designa a aquellas palabras que pueden leerse tanto de izquierda a derecha como de derecha a izquierda. Son palíndromos (en el lenguaje coloquial ‘capicúas’) las palabras oso, ojo, asa, ala, sus, allá, anilina, reconocer, somos, rever, Neuquén.
Puede haber también frases que constituyan palíndromo. Es el caso de una de las más conocidas en español: “Dábale arroz a la ***** el abad”; de “Adán nada”; de “Satán sala las natas”; de la que recuerda Luis Landero en su obra Juegos de la edad tardía: “atar a la rata”. Autores como Juan Filloy y Julio Cortázar, entre otros, han revelado en varias ocasiones su pasión por los palíndromos.
Otra de las posibilidades del palíndromo es que la lectura de derecha a izquierda revele un texto diferente con sentido completo y coherente. Así surge del siguiente comentario de Baltasar Gracián en Agudeza y arte de ingenio: “Quiso, pues, el poeta, jugar del nombre de Sevane, leyéndole al derecho y al revés, y decía: EN AVE SEVANE... No menos ingenioso fue aquel otro, al Sol de la Fe en el Oriente, San Francisco Javier, que leído Javier al contrario, dice Rey va Javier”. Roland Barthes, aplicando figuras retóricas en el análisis de las obras del pintor Giuseppe Arcimboldo, destacó este tipo de palíndromo en dos cuadros: El hortelano y El cocinero. Con su técnica habitual —el uso del desplazamiento metonímico: cada personaje es retratado mediante los objetos que lo representan—, estas obras muestran, si se las mira en posición invertida, un recipiente con hortalizas y una bandeja con carnes variadas, respectivamente.
El palíndromo, además de permitir leer palabras o frases de derecha a izquierda, letra a letra, puede encontrarse en los casos de descomposición de la palabra en sílabas: “ma-ro-ma”, “có-li-co”, “re-ta-ré”, etc. También Gracián lo sugiere con el siguiente ejemplo: “Decía uno del Tahur, que el mismo nombre, a dos veces que se repita, dice bien lo que es, porque luego se viene a pronunciar: HURTA TAURTA”. Algo semejante ocurre, aunque no siempre las conexiones de significado sean tan nítidas como en el ‘tahur que hurta”, con las palabras “monja” (“jamón”), “bronca” (“cabrón”). Este juego de palabras puede asociarse al procedimiento del “vesre” (“revés” dicho al revés), muy frecuente en el argot argentino llamado lunfardo y que también se usó como código cifrado (véase Criptografía) entre delincuentes en Francia. En el tango Eya se reía, de Enrique Cadicamo, desfilan una “nami” (mina o mujer), un “troesma” (maestro), un “dorima” (marido), junto con algunos términos propios del lunfardo (“catrera”, que equivale a “catre”, y “púa”, en el sentido de “listo”): “Eya era una hermosa nami del arroyo./Él era un troesma pa´usar la ganzúa./Por eso es que cuando de afanar volvía,/eya en la catrera contenta reía,/contenta de echarse dorima tan púa”.
2006-07-29 17:36:30
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answer #1
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answered by serena s 4
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