Bueno ten paciencia y a leer!!!!!!!!!!!!
Lo que vos queres conocer se encuentra dentro del parque nacional Ordesa y Monte Perdido
Desde Madrid: 498 kms.- Itinerario en auto
Madrid, Zaragoza, Huesca (En autovía), Sabiñánigo, Biescas, Valle Broto: para sector Ordesa y Añisclo.
Valle Broto, Aínsa, Bielsa para sectores Añisclo, Escuaín, Pineta.
Ferrocarril www.renfe.es
Estación más próxima: Sabiñánigo (a 34 kms de Ordesa.) enlazando posteriormente con autobús empresa HUDEBUS.
Autobús www.alosa.es
Empresa: Automóviles La Oscense Huesca: 974210700 / Jaca: 974355060 / Sabiñánigo: 974480045
Empresa: Hudebus: (línea Sabiñánigo-Torla-Broto-Sarvisé-Fiscal-Boltaña-Ainsa y regreso en el día): 974213277
Caracteristicas del DESCRIPCION PARQUE NACIONAL ORDESA - MONTE PERDIDO ¦
EL Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es uno de los que integran la Red de Parques Nacionales. En 1977 pasa a formar parte de la Reserva de la Biosfera “Ordesa-Viñamala” . Por el año 1988 es declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Ese mismo año obtiene el máximo galardón de la CEE “Diploma del Consejo de Europa a la Conservación”, éste es renovado cada 5 años siempre que se continúe en una serie de estrictos parámetros de conservación del espacio natural, lográndose ininterrumpidamente los años 1993, 1998 y 2003. En 1997 recibe otro máximo galardón, la declaración del Parque como Patrimonio Mundial de la Humanidad, junto con los glaciares de la vertiente francesa por parte de la UNESCO.
El 16 de Agosto de 1918, mediante un Real Decreto, el valle de Ordesa fue declarado Parque Nacional. Posteriormente fue reclasificado en virtud de la Ley 52/1982, de 13 de Julio, pasando a denominarse Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ampliándose su superficie de 2.100 a 15.600 hectáreas. Su zona de influencia comprende los términos municipales de Bielsa, Broto, Fanlo, Puértolas, Tella-Sin y Torla.
El Parque Nacional constituye una unidad geográfica de primer orden. Domina su geografía el macizo de Monte Perdido (3.355 m.) siendo el mayor macizo montañoso calcáreo de Europa Occidental, con las cimas de las Tres Sorores o Treserols (Monte Perdido, Cilindro y Pico de Añisclo -Soum de Ramond), desde donde derivan a modo de brazos los valles de Añisclo, Escuaín, Ordesa y Pineta, cincelados por las aguas respectivas de los ríos Bellós, Yaga, Arazas y Cinca.
La complicada historia geológica y morfológica, junto a un clima riguroso, han dado como resultado una elevada altitud y la presencia de escarpadas pendientes. Este área es el asentamiento tradicional de pobladores que han luchado cotidianamente ante los rigores naturales, desarrollando una forma de vida racional y respetuosa con el medio que ha hecho posible su conservación hasta hoy día, motivo por el que ha merecido el más alto galardón legislativo de protección, es decir, la categoría de Parque Nacional.
El paisaje muestra grandes contrastes: en las zonas altas, la extrema aridez de los desiertos kársticos -donde el agua de lluvia y deshielo se filtra bajo el suelo a través de grietas y sumideros-, y en los valles, la permanente presencia de agua saltando en forma de cascadas y atravesando cañones y barrancos cubiertos por una vegetación exuberante.
La gran diversidad de ambientes y paisajes convierte a la zona en un patrimonio natural excepcional que debe ser protegido y conservado para generaciones venideras. De hecho, el paisaje de Ordesa y Monte Perdido ha fue en tiempo atrás ensalzado por ilustres personajes como Louis Ramond de Carbonnierès, Soler i Santaló, Lucien Briet, Ricardo del Arco, Lucas Mallada, Franz Schrader y tantos otros. La aportación y el entusiasmo de éstos pirineaístas fue decisivo para que en 1.918 Ordesa fuera declarado Parque Nacional.
En general, el clima es típicamente pirenaico, si bien la diferencia de altitud -desde 750 m. de la entrada de Añisclo, hasta los 3.355 m. del Monte Perdido- y la orientación de las laderas de los dos valles, generan una enorme variedad climática. Cabe destacar las grandes variaciones de humedad y temperatura entre el día y la noche. Inversiones térmicas que se reflejan en la distribución de los pisos de vegetación, así como un singular régimen de vientos del valle y montaña.
El origen geológico del Parque se remonta a la Era Primaria, cuando los Pirineos no eran todavía montañas que hoy contemplamos, sino la fosa de un mar en el que se iban depositando diversas capas sedimentarias. Hace 250 millones de años la orogenia herciniana plegó y elevó esos sedimentos, formando la cordillera primitiva muy diferente al paisaje del Parque -el hoy llamado “Pirineo Axial”-. Al final de la Era Secundaria y el principio de la Terciaria nuevos sedimentos calizos se depositan en estratos. Hace 35 millones de años la orogenia alpina eleva nuevamente el Pirineo Axial y empuja hacia arriba los sedimentos calizos. Hoy, ante nuestra mirada, se despliega una cadena de montañas calcáreas -las llamadas Sierras Interiores- donde se localiza el macizo de las Tres Sorores o de Monte Perdido. Recuerdo de las pasadas glaciaciones quedan los glaciares de Monte Perdido y Marboré a modo de vestigios gélidos de una época pretérita más fría. La acción de estos agentes erosivos moldeó valles den forma de U, que contrastan con los valles fluviales den forma de V, además de cubetas de sobre excavación donde reposan las aguas de los lagos o ibones de montaña, como el de Tucarroya, de Monte Perdido o del Soum de Ramond.
A partir del mes de mayo, la fusión de las nieves que descansan en las altas crestas del macizo, junto a las lluvias primaverales, hacen renacer el régimen caudaloso de los ríos y torrentes que han permanecido helados a lo largo del invierno. Debido a la torrencialidad y fuerza erosiva del agua, el líquido elemento ha modelado cavidades y profundos valles por los que se descuelgan estruendosas cascadas de agua.
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido recibe anualmente, en forma de lluvia o nieve, precipitaciones que oscilan entre los 900 y los 2000 mm. anuales. El hielo posee su máximo esplendor en los lugares del espacio protegido: en los glaciares del macizo de Monte Perdido y en la Gruta Helada de Casteret.
OTO
Lugar de 92 habitantes adscrito al municipio de Broto del valle del mismo nombre y situado a 921 m. de altitud entre el río Ara y el barranco de Yosa, localizado a una distancia de 9 kms. de la entrada al valle de Ordesa.
Se documenta en 1402 manteniendo en 1495, 65 fuegos. Aunque algo alterado, su casa mantiene buenos ejemplos de arquitectura tradicional con alguna vivienda del siglo XVII. Destaca la casa solariega de Don Jorge con portada insertada del siglo XVIII si bien el edificio es más antiguo. Frente a ella se encuentra una robusta torre de los siglos XV y XVI. A los pies de la parroquial, remodelada después de la guerra civil, se encuentra una soberbia torre cuyos dos primeros tercios corresponden al periodo románico y el resto a los siglos XVI y XVII. Fiesta mayor el 15 de agosto.
Apartamentos turismo rural: Casa Acín · Casa Calzón · Casa Herrero · Casa Puyuelo ·
Campings: Camping Oto
Centros Vacacionales: Campamento Virgen del Camino
Broto
Cabecera del ayuntamiento que engloba a otras diez entidades, situado a 905 m. de altitud a orillas del río Ara. De origen medieval con 51 fuegos en 1495 cuenta con 183 habitantes en la actualidad, que mayoritariamente alternan la ganadería y la explotación turística. El casco urbano ofrece un aspecto moderno y urbanizado escondiendo entre sus calles algunos bellos ejemplos de arquitectura popular. La iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de finales del siglo XVI se alzo en lo alto del pueblo formando ante la puerta una placeta mirador.
Atravesada por la N-260 en una hondonada apacible de campos y prados, a las faldas de Diazas, Pueyo (2028 m), Campaneta (1893 m) y Manchoya (2034 m). Su población se halla repartida en las dos orillas del río Ara que lo cruza por su centro y el nombre podría tener origen euscara y significa “lugar cubierto de muchas zarzas”. Parece ser que recibió esta denominación de sus primitivos pobladores y que en el medievo hubo allí una fortaleza para defender el paso del río, que se efectuaba por el antiguo puente, del que solo quedan los estribos.
Su situación estratégica y fronteriza a la puerta de los valles superiores del Ara y su condición de punto de paso para el valle del Gállego confirieron a Broto importancia militar en las expediciones guerreras medievales.
En la antigüedad se llamó a esta villa Bergoto o Bregoto, de indudable abolengo germánico, etimológicamente hablando (Berg-Otto). El historiador García Ciprés dice que tomó su nombre de una antigua familia de este linaje, que se estableció a orilla del Ara en el época de invasión árabe en España, levantando un castillo en el actual emplazamiento de la villa, sobre la cual ejerció su pleno dominio temporal al surgir ésta, posteriormente, en torno a la fortaleza defensiva.
El cronista Zurita añade que los condes de Pallars se apoderaron de Broto y su valle cuando en 1010 llegaron al Sobrarbe. Con todo, dejando aparte algunos documentos de la época de Ramiro I en los que aparece la grafía (Bergoto) Broto, por su dudosa autenticidad, se alude expresamente a este topónimo en un diploma fanlense de 1076, que versa sobre la donación que hizo doña Oria de sus propiedades de Sarvisé y Oto, en presencia de Sancho Garcés de Broto, al monasterio de San Jenaro, a orillas del Gállego. Precisamente en este documento suprabense de hacia 1090, se habla de la participación de bienes en Broto entre el mencionado Sancho Garcés y Galindo Aznáres. De este documento se valió el erudito Ramón Menédez Pidal en su obra “Orígenes del Español” para el estudio de nuestra lengua en el siglo XI, por ser uno de los primeros que se redactó en romance antiguo.
Refiere J. Conte, que varios documentos catedralicios oscenses aluden a Broto repetidamente. Así, en 1120 Fortuño Garcés de Novales se ofrece para canónigo, dando a la catedral cuanto posee en Broto. El 22 de mayo de 1152 María Pérez empeña a Frontín y Urraca, cónyuges, sus propiedades en Broto. En febrero de 1175 figura como testigo Fortuño López de Broto en una confirmación de venta entre Urraca de Bergua y el diácono Fortuño de Arbaniés. En Abril de 1178 se nombra a Ramón de Broto como testigo en una permuta habida entre el obispo oscense Esteban y el “scriptor” Andrés. Por último el 14 de agosto de 1189 Fortuño de Tena otorga testamento en favor de la catedral oscense de sus propiedades en Broto.
Según García Cipres hace constar, don Pedro Sancho de Broto suplicó en 1338 al rey Pedro IV que le confirmara su nobleza hidalga, cosa que obtuvo del Justicia de Aragón, en nombre del monarca, el 15 de enero de 1339, haciéndose constar en dicha confirmación que de esta familia habían tomado su nombre el valle y la villa de Broto, sobre la cual ejercía su juridicción temporal.
En 1295 el pueblo de Broto era de propiedad real y en su valle se integraban las poblaciones de Linás de Broto, Fragen, Yosa, “Solvaçano”, Escartín, Torla, Castiello de Moriello, Urús y Gascue. Más adelante el 17 de julio de 1403 el rey Martín I de Aragón concedió a Juan de Broto el peaje que se recaudaba en este poblado de la misma forma que lo había tenido antes Alfonso de Torla. Extinguido el señorío de los Broto sobre la villa de este nombre, quedó ésta muy pronto del exclusivo dominio de la Corona, apareciendo como realenga a finales del siglo XIV.
El 13 de mayo de 1418 el rey Alfonso V de Aragón otorgó un privilegio a Broto, prometiendo no enajenarlo de la Corona, incluyendo los lugares de Linás, Fragen, Escartín y Yosa.
Carlos Soler hace referencia a que el valle de Broto se declaró en 1512 a favor del rey Fernando el Católico contra el reino de Navarra y el condado de Bigorre.
En 1521 el rey de Francia se preparaba para promover la guerra a favor del joven Enrique II, titulado rey de Navarra; por lo que, enterado los brotenses, acordaron enviar a los síndicos Pedro Lardiés, Pedro Gavarre, Miguel Casanova y Domingo Desclanes al consistorio de diputados de Aragón el 3 de agosto de dicho año, pidiéndoles apoyo y la ayuda necesaria. Cinco días más tarde llegaron a Zaragoza, donde tuvieron favorable acogida.
Los “Anales de Labeda” citados por Briet, señalan que muchas casas y el propio hospital de Gavarnie fueron saqueados en el año 1523 por los valles de Broto, después de declarada la guerra entre Francia y España y anunciada la conclusión del acuerdo existente entre aquellos desde 1390. Los acontecimientos más importantes de estos periodos de tiempo, en la historia del valle de Broto, son efectivamente, las discordias con el vecino de Bereges, por la posesión de las tierras de pasto en las vertientes de esta última comarca, que los primeros vinieron usando desde épocas remotas; al serles disputados hubo una serie de luchas armadas entre los habitantes de estos valles, y perdonándose previamente toda ofensa y daño, las dos partes pactaron el 2 de julio de 1390 una tregua de ciento un años, reconociendo la común posesión de las montañas en litigio. El tratado o “pacería” anterior fue restablecido por laudo arbitral el 1 de julio de 1575 que luego fue sufriendo modificaciones con los años.
En 1523 los habitantes de Broto y su valle comunicaron a sus vecinos de la vertiente francesa la ruptura de la paz, invadiendo al poco Gavarnie, donde saquearon el hospital de San Juan de Jerusalén y otros edificios, según afirma el historiado galo Sarramón. Los litigios entre Broto, Linás y Fragen sobre aprovechamiento de pastos trataron de ser resueltos amistosamente en 1549 y en 1550 principalmente; pero, al continuar éstos, se procedió a nombrar árbitros para dirimir la cuestión, así lo fueron el licenciado Pedro Barrau, rector de Asín y Comisario de Santo Oficio; Isidro Claver, señor del lugar de Lardiés y de la pardina de Trillo; Juan Pascual y Juan Cajol de Torla; Juan Villamana de Broto; y Miguel Arnal de Linás. El 20 de agosto de 1603 dictaron sentencia arbitral ante Martín de Santa María y Pedro del Río, notarios respectivos de Broto y de Linás, acordando amojonar los diezmarios y tierras de labor, marcando pasos cabañales y lo que había de ser término propio de cada una de las tres localidades, dejando fuera de los mojones lo común de cada una de ellas. También se dictaron normas para el aprovechamiento de pastos en el Boalar y puerto de Soaso, en las pardinas de Orús y Escuer, y costear en esta última la reedificación de la ermita de Santiago con 40 libras jaquesas.
La guerra de Sucesión tuvo sus incidencias en la zona, y en 1712 fue firmado en Gavarnie un nuevo convenio entre los de Broto y Bareges por el que continuaba vigente el derecho de propiedad de los primeros, mediante el pago de un canon.
En el año 1785 se le otorga a Broto el título de Villa; siguiendo en su condición de realengo que ya tenía.
El 12 de julio de 1808, durante la Guerra de la Independencia, el general oscense don Felipe Perena organizó tres tercios de mil hombres cada uno para ir al Pirineo, destinando a uno de ellos a Broto y su valle, cuyos habitantes conjuntamente con los soldados de Perena se cubrieron de gloria contra los invasores napoleónicos.
En el año 1834 se constituye en Ayuntamiento.Por el tratado de delimitación de 14 de junio de 1862, firmado por Napoleón III de Francia e Isabel II de España, se establecen los derechos de ambos valles a las montañas fronterizas y las formas y fechas de utilizar los pastos, que luego son rectificados en algunos aspectos.
Broto es una excelente estación veraniega, tanto por la suavidad de sus temperaturas estivales como por su incomparables paisajes y el centro económico y comercial del valle. Su templo parroquial, con cuadrada torre rematada con almenas, es de estilo gótico; de una nave, con bóvedas de crucería. Su puerta está adornada con seis archivoltas labradas, que se apoyan en pilastras. En dos de ellas consta una inscripción que dice que en el año 1578 Antón de Celma y Juan de Uxolxa la hicieron. Esta parroquia de San Pedro Apóstol perteneció al arcedianado de “Las Valles” y fue asignada a la diócesis oscense por Inocencio III en sus bulas “IN EMINENTI SEDIS” y “NE LITES AMICABILI”, expedidas en Letrán el 27 de mayo de 1203. En el siglo XIII ostentaba la categoría de rectoría, conservándola hasta el siglo XV, en cuya época quedó convertida en vicaría, con un titular y tres racioneros. El 1 de octubre de 1559 el director Pedro Vitales, provisor diocesano y más tarde abad de Montearagón, visitó la iglesia de Broto en nombre del obispo oscense don Pedro de Agustín. A mediados del siglo XVIII el director Pedro de Santa María, deán de Arequipa (Perú), dejó importantes sumas y objetos de arte a su villa de nacimiento, y eran varias las familias que todavía en el siglo XIX ostentaban el patronato de algunos altares. Así, la familia Santamaría tenía el altar del Pilar; la de Felices, el de la Piedad; la de Sesé, el del Santo Cristo; la de Buisán el de Santa Quiteria; y la de Sierra la de la Concepción. También existían las cofradías siguientes: San Pedro, San José, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora del Morillo; la de “Letrados” y la de Nuestra Señora de la Piedad. Esta última se fundó el 7 de septiembre de 1503 y estaba compuesta por siete sacerdotes y veinticuatro infanzones, siendo conditio sine qua mon para los laicos el haber probado su infanzonia. Por último, la iglesia de Broto pasó al obispado de Jaca por Decreto 1416/54 de la Sagrada Congregación Consistorial, firmado por el cardenal Piazza el 2 de septiembre de 1955 y ejecutado el 1 de enero de 1956.
En la orilla izquierda del Ara se levanta la denominada “Casa del Valle”, imponente caserón, donde se celebran las reuniones de la Junta de la Mancomunidad que vigila la aplicación de los privilegios otorgados por Jaime II de Aragón en 1 de julio de 1323, y confirmados posteriormente por Pedro IV, Juan I, Alfonso V y Felipe II, por los cuales el valle posee en el término de Torla diversos montes, así como administra las montañas y pastos propios de Bareges. La componen 16 junteros y un presidente que por turno es de los núcleos urbanos de Broto, Oto, Torla y Linás y desempeña el cargo durante dos años. Merece visitarse la llamada ermita de San Clemente en el interior de la población y cuyos muros tiene la clásica arquitectura de estas montañas. Queda algún resto de la que fue la iglesia de la Piedad, que tuvo importante cofradía. La villa esta dividida por el Ara en dos barrios llamados “Los Porches” y “Santa Cruz”.
En las afueras se encuentra una urbanización llamada “Nuevo Broto” que es un importante núcleo de edificios turísticos y residenciales. Junto a ella se levanta la pequeña y románica ermita de San Blas, obra de comienzos del siglo XII, de planta de cruz latina y bóveda de medio cañón, con techumbre de losa. En los alrededores, llenos de sugestivos parajes, se encuentra la cascada de Sorrosal, por lo que este barranco se precipita desde más de 50 m. de altura antes de unirse al Ara; y la ermita de Nuestra Señora de Murillo, ésta a 1470 m. de altitud, sobre una loma desde la que se aprecia amplia panorámica del valle. Se va en romería el 1 de mayo y su edificio rústico, de piedra, fue construido a finales del XVII.
La villa ha sido cuna de notables linajes altoaragoneses: el de los de Broto, cuyo escudo de armas figura ahora en el sello municipal; los Allué, Aznar, Buisan, Felices, Ferres, Gabás, Gallan, Linas, Más, Ortíz, Otñin, Santa María, Sesé, Villamana, Español, Ribera, Acin, Cadena, Cajol, Maza, Orú y otros muchos, que, ganaron su nobleza y ejecutorias infanzonia, en la defensa de las tierras y en la conquista de otras al servicio de los reyes aragoneses.
La Heráldica Municipal de Broto queda plasmada en un escudo partido en palo: En el primer cuartel, de oro, encina de sinople con su copa partida por un rayo -y un ave posada en la rama desgajada, que son armas de los de Broto, sus primeros señores jurisdicionales-; en el segundo cuartel, de oro, los cuatro palos de gules de Aragón -por su calidad de realenga desde finales del XIV-. Como timbre del escudo, la corona real.
Entre los más antiguos del Pirineo puede considerarse el dance típico o pastorada de Broto, que se llama “palotiau” en el que intervienen como danzantes los mozos, formando grupos de cuatro, quienes ejecutan evoluciones y pasos lentos, siguiendo la melodía clásica que se realiza el primer domingo de Octubre y en la procesión del Corpus.
La población se encuentra bien dotada de establecimientos turísticos, en ella se practica el deporte de la pesca y caza, actividades de aventura: trekking, rafting, descenso de barrancos.
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Torla
Pintoresca villa situada a 1033 m. de altitud, en la margen derecha del río Ara y uno de los pueblos más típicos de la zona pirenaica. Rodeado de cinco picos que van desde los 2000 a los 2848 metros, con sus laderas cubiertas de tupidos y verdosos bosques de pinos.
El núcleo urbano de Torla esta apiñado sobre un acantilado horadado para dar paso a la carretera, destacando la iglesia. Desde ella puede contemplarse el Valle de Broto al Sur y la imponente mole de Mondarruego 2848 m. de altitud al N. en el interior ya del Parque Nacional de Ordesa. Consta el pueblo de calles empinadas, en su mayoría con pavimento de losas o cantos rodados. Algunas casas sobresalen voluminosas y características chimeneas de esta parte del Pirineo, con balcones corridos, presentando esculpidas en piedra los amplios portalones fundadores de la mansión, antiguos infanzones del reino de Aragón entre los que destacan los Allué, Lardiés, Lascorz, Oliván, Orús, Pascual y Víu.
El nombre de Torla, según Maucant, es una corrupción de “torrecilla”, aunque nada se conserva del torreón o castillo que debieron construir los habitantes de la villa para defenderse de las primeras invasiones de los franceses durante el reinado de Juan II. En los tiempos de Fernando el Católico (1512), según Zurita, Torla sufrió otro asedio y saqueo, esta fortaleza estaba en el espolón de la Iglesia. En el siglo XIV era villa de realengo, así como sede de vicaría.
El templo parroquial, reconstruido, tiene una bella portada románica, alterada en épocas anteriores, recientemente se han descubierto unas pinturas pendientes de catalogar.
Las fiestas son el 12 de Octubre, día del Pilar, ese día se realiza la tradicional danza del Rapatán: Tradicionalmente cada casa tenía unas enseñas que la representaban; las mozas del lugar las recogen todas y las prenden en un ramo. Los danzantes bailan; primero sale el mayoral, el de mayor edad a la plaza. Corriendo, sacando del corro formado por seis vecinos, a los danzantes, uno a uno señalándoles con el ramo de las enseñas.n; primero sale el mayoral, el de mayor edad a la plaza. Corriendo, sacando del corro formado por seis vecinos, a los danzantes, uno a uno señalándoles con el ramo de las enseñas. Por último, saldrá el rapatán, o más joven. Todos juntos encorren a las mozas durante algunas vueltas para luego despistarse por una calle y reponer fuerzas a base de vino y pastas. De regreso, a los pocos minutos, el mayoral irá dejando a cada danzante en el mismo lugar donde estaba cuando lo requirió. La danza termina cuando después de retornar a su sitio a los danzantes el mayoral ha conseguido despistar al rapatán, que no sabrá donde lo ha perdido de vista. Así como los bailes del Paloteau y el de la Jota tienen versiones similares en los pueblos de la comarca, éste Rapatán es exclusivo de la Villa de Torla. Parecer se que se trata de una danza de pastores y que entre ellos se desarrolla una lección de aprendizaje. El mayoral, pastor más viejo, debe enseñar al rapatán, el más joven, a recoger y reconocer el rebaño. Los danzantes acompañan en procesión a la Virgen del Pilar, con palos, uno en cada mano, que golpean fuertemente entre sí y entre ellos, junto con acordes de violín y guitarras.
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2006-07-26 10:19:24
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