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Quisiera que me orientaran no desde lo que está pasando actualmente, sino cual es la historia detrás de lo que hoy vemos.

2006-07-26 06:06:56 · 8 respuestas · pregunta de Pruguntitis aguda 2 en Arte y humanidades Historia

8 respuestas

CUATRO MIL AÑOS A.C. LOS CANANEOS, UN PUEBLO SEMITA PROCEDENTE DEL INTERIOR DE LA PENÍNSULA ARÁBIGA, SE INSTALARON EN UNA TIERRA DESDE ENTONCES CONOCIDA COMO CANAAN Y QUE MÁS TARDE SE LLAMARÍA PALESTINA. LOS JEBUSEOS, UNA DE LAS TRIBUS CANANEAS LEVANTARON UN POBLADO AL QUE LLAMARON URSALIM(JERUSALEM) O CIUDAD DE PAZ.

LOS FARAONES EGIPCIOS OCUPARON PARTE DE CANAAN EN EL 3200 A.C. Y CONSTRUYERON FORTALEZAS PARA PROTEGER SUS RUTAS COMERICALES, PERO EL PAÍS CONSERVÓ SU AUTONOMÍA. HABIA EL AÑO 2000 A.D. PASÓ POR PALESTINA, EN SU RUTA SUR, OTRO PUEBLO SEMITA NÓMADE, EL DE LOS HEBREOS, CONDUCIDO POR ABRAHAM. SIETE SIGLOS MÁS TARDE VOLVIERON, PROCEDENTES DE EGIPTO, DOCE TRIBUS HEBREAS AL MANDO DE MOISES. SE TRABARON VIOLENTOS COMBATES POR LA POSESION DE LA TIERRA.

Sólo cuatro siglos después consiguió David derrotar a los jebuseos y unificar el reino judío. Pero tras la muerte de su hijo, Salomón, los hebreos se dividieron en dos reinos -Israel y Judea- que más tarde cayeron en manos de los asirios (721 a.C.) y los caldeos (587 a.C.) respectivamente. En esta última fecha Nabucodonosor destruyó Jerusalén y llevó a los judíos en cautiverio a Babilonia.

Palestina fue conquistada por Alejandro Magno en el 332 a.C. Luego de la muerte del generalísimo heleno, retornó al imperio egipcio de los Ptolomeos. Más tarde fue dominada por los seléucidas de Siria. Una rebelión encabezada por Judas Macabeo restableció un estado judío en el año 67 a.C., pero éste pronto fue sometido a vasallaje por el entonces invencible Imperio Romano, que tomó Jerusalén a sangre y fuego, en el año 63 a.C. Los romanos reprimieron severamente la resistencia de los macabeos, zelotes y otras tribus judías. Como parte de esa represión fueron crucificados miles de rebeldes, alrededor del año 30 d.C., en los tiempos de Jesús de Nazareth; fue demolido el Templo de Salomón, en el 70 d.C., y los judíos fueron expulsados de Jerusalén, en el año 135 d.C.

Los romanos dieron a Palestina su actual denominación. La dominación de Roma y, luego, la del Imperio Bizantino -o Romano de Oriente- se extendió hasta el año 611, cuando la provincia fue invadida por los persas. Los árabes, un pueblo semita procedente del interior de la península, conquistaron Palestina en el año 634. Según la tradición, en Jerusalén ascendió al cielo el profeta Mohammed (Mahoma), con lo que la ciudad adquirió carácter sagrado para las tres grandes religiones monoteístas, nacidas de un tronco común. La fe islámica y el idioma árabe unificaron a los pueblos semitas, excepto los judíos. Con breves intervalos de dominación parcial de los cruzados cristianos y los mongoles -en los siglos XI, XII y XIII- Palestina tuvo gobiernos árabes durante casi un milenio e islámicos durante un milenio y medio.

En 1516 el Imperio Otomano conquistó Jerusalén. Mantuvo allí su hegemonía hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Durante el conflicto, Londres prometió al jerife Hussein la independencia de las tierras árabes a cambio de su colaboración en la lucha antiturca. Al mismo tiempo, el ministro de Relaciones Exteriores británico lord Balfour prometía en 1917 al movimiento sionista el establecimiento de un "hogar nacional judío" en Palestina.

Inglaterra no tenía entonces ningún poder sobre el territorio, ni de hecho ni de derecho. Pero sí lo tuvo poco después al derrotar militarmente a los turcos -en alianza con los árabes- y al obtener de la Sociedad de Naciones un mandato, en 1922.
ANTES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL SE INICIÓ UN PROCESO DE INMIGRACIÓN MASIVA DE POBLACIÓN JUDÍA A PALESTINA, Y LOS PALESTINOS INICIARON HUELGAS FRENTE AL GRAN NÚMERO DE INMIGRANTES QUE AMENAZABAN SUS DERECHOS.

Los británicos propusieron dividir Palestina en dos estados: uno judío y otro árabe, y dejar bajo administración inglesa el corredor Jerusalén-Jaffa (Tel Aviv). Los árabes rechazaron la partición e iniciaron una rebelión que sólo terminó en 1939, cuando Londres abandonó la idea y limitó la inmigración.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña pasó el problema a la recién creada Organización de Naciones Unidas (ONU).
EN 1947 LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU APROBÓ UN NUEVO PLAN DE PARTICIÓN. EN ESE MOMENTO HABÍA 749.000 ÁRABES Y 9.250 JUDÍÓS EN LA PARTE ADJUDICADA A LOS ÁRABES Y EN LA PARTE ADJUDICADA AL ESTADO JUDÍO VIVÍAN 497.000 ÁRABES Y 498.000 JUDÍOS INMIGRANTES.

Para forzar a los palestinos a abandonar sus tierras, algunos grupos sionistas recurrieron al terrorismo. El 9 de abril de 1948 un destacamento de la organización Irgun, al mando de Menahem Begin, penetró en la aldea de Deir Yassin y dio muerte a 254 civiles. El terror provocó el éxodo de decenas de miles de palestinos.

El 14 de mayo de 1948 Israel se proclamó unilateralmente país independiente. Los ejércitos de los países árabes vecinos atacaron de inmediato, pero no lograron impedir la consolidación del estado judío. Por el contrario, éste emergió de la guerra, en 1949, con un territorio mayor que el que proponían las Naciones Unidas. Más de la mitad de los palestinos habían abandonado sus hogares. La mayoría de ellos vivían como refugiados en Cisjordania, territorio que fue anexado por el reino hachemita de Transjordania, y en la Franja de Gaza, que pasó a ser administrada por Egipto.

Para las Naciones Unidas y, por lo tanto, para el derecho internacional, los palestinos no eran un pueblo, sino apenas refugiados, un "problema" a resolver.

Las decisiones políticas en relación a la causa palestina eran adoptadas por los gobiernos árabes, que nombraban, incluso, al representante del territorio ante la Liga Árabe. A instancias del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, en 1964 una reunión cumbre árabe le encomendó la tarea de forjar una organización palestina unificada. El Consejo Nacional Palestino, reunido por primera vez el 27 de mayo de ese año en Jerusalén con 422 asistentes -personalidades, empresarios, representantes de los campos de refugiados y de organizaciones sindicales, femeninas y juveniles-, fundó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Los grupos palestinos que ya estaban actuando en la clandestinidad, como Al Fatah, desconfiaban de esa organización promovida por los gobiernos árabes y también de su énfasis en la lucha diplomática. Estaban convencidos de que la recuperación del territorio sólo sería posible a través de operaciones militares. El 1° de enero de 1965 se efectuó la primera operación armada en Israel. Las acciones se intensificaron en los meses siguientes, hasta que en 1967 estalló la Guerra de los Seis Días, en la cual Israel ocupó todo Jerusalén, el Golán sirio, el Sinaí de Egipto y los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza. La derrota de los ejércitos regulares árabes reforzó la convicción de que la lucha guerrillera era el único camino. En marzo de 1968, durante un combate en el pueblo de Al Karameh, los combatientes palestinos obligaron a los israelíes a replegarse. La escaramuza pasó a la historia como la primera victoria de las armas palestinas.

Con el prestigio así ganado, los grupos armados se integraron a la OLP y obtuvieron el respaldo de los gobiernos árabes. En febrero de 1969 Yasser Arafat fue elegido presidente de la Organización.

El fortalecimiento político y militar de los palestinos era percibido como una amenaza por el rey Hussein de Jordania, que hasta entonces actuaba como su representante y portavoz. Las tensiones entre el rey y los palestinos se volvieron explosivas. Después de cruentos combates, la OLP fue expulsada de Jordania en setiembre de 1970 e instaló su cuartel general en Beirut.

El nuevo exilio redujo la posibilidad de realizar acciones armadas dentro de Israel y surgieron grupos radicalizados como "Setiembre Negro", que realizaron atentados contra instituciones y empresas israelíes en Europa y otras partes del mundo.

La dirección de la OLP pronto comprendió la necesidad de cambiar su táctica; sin abandonar la lucha armada, inició una gran ofensiva diplomática y pasó a dedicar gran parte de sus esfuerzos a consolidar la unidad e identidad palestinas. La Conferencia de Argel de los No Alineados, celebrada en 1973, identificó por primera vez el problema palestino -en lugar de la rivalidad entre Israel y los países árabes- como la clave del conflicto en Oriente Medio.

En 1974 una conferencia cumbre de la Liga Árabe reconoció a la OLP como "único representante legítimo del pueblo palestino". En octubre de ese mismo año la OLP fue admitida como observadora por la Asamblea General de la ONU, que reconoció el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación e independencia y condenó al sionismo como "una forma de racismo".

El programa de la OLP postulaba "el establecimiento de un Estado laico e independiente en todo el territorio palestino, donde musulmanes, cristianos y judíos vivan en paz, con los mismos derechos y deberes". Ello implicaba, necesariamente, el fin del actual estado de Israel. No obstante, sin renunciar a esta meta, la OLP pasó a admitir como "solución temporal" el establecimiento de un estado palestino independiente "en cualquier parte del territorio eventualmente liberado por las armas o del que Israel se retire".

En 1980 Menahem Begin, primer ministro del bloque conservador Likud y el presidente egipcio Anwar Sadat firmaron un acuerdo de paz en Camp David, con mediación estadounidense. Poco después Begin anexó formalmente la parte árabe de Jerusalén y la proclamó "capital única e indivisible" de Israel. Se multiplicaron los asentamientos en Cisjordania, apropiándose de tierras palestinas y aumentando la tensión en los territorios ocupados. Sucesivas votaciones contrarias a estas medidas en las Naciones Unidas quedaron desprovistas de todo efecto práctico, ya que el veto estadounidense en el Consejo de Seguridad hacía imposible cualquier tipo de sanción contra Israel.

En julio de 1982, en un intento de "resolver definitivamente" el problema palestino, fuerzas israelíes invadieron el Líbano. Se buscaba, como después se supo, destruir la estructura militar de la OLP, capturar el mayor número posible de sus dirigentes y combatientes, anexar la parte sur del Líbano e instalar en Beirut un gobierno dócil. Cercadas en Beirut, las fuerzas palestinas sólo accedieron a retirarse cuando obtuvieron garantías de protección a los civiles por parte de una Fuerza Internacional de Paz. Las masacres ocurridas en los campamentos de refugiados de Sabra y Shatila llevadas a cabo por el Ejército Libanés, bajo las ordenes del Ministro de Defensa Israelí Ariel Sharon, demostraron lo ineficaz de tal protección, pero la OLP logró transformar en victoria política y diplomática lo que parecía una derrota total. El cuartel general de la organización pasó a instalarse en Túnez y en recorrida por Europa Yasser Arafat fue recibido con honras de Jefe de Estado en varios países, en particular el Vaticano.

Discretamente la OLP inició conversaciones con dirigentes israelíes proclives a una solución negociada con los palestinos. La invasión del Líbano dio lugar a que surgieran grupos pacifistas pequeños pero activos dentro de Israel, que reclamaban un diálogo con la OLP. Algunos grupos palestinos radicales cuestionaron esa aproximación y discreparon con la línea política de Yasser Arafat. La OLP se dividió y sus fracciones se enfrentaron, a veces violentamente.

En 1987, tras años de dificultades internas se reunió en Argel el Congreso Nacional Palestino, con representación de organizaciones palestinas, (exceptuando algunos grupos de acción directa) y se recompuso la unidad interna de la OLP.

En respuesta a las protestas árabes en las zonas ocupadas, el gobierno aumentó la represión. Pero a diferencia de lo que había sucedido en ocasiones anteriores, lo único que produjo la intervención de los militares fue el aumento del número de mujeres, ancianos y niños que participaban en las manifestaciones. Cuanto mayor era la cantidad de víctimas civiles, mayor era el odio, más manifestaciones y huelgas había, más comercios cerraban, y más funerales se transformaban en actos de abierto desafío político. Fue el comienzo de la intifada (rebelión, en árabe).

Durante los primeros meses de 1988 hubo una masiva participación de palestinos con ciudadanía israelí en huelgas organizadas por la llamada "Dirección Unificada del Levantamiento Popular en los Territorios Ocupados". Fueron las primeras instancias de expresión política conjunta con los palestinos de los territorios ocupados.

En julio de 1988 el rey Hussein, de Jordania, anunció la ruptura de todos los vínculos económicos y políticos con los habitantes de Cisjordania. A partir de ese momento la OLP pasó a ser la única responsable por la población del territorio.

Reunido en Argel el 14 de noviembre de 1988, el Consejo Nacional Palestino proclamó el estado palestino independiente en los territorios ocupados por Israel en 1967, reivindicando a Jerusalén como capital. El CNP aprobó asimismo las resoluciones 181 y 242 de la ONU, lo que de hecho significó la aceptación del derecho a la existencia del estado de Israel. Menos de 10 días después, 54 países del mundo habían reconocido al nuevo estado.

Arafat, elegido presidente del nuevo estado, fue recibido en Ginebra por la Asamblea General de la ONU, que se había reunido especialmente para escucharlo. El líder palestino repudió el terrorismo, aceptó la existencia de Israel y solicitó el envío de fuerzas internacionales para los territorios ocupados. Como consecuencia de su discurso, el presidente estadounidense Ronald Reagan decidió iniciar conversaciones con la OLP.

Al producirse tensiones entre Irak y Kuwait, a mediados de 1990, Arafat intentó sin éxito establecer una negociación entre ambos países. Producida la invasión, los palestinos intentaron establecer una relación entre la situación de Kuwait y Palestina: si Irak era obligado a cumplir las resoluciones de la ONU, Israel también debería serlo.

Al estallar la Guerra del Golfo, las simpatías proiraquíes del pueblo palestino se expresaron claramente. Este apoyo privó a la OLP del sostén financiero de las ricas monarquías del Golfo, contrarias al régimen de Irak.

En setiembre de 1991, en la clausura del Consejo Nacional Palestino, Yasser Arafat fue confirmado como presidente de Palestina y de la OLP. Dicho organismo aceptó la renuncia de Abu Abbas, líder del Frente de Liberación de Palestina. Abbas fue condenado en rebeldía por un tribunal italiano a cadena perpetua por el secuestro del crucero "Achille Lauro", en 1985.

Del 30 de octubre al 4 de noviembre de 1991 se celebró en Madrid, auspiciada por Estados Unidos y la ex URSS, la primera Conferencia de Paz para Oriente Medio. Las delegaciones árabes exigieron unánimemente que las negociaciones se desarrollaran sobre la base de las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que rechazaban la adquisición de territorios por la fuerza y recomendaban la cesión de territorios a cambio de compromisos de paz.

La Conferencia para Oriente Medio continuó en diciembre, en Washington. No se avanzó en lo relativo a la situación de Palestina. Israel reafirmó su propia interpretación de las resoluciones de la ONU. La delegación israelí se retiró satisfecha de la Conferencia por la eliminación de la resolución 337 de la ONU que definía el sionismo como una forma de racismo.

Luego de las elecciones israelíes de junio de 1992, el laborista Yitzhak Rabin, nuevo primer ministro, congeló el asentamiento de colonos en Gaza y Cisjordania. Sin embargo, fue difícil relanzar las negociaciones, interrumpidas por la expulsión al Líbano de 415 palestinos del grupo Hamas.

Las negociaciones secretas entre la OLP y el gobierno israelí, con la activa participación de la diplomacia noruega, dieron como resultado el histórico reconocimiento mutuo del 13 de setiembre de 1993, en Oslo, donde además, Arafat y Rabin firmaron una Declaración de Principios sobre la autonomía de los territorios ocupados, primer documento de paz entre el Estado de Israel y el movimiento nacional palestino. En virtud de este entendimiento, se preveía una autonomía limitada para la Franja de Gaza y la ciudad de Jericó, por un período de cinco años. A partir de ese momento, la autonomía se extendería también a Cisjordania.

Pocos días después, el parlamento israelí ratificó el reconocimiento de la OLP y la Declaración de Principios. El Consejo Central de la OLP aprobó, por su parte, el texto acerca de la autonomía.

Esta autonomía debía extenderse al resto de Cisjordania y, cinco años después, se negociaría un status definitivo para los territorios ocupados y la parte de Jerusalén ocupada por Israel desde 1967.

Hamas y Hezbollah en el campo palestino, así como los colonos de los asentamientos ubicados en los territorios ocupados y la extrema derecha, del lado israelí, se opusieron al acuerdo. En un clima de hostilidad, se pospuso la retirada militar israelí de Gaza y Jericó, prevista para el 13 de diciembre.

En mayo de 1994, Rabin y Arafat firmaron el acuerdo de autonomía "Gaza y Jericó primero", mientras continuaba la retirada israelí, lo que permitió el regreso de contingentes de soldados del Ejército de Liberación de Palestina exiliados en Egipto, Yemen, Libia, Jordania o Argelia.

Arafat llegó a Gaza en julio y asumió su cargo de jefe del Ejecutivo de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). La lucha entre el líder de la OLP y sus adversarios islamistas, opuestos a los acuerdos con Israel, se hizo cada vez más violenta.

Gaza volvió a estar al borde de la guerra civil en abril de 1995, cuando un edificio fue destrozado por una explosión, matando a siete personas, entre ellas Kamal Kaheil, uno de los dirigentes de las brigadas Ezzedín-El-Kassam. En represalia, atentados suicidas de Hamas y el Jihad Islámico provocaron la muerte de siete soldados israelíes y una turista estadounidense e hirieron a unas 40 personas. El ala militar del Jihad calificó el ataque de "operación suicida heroica" y de "regalo para el alma de los mártires de la masacre criminal", refiriéndose a la explosión del edificio.

La tensión continuó, al igual que las negociaciones entre islamistas y dirigentes de la OLP. Entre otras cosas, Arafat quería que Hamas participara en las elecciones generales palestinas de enero de 1996, lo que le hubiera dado mayor legitimidad a su liderazgo. Tras idas y venidas, los fundamentalistas decidieron boicotear los comicios. Arafat fue elegido presidente con 87% de los votos y los candidatos oficialistas obtuvieron 66 bancas de las 88 en juego.

La elección de Benyamin Netanyahu -líder conservador del Likud- como primer ministro israelí (ver Israel) en mayo agravó la tensión entre ambos países.

Las difíciles negociaciones que culminaron en el retiro de las tropas israelíes de la ciudad de Hebrón dieron un nuevo espaldarazo al gobierno dirigido por Yasser Arafat. En enero de 1997 el presidente palestino volvió a recordar que todavía faltaba definir el estatuto de Jerusalén y que éste, junto con el tema de la construcción del estado palestino, eran los próximos puntos en la agenda política.

La decisión israelí de construir un nuevo asentamiento en las colinas de Har Homa, en el sector palestino de Jerusalén, fue rechazada enérgicamente por la ANP y diplomáticos occidentales. El comienzo de las obras en marzo de 1997 provocó fuertes enfrentamientos entre palestinos y efectivos del ejército, y terminó de paralizar el proceso de paz. Simultáneamente con el comienzo de las obras, el gobierno israelí anunció que sólo estaba dispuesto a devolver el 2% de Cisjordania a la ANP. El presidente israelí, Ezer Weizman, se entrevistó con Arafat como muestra de buena voluntad, pero no consiguió cambiar la actitud de Netanyahu ni la violenta reacción de los palestinos. Poco tiempo después, la ANP decidió aplicar la pena de muerte a aquellos ciudadanos que vendieran tierras o viviendas a los israelíes.

Las maniobras dilatorias israelíes llevaron a que Arafat sugiriera una mayor participación de Estados Unidos en las negociaciones. En abril de 2000, Ehuk Barak, el nuevo primer ministro de Israel, accedió a esta sugerencia, pero la posición israelí volvió a forzar a Arafat a posponer el anuncio del Estado Palestino. Jerusalén, ciudad santa para musulmanes y judíos, se había convertido en el mayor obstáculo para la negociación, ya que las partes pretendían erigir en esta ciudad su capital.

La violencia estalló en setiembre luego de que el ex ministro de defensa israelí, Sharon, visitara un templo en Al Quds/Jerusalén considerado santo para musulmanes y judíos. En las siguientes semanas, unas 100 personas murieron, principalmente palestinos. Arafat, Barak y el presidente estadounidense Bill Clinton, junto a autoridades de otros países, se reunieron en Egipto en octubre para tratar de salvar el proceso de paz. El auge de la nueva intifada dejó en minoría al gobierno de Barak, quien llamó a nuevas elecciones.

La victoria de Sharon en los comicios israelíes de febrero 2001 fue percibida como un golpe más contra el averiado proceso de paz. Ese mes, la secretaría general de Naciones Unidas dio a conocer un documento que señalaba que el bloqueo económico impuesto por Israel en Cisjordania y la franja de Gaza ponía al gobierno de Arafat al borde del colapso por falta de fondos. El enviado especial de la ONU a Medio Oriente, Terje Road-Larsen, advirtió que si otros países no apoyaban monetaria y urgentemente a los palestinos (según el informe se necesitaban 1.000 millones de dólares para el resto de ese año) la violencia se incrementaría.

Durante los meses siguientes los combates aumentaron. La arremetida israelí y el estancamiento de las negociaciones aumentaron la resistencia contra la ocupación y Sharon respondió con asesinatos selectivos a presuntos terroristas y amplió su ofensiva atacando núcleos y pueblos palestinos con helicópteros y barcos de guerra. A esto le siguieron incursiones nocturnas en ciudades palestinas, que destruyeron casas, aeropuertos y hospitales. Varios cientos de palestinos murieron durante la rebelión y las acciones militares continuaron con la ocupación de los territorios bajo relativo control palestino.

Con el ataque contra el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono en Washington, el 11 de setiembre de 2001, Sharon creyó que la opinión pública internacional y la actitud de los gobiernos occidentales podría volverse a su favor, contando con el respaldo de Estados Unidos, y profundizó su ofensiva contra la rebelión palestina. Debido a su necesidad de sumar aliados a su campaña antiterrorista contra el régimen talibán que gobernaba Kabul, el nuevo presidente de Estados Unidos, George W Bush, prefirió mantenerse distante y evitar confrontaciones con el resto de los países árabes.

Numerosos atentados suicidas realizados por militantes radicales palestinos señalaron una nueva fase del enfrentamiento. Hamas, Jihad Islámico, entre otros grupos islamistas, eligieron lugares concurridos por jóvenes judíos para inmolarse y causar el mayo daño posible. Para reforzar la seguridad, Sharon limitó el tránsito de bienes y personas a través de las fronteras de Cisjordania y la franja de Gaza desde el inicio de la insurrección. La medida perjudicó tanto a obreros como a empresas palestinas.

Sharon cortó en diciembre todos sus vínculos con Arafat. La nueva estrategia israelí pasaba por no considerar al líder palestino como interlocutor válido y con la ruptura también quedó trunco cualquier intento de negociación. A comienzos de 2002, ante la llegada de un nuevo mediador estadounidense, Sharon levantó las restricciones impuestas a los palestinos de Cisjordania y Gaza, ciudades que permanecían tomadas por las fuerzas judías. El 11 de enero, Jihad Islámico anunció que redoblaría sus acciones e Israel atacó objetivos de la ANP por tierra, mar y aire en la mayor ofensiva desde el inicio de la segunda intifada.

Las restricciones sobre el movimiento de bienes y personas en Israel y los territorios ocupados tras 18 meses de rebelión situaron a la economía palestina al borde de la quiebra. El cierre continuado de los puestos fronterizos causó daños irreparables. El desempleo se triplicó, afectando a casi el 30% de la mano de obra palestina. Pese a la relativamente buena gestión financiera de la ANP, el gobierno registró ingresos fiscales equivalentes a una quinta parte de los niveles de años anteriores. Las donaciones de la Liga Árabe y la Unión Europea habían aumentado en 2001, pero no lo suficiente. La ANP registró un retraso presupuestario de 430 millones de dólares y el PBI estimado en Gaza y Cisjordania había caído un 12% para el primer trimestre de 2002.

En marzo se celebró en Beirut la cumbre de países árabes, a la que Arafat no pudo asistir porque Sharon lo mantuvo sitiado en su búnker de Ramala durante más de un mes. Un grupo de 40 pacifistas, once de ellos occidentales, desafió el cerco del ejército israelí y formó un "escudo humano" para proteger al líder palestino de un posible ataque israelí.

Pese al caos que marcó su inicio, la cumbre culminó con la aprobación de un plan de paz que incluía una decisión histórica: los firmantes se comprometían a reconocer al Estado de Israel, siempre que este se retirara a las fronteras anteriores a 1967 y permitiera el regreso de los tres millones de refugiados palestinos, y la formación de un Estado palestino con parte de Jerusalén como su capital. Israel calificó de "inaceptable" la propuesta.

En abril Al Fatah, Hamas, Jihad Islámico, el Frente Popular y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina, acordaron por primera vez un plan de lucha común "para hacer frente a todo ataque israelí". La mayoría de los 82 suicidas que atacaron objetivos en Israel y en los asentamiento judíos desde el comienzo de la Intifada, militaban en esas organizaciones integristas.

Ese mismo mes, el campo de refugiados de Jenín fue escenario de sangrientos bombardeos israelíes y cientos de palestinos murieron. Terje Larsen, el enviado de Naciones Unidas, calificó de "desastre humanitario moralmente repugnante" lo ocurrido en Jenín y Sharon lo declaró "persona no grata". El campamento de Jenín quedó reducido a escombros. Tras las incursiones a ésta y otras ciudades bajo relativo control de la ANP, Israel hizo prisioneros a unos 5.000 palestinos.

Tras casi 40 días de encierro, el 10 de mayo, 126 palestinos que se encontraban atrincherados en la Basílica de la Natividad de Belén, abandonaron uno a uno el santuario. Los primeros en salir -13 hombres considerados terroristas por Israel- fueron trasladados a Chipre en un avión británico, donde permanecerían hasta que la Unión Europea decidiera su destino en diferentes países. Otros 26 palestinos, a quienes Israel acusa de delitos menores, fueron enviados a la franja de Gaza, mientras que el resto quedó en libertad.

En junio de 2002 el presidente estadounidense George Bush llamó a los palestinos a repudiar el liderazgo de Arafat y buscar un líder que no estuviese "comprometido con el terrorismo". En diciembre Arafat postergó la realización de elecciones, responsabilizando a Israel.

En marzo de 2003, Mahmoud Abbas (un político moderado, conocido como Abu Mazen) asumió como primer ministro palestino. En abril, Bush presentó a Sharon y a Abbas un nuevo plan de paz conocido como "Hoja de Ruta", impulsado por el denominado "Cuarteto de Medio Oriente" (EE. UU., la Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia), plan que debía conducir a la creación de un Estado palestino y a la solución de todos los problemas pendientes para el año 2005. Acusado por los sectores radicales de hacer demasiadas concesiones a Israel, Abbas renunció en el mes de julio.

La violencia se agravó. Por primera vez una mujer, joven y madre de dos hijos, cometió un atentado suicida. El premier Sharon continuó con el ataque y la destrucción de poblaciones palestinas. A ello se sumó la construcción de un muro de separación en Cisjordania. La actitud de la comunidad internacional frente al asunto fue, por lo menos, permisiva. Por un lado la Asamblea General de la ONU exigió que Israel detuviera la obra; por otro la Unión Europea y EE.UU. pidieron a la Corte Internacional de Justicia que se abstuviera de pronunciarse sobre la legalidad de la construcción. La barrera priva a miles de palestinos de acceder a servicios esenciales como el agua, la salud y la educación, así como a fuentes de ingresos como la agricultura y otras formas de empleo. La decisión ha provocado un movimiento internacional contra el "muro de la vergüenza", que incluye a grupos pacifistas israelíes como "Ta'ayush" y "Bloque de la Paz".

En marzo de 2004, en el puerto de Ashdod se produjo un doble atentado suicida de Hamas. Israel respondió con un plan de represalias llamado "Historia en serie", consistente en "asesinatos selectivos" de la dirigencia política palestina. En un operativo supervisado por el ministro Sharon, Israel mató al líder espiritual de Hamas, el jeque Ahmed Yassin, de 67 años, cuando salía de una mezquita de Sabra (Gaza). Aunque el asesinato provocó el rechazo unánime de la comunidad internacional, EE. UU. vetó en el Consejo de Seguridad de la ONU una moción de condena.

Sharon anunció, en abril, el "Plan de separación unilateral con los palestinos" que incluía la evacuación de los asentamientos de la franja de Gaza y el desmantelamiento de seis colonias de Cisjordania. A cambio, Israel pretendió el apoyo de EE.UU. para el mantenimiento de "bloques de colonias" en Cisjordania, donde vive la mayoría de los 230 mil colonos israelíes, y una declaración del presidente Bush negando el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

De acuerdo a analistas, el asesinato de Yassin habría suprimido del mapa político al último líder capaz de lograr un acuerdo entre Hamas y la Autoridad Palestina, ante un eventual retiro de Israel de la franja de Gaza.

El 11 de noviembre de 2004, tras permanecer en coma en el hospital militar de Percy, París, murió Yasser Arafat. El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, encabezó un acto oficial de despedida a Arafat, en el aeropuerto militar de Villacoublay. Entre los pocos jefes de Estado y de gobierno no musulmanes que asistieron al funeral se encontraban presidente sudafricano, Thabo Mbeki, y el primer ministro sueco, Goran Persson. El funeral de Estado se realizaría en una mezquita cercana al aeropuerto de El Cairo (Egipto). Finalmente Arafat sería enterrado en la sede del cuartel de la Autoridad Nacional Palestina en Ramala (Cisjordania). Arafat había expresado en el pasado su deseo de ser enterrado en Jerusalén, pero Israel rechazó esa posibilidad. La Autoridad Nacional Palestina dejó claro que no renunciaría a la idea de que, algún día, su líder histórico descanse en esa ciudad sagrada.

Rauhi Fatuh juró su cargo como presidente de la Autoridad Nacional Palestina en la sede del Consejo Legislativo después de guardar un minuto de silencio por el alma de Arafat. Fatuh, ex presidente del Consejo Legislativo Palestino, actuaría como presidente provisorio durante 60 días, cuando se convocarían elecciones generales. El ex primer ministro palestino Mahmoud Abbas fue nombrado presidente del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por Yasser Arafat durante 35 años.

A principios de febrero de 2005, cientos de miles de palestinos votaron en las elecciones presidenciales para elegir el nuevo líder y sucesor de Yasser Arafat al frente de la ANP. Mahmoud Abbas, conocido como Abu Mazen, candidato del partido Al Fatah, fue considerado por los observadores políticos como el más firme para obtener la victoria. El otro fuerte candidato, defensor de la reforma y de la no violencia, fue el independiente Mustafa Barghouti (FPLP). Más de 1.000 centros de votación cubiertos por 17 mil funcionarios permanecieron abiertos en los territorios ocupados por Israel. Cientos de observadores internacionales supervisaron el proceso y los votantes fueron sellados con tinta indeleble como prevención al fraude. Luego de que los palestinos denunciaron quejas acerca de las restricciones impuestas por Israel a los viajeros de Cisjordania y la Franja de Gaza, que obstaculizaban la votación en los comicios, el gobierno israelí declaró que reduciría tanto como fuera posible las mismas, así como reduciría también su presencia militar en las ciudades palestinas.

En enero de 2005 las elecciones presidenciales dieron una amplia victoria a Mahmoud Abbas, conocido entre los palestinos como Abu Mazen, quien obtuvo el 62% de los votos. Abbas de inmediato comenzó a trabajar intentando persuadir a los grupos militantes como Hamas y Jihad Islámica para que suspendieran sus ataques sobre Israel. De este modo, puso la responsabilidad del proceso de paz nuevamente en el territorio del gobierno de Sharon.

2006-07-26 06:35:28 · answer #1 · answered by f f 6 · 2 1

La historia dice...mmmmm que tu mami era una p...censurado...Asta nuevo abiso perra

2015-06-09 06:37:22 · answer #2 · answered by pavel 1 · 0 0

Creo que el problema radica en que nunca se le dio al pueblo palestino la capacidad de autodeterminacion. Despues de librarse del Imperio Otomano tras la 1ra Guerra Mundial la region fue ocupada por las potencias que resultaron victoriosas. Despues de la 2da Guerra Mundial, la ONU acepta la creacion de un Estado Artificial (el actual Estado de Israel) que curiosamente se crea al mejor estilo nazi de limpieza etnica echando a millones de palestinos de sus hogares. Israel es la usurpacion de los palestinos de sus tierras. Por lo tanto la disolucion de ese Estado Artificial es la solucion al conflicto. Despues de lo tragico y criminal que fue el regimen nazi los sionistas (judios que aceptan la existencia del Estado de Israel) adoptan los mismos metodos de Hitler, incluso en Israel es el unico pais donde la tortura es legal !!

2006-07-26 09:31:18 · answer #3 · answered by Martin de Alzaga 1 · 0 0

les envio esta respuesta, es un articulo muy bueno no es de mi autoria, aclaro

miércoles, 26 de julio de 2006
EL ALZHEIMER DEL PUEBLO PALESTINO
Por BenitoElMa a las 18:46
EL ALZHEIMER DEL PUEBLO PALESTINO
por Marcos Aguinis

Un chiste macabro dice que la enfermedad de Alzheimer brinda un gran

beneficio: sólo permite conocer gente nueva... Pero causa el enorme

daño de borrar la propia historia. Y esto no es un chiste. La tragedia

palestina, al marginar la Historia, obtura sus vías de solución. Se ha dicho

que los palestinos «no pierden la oportunidad de perder la oportunidad».

Y esto es así porque no recuerdan sus propios errores y, en

consecuencia, no advierten que pueden hallar su independencia y

prosperidad a la vuelta de la esquina.

¿Qué cosas tan importantes han olvidado? Por razones de espacio, sólo

puedo brindar una síntesis.

Al terminar la II Guerra Mundial, Palestina estaba bajo el mandato

colonial de Gran Bretaña. La comunidad judía profundizó su lucha

emancipadora porque, desde finales del siglo XIX, venía construyendo

su Estado y no aceptaba algo que no fuera la independencia. Había

fundado centenares de kibutz, escuelas, hospitales, caminos, granjas,

teatros, forestó yermos, canalizó
el agua y hasta edificó Tel Aviv sobre dunas de arena. Creó la primera

universidad, la primera orquesta sinfónica y el primer instituto científico de

Oriente Próximo. Tenía aparato administrativo y Fuerzas de Defensa.Gran

Bretaña, que contaba con el apoyo de la comunidad árabe de Palestina y

de la Liga Arabe que ella misma había ayudado a fundar, elevó el

problema a las Naciones Unidas con la esperanza de que condenasen

las pretensiones judías y pudiese continuar su mandato.

Se formó un comité integrado por países neutrales que recomendó el fin

del tiempo colonial británico y la partición de Palestina en dos estados:

uno árabe y otro judío. Las fronteras del Estado judío fueron dibujadas

según las poblaciones predominantemente judías y el resto fue

adjudicado al Estado árabe. Ambos se mantendrían unidos por cruces

territoriales y la complementación económica.

¿Qué pasó? Los judíos aceptaron el veredicto. Aunque no se les hacía un

regalo porque Israel ya existía gracias al sudor de sus habitantes , se

legitimaba su anhelo de soberanía. Los árabes, en cambio, rechazaron la

oferta y proclamaron su intención de arrojar a todos los judíos al mar. En

efecto, apenas Israel proclamó su independencia, siete ejércitos árabes

violaron la decisión de las Naciones Unidas y se arrojaron sobre el exiguo

territorio. Los judíos carecían de armas: nadie se las vendía porque

consideraban imposible que pudiesen sobrevivir. El único país que

accedió a proporcionárselas fue Checoslovaquia porque suponía que el

socialismo del flamante estado lo llevaría a la órbita soviética.

En conclusión, si la agresión árabe hubiese triunfado, no existiría Israel.

Pero la Historia fue distinta. La guerra la quisieron y forzaron los árabes,

no Israel. Y perdieron. Ahí comenzó la tragedia palestina. Por culpa de

sus dirigentes. De haber actuado con sensatez, en 1947 ya hubieran

tenido su Estado propio.

Luego de la derrota, los países vencidos se apoderaron de lo que

quedaba de Palestina. Gaza pasó a ser administrada por Egipto y

Cisjordania fue anexada al reino de Transjordania, que cambió su nombre

por Jordania. En consecuencia, los territorios que hubieran correspondido

al Estado árabe palestino fueron devorados por esos dos países, no por

Israel. Pero durante 18 años ni una sola voz egipcia, jordana o palestina

reclamó convertirlos en un Estado independiente con Jerusalén Este de

capital. Jerusalén Este había quedado en manos jordanas, pero no fue

convertida en su capital ni fue a visitarla ningún jefe de Estado árabe; era

un villorrio marginal donde, eso sí, se
destruyeron las centenarias sinagogas, se arrancaron lápidas del Monte

de los Olivos para construir letrinas y se prohibió el acceso de los judíos

al Muro de las Lamentaciones.

Los palestinos perdieron otra vez la oportunidad de proclamar su Estado

en Gaza y Cisjordania. Llegó el año 1967. Los Estados árabes,

impulsados por el entonces presidente de Egipto Gamal
Abdel Nasser, decidieron terminar con Israel. Bloquearon el golfo de

Akaba y exigieron el retiro de las tropas de Naciones Unidas que

evitaban el encontronazo de los enemigos. Pese a los desesperados

ruegos de Israel, las Naciones Unidas se marcharon y dejaron libre la

ruta de la matanza. Pero Israel, que no tenía vocación suicida, no esperó

a que fuera demasiado tarde, a que
la mano del verdugo lo agarrase del cuello. Estalló la Guerra de los Seis

Días.

La victoria israelí fue impresionante. Pero no cambió la realidad: Israel

seguía siendo un pequeño Estado en medio del océano árabe.En

consecuencia, tendió la mano a sus enemigos y ofreció negociaciones de

paz que incluían la devolución de territorios. Los líderes árabes se

reunieron en Jartum para dar su respuesta. Y la respuesta fueron los

arrogantes y famosos Tres Noes: no al reconocimiento, no a las

negociaciones y no a la paz con el Estado de Israel.

Los palestinos volvieron a perder esa oportunidad. Ahora olvidan que un

halcón como Menahem Begin, para obtener la paz con Egipto, le reintegró

generosamente hasta el último grano de arena del Sinaí. Y que además

le obsequió pozos petrolíferos, rutas, aeropuertos, los complejos

turísticos de Taba y Sharm El Sheik, desmantelando incluso la ciudad

judía de Yamit, construida entre Gaza y el Sinaí. Vale la pena recordar

que quien estuvo a cargo de la penosa tarea de sacar a los colonos
israelíes de la península fue el entonces general Ariel Sharon.

Debo obviar otros hechos para referirme a la última, magnífica y ya

olvidada oportunidad desperdiciada. Sucedió en Camp David II. El primer

ministro israelí, Ehud Barak, más pacifista que
Rabin, le ofreció a la Autoridad Nacional Palestina todo lo que pretendía

(menos la autodestrucción, por supuesto). Arafat replicaba con un

monocorde no. Clinton le reprochó, irritado: Basta de decir no: haga sus

propias propuestas». No las hubo. No las hubo porque hubieran

conducido a la paz.

El líder israelí volvió triste: había ofrecido sin resultado mucho más de lo

que su pueblo aceptaría. Arafat volvió alegre porque continuaría la guerra

que lo mantiene en la primera página de los diarios de todo el mundo. Su

vida de combatiente le otorga más laureles que la aburrida administración

de un país. Era obvio que pocos días después iba a lanzar la segunda,

innecesaria y criminal Intifada.

Digámoslo sin cobardía: entre la creación de un Estado palestino pacífico

y la promocionada Intifada, ¡Arafat eligió la Intifada! Si ahora no existe un

Estado palestino independiente es por voluntad de la dirigencia

palestina, no de Israel. Hay que denunciar esta verdad simple y dura. De

lo contrario, se ahondará en la estéril tragedia que enluta a Oriente

Próximo y demora una solución que está al alcance de la mano.

La enfermedad de Alzheimer impide recordar que esta Intifada fue

decidida antes de Camp David, como confesó el ministro palestino de

Comunicaciones. No estalló contra Sharon, que ni siquiera era ministro,

sino contra el pacifista Barak, quien durante los cinco meses que le

quedaban en el Gobierno recurrió a todas las declaraciones y

negociaciones posibles, directas e indirectas, para que cesara la

violencia y continuara el proceso de paz.No hubo caso, no hubo un solo

día sin ataques palestinos y el efecto inevitable fue el triunfo electoral del

primer ministro Ariel Sharon.

Desde hace décadas, en Israel actúa el Movimiento Paz Ahora, que

dinamiza a un millón de adherentes. ¿Qué movimiento por la paz existe

entre los palestinos? No pido que reúnan 100.000, ni 10.000. ¡Me

conformaría con sólo 1.000! Pero eso no es posible porque su dirigencia

ha estimulado la pérdida de la memoria y un desmesurado crecimiento

del odio. Los palestinos, después de cada nueva frustración, se dedican

a matar judíos. «Habrá paz», dijo Golda Meir, «cuando amen a sus hijos

más de lo que nos odian a nosotros». Esta también es una simple y

dolorosa verdad.

( Marcos Aguinis es escritor y ganador del Premio Planeta con la
novela La cruz invertida.)











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2006-07-26 09:07:25 · answer #4 · answered by edgag 1 · 0 0

mejor te digo como se origino fue cuando nacio ismael luego issac y de cada uno nacio una gran nacio y se predestino que siempre serian enemigos por la eternidad

2006-07-26 06:33:49 · answer #5 · answered by AlexiaBerlin 1 · 0 0

A través de la estrategia sionista de fines del siglo XIX y primer tercio del XX de repoblar con judíos Palestina (un territorio árabe bajo soberanía otomana hasta 1914), la connivencia de la autoridad británica sobre ese territorio desde la I Guerra Mundial hasta 1948 y la proclamación del estado de Israel en este último año, los judíos fueron arrebatando tierras a los árabes que llevaban poblando aquella región desde siempre.

Los judíos, que por motivos religiosos reclaman Palestina como su tierra prometida, habían sido expulsados de ella varias veces en la historia, y últimamente por los romanos en los siglos I y II d. C., manteniendo una presencia muy minoritaria, prácticamente testimonial, en una región que en los últimos veinte siglos fue habitada por pueblos ni hebreos ni judíos.

La financiación por parte del sionismo internacional, la cualificación de los inmigrantes judíos europeos (mucho mayor que la de los campesinos árabes), una organización sociopolítica infinitamente mejor que la de los palestinos, la también infinita torpeza y la frecuente corrupción de los dirigentes árabes en general, la mala conciencia internacional generada por el Holocausto nazi y el apoyo militar y diplomático por parte de los Estados Unidos y de Europa ha permitido que Israel (durante la Guerra Fría un aliado imprescindible en una región altamente inestable) haya campado por sus respetos en Oriente Medio desde su creación hasta hoy, para desgracia de palestinos, jordanos, egipcios, sirios, iraquíes, libaneses y todos aquellos que se crucen en su camino.

2006-07-26 06:28:58 · answer #6 · answered by Calbarro 1 · 0 0

cuando fue la 2a guerra mundial quisieron darles a los judios un estado, eligieron palestina, llamado el tratado de balfour apoyado por Inglaterra y Estados Unidos, es como si a ti te quitan tu casa, se la dan a otros y te dejan vivir en el patio, y para colmo eligieron israel, que una de sus tierras santas es jerusalem, junto con la meca y otra ciudad que ahorita no me acuerdo.

2006-07-26 06:15:01 · answer #7 · answered by barbajan 6 · 0 0

Tengo entendido que fue desde la epoca en que israel establecio esta region como su ciudad, cuando fue el exodo judio despues del Holocausto, los palestinos ya vivian en estas tierras, por lo que empezo una lucha encarnecida por el territorio, que segun mi perspectiva, se ha vuelto una lucha de poderio y armamento, lejos de que palestina pueda competir con israel, israel muestra su poder ante el mundo con esta lucha.

2006-07-26 06:12:59 · answer #8 · answered by Anonymous · 0 0

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