Me llamo Blanca Luz Camucet, tengo 38 años, algunas cosas especiales de mí, son haber tenido una asfixia al nacer por lo cual perdí la capacidad auditiva de ambos oídos. Afortunadamente, esto ya casi no ocurre, los médicos reaccionan con mayor rapidez.
Fui una bebé tranquila, no lloraba casi, muy sonriente, muy morenita y linda eso dice mi mami.
Entre los dos a cuatro años, yo no aprendí muchas palabras, todo era mmm y mi dedito apuntando lo que yo quería, las pocas palabras que decía era pa, ma y ta, y otras palabras que las decía como para adentro, otros dicen que era como aspirado. Mi mamá cada vez que me llevaba al pediatra, y le consultaba, éste le decía que ya iba yo a largarme hablar. Yo era muy observadora, y cooperadora, me anticipaba a lo que ocurría a mí alrededor.
Fuimos el verano como siempre a Quilpué, a la casa de mi abuelita, yo tenía cuatro años en ese tiempo, y yo tenía un amiguito de mi edad que tenía un tren, y éste era muy grande ocupaban las líneas del tren toda una habitación y yo no me cansaba de jugar con mi amigo, y aunque los años han pasado Pablo, sigue siendo especial para mí. Fuimos a jugar con un vecino Don Clemente, y en esa casa ocurrió que a alguien se le cayeron dos platos y Pablito salió a mirar lo que había pasado y yo seguí jugando inmutable mis juegos. Don Clemente se puso a botar cosas y se dio cuenta que si las cosas caían frente a mis ojos yo tenía alguna reacción, si no, yo seguía inmutable. Y él le avisó a mis padres.
Y ese año fuimos al pediatra de nuevo y mi mamá le insistió y él nos mando a un doctor que se dedicaba a los oídos, él me examinó y encontraba que yo era muy inquieta y como que instintivamente trataba de entender lo que me decían haciendo lectura labial. Pero le dio malas noticias a mis padres les dijo que no había remedio para mi problema y que la solución era que contactara una eminencia de esos tiempos, y que era un experto y mi papá fue donde este señor y este le dijo a mi padre que como no había remedio me internaran en un hogar donde unas monjitas y que yo aprendería a comunicarme por medio de las manos. Mi padres estaban muy tristes por este sombrío futuro para mí, pero ellos no se rindieron y con mucha fe, se lo recorrieron todo y preguntaron por aquí y por allá, hasta que encontraron a Inchilen.
Me llevaron allí, por si acaso, resultaba algo bueno. La primera vez, yo fui con mi tía Yoli y allí me examinaron y allí estaban Anylce y Fernando, ellos conocían un doctor que podía darle las directrices para ayudarme y la tecnología necesaria para mejor resolver la naturaleza y profundidad del problema que yo tenía, esto significaba viajar a Buenos Aires, para mis padres esto era tan lejos como ir a la China. Mi papá vendió algunas cosas y trabajó mucho más que antes, para que yo tuviera una oportunidad.
De estos primeros tiempos, yo recuerdo algunas cosas: a una profesora intentando explicarme que era el día y la noche, para mí fue algo difícil entenderlo, me costó entenderlo a través de imagen, de hecho mis horas de clases eran como dos horas diarias y en esa ocasión se programaron más tarde para que yo pudiera percibir con el sol arriba que era día y que cuando habían estrellas y luna era la noche. En otra ocasión, fue aprender a discernir entre ácido, amargo y dulce, con un limón, un café y un dulce, y yo me sentía tan feliz las palabras empezaban a adquirir significado, yo hasta el día de hoy me pregunto como el resto aprende estas cosas. Además coordinar izquierda, derecha, aún me cuesta. Se imaginan lo difícil que resulta explicar algunas palabras abstractas porque no existe representación gráfica de ellas.
Mi mamá me llevaba todos los días a la rehabilitación y conversaba mucho conmigo al comienzo, fueron momentos muy lindos, ella me proporcionaba la seguridad que yo necesitaba, era difícil al principio hasta que todo se iba logrando.
En Inchilen empecé a adquirir más palabras, y a aprender a regular mi tono de voz pues hablaba para mis adentros y la voz me salía rara, donde no había hablado antes normalmente, de a poco yo tomaba conciencia de ello.
Mi hermana mayor me acompañaba al principio, y a ella le impresionaba como los profesores trataban de explicármelo todo de nuevo y como se me iba entendiendo, ella me quería tanto que con solo mirarme captaba lo que yo quería decir, pero sabia que era importante que yo saliera adelante, y en la casa me exigía tanto como en el Instituto. Una de las cosas que ella se acuerda de mi manera de hablar siempre era en presente, todo recién había sucedido y el tiempo pasado era ayer y este no importaba cuanto tiempo.
Ivonne me ha contado que ella se ha topado con mamás que se desalientan porque el aprendizaje es lento, pero superando su timidez les cuenta de mí y les dice que es cuestión de tiempo y que no se rindan antes de tiempo.
En estos casos de hipoacusia es importante la detección precoz, porque se hace de una forma más rápida, no porque sea así, sino porque los ciclos del aprendizaje se notan menos y son más "normales" dentro de la edad (dos años).
Mi padre decidió que yo estudiara en un colegio bilingüe, y así fue como aparte de las dificultades propias de aprender el idioma nativo, debía adicionar a mis esfuerzos el aprender inglés, como Uds. comprenderán aún tengo dificultades con la fonética inglesa, pero lo más increíble de esta historia es que a mí me gustan muchos los idiomas y trato de aprenderlos, conozco bien el inglés y el francés, no teniendo problemas para hablarlos, leerlos y escribirlos, un poco mas difícil es que lo hable muy correctamente, dicen que se me entiende, aunque trato de no ponerme nerviosa aún no lo logro del todo, sé que es cosa de práctica y yo quiero este año como meta hablarlos sin nervios y correctamente.
De los tiempos que estamos hablando es el año 1965, mis padres me compraron un audífono de caja, pero yo no pude nunca a acostumbrarme a usarlo, mis compañeros de colegio me molestaban mucho y aparte de eso, tenía el problema de que escuchaba todos los ruidos ambientales, sin poder escuchar lo que a mí me interesaba en este caso al profesor o a mis compañeros, lo usé siempre a veces. Hasta que llegué a mi personal conclusión de que ya no lo soportaba, ya que me asustaba y me ponía nerviosa, el escuchar cosas que no podía definir de donde venían y el hecho de que no había forma que pudiera regular debidamente. Los privilegios escolares que solicitaba siempre era poderme sentarme adelante (primera o segunda fila), pues yo necesitaba concentrarme mucho para poder seguir la clase, ya que siempre estaba haciendo lectura labial, si los profesores se paseaban yo les seguía con la mirada. Mi mayor dificultad escolar eran los dictados, pues a veces no alcanzaba a levantar la vista para anotar la siguiente palabra que estaban dictando.
Empecé a usar el audífono cuando comencé a trabajar, era vendedora de libros de puerta a puerta. Este trabajo fue mi primer trabajo y tuve una entrevista en que entendí la mitad de las preguntas psicológicas y parece que fui acorde al patrón del tipo de personal que la empresa necesitaba en ese momento. Pero no fue fácil, de allí en adelante, cuando vi que me costaba apuntar los pedidos y tomar los datos del cliente, me fue imperativo comprar un audífono trasoreja y fue todo un mundo nuevo, la tecnología había mejorado bastante en 1979. Actualmente uso en forma permanente el audífono y sigo defendiéndome haciendo lectura labial, hasta el día de hoy.
El equipo profesional de Inchilen, esta compuesto por fonoaudiólogos, psicólogos, profesores de castellano, profesores de educación diferencial, y otros profesionales, personas que en un momento a otro te están atendiendo en forma integral, porque de hecho no es solo el aprendizaje lingüístico, sino también los aspectos cognicitivos, cómo aprendemos y cómo conocemos, aparte del desarrollo motriz como fue en el caso de otros compañeros, las clases son personalizadas, debido a que los problemas que presenta un niño y otro son de necesidades diferentes, se recibe apoyo psicológico para adaptarse al medio y mantener una vida equilibrada en lo social y familiar.
Me ha tocado visitar otros centros para sordos y siento un grado de tristeza porque me doy cuenta que ellos no tendrán una vida como yo, pues yo me he insertado socialmente bien, lamentablemente, todavía falta mucho por hacer. Como ya dije, sí creo en nuestra rehabilitación, creo que no podemos aislar mas a nuestros sordos les privamos la oportunidad de ser felices, la oportunidad de desarrollar todo su potencial, cuando hace un tiempo atrás, yo vi una campaña en el Revolviéndola de Rafael Araneda, para recaudar fondos para una Liga de Sordomudos y diciendo algunas cosas que me parecían fuera de lugar, ya no está bien decir: sordomudos, muchos son sordos pero no mudos y muchos mudos no son sordos, porque hemos puesto a todos en ese mismo saco, privándoles de la oportunidad de rehabilitarse e integrarse a la sociedad como es debido.
Creo que la respuesta es que no hay una total promoción para abordar el problema, es más fácil y más barato enseñarles hablar por medio de signos manuales, quedando solo supeditados a su núcleo de escuela y el resto de la sociedad queda afuera. No olvido que esta rehabilitación tiene un costo económico alto, pero será mucho más barato a la larga, pues tendremos personas insertadas socialmente, felices y desarrollando todo su potencial.
Debo agregar, que es importante que es lo que está dispuesta a realizar la familia por el niño sordo, porque requiere más esfuerzos familiares para que se integre, por ejemplo: la ubicación que tiene en la mesa familiar, idealmente debe estar al centro y donde pueda atender lo que ocurre a su alrededor, confundir la sordera con la tontera, es muy fácil, quedarse en la posición cómoda de ignorarlo, desatenderlo, lleva a vida de fracaso, de no darle oportunidades de que pueda tener una vida feliz.
Al respecto de confundir la sordera con la tontera, lo he vivido en carne propia en el mundo laboral, pero gracias a que contaba con el apoyo necesario, aprendí que era bueno decirle al resto lo que no puedo hacer, como ser telefonista o secretaria, realicé en algunos momentos esas tareas siendo necesario de informarles mis limitaciones a mis jefes, cuando vi que no me era posible traicionar la confianza que ellos depositaban en mí y que era mejor que supieran que podía ser excelente secretaria hasta el punto de que no me tocara contestar el teléfono, hasta el día de hoy es mi mayor limitación, eso no nos hace menos capaces, simplemente debemos ser honestos con nosotros mismos.
2006-07-05 16:07:26
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answer #5
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answered by cyber-fem 4
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