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8 respuestas

Si, incluso el Papa de ese entonces justificó todas la muertes siempre y cuando fueran judíos los muertos



También puedes encontrar en la web muchos videos de la WWII
donde los sacerdotes católicos saludan como nazis y caminan por los campos de concentración entre los cadaveres, sin mencionar las múltiples cartas firmadas por autoridades católicas. (LAS PUEDES ENCONTRAR EN CUALQUIER BUSCADOR DE LA WEB)


DE hecho aqui están unas de mis favoritas:



http://img357.imageshack.us/my.php?image=priestssalutehitler17ni.jpg
http://img210.imageshack.us/my.php?image=nazichurch7mk.jpg
http://img210.imageshack.us/my.php?image=nazichurch15ro.jpg
http://img210.imageshack.us/my.php?image=nazichurch29si.jpg
http://img210.imageshack.us/my.php?image=nazichurch32yq.jpg
http://img210.imageshack.us/my.php?image=nazichurch41co.jpg
http://img210.imageshack.us/my.php?image=nazichurch52lm.jpg





Las pruebas son muy fáciles de encontrar pero aún así hay quienes dicen que no es cierto LOL , Supongo es la cómoda negación en la que les gusta caer.




Ahora falta y digan que esos videos fueron mandados a hacer para calumniar a la santísima iglesia, como si ahora no estuvieran haciendo otra masacre con los palestinos o como si no hubiera cientos de violaciones y de testimonios (Doble LOL)



También es bien conocido que la Iglesia católica ayudo a muchos Nazis a esconderse y salir de Alemania cuando acabó la WWII y los ayudaron a esconderse en latinoamerica principalmente



Como siempre he dicho si se trata de poder la Iglesia siempre al servicio de éste y la misma historia lo comprueba









***EDIT:

Por cierto tiene razón Marinero (Respuesta 6)
De hecho el famosos OPUS DEI (La 2a Iglesia más rica del planeta) nació con el Franquismo, otra manera fácil de obtener más poder.

Simplemente descubrieron que la sociedad se alejaba de la iglesia así que acercaron la Iglesia a la sociedad haciendo fieles a gente rica: La Iglesia obtenia riqueza y la gente rica obtenía pòder (Mutuo beneficio)


Sin mencionar que Franco por su parte les daba toda la libertad a la Iglesia pues así la Iglesia mantenía sometida a la población Intelectualmente hablando


Del Opus Dei se derivaron "Los legionarios de Cristo" la cual lidereaba el "Niñero" Marcial Maciel

2006-06-25 22:03:00 · answer #1 · answered by Raziel (Mi perfil SI es público) 5 · 8 0

Con los nazis no lo se, pero aquí en España si lo hicieron con el régimen de Franco y fueron una de los principales instrumentos de la represión ideológica del régimen. Desde la iglesia se encargaba de decidir que era verdad y que era mentira en la historia y adoctrinaban sobre el fascismo a los estudiantes. A eso, que ya de por si es terrible, hay que sumarle la tortura psicológica y física de miles de niños, y espero que nadie tenga la temeridad de discutirmelo pues tengo información de primera mano en mi propia familia. Con esto no quiero denunciar a la iglesia católica como institución. Por aquel entonces su posición en mi país era esa, cuestiones espirituales aparte, estaban del lado del poder, de un poder oscuro y corrupto que no tiene por que volver.

2006-06-26 09:06:08 · answer #2 · answered by Marinero de luces 3 · 2 0

lamentable mente es cierto siertos sacerdotes se aliaron con los nazis e visto muchas fotos que sacerdotes bendicen las armas de los nazis.

asi creen que la iglesia catolica es la religion verdadera........

para mi no es la peor porqueria

2006-06-26 14:04:12 · answer #3 · answered by WEY 2 · 1 0

Sí es cierto.

2006-06-27 15:08:05 · answer #4 · answered by Blue 6 · 0 0

Si fueron aliados, asi como también se alio con el sindicato Solidaridad de Polonia para facilitar la caida de la URSS.

2006-06-26 07:59:46 · answer #5 · answered by luisinho 5 · 0 0

Cómo actuó la Iglesia ante el nazismo?

La Santa Sede y el Holocausto nazi

De vez en cuando se repite la acusación de que la Iglesia católica mantuvo una actitud un tanto confusa ante el exterminio de millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Estas críticas no comenzaron hasta 1963, cuando se estrenó una obra teatral del dramaturgo alemán Rolf Hochhuth, y desde entonces han venido repitiéndose con una notable falta de documentación histórica.

La realidad, en cambio, es que las más contundentes y tempranas condenas del nazismo en aquellos años provinieron precisamente de la jerarquía católica. Y si no fueron más contundentes aún fue por los difíciles equilibrios que hubieron de hacer para denunciar los abusos de Hitler sin poner en peligro la vida de millones de personas. Nunca dejaron de combatir y condenar los atropellos nazis. Pero tenían las manos atadas: pronto comprobaron que cuando arreciaban sus denuncias, las represalias nazis eran mucho mayores.
Un breve repaso histórico

Adolf Hitler fue nombrado Canciller alemán el 28 de enero de 1933. Su partido, el nacionalsocialista, estaba en minoría, pero Hitler tardó solo tres días en convocar nuevas elecciones. Con una mayoría absoluta por escaso margen, los nazis aprobaron una ley de plenos poderes. Un año después, el 2 de agosto de 1934, fallecía el presidente alemán, mariscal Hindenburg. Tan solo una hora después, se anunció que se unificaban los puestos de presidente y canciller en la persona de Hitler. Se convocó un plebiscito para ratificar la medida, y gracias a la poderosa maquinaria de propaganda nazi en manos de Goebbels, el 19 de ese mismo mes el pueblo alemán votó afirmativamente por abrumadora mayoría y Adolf Hitler se convirtió en amo absoluto de Alemania.

Desde 1930, tanto Pío XII como la jerarquía católica alemana mostraron su preocupación por las consecuencias del pensamiento nazi. Los obispos redactaron cartas pastorales con ocasión de las elecciones, recordando los criterios morales sobre el voto y las ideas que resultaban inaceptables para un católico. No puede decirse que los católicos recibieran con indiferencia esas declaraciones, pues el gran ascenso nacionalsocialista se registró sobre todo en las zonas de mayoría protestante.

Poco después del triunfo nazi de 1933, los obispos alemanes publicaron otra carta colectiva del episcopado que hablaba con enorme claridad sobre cómo los principios nazis de la sangre y de la raza conducían a injusticias gravemente contrapuestas a la conciencia cristiana. También enviaron un mensaje al gobierno, manifestando la repulsa unánime del episcopado católico ante esos atropellos.

Ante esto, Hitler pensó que sería más práctico intentar abrir una brecha entre los obispos alemanes y la Santa Sede. Esta fue una de las razones por las que vio con buenos ojos la posibilidad de firmar con la Santa Sede un concordato.

En la Santa Sede acogieron bien la idea del concordato, pues pensaban que era mejor intentar entenderse con los regímenes hostiles a la Iglesia, como se había demostrado, por ejemplo, con ocasión de la reciente república española. La Iglesia no se hacía muchas ilusiones con ello, pero consideraba que al menos serviría de referencia para denunciar previsibles abusos que cometieran las autoridades alemanas, y quizá así mitigarlas. Es difícil calibrar hasta qué punto sirvió para lograr ese objetivo, pero no parece que fuera muy desacertado aquel concordato de 1933 si se tiene en cuenta que sigue hoy todavía vigente.

El gobierno nazi incumplió el concordato desde el primer momento y hostigó a la Iglesia de diversos modos. Organizó, por ejemplo, una campaña de desprestigio con varios procesos amañados contra personalidades eclesiásticas.

En enero de 1937 se desplazaron a Roma, con la máxima discreción, los principales representantes del episcopado alemán (los cardenales Bertram, Faulhaber y Schulte, y los obispos Preysing y von Galen), para solicitar una nueva intervención pontificia que condenara formalmente el nazismo. De ahí nacería la encíclica “Mit brennender sorge“ (Con ardiente preocupación), que hubo de ser introducida en el país de modo clandestino y fue leída el domingo 21 de marzo de 1937 en los 11.000 templos católicos alemanes. Fue un aldabonazo enorme. La denuncia de la ideología y la conducta nazis era clarísima: racismo, divinización del sistema, etc. No faltaban referencias a lo que hoy se denominaría “culto a la personalidad”.

Nunca el régimen nazi recibió en Alemania una contestación semejante a la que se produjo con la ”Mit brennender sorge“. Al día siguiente, el órgano oficial nazi, “Volskischer Beobachter“, publicó una primera réplica a la encíclica que, sorprendentemente, fue también la última. El ministro alemán de propaganda, Joseph Goebbels, advirtió enseguida la fuerza que había tenido esa declaración y, con el control total de prensa y radio que ya tenía por esas fechas, decidió que lo mejor era ignorarla completamente.

—Pero en Austria me parece que la actitud de la jerarquía católica no fue tan firme...

Cuando Hitler invade Austria en marzo de 1938, aquella anexión –el “anschluss“–, fue en general bastante bien recibida, por la inestabilidad que sufría Austria y por la imagen que el régimen alemán había logrado adquirir con la activa propaganda nazi.

En ese ambiente de euforia, Hitler, que era austriaco de nacimiento, llegó a Viena y se entrevistó con el cardenal Innitzer, del que logró con engaño una desafortunada declaración del episcopado austriaco en que se le daba la bienvenida y se ensalzaba el nacionalsocialismo alemán.

Enseguida vio lnnitzer que había cometido un grave error, y añadió una nota aclaratoria. Como era de suponer, la propaganda nazi aireó la declaración, pero omitiendo toda referencia a esa nota aclaratoria. Innitzer fue llamado a Roma y a los pocos días publicó una rectificación mucho más contundente. Solo después fue recibido por Pío XI, pues hasta entonces no había querido hacerlo. La respuesta nazi fue ignorar la rectificación, suprimir las organizaciones juveniles católicas, la enseñanza de la religión y hasta la Facultad de Teología de lnnsbruck. El palacio arzobispal de lnnitzer fue asaltado y arrasado por las juventudes hitlerianas.



La acción más prudente y eficaz

—¿Y no debían haber formulado condenas aún más públicas y explícitas de lo que fueron?

Con el estallido de la guerra, el régimen nazi se radicalizó. Las grandes deportaciones y el exterminio programado de los judíos comenzó en la segunda mitad de 1942. Están apareciendo ahora numerosos documentos que prueban que los gobiernos aliados estaban bastante bien informados de esas atrocidades, y que la Santa Sede hizo tenaces y continuos esfuerzos para oponerse a todos esos terribles atropellos. El aparente silencio de la Santa Sede durante una etapa de la guerra escondía una acción cauta y eficaz para evitar en lo posible esos crímenes.

Las razones de tal discreción están explicadas claramente por el propio Papa en diversos discursos, cartas al episcopado alemán y deliberaciones de la Secretaría de Estado. Las declaraciones públicas solo habrían agravado la suerte de las víctimas y habrían multiplicado su número. No puede perderse de vista que las declaraciones podían ser contraproducentes y hacer que los nazis radicalizaran más aún sus posturas, como pronto se comprobó. Por ejemplo, cuando la jerarquía católica de Ámsterdam se quejó públicamente en 1942 del trato que se daba a los judíos, los nazis multiplicaron las redadas y las deportaciones, de modo que al final de la guerra habían sido exterminados el 90 % de los judíos de la capital holandesa.

Por ese motivo se prefirió la protesta por vía diplomática, que fue muy intensa. Los esfuerzos se encaminaron a procurar salvar vidas e influir ante los países satélites de Hitler para que impidieran a las SS alemanas actuar impunemente en su territorio. Se consideraba lo mas práctico, y una visión retrospectiva parece confirmarlo, pues así se salvaron cientos de miles de vidas.

En Italia, y en menor medida en Francia, muchos judíos se salvaron gracias a la protección de eclesiásticos católicos, y en Roma, Pío XII participó personalmente en esa labor. También en Rumania los estragos habrían sido mucho mayores sin las gestiones que realizó, entre otros, Mons. Roncalli, futuro Juan XXIII y entonces delegado apostólico en Turquía. En otros países la Iglesia no pudo conseguir demasiado, pero lo intentó con todos los medios a su alcance. De hecho, cuando terminó la guerra, entre los pocos a quienes las organizaciones judías podían manifestar su agradecimiento figuraba la Santa Sede y unas cuantas personalidades e instituciones de la Iglesia católica, empezando por el propio Papa Pío XII.

Fueron muchos los cristianos que arriesgaron su vida para salvar personas de raza judía. El hecho de que algunos no lo hicieran pudo ser una muestra de poco espíritu cristiano, pero también es verdad que no es fácil hacer un juicio moral retrospectivo sobre lo que los demás debían haber hecho bajo las condiciones extremas de un Estado totalitario como el nazi.

Las actuaciones diplomáticas del Papa o la jerarquía católica pudieron ser más o menos afortunadas en aquella coyuntura política concreta. La Iglesia, al acercarse a este o a otros momentos de su historia, no tiene inconveniente en reconocer ante el mundo los errores que hayan podido cometer algunos de sus miembros, pero junto a la petición de perdón hay que poner empeño por conocer lo que realmente sucedió.

Nunca estará de más reflexionar sobre cómo pudo producirse aquella barbarie nazi, y observar que no fue la crueldad aislada de un grupo de desaprensivos, sino la proyección política de toda una serie de ideas que venían gestándose en la mente europea (no solo alemana) desde más de un siglo antes. Eran teorías materialistas, biologistas, romántico-hegelianas y nihilistas, que configuraron un estilo y un núcleo neopaganos cuyas manifestaciones más salvajes fueron las ideologías nazi y comunista.

2006-06-26 05:10:55 · answer #6 · answered by kaef 3 · 0 1

Completamente de acuerdo con KAEF. No se trata sino de otra calumnia mal fundamentada contra la iglesia catòlica.

2006-06-26 06:56:43 · answer #7 · answered by Xoxo 4 · 0 3

no es cierto! lo que si paso es que fue muy permisiva con lo que pasaba con quien si se "alió" en cierto modo fue con los fascistas italianos hay que tener en cuenta que benito musolini era el jefe del estado, pero se sabe que ayudaron a escapar a muchos judíos en contra de los principios de la iglesia ya que no reconocen a cristo como mesías pero aun así les ayudaron bastante(lo que no haría un judío)no hay mas que ver lo que están haciendo con los palestinos en la actualidad y no estamos en 1940.

2006-06-26 05:16:03 · answer #8 · answered by Anonymous · 0 3

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