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Una fábula electoral.
Para facilitar la elección de un candidato a la gente que no ha decidido su voto, quise hacer un pequeño relato, muy corto y espero, con la esencia de lo que está en juego este 2 de julio.
Imaginemos una empresa, llamada México S.A. de C.V. Esta empresa ha pasado por muy malos momentos desde su creación… hace más de 70 años. Uno tras otros, los directores de la empresa se dedicaban a hacer fraudes con la contabilidad, endeudando a la empresa, y mientras los empleados de la misma, sufrÃan de sueldos que no alcanzaban, y represión ante la menor disidencia. Los directores ponÃan a su antojo empleados sin importar su capacidad, compraban productos con sus amigos, pedÃan préstamos con cargo a la empresa para su uso personal y muchos etcéteras.
Afortunadamente, después de esos 70 años, llegó un nuevo director (raramente, electo por los empleados, cuya opinión nunca se tomaba en cuenta). Este director, inexperto, pero popular y atrevido, propuso nuevas ideas de cómo dirigir la empresa, ampliar sus ventas, para asà aumentar los sueldos y que todos los 110 empleados de la empresa pudieran vivir mejor. Curiosamente, estas ideas fueron rechazadas tajantemente por la misma gente que habÃa llevado la empresa por 70 años, y también por una sección de los empleados que, siendo parte de los mismos que habÃan defraudado a la empresa tanto tiempo, un dÃa gritaron “Somos la planilla Amarilla”, cambiaron de color su uniforme pero mantuvieron las mismas ideas… o sea, defraudar a la empresa. Todas las ideas progresistas fueron rechazadas por la planilla tricolor y por la planilla amarilla, y lamentablemente, la empresa no podÃa avanzar en todo su potencial.
Aún asÃ, el nuevo director que se apellidaba Zorro, mantuvo a la empresa relativamente estable en un ambiente muy difÃcil. La competencia de otras empresas como China, S.A. de C.V., India, S.A. de C.V., Brasil, S.A. de C.V., estaba haciendo que muchos clientes pensaran 2 veces en comprar con México, S.A. de C.V. Productos más baratos, más duraderos, formalidad en las entregas, sin problemas financieros, estaban afectando las ventas de la empresa en cuestión, y por ende, habÃa necesidad de reducir sueldos o despedir personal. Además, uno de los mayores clientes de la empresa, Estados Unidos S.A. de C.V., tuvo un serio impacto en su economÃa (se derrumbaron 2 de sus plantas) y por tanto la economÃa de México S.A. de C.V. se vio severamente afectada.
Este panorama es el que existÃa cuando llegó el momento de seleccionar al nuevo director. A muchos empleados les preocupaba el auge que habÃa tomado entre algunos un personaje al que nombraban Jijo, porque decÃan que era un “jijo de la ch…” Ustedes comprenden. Este Jijo era gerente de una de las unidades más importantes de la empresa, la Gerencia de Distrito, la cual le fue otorgada de manera controversial, pues los estatutos de la empresa indicaban que habÃa que vivir en la misma ciudad en la que estaba la empresa. Aunque ahora era parte de la planilla amarilla, antes habÃa sido furibundo participante de la planilla tricolor (los que dirigieron por 70 años), es más, hasta un himno compuso a esta última. Siendo pasante, se decÃa un experto en manejo económico, aunque después de una revisión de Recursos Humanos de su historial, se comprobó que se tardó CATORCE años en graduarse, con muchas materias reprobadas entre ellas EconomÃa. Se habÃa también demostrado su participación en varios bloqueos a la empresa, en las que habÃa habido daños contra la propiedad de la misma, y causando perjuicios considerables, pero Recursos Humanos se hizo de la vista gorda ante la presión de la planilla amarilla.
Durante cinco años, este Gerente de Distrito, se dedico a hacer mejoras a la oficina, como hacer estacionamientos más amplios o improvisar un transporte para los empleados, o dar un bono extra a la gente de mayor tiempo en la empresa, sin importar si lo necesitaban o no. Obviamente, la gente de la Gerencia de Distrito lo apreciaba mucho, sobre todo una vez al mes que recibÃan su bono por 700 kinturules. Los que tenÃan carro, lo adoraban, a pesar de que los estacionamientos los hicieron conocidos suyos, no gente experta, costaron un dineral (aunque nadie sabe exacto cuánto porque ese fólder lo guardo en un archivero especial) y mucha gente conocedora recomendó que no se construyeran por las caracterÃsticas del suelo. Aunque ya existÃa un sistema de transporte para los empleados, ordenó comprar unas camionetas muy bonitas, que reducÃan el espacio del estacionamiento, todo por hacerlo a la carrera, pero repito, las camionetas estaban muy bonitas.
Un dÃa, que pescan in-fraganti a su asistente personal, el Benjas, embolsándose muchÃsimo dinero de uno de los arquitectos que hizo los estacionamientos. Todo mundo se preguntaba: “¿Por qué ese dinero? ¿Para qué es ese dinero?” El Jijo sólo decÃa: “Es que sólo me quieren fregar, no me dejan trabajar” Luego, apareció otro in-fraganti… el Mimaz. Y luego otro, el Saltamontes. Y peor, el contador de esa Gerencia, que lo pescan en un teibol firmando con la corporativa un cuentononón, que no alcanzaba a pagar con meses de su sueldo. El Jijo, sólo decÃa: “Déjenme trabajar, denme por muerto” pero no daba NINGUNA explicación sobre lo que pasaba en su departamento.
El punto es que el Jijo, para desviar la atención, empezó a gritar a los cuatro vientos que el director estaba haciendo las cosas mal, que estaba en su contra, que le habÃa hecho mal de ojo, que si él estaba con la gente buena y si no pensaba uno como él, es que también era de mal agüero como el director Zorro. La gente de la planilla amarilla empezó a platicar con todos los empleados, a repartir volantes, a regalar despensas, eso sÃ, tenÃas que decir que el Jijo era el bueno, a apoyarlo, a olvidar que habÃan pescado a sus colaboradores más cercanos en asuntos, si no francamente deshonestos, si bastante sospechosos. Mucho dinero de la Gerencia de Distrito se gastó en los volantes y en las despensas repartidas, pero claro, ese fólder también estaba muy bien guardadito. Todo el mundo decÃa que Jijo serÃa el siguiente director. Y al que opinaba diferente, le rayaban su carro, o lo acosaban los de la planilla amarilla.
Llegaron las elecciones a director, y obviamente, el Jijo ni siquiera permitió la elección de otras alternativas en su planilla, impuso su candidatura de forma unánime (claro, era el único después de múltiples zancadillas a los otros interesados). Y eso que gritaba a los cuatro vientos ser un demócrata... curiosamente la planilla amarilla fue la única que no realizó elecciones internas para decidir por el candidato a Director de México, S.A. de C.V.
Por otro lado, un empleado al que nunca nadie habÃa hecho mucho caso, el encargado de la caldera que daba la energÃa a la empresa (de ahà que todo mundo le decÃa el Calderón, porque era medio rellenito), empezó pian pianito a platicar con los empleados, proponiendo ideas, señalando los errores y las transas de Jijo, y poco a poco convenció a mucha gente de lo valioso de su propuesta. TenÃa tan buenos modos, que superó al asistente del director Zorro en a elección interna de la planilla azul, a quien todo mundo aseguraba serÃa el sucesor. El Calderón era una persona muy educada, tranquila, con estudios de licenciatura, maestrÃa y diplomados en administración en el extranjero, pero nunca habÃa recibido la oportunidad de poner esos conocimientos a prueba. Y a pesar de no ser el favorito del director Zorro, se convirtió en el candidato de la planilla azul a ser el director de México, S.A. de C.V.
A pesar de que unos meses antes, el Jijo se sentÃa ya el director, y gastaba dinerales en su publicidad (dinero que aún no se sabe bien de dónde salió, ya que no hay acceso a ciertos folders de contabilidad de la Gerencia del Distrito y además, algunos proveedores de la Gerencia mencionan que habÃa que “ponerse a mano” con sus colaboradores), poco a poco el Calderón empezó a emparejársele hasta que nadie estaba seguro de quién ganarÃa. El Jijo pagaba a una estación local de radio que oÃan los empleados para que le dieran una hora diaria para dar sus mensajes de propaganda, principalmente atacando al director, a los empleados de confianza, y a todos los que no creÃan como él, acusándolos de ladrones. Las camionetas de transporte estaban tapizadas con su publicidad. La promesa de dinero extra (recortando los sueldos de los gerentes) estaba en boca de todos (aunque nadie hacÃa cuentas de dónde iba a salir el dinero). Todas las paredes de la empresa estaban tapizadas con publicidad de la planilla amarilla. El nuevo Gerente de Distrito, Olmos, apoyaba a manos llenas el dispendio de recursos en pro de la campaña del Jijo. Durante los descansos, la publicidad de la planilla azul, era descaradamente tirada a la basura y destruida por la gente de la planilla amarilla. Los simpatizantes de la planilla azul eran intimidados constantemente y hasta les pedÃan que retiraran su publicidad, y lo más chistoso, los acusaban de planear fraudes de lo más complicados. Será que el león piensa que todos son de su condición…
Aún asÃ, el Calderón crecÃa. ProponÃa mayores ventas, más trabajo, más dinero para crecer y para generar sueldos mejores. ProponÃa ayuda a la gente que realmente lo necesitara, no para los empleados que le generaran más lealtad. La planilla amarilla decÃa “¿para qué más trabajo? si el Jijo ya me prometió mi 20% más de sueldo ahorita”. Claramente, el camino fácil era la elección de los amarillos.
El Jijo, en su desesperación de verse alcanzado y superado por el Calderón, al verse apabullado en ideas, hizo una jugarreta magistral: acusó al Calderón de que su cuñado vendÃa combustible para la caldera mientras él era el encargado de la misma por 2,500 millones de kinturules y que lo benefició directamente. No importó que el combustible se adquiriera a través del departamento de compras, que cada pedido pasaba por diversas personas para ser autorizado. No importó que el contrato de combustible llevara años firmado con la empresa, mucho antes de que el Calderón operara la caldera. No importó que el Jijo no tuviera NINGUNA prueba más que unos documentos apócrifos e información que no llenaba ni un fólder. No importó que no se presentara una denuncia antes las autoridades correspondientes. Una calumnia artera, porque en lo que se investigaba si las afirmaciones del Jijo eran ciertas o no, la imagen de honestidad del Calderón se habÃa quebrado antes los empleados de la empresa. Con la “evidencia” que entregaron los asistentes del Jijo (en una faramalla donde entregaron cajas con solo unos folders dentro) se obtenÃa que en todos los años de operación de la empresa, con trabajo se juntaban algunos millones de kinturules en ventas, nada extraordinario. Aunque habÃa algunas irregularidades con el cuñado, Heliodoro, no eran mayores a todas las tropelÃas que el Jijo habÃa incurrido en la Gerencia del Distrito: compras a los amigos, sin buscar las opciones más económicas, obras de construcción sin consultar a arquitectos, endeudamiento, contabilidad maquillada, mayoriteo en las decisiones estratégicas sin consultar con otras planillas, publicidad exagerada, un chofer que ganaban sueldo de gerente, asistentes recibiendo dinero in-fraganti, alianzas con grupos de golpeadores que imponÃan su voluntad en la empresa sin respeto por la legalidad. Como en los tiempos de la planilla tricolor.
El Jijo, entre sus planes de campaña, empezó a amenazar a su mayor cliente Estados Unidos S.A. de C.V. de que cambiarÃa algunas polÃticas de venta, precisamente las polÃticas que hacÃan aún escasamente competitiva a México, S.A. de C.V. Empezó a amenazar que los empleados de confianza de la empresa serÃan monitoreados por sus actividades en contra de su campaña. Empezó a planear alianzas con empresas de pésima imagen en el mercado como Venezuela S.A. de C.V. cuyo director habÃa llevado a su empresa a una completa división y odio entre los empleados. Propuso una nómina que incrementaba los salarios más bajos (los más numerosos) en 20%, pero sin indicar claramente de dónde provendrÃa ese dinero extra sin que la empresa perdiera dinero o se endeudara más. Prometió la salida fácil a los problemas.
Llegaron las elecciones.
Aquà se acaba la fábula, y te pregunto lector: ¿Qué empresa será más competitiva ahora? Un México S.A. de C.V. que subsiste a pesar de sus empleados, o un México, S.A. de C.V., que subsiste gracias a sus empleados… Decide tú este 2 de julio cuál es la moraleja.
El entorno internacional nos compite, nos deja atrás… Nuestros trabajos nos los pelean los chinos o a los hindús o los coreanos… si amenazamos a los inversionistas, ¿quién vendrá a México a crear empleo? Si no habrá respeto a la propiedad privada, como en Venezuela, ¿qué caso tiene trabajar por un patrimonio que puede ser robado o “invadido”. Si cada quién empuja para su lado, ¿cómo podremos avanzar? Necesitamos trabajos, no dádivas; necesitamos estabilidad y reformas, no experimentos sociales ya fallidos; necesitamos unirnos, no polarización y lucha de clases. Necesitamos trabajar con el Calderón, no recibir dinero del Jijo.
Ah! y respondiendo a tu pegunta si, ¿cómo no serlo?
2006-06-30 14:24:11
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answer #4
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answered by MIGUEL ángel ACOSTA lópez 2
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