Los países también tienen sentimientos. Eso me dice un ruso al explicar el colapso reciente en las relaciones entre Vladimir Putin y sus, alguna vez admiradores occidentales.
Putin, al igual que George Bush y Tony Blair, tienen una cita urgente con la historia. Puede aducir dos periodos en el poder como presidente en los que ha establecido la democracia rusa, forzando el paso de la modernización económica, suprimido al separatismo checheno y, aún así, ha sido muy popular. Pero los líderes que descartan a los críticos domésticos ansían una opinión internacional, no están acostumbrados a los insultos.
Los apologistas de Putin piden que sea visto como la víctima de un mal cálculo épico de Occidente. Después de los atentados del 11-S, toleró la intervención de EU a lo largo de su frontera sur con bases al norte de Afganistán. Sin embargo, cuando él tuvo un problema similar con Chechenia, fue abusado. Cuando indujo a Milosevic abandonar Kosovo nadie se lo agradeció.
Mientras tanto, todo ladrón, todo ruso asesinado, todo escándalo del Ejército es anunciado por la prensa occidental. Cierto, Rusia sigue siendo una oligarquía que retrocede y avanza, ¿pero qué hay de las democracias asiáticas de EU, Afganistán e Irak?
La semana pasada en una conferencia anglo-rusa en Moscú, quedé perplejo ante lo dicho sobre un regreso a la confrontación “Oriente-Occidente”. Los diplomáticos tienen el hábito de enumerar quejas.
Occidente ve a la democracia pluralista como algo tan superior que cualquier estado nuevo en ella debe recibirla con los brazos abiertos.
Si Occidente puede mantener elecciones justas, capitalismo de mercado, libertad de prensa y secesión regional ¿por qué lo estados que recién son libres no pueden lograrlo de la noche a la mañana?
Putin no está buscando el regreso a las inseguridades de la guerra fría. Su deseo de “una unión todavía mas cercana” con Europa y la OTAN después de 1997 fue sincera.
Mientras que Putin parece haber estado conduciendo su diplomacia durante la década pasada desde la debilidad, y Occidente desde la fuerza, lo contrario ha estado más cerca de la verdad. Cuando Blair y Bush se vayan, dejarán un mundo menos seguro y más dividido en su liderazgo de lo que era cuando llegaron.
Putin ha luchado por modernizar su economía mientras mantiene unida a una federación rusa traumatizada y encogida.
Rusia es un país inmenso, rico en recursos naturales y humanos. En su lugar, Putin entregará a su sucesor un país aislado y herido. Bajo un presidente menos seguro, podría regresar al proteccionismo y a alianzas que Occidente detestará
2007-03-23
18:47:39
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4 respuestas
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pregunta de
geniss
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